Esto no me lo dió mi madre, sino una señora que me daba de comer durante mi estudio en la capital del estado: "calamar adobado", no manchen, era como masticar una bola de liga con adobo, muy elástico, para poder tragarlo lo tenías que masticar hasta que te doliera la mandíbula, ja, ja, ja, pobre doña, la lucha le hacía...