Lo que veo que sucedió durante las cuatro horas de esa muy intensa visita, es un par de cosas muy importantes, y que desde mi punto de vista son un reflejo nuevo de lo que sucede en el interior del staff del gobierno.
Por un lado, se ve una sociedad cansada, desgastada y casi desfigurada por la cotidianeidad de la muerte, de la injusticia, de la carencia, de la corrupción. Esos rosotros como el de la señora madre que ya no reflejan dolor; hace mucho que el umbral del dolor fué superado por el rostro del martirio, de la soledad. La señora es el vivo reflejo de la soledad e impotencia, como el que grita en frente de una multitud y nadie hace el menor gesto de escucha.
Y por el otro lado, ví una evidencia de un presidente del que quiero pensar que al menos fué sensibilizado por el reclamo unísomo, del que sin embargo, parece que dejó de ser un reporte de escritorio enfrente de él, su esposa, así como el indiscreto y ridículo gobernador.
Me parece que el rostro tanto de Calderón, su esposa, así como el de el secretario de Defensa fueron reflejando un dejo de credulidad, que me dió esa evidencia de la que hablo: es el mismo rostro del que está en un bote haciendo agua... y que no sabe que hacer. Vi a un gobierno que está viendo pasar frente a sus ojos, las últimas oportunidades de hacer algo, y que además, está abrumado y con la mente confundida. El gobierno del niño perdido, le he llamado.
No me pareció, sin embargo, así el secretario García Luna, que incluso me da la impresión que tiene bien claro que sucede y que sucederá. Tan solo fué suficiente evidencia ver el rostro y la mueca que hizo cuando dejó de hablar la señora madre. Fué como el que dice, "Ay señora, si usted supiera...".
Saludos!!!
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