GRILLOTINA
EL HOMBRE ES COMO EL AUTO
Marco Antonio Flota
2011-02-02
00:24:36
Quizá sólo don Joaquín Gamboa Pascoe, líder de la CTM, lo recuerde –definitivamente don Miguel de la Madrid no–, pero hace muchos años la prodigiosa Celia Cruz, acompañada por la Sonora Matancera, tuvo un guapachoso éxito que decía, más o menos:
"El hombre es como el auto, hay que saberlo manejar, llevar con mucho cuidado para evitarse chocar".
Y nadie, en el país de entonces, tan distinto al actual, se quejó por la comparación del hombre con un automóvil. En cambio, don Eduardo Medina Mora, ex procurador de la República y actual embajador de México en Gran Bretaña, acaba de presentar airada queja ante el gobierno de aquel país, porque los conductores de un programa humorístico de la BBC cometieron similar ¿atentado?.
Ocurre que un grupo de ingenieros mexicanos diseñó un automóvil deportivo denominado Mastretta, pero no en alusión a Lorena Herrera o Ninel Conde, quizá sí por la escritora Angeles Mastreta. El vehículo tiene acabados de lujo, como los relojes de los líderes petroleros, pero sólo cuesta 56 mil dólares: menos que los relojes de los líderes petroleros.
Sin embargo los conductores del programa Top Gear de la BBC de Londres, comentaron que los automóviles reflejan las características de las naciones: los alemanes están bien construidos y son muy eficientes, los autos italianos son ostentosos y rápidos. Y concluyeron:
"Los mexicanos serán flojos, irresponsables, flatulentos, con sobrepeso".
Y esa descripción, del mexicano y el automóvil diseñado aquí, enojó a nuestro señor embajador.
Desde luego que los ¿chistosos? ingleses se sobrepasaron si pretendían generalizar. Porque no todos los mexicanos son flojos, algunos no somos diputados.
Ni el 100 por ciento de los mexicanos son irresponsables, algunos no somos senadores.
En lo de flatulentos, quizá no andan muy desencaminados los señores. Porque el 90 por ciento de los mexicanos comemos puros frijoles, el 9 por ciento puras habas. Y el 1 por ciento degusta manjares que quizá no producen gases, pero esos potentados señores se pasan de pedantes.
En cuanto a lo del sobrepeso, ¿por qué se enoja el señor embajador si tenemos el primer lugar mundial de obesidad? Cierto, no es un récord positivo como el que ostenta el señor Slim de ser el hombre más rico del mundo, pero los que somos gorditos felices no tenemos que estar preocupándonos por si subió el dólar o bajó el índice Dow Jones.
Lo que, definitivamente, habrá provocado la airada queja del licenciado Medina Mora fue que uno de los conductores advirtió que los mexicanos podrían protestar por los chascarrillos, pero otro le replicó:
"No se quejarán. El embajador mexicano estará sentado en su sillón preferido con un control remoto... ". Y no añadió más: simplemente, se puso a roncar.
Pero se calentó Medina Mora. Con lo difícil que debe ser darle a un ex procurador su calentadita. Se le agradece, de todos modos, su indignada defensa de los mexicanos.
Aun más, para su próxima carta de protesta, le sugerimos señalar que si los automóviles reflejan las características de las naciones, el Rolls Royce, orgullo de los ingleses, es como su reina: porque ya sólo ronronea y está perfectamente acabado.