Las cascaritas de fut eran chidas, a veces jugabamos partidos legendarios, donde la apuesta era un refresco grande o un garrafon de agua.
El trompo y el yoyo pero lo que mas me gustaba era cuando me juntaba con mis primos, a un ladrillo le fijabamos dos clavos que sostenian una corcholata, y debajo una velita prendida, le poniamos un poco de cera, y cuando esta se derretia y hervia, le tirabamos unas gotas de agua y salia una llamarada gigante...
Que buenos recuerdos...