ORIGEN BIOLÓGICO DE LA CONDUCTA MORAL
Por Plinio el Insurrecto
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]La moralidad humana puede considerarse como el resultado de adaptaciones específicas a la vida social humana. Darwin especuló sobre los orígenes de la moralidad entre la selección natural, la cultura y el aprendizaje, pero sospechaba que en los últimos estadios de la evolución de la moralidad, la cultura y el aprendizaje, tanto a nivel individual como colectivo, jugarían un papel preponderante.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Thomas Huxley (1894) en su famosa clase "Evolution and Ethics" creía que la naturaleza humana era esencialmente mala. La moralidad, argumentaba, es una invención humana diseñada expresamente para controlar y combatir las tendencias egoístas y competitivas generadas por el proceso evolutivo.[/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif] La dualidad entre naturaleza y moralidad expresada por Huxley también es asumida por el biólogo evolutivo Richard Dawkins, quien en 1976 escribía: "Tenga cuidado, si quiere, como yo lo hago, en construir una sociedad en la que los individuos cooperan de forma generosa y altruista por el bien general, podrá esperar bien poco de la naturaleza biológica. Intentemos enseñar generosidad y altruismo porque hemos nacido egoístas”.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Sin embargo, recientemente varios biólogos evolutivos han sugerido que los sistemas morales, contrariamente a las creencias de Huxley y Dawkins, tienen un origen biológico y son parte integral de la naturaleza humana. Si esto es así, habría que esperar tener un mínimo de elementos de estos sistemas en otras especies sociales. La serie de reglas que gobiernan la conducta de animales no humanos en sus grupos sociales, aportan las claves de cómo surgió la moralidad durante el curso de la evolución. El orden creado por esta serie de reglas es vital para el mantenimiento de los sistemas sociales y, probablemente, sea la razón por la que la moralidad humana no fue eliminada por la selección natural.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Para expresar hasta qué punto la biología ha influenciado y conformado el desarrollo de los sistemas morales, una posibilidad es analizar la conducta de otras especies que sean análogas y quizás homólogas a la nuestra. Konrad Lorenz, el célebre etólogo premio Nobel en 1973, Niko Tinbergen y Karl von Frisch entre otros, postulaban que de acuerdo con la evolución, las facultades mentales que tienen los humanos, entre ellas la moralidad, tendría que tener precursores en los animales que nos han precedido; él las llamaba estructuras ratiomorfas. Pues bien, a la búsqueda de estas estructuras se han dedicado muchos etólogos y primatólogos y, en las últimas décadas, se han conocido muchos resultados obtenidos por la observación en la naturaleza del comportamiento de estos animales.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Muchos primates no humanos parecen tener métodos similares a los humanos para resolver, gestionar y prevenir conflictos de intereses en los grupos. Estos métodos incluyen la reciprocidad, el compartir alimentos, la reconciliación, la consolación, la intervención en conflictos y la mediación, que son los componentes básicos de los sistemas morales. Los primates no humanos no serán seres morales, pero muestran indicios de un sentido de regularidad social que es análogo a las reglas y regulaciones de la conducta moral. Aparte de la resolución de conflictos se pueden reconocer en los animales sociales otros componentes clave o "prerrequisitos" de moralidad, como la reciprocidad, la empatía, la simpatía y la preocupación por la comunidad. Habría que añadir un sentido de la justicia y una internalización de las normas sociales.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Ha habido muchos filósofos y biólogos que eran escépticos de que la evolución haya podido producir componentes de sistemas morales, como la capacidad para la simpatía y la empatía, o incluso la capacidad de cooperación entre no parientes, lo que requiere la supresión de intereses independientes a corto plazo. Pero también existe una tradición que se remonta al anarquista Piotr Kropotkin (1902) y, más recientemente, al sociobiologo Robert Trivers (1971) que sostiene que los animales se ayudan unos a otros porque así consiguen beneficios colectivos a largo plazo. Kropotkin, por ejemplo, era de la opinión que los organismos no luchan necesariamente unos contra otros, sino colectivamente contra su entorno. Trivers refinó los conceptos de Kropotkin diciendo que el "altruismo recíproco", como él le llamaba, implicaba actos de intercambio que, aunque beneficiosos para los que los reciben, eran costosos para los que los daban. [/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Es conocido que los chimpancés comparten alimentos, así como los bonobos, también conocidos como chimpancés pigmeos, los siamangs, que son gibones que habitan en el Sudeste asiático, y los monos capuchinos. Es un método alternativo de dominancia social por el que los miembros adultos de un grupo social distribuyen recursos entre sí. El compartir alimentos requiere una comunicación bien sintonizada sobre intenciones y deseos del otro para facilitar la transferencia interindividual de alimentos. Se han planteado tres hipótesis para explicar las razones por las que un individuo permitiría a otro coger sus alimentos:[/FONT]
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- La primera hipótesis fue planteada por Wrangham (1975) y decía que los poseedores de alimentos los comparten con otros miembros del grupo para eliminar el acoso y reducir la posibilidad de ser receptores de agresiones. Esta hipótesis ha sido denominada "compartir bajo presión". [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif] - La hipótesis denominada "compartir para elevar el status", ha sido postulada por Kortlandt (1972) y Moore (1984). Un ejemplo ilustrativo de esta estrategia lo tenemos en ciertos machos de chimpancés adultos que mantienen su posición gracias a "sobornos", es decir, distribución selectiva de alimentos a potenciales aliados; una hipótesis similar fue desarrollada para la distribución de alimentos por Kristen Hawkes (1990), antropólogo que planteó que los humanos que aportaban alimentos a muchos otros individuos presumían de ello. Esta presunción señalizaría el valor en la caza y la generosidad, dos características que podían ser atractivas para potenciales compañeros sexuales y aliados políticos.[/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif] - La tercera hipótesis es la hipótesis de la reciprocidad y propone que el compartir es una parte de un sistema de obligaciones mutuas que puede implicar intercambio material y de favores sociales, como acicalamiento y apoyo mutuo. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif] Los experimentos realizados con distintas especies de primates no humanos indican que existe en los sistemas sociales de estos animales una forma de reciprocidad calculada, lo que se ha interpretado como un precursor del sentido humano de justicia y también una internalización de normas sociales. De estos experimentos se puede concluir que los monos antropoides y los simios son capaces de mantener en su mente los servicios recibidos por otros congéneres y pagar a esos individuos esos favores. Lo contrario también es cierto: existe la revancha y la agresión cuando las reglas que mantienen el grupo social son violadas.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Otro de los aspectos estudiados en primates no humanos es la resolución de conflictos. Una de las vías más simples para solucionar estos problemas es el establecimiento de unas claras relaciones de dominancia. Una de las conductas típicas tras un conflicto es la reconciliación que permite contrarrestar las consecuencias negativas de una agresión y reducir la tensión surgida. Otra forma como los primates no humanos resuelven los conflictos es la intervención entre ellos, generalmente suelen ser los miembros más importantes en el rango del grupo los que intervienen cuando existen agresiones entre los jóvenes. Otro método para resolver conflictos es lo que se ha llamado mediación. Por ejemplo, en un conflicto serio entre dos monos machos adultos puede ocurrir que una hembra adulta intervenga acercándose a uno de los machos, lo bese o lo toque y luego se dirija al segundo de los machos con la intención de mediar en el conflicto.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Los sentimientos morales humanos como la simpatía, la empatía y la preocupación por la comunidad pueden también observarse en los grupos sociales de primates no humanos. Estos sentimientos no tienen, sin duda, la complejidad que tienen los sentimientos humanos, pero son, al parecer, precursores de los nuestros.[/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif] Todos estos argumentos a favor de una moralidad en animales no humanos han sido muy contestados, lo cual no nos llama la atención teniendo en cuenta que la moral ha sido tradicionalmente considerada como una conducta típicamente humana. Algunos autores argumentan que la moralidad no se define por conductas, sino por intenciones, argumento que es un tanto falaz pues nunca podremos saber las intenciones de animales que no poseen lenguaje. También se ha dicho que los conceptos altruismo, venganza, agresión moral etc., son antropocéntricos. Otros argumentos son que la emoción de culpa, que es central en la moralidad humana no puede tener lugar en los primates no humanos porque requiere que el individuo conozca que un acto voluntario ha dañado a otro y que esa conducta podría haber sido inhibida.[/FONT]
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[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif] En cualquier caso, parece evidente que en primates no humanos y cercanos evolutivamente al hombre aparecen conductas que pueden interpretarse como precursoras de la moralidad humana, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que de algunos de estos animales no nos separa más que el 1,6% del genoma. Es de suponer que estas facultades morales tienen su origen en los animales que nos han precedido, pero que han sufrido una evolución desde ellos hasta el Homo sapiens. Desde entonces hasta ahora, es decir desde hace unos 150.000 años, no ha tenido lugar ninguna mutación que haya modificado nuestra capacidad cerebral. Tendremos, pues, la predisposición innata a una moral que ya tenía el Hombre de Cro-Magnon, más lo que la cultura y el aprendizaje hayan añadido desde entonces.[/FONT]