Va Felipe Calderon a beatificación de Juan Pablo II
- Iniciador del tema JOE45
- Fecha de inicio
¿Será que tiene mucho cargo de conciencia? "Su guerra" contra el narcotráfico, el desempleo que ha generado, su mal gobierno... etc. ¿le estarán provocando cargo de conciencia? ¿Pensará que una bendición papal le va a quitar todo eso?
Probablemente sí...
Aunque pensándolo bien... ni conciencia ha de tener...
Probablemente sí...
Aunque pensándolo bien... ni conciencia ha de tener...
Si vivieramos en una real Democracia, aun siendo mayoria catolica, donde esta el respeto, a las minorias, suponiendo q hubiese democracia? Podria ir en calidad de ciudadano, pero en calidad, de jefe de estado, representa, a todos!! No nada mas a las "mayorias"
Esto me recuerda, en un programa de hace 20 añitos. Consistia, q para hacer carreteras, el democratico gobierno prista de Mariano Piña Olaya, les proponia a las comunidades: Para construir carreteras, tan necesarias: el pueblo pone 1 peso, y el gobierno, solidario y democratico, pone otro peso, osease, peso sobre peso jejeje La pregunta, de donde saca "el gobierno" el peso? Pos q yo sepa, de impuestos, y servicios, osea, de la propia comunidad!! O los sacara de sus propios bolsillos.
Vivan los mexicanos!!! Q tan facil nos engañan.
Esto me recuerda, en un programa de hace 20 añitos. Consistia, q para hacer carreteras, el democratico gobierno prista de Mariano Piña Olaya, les proponia a las comunidades: Para construir carreteras, tan necesarias: el pueblo pone 1 peso, y el gobierno, solidario y democratico, pone otro peso, osease, peso sobre peso jejeje La pregunta, de donde saca "el gobierno" el peso? Pos q yo sepa, de impuestos, y servicios, osea, de la propia comunidad!! O los sacara de sus propios bolsillos.
Vivan los mexicanos!!! Q tan facil nos engañan.
B
Recuerdan el negocio que fue la beatificación de Juan Diego, al fin y al cabo esto se resumen en negocio ya que las estampitas de el santo de la pederastia se venderan bíen la iglesia ganara mucho dinero y Calderon prometera un templo a tan ilustre personaje o solo va a segun a pedir perdon por toda la sangre derramada en su sexenio.
Esa es una gran mentira el pais con más catolicos en el mundo es Brasil, antes de volver a cometar te recomiendo que te informes y bueno no alimentemos a los trolls.
Esa es una gran mentira el pais con más catolicos en el mundo es Brasil, antes de volver a cometar te recomiendo que te informes y bueno no alimentemos a los trolls.
Ojalá que Dios escuche mis rezos !!! Desde hoy y durante toda la semana Santa Empezare a pedir fervientemente , por que en el Viaje de nuestro Presidente Felipe Calderón SE MUERA, EXPLOTE EL AVION O QUE SEA DERRIVADO POR UN MISIL, Que al bajar un fracotirador lo mate a el y a su estúpida y nefasta esposa. Y que No regresen con vida, que se queden allá!!
ahora resulta que soy "troll" (gnomo o duende para los que respetamos el español ) solo di mi opinon , acaso no se trata de esto enste sub foro , que la alta sociedad de esta seccion no comparta mis ideas no quiere decir que yo este mal o que ellos tienen razon , si manifeste mi orientacion politica fue para edelantarme a quienes me fueran a atacar por partidista , y yo creo que si calderon va a la betificacion es la manifestacion mas democratica de su mandato ya que va en representacion de las mayoria del pueblo mexicano que es catolico , y mi admiracion por Don Carlos Salinas De Gortari se da por que es una persona super inteligente que apesar de todo ,sigue alli , en el poder . tambien admiro a Porfirio Muñoz Ledo , asi calladito siempre esta en la jugada politica .
Sí, si tienes fundamentos, pero si solo entras a provocar serás considerada un troll. Tu comentario tiene tintes trollescos desde que:
a) México no es el país con más católicos en el mundo.
b) Las democracias no se construyen a raíz de las mayorías
c) Este foro no respeta a los que dicen "es mi opinión, respétenla"
Por supuesto que estás mal... y mucho. No porque no concuerdes con lo que dice la "alta sociedad" del foro, sino porque en ninguno de los puntos que mencionas tienes un ápice de razón, simplemente por eso.
Y sabías tú que aunque la mayoría de los mexicanos son católicos un gran porcentaje está en contra de la jerarquía católica? Entonces, siguiendo tu lógica, lo más democrático sería que no asistiera. Por otro lado, si la idea es que vaya en representación de la mayoría, pues que le pague el viaje esa mayoría, si son tantos como dices, seguro les sale en nada el chistecito. Les va a tocar como a 100 pesos por persona.
a) México no es el país con más católicos en el mundo.
b) Las democracias no se construyen a raíz de las mayorías
c) Este foro no respeta a los que dicen "es mi opinión, respétenla"
Por supuesto que estás mal... y mucho. No porque no concuerdes con lo que dice la "alta sociedad" del foro, sino porque en ninguno de los puntos que mencionas tienes un ápice de razón, simplemente por eso.
Y sabías tú que aunque la mayoría de los mexicanos son católicos un gran porcentaje está en contra de la jerarquía católica? Entonces, siguiendo tu lógica, lo más democrático sería que no asistiera. Por otro lado, si la idea es que vaya en representación de la mayoría, pues que le pague el viaje esa mayoría, si son tantos como dices, seguro les sale en nada el chistecito. Les va a tocar como a 100 pesos por persona.
Uy sí! como respetas el español eh. Pero eso sí, el nombre del "chupacabras" (ups!, espero no herir suscpetibilidades) los escribes con un rimbombante "Don" y con mayúsculas 
El comportamiento que tienes es digno de reporte, date una vuelta por las reglas del foro, ya que si te atreves a afirmar algo, es tu deber sustentarlo; y no con experiencias o sentimientos personales.
Lee lo que te contestó el joven Ayrtonn y considéralo, no estamos en una esclavitud ni en una tienda de raya para regalar nuestro trabajo reflejado en impuestos.
El comportamiento que tienes es digno de reporte, date una vuelta por las reglas del foro, ya que si te atreves a afirmar algo, es tu deber sustentarlo; y no con experiencias o sentimientos personales.
Lee lo que te contestó el joven Ayrtonn y considéralo, no estamos en una esclavitud ni en una tienda de raya para regalar nuestro trabajo reflejado en impuestos.
Vaya, te dices "respetuosa del español", pero tienes mala ortografía...
Esta parte del foro no es Foro Libre, aquí se dan opiniones, esa es la libertad, pero con toda libertad vienen responsabilidades y obligaciones y en tu caso, tienes la responsabilidad por tus opiniones.
Y lo peor del caso es que nosotros si tenemos la razón, porque ya demostraste que no entiendes los conceptos básicos de la democracia, sin embargo intentas usar ese concepto mediocre que tienes de la democracia para justificar tus opiniones. Ya te te dije un poco de lo que se trata, pero investiga por tu cuenta.
No, el ir de viaje a un ritual en el que supuestamente creen la mayoría de los mexicanos no es justificación para ir, mucho menos tiene que ver con el concepto de democracia. Tú crees que el dinero que está en manos del gobierno pertenece al gobierno, sin embargo, en ningún país que se precie de ser democrático sucede eso.
¿Ese es tu argumento para admirar al pelón, el más grande neoliberalista que hemos tenido?
Hasta Hitler y Stalin tenían una cierta inteligencia, mira como acabaron...
Vaya contradicción. Dices ser seguidora de un partido de izquierda, pero admiras a políticos que están muy cerca de la extrema derecha. Pero no te molestes en investigar qué significa eso, son conceptos aburridos, mejor ponte a ver realities y talk-shows...
Esta parte del foro no es Foro Libre, aquí se dan opiniones, esa es la libertad, pero con toda libertad vienen responsabilidades y obligaciones y en tu caso, tienes la responsabilidad por tus opiniones.
Y lo peor del caso es que nosotros si tenemos la razón, porque ya demostraste que no entiendes los conceptos básicos de la democracia, sin embargo intentas usar ese concepto mediocre que tienes de la democracia para justificar tus opiniones. Ya te te dije un poco de lo que se trata, pero investiga por tu cuenta.
No, el ir de viaje a un ritual en el que supuestamente creen la mayoría de los mexicanos no es justificación para ir, mucho menos tiene que ver con el concepto de democracia. Tú crees que el dinero que está en manos del gobierno pertenece al gobierno, sin embargo, en ningún país que se precie de ser democrático sucede eso.
¿Ese es tu argumento para admirar al pelón, el más grande neoliberalista que hemos tenido?
Hasta Hitler y Stalin tenían una cierta inteligencia, mira como acabaron...
Vaya contradicción. Dices ser seguidora de un partido de izquierda, pero admiras a políticos que están muy cerca de la extrema derecha. Pero no te molestes en investigar qué significa eso, son conceptos aburridos, mejor ponte a ver realities y talk-shows...
Tus ideas me interesan lo mismo que la composición quimica de la caca de las moscas, es decir, nada.
Es tu comportamiento y actitud a la hora de manifestarlas en estos foros lo que como administradores sancionamos.
Tu post tiene elementos que nada tienen que ver con el tema y si mucho con el ánimo de provocar una discusión fuera del tema central, justo como los últimos cuatro donde se te explican las razones del porque serás calificada como troll hasta cuestiones ortográficas.
Espero haber sido claro.
Adios.
Es tu comportamiento y actitud a la hora de manifestarlas en estos foros lo que como administradores sancionamos.
Tu post tiene elementos que nada tienen que ver con el tema y si mucho con el ánimo de provocar una discusión fuera del tema central, justo como los últimos cuatro donde se te explican las razones del porque serás calificada como troll hasta cuestiones ortográficas.
Espero haber sido claro.
Adios.
Nuestro presidente católico
Roberto Blancarte
Al presidente Calderón le salió lo Felipe de Jesús. En un comunicado escueto, tan vergonzante como equívoco y confuso, la Presidencia de la República informó que el Presidente realizará una visita de Estado a la República del Perú. Nada más que a partir del segundo párrafo del comunicado, en realidad lo que se informa es que “en respuesta a una invitación diplomática, el jefe del Ejecutivo mexicano realizará una visita oficial a la santa sede para asistir el 1 de mayo próximo a la ceremonia de beatificación del papa Juan Pablo II, a efectuarse en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”. Luego, como para curarse en salud, o si se quiere siguiendo el dicho de “explicación no pedida, acusación manifiesta”, el comunicado de Presidencia señala que “esta visita es congruente con los principios de laicidad del Estado mexicano y responde a los lazos de amistad y de cooperación existentes entre México y el Estado Vaticano”. Luego se dice que “la asistencia del jefe del Ejecutivo refrenda la profunda cercanía de millones de mexicanos con la figura de Juan Pablo II y la especial vinculación que cultivó entre nuestro pueblo durante su pontificado”. Finalmente, Presidencia señala que este acto estará presidido por el papa Benedicto XVI en su carácter de jefe de Estado y sumo pontífice de la Iglesia católica apostólica romana, y asistirán jefes de Estado y de gobierno, así como representantes de varias naciones”.
El comunicado es muy revelador de la perenne confusión del gobierno mexicano respecto a con quién están tratando. México y el Estado Vaticano no tienen cooperación alguna. Las relaciones que el Estado mexicano estableció en 1992 no fueron con el Estado Vaticano, sino con un ente llamado “santa sede”, que tiene personalidad jurídica internacional. El truco es que la santa sede es, simultáneamente, cabeza de la Iglesia católica y del Estado Vaticano y eso genera muchísima ambigüedad al tratar con ella. De hecho, la propia curia romana, que es el gobierno de la santa sede para el conjunto de la Iglesia católica, empuja a esa ambigüedad cuando trata con jefes de Estado que son católicos o que presiden países con mayoría de católicos, buscando eliminar la diferencia entre creencias personales y función pública. Saben en el Vaticano que esa es la mejor manera de influir en las legislaciones y políticas de esos países e ignoran el principio de separación entre lo público y lo privado. Es por ello que el comunicado de Presidencia intencionalmente pretende enfatizar que el presidente Calderón asistirá como jefe de Estado para visitar a otro jefe de Estado, en una ceremonia a la que asistirán otros jefes de Estado o de gobierno.
Sin embargo, el sol no se puede tapar con un dedo. En realidad Felipe Calderón va al Vaticano, en tanto que presidente católico, a una ceremonia de beatificación que concierne básicamente a la feligresía católica. Si se trataba de cumplir, para eso está el embajador de México ante la santa sede. El asunto plantea varios problemas. Para empezar el del carácter de la participación del presidente. Aclaremos: no hay nada ilegal en esta visita. La Ley de asociaciones religiosas y culto público señala que las autoridades federales, estatales y municipales “no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares”. Pero también agrega que “en los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada…”. En otras palabras, el Presidente puede alegar (y por eso lo señala el comunicado) que recibió una invitación diplomática y con ese carácter asiste a la ceremonia.
El problema no es legal, sino político, en la medida en que el presidente está confundiendo sus creencias personales con su función pública. El espíritu de la ley es muy claro: hay que evitar confusiones y por eso los funcionarios no deben asistir a ceremonias religiosas. Luego se entiende que algunos, para efectos diplomáticos, tienen que hacerlo y por eso se les dispensa de la prohibición. Pero cuando el presidente está asistiendo a dicha ceremonia no por estar obligado a hacerlo, sino porque, como católico, quiere hacerlo, está irremediablemente confundiendo las esferas. No es Felipe Calderón acudiendo en su tiempo libre a la misa dominical. Es el Presidente de México, en cuanto tal, acudiendo por gusto y sin obligación acudiendo a una ceremonia de su iglesia. Y de allí se desprende otro problema, que sí tiene que ver con la laicidad del Estado mexicano. Se trata del principio de igualdad de todas las creencias y la no discriminación por esos motivos. Felipe Calderón, al actuar como presidente católico, aunque no quiera, o quizás a propósito, está enviando un mensaje a todos, incluyendo a los 20 millones de mexicanos y mexicanas que no son católicos. Y aunque él diga lo contrario, se filtra una desigualdad y una discriminación, de manera inevitable.
Me pregunto: ¿en qué estaba pensando el Presidente? ¿No tiene mejores cosas que hacer? ¿No se nos está despedazando el país? ¿No sería mejor que estuviera en San Fernando, Tamaulipas, atendiendo lo que dice preocuparle más? ¿O va acaso al Vaticano en busca de un milagro?
blancart@colmex.mx
::fuente::
Roberto Blancarte
Al presidente Calderón le salió lo Felipe de Jesús. En un comunicado escueto, tan vergonzante como equívoco y confuso, la Presidencia de la República informó que el Presidente realizará una visita de Estado a la República del Perú. Nada más que a partir del segundo párrafo del comunicado, en realidad lo que se informa es que “en respuesta a una invitación diplomática, el jefe del Ejecutivo mexicano realizará una visita oficial a la santa sede para asistir el 1 de mayo próximo a la ceremonia de beatificación del papa Juan Pablo II, a efectuarse en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”. Luego, como para curarse en salud, o si se quiere siguiendo el dicho de “explicación no pedida, acusación manifiesta”, el comunicado de Presidencia señala que “esta visita es congruente con los principios de laicidad del Estado mexicano y responde a los lazos de amistad y de cooperación existentes entre México y el Estado Vaticano”. Luego se dice que “la asistencia del jefe del Ejecutivo refrenda la profunda cercanía de millones de mexicanos con la figura de Juan Pablo II y la especial vinculación que cultivó entre nuestro pueblo durante su pontificado”. Finalmente, Presidencia señala que este acto estará presidido por el papa Benedicto XVI en su carácter de jefe de Estado y sumo pontífice de la Iglesia católica apostólica romana, y asistirán jefes de Estado y de gobierno, así como representantes de varias naciones”.
El comunicado es muy revelador de la perenne confusión del gobierno mexicano respecto a con quién están tratando. México y el Estado Vaticano no tienen cooperación alguna. Las relaciones que el Estado mexicano estableció en 1992 no fueron con el Estado Vaticano, sino con un ente llamado “santa sede”, que tiene personalidad jurídica internacional. El truco es que la santa sede es, simultáneamente, cabeza de la Iglesia católica y del Estado Vaticano y eso genera muchísima ambigüedad al tratar con ella. De hecho, la propia curia romana, que es el gobierno de la santa sede para el conjunto de la Iglesia católica, empuja a esa ambigüedad cuando trata con jefes de Estado que son católicos o que presiden países con mayoría de católicos, buscando eliminar la diferencia entre creencias personales y función pública. Saben en el Vaticano que esa es la mejor manera de influir en las legislaciones y políticas de esos países e ignoran el principio de separación entre lo público y lo privado. Es por ello que el comunicado de Presidencia intencionalmente pretende enfatizar que el presidente Calderón asistirá como jefe de Estado para visitar a otro jefe de Estado, en una ceremonia a la que asistirán otros jefes de Estado o de gobierno.
Sin embargo, el sol no se puede tapar con un dedo. En realidad Felipe Calderón va al Vaticano, en tanto que presidente católico, a una ceremonia de beatificación que concierne básicamente a la feligresía católica. Si se trataba de cumplir, para eso está el embajador de México ante la santa sede. El asunto plantea varios problemas. Para empezar el del carácter de la participación del presidente. Aclaremos: no hay nada ilegal en esta visita. La Ley de asociaciones religiosas y culto público señala que las autoridades federales, estatales y municipales “no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares”. Pero también agrega que “en los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada…”. En otras palabras, el Presidente puede alegar (y por eso lo señala el comunicado) que recibió una invitación diplomática y con ese carácter asiste a la ceremonia.
El problema no es legal, sino político, en la medida en que el presidente está confundiendo sus creencias personales con su función pública. El espíritu de la ley es muy claro: hay que evitar confusiones y por eso los funcionarios no deben asistir a ceremonias religiosas. Luego se entiende que algunos, para efectos diplomáticos, tienen que hacerlo y por eso se les dispensa de la prohibición. Pero cuando el presidente está asistiendo a dicha ceremonia no por estar obligado a hacerlo, sino porque, como católico, quiere hacerlo, está irremediablemente confundiendo las esferas. No es Felipe Calderón acudiendo en su tiempo libre a la misa dominical. Es el Presidente de México, en cuanto tal, acudiendo por gusto y sin obligación acudiendo a una ceremonia de su iglesia. Y de allí se desprende otro problema, que sí tiene que ver con la laicidad del Estado mexicano. Se trata del principio de igualdad de todas las creencias y la no discriminación por esos motivos. Felipe Calderón, al actuar como presidente católico, aunque no quiera, o quizás a propósito, está enviando un mensaje a todos, incluyendo a los 20 millones de mexicanos y mexicanas que no son católicos. Y aunque él diga lo contrario, se filtra una desigualdad y una discriminación, de manera inevitable.
Me pregunto: ¿en qué estaba pensando el Presidente? ¿No tiene mejores cosas que hacer? ¿No se nos está despedazando el país? ¿No sería mejor que estuviera en San Fernando, Tamaulipas, atendiendo lo que dice preocuparle más? ¿O va acaso al Vaticano en busca de un milagro?
blancart@colmex.mx
::fuente::
Nuestro presidente católico
Nuestro presidente católico.
Roberto Blancarte
Nuestro presidente católico.
Roberto Blancarte
Al presidente Calderón le salió lo Felipe de Jesús. En un comunicado escueto, tan vergonzante como equívoco y confuso, la Presidencia de la República informó que el Presidente realizará una visita de Estado a la República del Perú. Nada más que a partir del segundo párrafo del comunicado, en realidad lo que se informa es que “en respuesta a una invitación diplomática, el jefe del Ejecutivo mexicano realizará una visita oficial a la santa sede para asistir el 1 de mayo próximo a la ceremonia de beatificación del papa Juan Pablo II, a efectuarse en la plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”. Luego, como para curarse en salud, o si se quiere siguiendo el dicho de “explicación no pedida, acusación manifiesta”, el comunicado de Presidencia señala que “esta visita es congruente con los principios de laicidad del Estado mexicano y responde a los lazos de amistad y de cooperación existentes entre México y el Estado Vaticano”. Luego se dice que “la asistencia del jefe del Ejecutivo refrenda la profunda cercanía de millones de mexicanos con la figura de Juan Pablo II y la especial vinculación que cultivó entre nuestro pueblo durante su pontificado”. Finalmente, Presidencia señala que este acto estará presidido por el papa Benedicto XVI en su carácter de jefe de Estado y sumo pontífice de la Iglesia católica apostólica romana, y asistirán jefes de Estado y de gobierno, así como representantes de varias naciones”.
El comunicado es muy revelador de la perenne confusión del gobierno mexicano respecto a con quién están tratando. México y el Estado Vaticano no tienen cooperación alguna. Las relaciones que el Estado mexicano estableció en 1992 no fueron con el Estado Vaticano, sino con un ente llamado “santa sede”, que tiene personalidad jurídica internacional. El truco es que la santa sede es, simultáneamente, cabeza de la Iglesia católica y del Estado Vaticano y eso genera muchísima ambigüedad al tratar con ella. De hecho, la propia curia romana, que es el gobierno de la santa sede para el conjunto de la Iglesia católica, empuja a esa ambigüedad cuando trata con jefes de Estado que son católicos o que presiden países con mayoría de católicos, buscando eliminar la diferencia entre creencias personales y función pública. Saben en el Vaticano que esa es la mejor manera de influir en las legislaciones y políticas de esos países e ignoran el principio de separación entre lo público y lo privado. Es por ello que el comunicado de Presidencia intencionalmente pretende enfatizar que el presidente Calderón asistirá como jefe de Estado para visitar a otro jefe de Estado, en una ceremonia a la que asistirán otros jefes de Estado o de gobierno.
Sin embargo, el sol no se puede tapar con un dedo. En realidad Felipe Calderón va al Vaticano, en tanto que presidente católico, a una ceremonia de beatificación que concierne básicamente a la feligresía católica. Si se trataba de cumplir, para eso está el embajador de México ante la santa sede. El asunto plantea varios problemas. Para empezar el del carácter de la participación del presidente. Aclaremos: no hay nada ilegal en esta visita. La Ley de asociaciones religiosas y culto público señala que las autoridades federales, estatales y municipales “no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares”. Pero también agrega que “en los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada…”. En otras palabras, el Presidente puede alegar (y por eso lo señala el comunicado) que recibió una invitación diplomática y con ese carácter asiste a la ceremonia.
El problema no es legal, sino político, en la medida en que el presidente está confundiendo sus creencias personales con su función pública. El espíritu de la ley es muy claro: hay que evitar confusiones y por eso los funcionarios no deben asistir a ceremonias religiosas. Luego se entiende que algunos, para efectos diplomáticos, tienen que hacerlo y por eso se les dispensa de la prohibición. Pero cuando el presidente está asistiendo a dicha ceremonia no por estar obligado a hacerlo, sino porque, como católico, quiere hacerlo, está irremediablemente confundiendo las esferas. No es Felipe Calderón acudiendo en su tiempo libre a la misa dominical. Es el Presidente de México, en cuanto tal, acudiendo por gusto y sin obligación acudiendo a una ceremonia de su iglesia. Y de allí se desprende otro problema, que sí tiene que ver con la laicidad del Estado mexicano. Se trata del principio de igualdad de todas las creencias y la no discriminación por esos motivos. Felipe Calderón, al actuar como presidente católico, aunque no quiera, o quizás a propósito, está enviando un mensaje a todos, incluyendo a los 20 millones de mexicanos y mexicanas que no son católicos. Y aunque él diga lo contrario, se filtra una desigualdad y una discriminación, de manera inevitable.
Me pregunto: ¿en qué estaba pensando el Presidente? ¿No tiene mejores cosas que hacer? ¿No se nos está despedazando el país? ¿No sería mejor que estuviera en San Fernando, Tamaulipas, atendiendo lo que dice preocuparle más? ¿O va acaso al Vaticano en busca de un milagro?
http://impreso.milenio.com/node/8946052
El comunicado es muy revelador de la perenne confusión del gobierno mexicano respecto a con quién están tratando. México y el Estado Vaticano no tienen cooperación alguna. Las relaciones que el Estado mexicano estableció en 1992 no fueron con el Estado Vaticano, sino con un ente llamado “santa sede”, que tiene personalidad jurídica internacional. El truco es que la santa sede es, simultáneamente, cabeza de la Iglesia católica y del Estado Vaticano y eso genera muchísima ambigüedad al tratar con ella. De hecho, la propia curia romana, que es el gobierno de la santa sede para el conjunto de la Iglesia católica, empuja a esa ambigüedad cuando trata con jefes de Estado que son católicos o que presiden países con mayoría de católicos, buscando eliminar la diferencia entre creencias personales y función pública. Saben en el Vaticano que esa es la mejor manera de influir en las legislaciones y políticas de esos países e ignoran el principio de separación entre lo público y lo privado. Es por ello que el comunicado de Presidencia intencionalmente pretende enfatizar que el presidente Calderón asistirá como jefe de Estado para visitar a otro jefe de Estado, en una ceremonia a la que asistirán otros jefes de Estado o de gobierno.
Sin embargo, el sol no se puede tapar con un dedo. En realidad Felipe Calderón va al Vaticano, en tanto que presidente católico, a una ceremonia de beatificación que concierne básicamente a la feligresía católica. Si se trataba de cumplir, para eso está el embajador de México ante la santa sede. El asunto plantea varios problemas. Para empezar el del carácter de la participación del presidente. Aclaremos: no hay nada ilegal en esta visita. La Ley de asociaciones religiosas y culto público señala que las autoridades federales, estatales y municipales “no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares”. Pero también agrega que “en los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada…”. En otras palabras, el Presidente puede alegar (y por eso lo señala el comunicado) que recibió una invitación diplomática y con ese carácter asiste a la ceremonia.
El problema no es legal, sino político, en la medida en que el presidente está confundiendo sus creencias personales con su función pública. El espíritu de la ley es muy claro: hay que evitar confusiones y por eso los funcionarios no deben asistir a ceremonias religiosas. Luego se entiende que algunos, para efectos diplomáticos, tienen que hacerlo y por eso se les dispensa de la prohibición. Pero cuando el presidente está asistiendo a dicha ceremonia no por estar obligado a hacerlo, sino porque, como católico, quiere hacerlo, está irremediablemente confundiendo las esferas. No es Felipe Calderón acudiendo en su tiempo libre a la misa dominical. Es el Presidente de México, en cuanto tal, acudiendo por gusto y sin obligación acudiendo a una ceremonia de su iglesia. Y de allí se desprende otro problema, que sí tiene que ver con la laicidad del Estado mexicano. Se trata del principio de igualdad de todas las creencias y la no discriminación por esos motivos. Felipe Calderón, al actuar como presidente católico, aunque no quiera, o quizás a propósito, está enviando un mensaje a todos, incluyendo a los 20 millones de mexicanos y mexicanas que no son católicos. Y aunque él diga lo contrario, se filtra una desigualdad y una discriminación, de manera inevitable.
Me pregunto: ¿en qué estaba pensando el Presidente? ¿No tiene mejores cosas que hacer? ¿No se nos está despedazando el país? ¿No sería mejor que estuviera en San Fernando, Tamaulipas, atendiendo lo que dice preocuparle más? ¿O va acaso al Vaticano en busca de un milagro?
http://impreso.milenio.com/node/8946052
