Reliquias de Juan Pablo II arriban a la Basílica

Ayrton Senna

Bovino de la familia
#41
para todos que les a echo la iglecia catolica es mas si no les imporqta criticando de que estamos jodidos que tiene que ver la iglecia que estemos jodidos estamos jodidos porque no trabajamos o somos borrachos parranderos guebones mantenidos drogadictos y fiesteros y asi queremos que nos alcanse el dinero si asi como criticamos trabajaramos y aorraramos seriamos millonarios ok compadres piensenlo
Primero que nada, no se le está hechando la culpa a la iglesia de que estemos jodidos y quien culpe a la iglesia, está equivocado. Ahora que si hablamos de mediocridad, trata de revisar tu forma de escribir, pareciera que desconoces el idioma español. No sé con qué autoridad vienes a decir que debemos trabajar en lugar de embriagarnos e ir a fiestas, cuando tú mismo muestras una mediocridad en el uso del lenguaje.
 

Heretic Elite

Bovino de alcurnia
#42
Hay fe, basada en puras creencias o en dogmas, a pesar de argumentos solidos. Y hay fe, con conocimiento, la cual antes de darse a la adoracion, primero se aboca a conocer a su Dios, para no andarse hincando ante cualquiera.
 
#43
de hecho gracias a la ciencia desenfrenada el planeta va a morir
aunque yo no mencione a la ciencia en mi comentario
la ciencia por si misma no hace nada para es simplemente una alternativa para facilitarte algun proceso de la vida o salvarla y en cada accion hay una consecuencia ya que tu contribuyas para terminar con la vida del planeta es cuestion tuya no de la ciencia y no necesitas de muchos estudios para hacerlo o dime como una operacion de corazon, vesicula u hernia puede destruir el planeta
cada quien es responsable de sus actos sean buenos o malos siempre tienen consecuencias
 

tiburonxx

Bovino de alcurnia
#46
Yo creo que Juan Pablo II nunca tuvo la intención de encubrir nada ni a nadie.

"Juan Pablo II desconocía los actos de pederastia

Pese a que la información llegó a El Vaticano, Karol Wojtyla nunca fue informado, afirma capellán de la Universidad Panamericana
GUADALAJARA, JALISCO (11/ABR/2011).- El capellán más reconocido de la Universidad Panamericana (UP), padre Santiago Martínez Sáez, llega preparado a la cita. Trae consigo una carpeta con documentación que le será útil para explicar a lo largo de 50 minutos de entrevista, las razones por las cuales Juan Pablo II debe ser canonizado el 1 de mayo y si las denuncias de pederastia afectaron o no su gestión.
De entrada, el sacerdote deja una definición concreta sobre Karol Wojtyla: “El hombre con la moral más alta del siglo XX”.

— ¿Por qué tanta prisa por beatificar a Juan Pablo II?

— “La gente sabe que no hace falta esperar porque sabe cómo ha vivido, cómo ha muerto, sabemos que es santo (...) Concretamente con Juan Pablo II los cinco años no se tuvieron en cuenta, porque el Papa puede cambiar lo que le llaman un poco en broma “carril preferente” (…) Lo de los cinco años (de espera) parece lógico para dejar que la gente con calma vea las cosas. Ahora viene la canonización, unos la quieren inmediatamente, pero Benedicto XVI ha dicho que se van a seguir todas las reglas con calma para no precipitarnos, ya sabemos que es santo, pero conviene que las reglas se den para ser observadas, no para ser violadas”.

— ¿Podemos esperar un cambio de reglas repentino para acelerar la canonización?

— “Sí, porque Juan Pablo II ha sido muy conocido por el actual Papa (Benedicto XVI). Va a ser la primea vez en la que un Papa que ha trabajado con otro, va a beatificar. Lo conoce porque ha sido gente de la Congregación de la Fe. Entonces es muy probable (que sea acelerada la canonización), aunque él ha dicho de momento que no se quiere precipitar. Por ahora no hay ninguna manifestación de que se vaya a acortar el proceso. Hay que esperar el milagro (que hace falta para la canonización)”.

Como si de repente cruzaran por su mente todos los escépticos al proceso de certificación de tales milagros, el padre Santiago dice con toda firmeza que la consulta médica encargada de la verificación debe estar integrada también por especialistas no católicos, para que comprueben que el milagro examinado no entra en los parámetros científicos.

Pese al cariño que el mundo ha expresado en reiteradas ocasiones hacia la figura de Juan Pablo II, los casos de pederastia presentados durante su gestión avivan la polémica en torno al proceso de beatificación.

— ¿Qué elementos hay para desvincular a Karol Wojtyla de los actos pederastas de Marcial Maciel?

— “Uno sencillísimo, es que esos actos son pecado y los pecados se dicen al confesor y no se hacen públicos (…) Normalmente los pecados no llegan a Roma, salvo que los pecados sean gravísimos como puede ser el ataque al Papa, el pisar las hostias, y ahora la pederastia. Hay que recordar que estas cosas siguen siendo del obispo en primer lugar, es un obispo el que tiene que cuidar a sus sacerdotes y a sus religiosos (…) como éste (Maciel) era el superior no lo cuidaba nadie, ése es el gran problema.

Se tiene mucho cuidado cuando llegan cosas de obispos y de todo esto, es algo muy delicado, hay que comprobarlo, porque de hecho se sustituyen obispos por razones de este tipo, y de vez en cuando sucede.

Se lleva siempre con mucho cuidado con las almas, porque son enfermedades muy graves, hay que tener mucha delicadeza a la hora de tratarlas (…) Ahora hay un nuevo sistema a la hora de tratar todas estas cosas. En primer lugar, todos estos casos ahora ya llegan a Roma, antes no llegaban; cuando hay una cosa así, inmediatamente el obispo tiene que parar al sacerdote y ver qué pasa (…) hay que tener cuidado porque a veces denuncian falsamente.

(A Juan Pablo) Lo van a atacar fundamentalmente porque los críticos dicen que viajaba demasiado, y que dejaba las cosas en manos de los que trabajan en Roma, cosa que él contestaba que ‘viajo mucho porque luego los periodistas me deforman y yo quiero que la gente no lea lo que dice el periódico, sino que vea lo que yo digo y cómo actúo’ (…) Le van a atacar por no haber admitido el aborto, el divorcio, la fecundación in vitro, que no admite a los homosexuales (...)
La otra cosa que dicen es que el Papa condenó la ‘tragedia de la liberación’, pero lo que ha condenado es el sentido ideológico de la liberación, porque va por la lucha de clases, y va por el odio, por los rencores, y por una fe muy delicada, la fe que permite matar”.

— ¿Por qué los casos de pederastia son destapados una vez que muere Juan Pablo II?

— “Hay muchas razones. Una de ellas es que el problema de los pederastas empieza en 1970, cuando en Estados Unidos los médicos tienen una reunión de la comisión psiquiátrica internacional, y por votación se define si es enfermedad o no.

Por presión de los homosexuales decidieron sacarla (la pederastia) del libro que estudian los médicos en Estados Unidos, que es el que se ha estudiado universalmente. Entonces se dijo ‘no hay ningún problema con la pederastia y son iguales a todos los demás’, incluso en las iglesias en Estados Unidos se hizo un local para poder atenderlos, y tenían sus reuniones, sus retiros independientes (…) realmente sacerdotes son poquísimos, son un 0.7% de los que hubo en todo esto.

Los casos fuertes han sido en Alemania e Irlanda, que ahí sí se vio que en algunos detalles sí estuvo muy bien cuidado, y en Estados Unidos, que tenían miedo por la fuerza que tienen los homosexuales (...)

La idea era que ‘no es malo’, incluso los pederastas eran los que decían ‘tú puedes tener relaciones con un niño de 12 o 13 años, ¡es bueno!’, y lo siguen diciendo todavía. ¿La Iglesia qué hace? ¡Si no hacen caso! (…) el problema no está en la Iglesia, estadísticamente tienen muchos más los anglicanos y los luteranos, los protestantes tienen mucho más problema que nosotros, también los judíos”.

Santiago Martínez es un conocedor de los procesos internos de El Vaticano. Sin la necesidad de consultar la carpeta que aún tiene en manos, y dentro de las cuales hay un par de hojas color carne y otra más que aparenta estar recién impresa, el sacerdote recuerda que la información sobre los casos de curas pederastas alrededor del mundo sí llegaron a Roma, pero la Secretaría de Estado los mantuvo consigo. Y es que menciona que a Juan Pablo II sólo le llegaba la información que deseaba obtener, como lo hacen las empresas.

“Algo (de información) le tuvo que llegar al actual Papa (Benedicto XVI), pero él era un súbdito y no le dejaron pasar (con Juan Pablo II)”, razón por la cual Joseph Ratzinger entró en funciones con la existencia del problema en mente.

“¿Si se hubiera enterado (Juan Pablo II) qué hubiera hecho? No lo sé, era un hombre muy piadoso”.

— ¿No hay necesidad de investigar más sobre los supuestos vínculos de Karol Wojtyla antes de la ceremonia de beatificación?
— “Está examinado a fondo, de raíz. Y vale porque está publicado, el que quiera enterarse que se meta al internet y ahí tiene todo, tiene el último documento que ha sacado el Papa de cómo se tramitan estas cosas, un documento para que la gente lo entienda”.

PERFIL
Madrileño y escritor
Santiago Martínez Sáez

El sacerdote nació en Madrid. En 1958 obtuvo la mención honorífica al concluir la licenciatura en Derecho en la Universidad Central de Madrid. En ese mismo año consigue el doctorado en Teología en la Universidad Lateranense de Roma con la máxima calificación.

Dentro de sus actividades académicas, es profesor en la Universidad Panamericana, campus Guadalajara, de Antropología, Principios éticos de la conducta, Fundamentos últimos de la conducta, Teología dogmática, Principios últimos de los humanos y Fundamentos de los humanos I y II. Además, es profesor del Centro de Estudios e Investigaciones de Bioética.

En su currículum destacan 13 publicaciones, entre las que están: “¿Divorcio? ¡No!”, “Claves para entender el mundo moderno”, “El espíritu de la evangelización en la conquista de América Latina”, entre otros.

Papa insta a creer en la resurrección
Lista, la capilla que recibirá al futuro beato

CIUDAD DEL VATICANO.- La capilla de San Sebastián, ubicada en la nave derecha de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, ya fue desalojada y está lista para acoger la tumba de Juan Pablo II tras su beatificación el 1 de mayo.

Según había anticipado el vocero papal, Federico Lombardi, este fin de semana la urna con los restos del beato Inocencio XI –que estaban colocados en ese lugar- fue trasladada hasta la capilla de la Transfiguración, frente a la tumba de Juan XXIII.

El féretro de Karol Wojtyla actualmente está en las Grutas Vaticanas (subsuelo de San Pedro) y será sacado allí el próximo 29 de abril. Tras la beatificación será colocado en el altar mayor de la Basílica para que miles de fieles lo veneren.

Una vez terminados los ritos, el ataúd (que permanecerá siempre cerrado) será depuesto en la capilla san Sebastián, que ocupa un espacio entre la galería de “La Piedad” de Miguel Angel y la capilla del Santísimo Sacramento.

Por otro lado, en la misa dominical celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI reconoció que entre los cristianos existen dudas sobre la resurrección, uno de los valores fundamentales del catolicismo, porque se trata de una realidad que sobrepasa a la razón.

“¡Esta es la verdadera novedad que irrumpe y supera toda barrera! Cristo abate el muro de la muerte, en él habita toda la plenitud de Dios, que es vida, vida eterna”, afirmó el líder católico en un discurso pronunciado en italiano.

Protocolo
Pasos que llevan al altar

Venerable es aquella persona que vivió “virtudes heroicas”.
Beato, una categoría que requiere de un milagro.
Santo, cuando es canonizado y el reconocimiento es universal.

¿Qué analizan de los prospectos de santos?

Su vida.

Sus virtudes.

La fama de santidad.

Los milagros."


Fuente
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Sobra evidencia de que Juan Pablo sabía que Maciel era un criminal

http://www.jornada.unam.mx/2011/05/01/index.php?article=002n1pol&section=politica

  • Operación desde Roma para convertir a Wojtyla de cómplice a víctima, dice Barba, de los primeros en acusar de sodomía al sacerdote
  • En 1956, Méndez Arceo envió una carta que derivó en la suspensión del fundador de los legionarios; se le ordenó ir a clínica antidrogas

Sobran evidencias para documentar que Juan Pablo II tuvo conocimiento de que el fundador de la Legiósn de Cristo, Marcial Maciel, era un criminal, un delincuente, un sobornador, un manipulador de conciencias, un depredador, un destructor de los sacramentos; verdaderamente un tipo abominable..., como aseguran sus víctimas y denunciantes, y que se ha realizado toda una operación desde el Vaticano para transformar de cómplice en víctima al jefe de la Iglesia católica fallecido en 2005, y no afectar así el proceso para ubicarlo en el estado previo a la santidad. El ex legionario José Barba, uno de los acusadores de Maciel Degollado, señala: quizá la beatificación es el último epítome del encubrimiento a Maciel. Esto, ante las innumerables pruebas físicas, más allá de los testimonios y las denuncias, con las cuales Juan Pablo II podría haberse allegado –de haber querido– elementos incontrovertibles para conocer la verdad sobre el sacerdote michoacano.
Y no sólo no procedió, sino que, como nunca, fue en el papado de Karol Wojtyla cuando los legionarios tuvieron su mayor expansión y crecimiento económico con la apertura de escuelas, universidades y creciente número de sacerdotes de la congregación, entre otros beneficios, sino que además existió un claro acercamiento entre ambos. Tanto, que cusando Maciel anunció su retiro como director general de los legionarios de Cristo, Juan Pablo II lo elogió públicamente.
Una de esas fuentes donde se encuentran depositadas las pruebas de los hechos criminales de Maciel es el archivo de la Congregación para Institutos y Sociedades de la Vida Consagrada, con documentos que datan de entre 1944 y 2002.
Este dossier fue entregado para su difusión desde el propio Vaticano a los ex legionarios Alberto Athié y José Barba, así como al investigador Fernando M. González, autor de libros sobre el fundador de los legionarios de Cristo. Se trata de fuentes que actuaron movidas por la ignominia que para la Iglesia católica representan los hechos de Marcial Maciel.
Entre los 212 documentos que conforman este archivo está una carta –de la que La Jornada posee copia– escrita el 14 de agosto de 1956 por el fallecido obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo, dirigida a Arcadio María Larraona Saralegui, entonces secretario de la Congregación de Religiosos.
Esta misiva, sumada a otros señalamientos, entre ellos otra carta del entonces arzobispo primado de México, Miguel Darío Miranda, llevaron a la suspensión por dos años de Maciel, cuando también se le ordenó internarse en una clínica para drogadictos, lo que éste contravino y se alojó en un hospital de gineco-obstetricia, en las cercanías de Roma.
“Por circunstancias que no es el caso referir –indica en su parte medular la misiva de Méndez Arceo enviada al Vaticano–, vine a quedar constituido en consejero de quienes tenían conocimiento de la vida íntima del P. Maciel y se sentían obligados en conciencia a remediar la situación, aunque con diferentes medios. Los encaucé, por no tener yo casa de la Congregación, a que se hiciese la denuncia al Excmo Sr. Arzobispo de México y hablé con él. Los defectos de que se habla son: procedimientos tortuosos y mentirosos; uso de drogas heroicas; actos de sodomía con chicos de la Congregación.
“Yo recomendé, y así lo hará el Sr. Arzobispo, que sólo se interrogue a los dos que ahora han hablado y que esto se envíe a V.R. para que, si lo juzga prudente, remueva al P. Maciel y deje el paso libre a una investigación mayor, dada su habilidad sin escrúpulos.
Uno de los que han hablado asegura que en el Santo Oficio (actualmente Congregación de la Doctrina de la Fe) uno de los oficiales le comunica cuanto llega contra él y le parece que también en la Congregación de Religiosos, aunque no sabe quién.
Athié, Barba y González exponen que este legajo agrupado por la Sagrada Congregación de Religiosos no es por supuesto el único archivo donde están documentadas las conductas de Marcial Maciel, puesto que al menos debe haber uno más en la Secretaría de Estado del Vaticano, otro en la Congregación de la Doctrina de la Fe y el propio archivo secreto del Papa.
Y mencionan que dos antecesores de Juan Pablo II habrían tenido, si no directamente, por lo menos sus secretarios de Estado, información respecto a las tropelías de Maciel: Juan XXIII y Paulo VI.
Un documento más en este archivo es la misiva escrita por Gregorio Lemercier, monje benedictino quien además de ser muy cercano a Méndez Arceo fue el primero en introducir el sicoanálisis en el convento, al grado de ser suspendido por la iglesia en 1967. La remitió el 15 de octubre de 1959 también a Arcadio Larraona, en Roma, y le expone con detalle los testimonios recibidos de Federico Domínguez, ex secretario particular de Maciel, con las constancias sobre su toxicomanía y su abuso sexual contra menores de edad.
Alberto Athié, ex sacerdote, asegura que este archivo demuestra que existía la información suficiente para saber quién era Maciel, cómo había organizado su congregación, sus fundamentos para la operación de la misma, así como la fórmula diseñada por él para infiltrar el Vaticano y neutralizar cualquier acción que pudiera afectarle.
Al propio Benedicto XVI, en su condición de encargado de la Congregación de la Doctrina de la Fe, le llegaron los reclamos de las víctimas de Maciel y tiene responsabilidad directa tanto si omitió informarle a Juan Pablo II como si éste los soslayó en su momento.
Para ellos, hubo mentiras flagrantes para conducir el proceso de beatificación de Juan Pablo II. Los responsables de esto falsearon información existente y por la cual es muy claro que el hoy beato tuvo conocimiento del comportamiento de Maciel.
Tercia José Barba: ¿quién se beneficia con esta beatificación? ¿La cristiandad o el papa Benedicto XVI? Él se siente más seguro con la beatificación de Karol Wojtyla, pero como la tragedia subsiste, aparecerá toda esta evidencia y Ratzinger no tendrá ninguna protección porque, en todo caso, él lo engañó, no le dijo la verdad, y el silencio es a veces un engaño.
¿Le creyó y no investigó?
Y en efecto, si no le dijo la verdad sobre Maciel –añade–, Juan Pablo II tampoco la buscó, y por eso se pretende pasarlo de cómplice a víctima.
Los tres resaltan un hecho: Marcial Maciel le juró delante de Dios a Juan Pablo II que no era cierto de lo que lo acusaban, y que todo era un complot.
Entonces –insiste Barba–, el papa Juan Pablo II ¿le creyó a Maciel? ¿Sólo tuvo una fuente, el propio legionario, para hacerse de un criterio? ¿No recurrió a nadie más? ¿No preguntó? ¿Nadie se le acercó para decirle nada? ¡No puede ser!
Como muchos especialistas, también cuestiona el procedimiento fast track para beatificar a Juan Pablo II. Como nunca, se rompieron las reglas del derecho canónico, porque éste exige que apenas a los cinco años después de muerto empiece el proceso. Y en este caso, a los seis años de fallecido, ya está listo su asunto, expresa Athié.

Pero a lo mejor por la misma burocracia del Vaticano, no llegaba la información como debiera, pero que tal la carta que le enviaron en 1997:

http://www.pepe-rodriguez.com/Sexo_clero/Casos/Sexo_clero_M_Maciel_Leg_pedof_denuncia_Papa.htm

[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]A SU SANTIDAD JUAN PABLO II
Autor de la Carta Encíclica Veritatis Splendor.
Ciudad del Vaticano
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Santo Padre,
Es con voz de la Biblia y apoyados en el espíritu de la tradición cristiana como solamente deberíamos dirigirnos a Vos, para pedir justicia y que, como reza el título de Vuestra Carta Encíclica Homónima, el esplendor de la verdad se manifieste más allá de todo cálculo de interés humano. Acudimos a Vos recordando que el Concilio Menor de Sárdica, inmediato al Concilio Primero de Nicea, autoriza a cualquier cristiano para apelar directamente al Papa. Nos acercamos, pues, sin temor de no llegar a ser reconocidos u oídos, no obstante las cerradas barreras con que a veces el mismo Vicario de Cristo se ve cercado cuando es un grupo menor, sin poder político, económico, social o eclesiástico, el que intenta hacerse escuchar por encima de fuerzas establecidas de la naturaleza mencionada.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]El motivo de esta carta
Quienes ahora Os escribimos somos varios hombres cristianos, doblemente víctimas en dos claras épocas de nuestra vida: primero durante nuestra adolescencia y juventud y, luego, en nuestra madurez, por parte de un sacerdote y religioso muy allegado a Vos, que repetidamente abusó, antaño, sexualmente y de otras maneras de nosotros, indefensos, lejos de nuestros padres o tutores, en países diversos y lejanos del nuestro, y que, al haber revelado nosotros la triste verdad de nuestra historia a dos periodistas norteamericanos de buena fe, el año pasado, y, habiendo él sabido por ellos nuestros nombres a través de abogados suyos (sin haber nosotros incoado demanda legal alguna), acudió o dio instrucciones para que antiguos compañeros nuestros, actualmente fuera de la congregación, de la que el sacerdote ofensor es fundador y todavía actual superior general, dieran falso testimonio contra nosotros diciendo, ante notario público, que, tiempo atrás, los habíamos instado a formar una conspiración contra él, y, a través de él, contra la Iglesia, para acusarlo faltando y haciéndolos faltar a la verdad. Tales personas, Santo Padre, laboran para la institución llamada Legión de Cristo, o han laborado cerca de ella, y jamás habíamos imaginado siquiera que pudieran tener el valor de manifestar la verdad; pero con ellas nunca habíamos tenido razón alguna de conflicto, desde que juntos cantábamos "... congregavit nos in unum Christi amor...".
Somos un pequeño grupo de ex miembros de la Legión de Cristo los que, con pleno derecho, y ahora aún más en legítima defensa, nos decidimos a declarar la terrible y dolorosa verdad del oscuro mal oculto, casi desde la fundación de su institución, durante más de cuatro décadas, acerca de la encubierta conducta inmoral del mismo fundador y superior general de la Legión de Cristo, el Padre Marcial Maciel Degollado, en quien penosamente de alguna manera aún creíamos antes de descubrir que el caso de nuestro abuso particular no era aislado ni único, sino muy general, y que había sido envuelto en palabras engañosas, que nuestra poca edad entonces y la devoción y obediencia ciega que estábamos obligados a tenerle como padre y superior nos hicieron creer.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Por qué ahora?
Nosotros, aun fuera ya de la institución, no habíamos podido superar psicológicamente una dolorosa prudencia y discreción autoimpuesta durante largos años. Pero, Santo Padre, fue precisamente la carta de apoyo y felicitación de V. S. dirigida al Padre Marcial Maciel Degollado, publicada el día 5 de diciembre de 1994 en los siete diarios más influyentes de la Ciudad de México, avalada por Vuestra propia firma y por la reproducción muy visible del mismo escudo de armas pontificio, en la cual V. S. encomiaba al Padre como "guía eficaz de la juventud" y como quien "ha querido poner a Cristo (...) como criterio, centro y modelo de toda su vida y labor sacerdotal...", la que nos movió a romper, finalmente, el pesado silencio y revelar la penosa verdad; pues nos indignó que un Vicario más de Cristo a lo largo de varias décadas pudiera seguir estando a tan grave extremo engañado.
Y ahora nos ha movido a dirigiros esta carta abierta y también privadamente por medio de Vuestro nuevo nuncio en México, monseñor Justo Mullor García, el hecho de conocerse públicamente el nombramiento vaticano, a pesar de todo, del padre Marcial Maciel Degollado como uno de los veintiún dignatarios encargados de organizar y dirigir el Sínodo de obispos de América, que está teniendo lugar en Roma, programado del 16 de este mes al 12 de diciembre de este año, para considerar puntos de doctrina y praxis cristianas frente al próximo milenio. Nos parecería inconcebible, Santo Padre, que nuestras graves revelaciones y quejas no Os importaran absolutamente nada: porque siendo cierto que frente a la justicia de los Estados hay tiempos legales que prescriben para la manifestación de delitos cometidos [La Jornada, México, 23-04-97], es por eso precisamente ante una Iglesia perenne, a la que queremos seguir creyendo poseedora de valores permanentes como Institución, y siendo Ella directamente la principal agraviada en su cuerpo moral a través de nosotros, ante la que de nuevo insistimos en exponer privada y públicamente nuestra indignación por tanta desatención y aun por el arrogante silencio, cuando no ofensas, de representantes importantes de su jerarquía ante tan grandes abusos e injusticia.
Tanto el Estado como la Iglesia deben considerar que si nuestros presentes testimonios son falsos, somos acreedores a sanciones civiles, penales y eclesiásticas. ¿Por qué, entonces, habríamos de insistir? ¿Hay, como se ha dicho hace meses, detrás de nosotros alguno o algunos grupos de poder interesados en desacreditar al padre Marcial Maciel Degollado, o, como él ha dicho, a la Iglesia a través de su persona? Bien sabemos que es éste en el padre Maciel Degollado un viejo empleo astuto de la yuxtaposición como método. Lo justo, creemos es que todo puede y debe quedar sujeto a investigación, sin acepción de personas, a menos que se trate de una discriminación positiva a favor de los más débiles y víctimas.
Dos de nosotros, entonces sacerdotes en funciones, ya desde 1978 y 1989 habíamos declarado por las vías y protocolos canónicos oficiales, establecidos por las instancias vaticanas pertinentes, parte gravísima de los males que este año, ya como grupo, revelamos [cfr. Hartford Courant, Connecticut, EE.UU. de Norteamérica, domingo 23-02-97]; pero hemos parecido tan insignificantes a la jerarquía católica, Santo Padre, que, a pesar de la enorme ominosidad de los hechos dados a conocer entonces y ahora, no logramos atención ninguna ni respuesta ninguna, ni burocrática siquiera, de nuestra Madre la Iglesia.
El padre Marcial Maciel Degollado, por medio de la poderosa representación de la firma de abogados Kirkland and Ellis de Chicago y Washington, D.C., por medio de su vocero religioso en Norteamérica, el padre Owen Kearns, L.C., y, luego, en carta propia suya que mencionaremos líneas abajo, falsamente pretendió desmentir nuestros testimonios como carentes de fundamento alguno. Con lo cual no solamente ha faltado otra vez más a la verdad y a la caridad cristiana, sino también al concepto y a la práctica del más elemental sentido de la justicia y de la simple hombría humana: después de haberse negado a confrontar a los periodistas que en diciembre pasado le pedían una entrevista para escuchar su versión de los hechos a investigar -muy diferente de Cristo en Gethsemaní: ("¿A quién buscáis? [...] Yo soy"...)- se pertrechó no con la Palabra de Dios, como corresponde a un servidor Suyo, sino detrás de la poderosa y costosa representación legal. Y cuando tal estrategia puramente humana le resultó vana, entonces, en la mencionada carta personal, dirigida desde Roma, el 28-02-97, a Mr. Clifford L. Teutsch, editor en jefe del Hartford Courant, después de culparnos abyectamente de insidia, falsedad y calumnia, y como si fuera la suya una acusación ligera, declaró que nos perdonaba. ¡Qué travestismo y apariencia de virtud y, en palabras del mismo Cristo, qué falsa blancura de sepulcro! Santo Padre, ¡cuando una mediana experiencia de las cosas humanas y el buen sentido declaran a voces que un hombre de Dios, con la conciencia cristiana limpia y tranquila, jamás habría obrado así!
Nosotros, además de católicos, miembros de la sociedad abierta, desprotegidos durante décadas por nuestro propio silencio, y desoídos después a lo largo del tiempo por diversas instancias eclesiásticas a las que inútilmente recurrimos, para la exposición de la verdad nos vimos constreñidos a aceptar el contacto con los libres medios de comunicación, no con ánimo de escándalo sino buscando también protección, ya que, hace años, uno de nosotros, y no veladamente, había sido amenazado de muerte por el mismo Padre Marcial Maciel Degollado; y de lo cual hay testigos. Por eso, Santo Padre, por nosotros mismos, por otras víctimas aún silenciosas; por la Iglesia y por la sociedad consideramos un deber moral insistir en manifestar la verdad "opportune et importune".
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]La actitud de la jerarquía católica
Si ha habido alguna conspiración, como han dicho, mintiendo de toda falsedad, ante notario público en documentos entregados a los abogados de Kirkland and Ellis tres incondicionales ex miembros, y, ante medios de comunicación, varios miembros de la Legión de Cristo bajo instrucciones de obediencia, Santo Padre, no ha sido de parte de nosotros, que consideramos nuestra acción como un difícil y arriesgado servicio a la Iglesia y a la sociedad, sino de parte de personas mismas constituidas en autoridad dentro de la Legión de Cristo y de la misma Iglesia: se trata de una conspiración de silencio, de vergonzoso encubrimiento y de una nueva e injustísima victimización contra nosotros por parte de personas de la jerarquía católica romana, de funcionarios ya informados del Vaticano y de altos miembros de la Iglesia mexicana. Datos: después de que, en los días 14, 15, 16 y 17 de abril de este mismo año, aparecieron en el diario La Jornada más detalladas revelaciones sobre los mismos hechos tratados en la edición del diario norteamericano citado, el obispo "emérito" Genaro Alamilla, sin conocernos de nada, sin saber si decíamos la verdad o no y sin escucharnos, nos ofendió ante los medios públicos y descalificó, sin conocimiento alguno de causa, nuestros testimonios, llamándonos mentirosos y resentidos [La Jornada, 24-04-97).
El mismo arzobispo de la ciudad de México, monseñor Norberto Rivera Carrera, nos difamó públicamente, como consta en la edición de La Jornada [12-05-97] al insultarnos a nosotros y al periodista Salvador Guerrero Chiprés, autor de la serie de los cuatro artículos sobre el tema, conminándolo con estas palabras: "tú nos debes platicar cuánto te pagaron..." (se hizo grabación electrónica). Siendo mexicanos casi todos los ex legionarios que hicimos las revelaciones y siendo monseñor Norberto Rivera Carrera el pastor eclesial correspondiente más inmediato a la mayor parte próxima de nosotros, jamás nos convocó para poder conocer de nosotros mismos nuestra versión completa de los hechos manifestados y cuestionarla bajo cualquier procedimiento jurídico: canónico o, si procediera, del derecho positivo correspondiente. No. Simplemente y faltando a una de sus funciones de epí-skopos o supervisor (pues si el padre Maciel Degollado no depende de él, varios de nosotros, como fieles, sí), prefirió ofendernos ante cámaras y grabadoras y tomar partido incondicional por la parte poderosa, a la que nosotros señalamos como victimaria de nuestros cuerpos y de nuestras almas, antaño, y, ahora, de nuestro nombre y prestigio de hombres de bien. Si el haber comunicado nosotros a los medios, y no a él, arzobispo de la Ciudad de México, los hechos impugnatorios fuese la razón de su desatención, podría haberlo así manifestado; pero no fue el modo sino el contenido de nuestras palabras lo que, sin investigación alguna, descalificó en todo momento. Y no nos dirigimos a él porque dicasterios eclesiásticos vaticanos superiores, directamente responsables del seguimiento de tales casos, tampoco han contestado nunca desde 1978 y 1989 a los testimonios, oficialmente protocolizados, de dos de nosotros abajo firmantes.
De Vuestro anterior delegado y, luego, nuncio apostólico, monseñor Girolamo Prigione, de quien parte de la opinión eclesiástica y laica mexicana se ha expresado tantas veces negativamente en extremo [cfr., por ejemplo, El Universal, suplemento especial Bucareli Ocho, Año 1, Nº 14, 24-08-97] y de cuya ingrata memoria en México parece preferirse no hablar ya, no cabía esperar atención ninguna a la presentación de nuestra queja. Él tuvo también la oportunidad de interrogarnos en servicio Vuestro, de la verdad y de la Iglesia, y de dirigir la información recabada a la congregación romana correspondiente, pero prefirió callar y aparecer intencionalmente con el padre Marcial Maciel Degollado y el arzobispo Rivera Carrera en una notoria fotografiada de primera página periodística [La Jornada, 22-04-97] apenas días después de publicarse nuevas revelaciones en el mismo diario, indicando con esa yuxtaposición de las imágenes, sin que mediase investigación alguna, que también él descalificaba totalmente nuestras revelaciones.
Perdonadnos el mencionarlo, Santo Padre, pero hay personas que se sentirían tentadas a pensar también de estos jerarcas, como Baruch Spinoza de los altos clérigos de su época, que "...si tuviesen realmente una sola chispa de luz divina, no se equivocarían con tanta arrogancia sino que aprenderían a amar a Dios con más sabiduría y destacarían tanto entre los demás hombres por su capacidad de amor como sobresalen ahora por su malicia". [Tractatus Theologico-Politicus, Prefacio].
Acudimos, sí, hace tiempo, como antes a otras personalidades eclesiásticas (y revelamos este dato aquí y ahora por primera vez) a otra alta instancia jerárquica, el Cardenal Cahil Daly, primado de Irlanda, después que él valientemente afirmó, a través de la British Broadcasting Corporation [cfr. El Universal, México, secc. Internacional, 2-01-95] que sería firme y que no encubriría a clérigos que tuviesen algo que ver con su país si hubiesen delinquido por abuso sexual. Podemos probar con la respuesta dada, casi dos años después [6-12-96], por medio de un asistente particular suyo a los investigadores del periódico Hartford Courant, Gerald Renner y Jason Berry, que sí había recibido una muy delicada misiva firmada entonces por cinco de nosotros, fechada el 5 de febrero de 1995, la cual le había sido entregada personalmente. Sin embargo, el Cardenal Cahil Daly, ni siendo aún el primado de Irlanda, ni después de serlo, nos contestó nunca, ni en público ni en privado, a pesar de sus promesas ante la BBC de Londres y a pesar de que en nuestra carta le rogábamos claramente que nos indicase sus instrucciones para dar seguimiento a nuestra información, por medio de nuestro propio mensajero, quien por obvias razones de confidencialidad, desconocía el contenido del envío que entregó en manos de su Eminencia. Constará, pues, a quienes deseen verificarlo que, aunque frustrado contra nuestra voluntad, el esfuerzo de comunicación privada y directa con el Cardenal Daly como miembro de la alta jerarquía católica es una prueba de la discreción y moderación con que durante tanto tiempo siempre quisimos tratar tan delicado asunto antes de aceptar la intervención abierta de algunos medios públicos de investigación y difusión.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Testimonios internos de la Legión de Cristo
Así, pues, Santo Padre, no se trata de un "¿Por qué ahora?", como el padre Marcial Maciel Degollado y sus voceros o sus solapados amigos de diversos medios de comunicación gráfica, radiofónica y televisiva han querido que piense confundidamente la gente. No: que se revisen los libros mismos [publicados con escasísimo conocimiento del método histórico y con inescrupulosa simplificación y deformación de los hechos], que tocan aspectos de la vida del padre Marcial Maciel Degollado. Léase en el texto redactado por el P. Owen Kearns, L.C. et al., Legionarios de Cristo, Cincuenta aniversario [México, Imprenta Madero, 1991], cómo, ya de joven, "al fallecer su tío Don Rafael [Guízar y Valencia, obispo de Jalapa] se suscitaron algunas ['] incomprensiones [']; [y] Marcial tuvo que abandonar el seminario de Veracruz" [op. cit., pág. 239]. Léase allí mismo cómo en el siguiente seminario, el de Montezuma, New México, Estados Unidos de Norteamérica, en el que estuvo solamente 18 meses (del 2 de septiembre de 1938 hasta la noche del 17 de junio de 1940, bajo matrícula nº 428 [Cfr. Montezuma en sus ex-alumnos, del P. José Macias, S.I., México, Ed. Progreso, 1962] cómo "mientras tanto, sin embargo, habían surgido también aquí algunas ['] incomprensiones ['] [otra vez]" y cómo ésa, "la noche del 17 de junio de 1940 Maciel tuvo que dejar el seminario..." [Legionarios de Cristo, Cincuenta Aniversario, pág. 23], dato que completa el P. J. Alberto Villasana, L.C., indicando que fue tan tajante y súbita la orden de expulsión esa noche, que el padre rector del Seminario [Don Agustín Waldner, S.I.], se negó totalmente a la solicitud del ya ex seminarista para hablar con él. [Una fundación en perspectiva. Evocación histórica, Roma Instituto de los Altos Estudios de la Legión de Cristo, 3 de enero de 1991, pág. 65]. Léase también en la página 31 de la misma obra redactada por el P. Owen Kearns, L.C., et al. que, después del apoyo brindado, hasta 1949, por el prestigiado moralista P Lucio Rodrigo, S.I., de la Universidad de Comillas, entonces en Santander, España, éste hombre tan ponderado, al igual que el rector de esa institución, el P. Francisco Javier Baeza, S.I., empezó a enviar informes negativos a las autoridades eclesiásticas: "... Pero después también llegaron otros informes con acusaciones infamantes..." [El padre editor no da absolutamente ninguna explicación, ni mínima siquiera, al respecto. Obviamente frente al padre Marcial Maciel Degollado y su conducta personal privada todo el mundo parece haber estado siempre equivocado].
Pero léase la propia carta del mismo padre Marcial Maciel Degollado, quien, ya desde el 20 de noviembre de 1953, escribía desde Chihuahua, México, bajo el apartado 2, "La vida es una y se vive una sola vez": En mi entrega me sorprendió la batalla de la calumnia y la difamación...". [Mensaje, Cartas del Fundador del Regnum Christi, M.M.L.C., Roma, 1986, pág. 19], demostrando así el mismo que ya desde aquellos años era acusado de varias faltas cuya naturaleza él prefirió mantener velada; pues, al instarnos a "cerrar filas" y a obrar con "espíritu de cuerpo", como solía, se refería siempre a los "ataques de difamación y calumnia" de "sus enemigos", pero sin mencionar nunca, ni veladamente siquiera, quiénes fuesen esos "enemigos" ni tampoco la naturaleza ni el contenido de tales ataques.
Nadie, pues, podrá restar fuerza al significado de esos autotestimonios ni negar que provienen de fuentes favorables al padre Marcial Maciel Degolado o de el mismo, no de "enemigos", como él frecuentemente calificaba en sus cartas "ad usum nostrorum tantum", en conversaciones privadas y charlas abiertas a quienes disentían de él, sobre todo en lo respectivo a su conducta moral.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Por qué tantos callamos tanto tiempo?
Es verdad, Santidad, que, psicológicamente amordazados y con una mal entendida lealtad a la institución y al padre Marcial Maciel Degollado, siete de los firmantes de esta carta dirigida a Vos (pues uno, para entonces, ya había salido de la institución) ocultamos la verdad y mentimos en nuestra juventud ante los investigadores del Vaticano cuando fuimos interrogados en Roma acerca de su conducta moral, en 1956, y es cierto también que después callamos durante largo tiempo; pero sicólogos, psiquiatras y otros especialistas de las ciencias socias y del espíritu pueden probar que el silencio de las víctimas de cierta clase de abusos, y sobre todo bajo los efectos perdurables de un sometimiento psicológico ,y religioso intenso, mientras más prolongado, es más señalada la hondura del daño causado por la poderosa inhibición interior impuesta por las depredaciones espirituales originadas, en nuestro caso y con tanto dolor y confusión, en aquel de quien menos deberían provenir.
¡Ah, Santo Padre, si tantas bocas calladas dentro y fuera de la Legión de Cristo hablaran ahora, valientemente leales a la verdad y a la Iglesia, y menos amordazadas por el largo hábito de la incondicional pertenencia institucional, o por el temor de perder, ya fuera, su imagen social o ciertos beneficios generados por su silencio!
Ved: como casi todos entrábamos muy jóvenes en la institución, por ello viven aún muchos sabedores de la realidad de las tristes verdades expuestas: unos que sí hemos escrito nuestro testimonio y otros que no lo han hecho, de que el mal moral del abuso sexual, del mal ejemplo de la inveterada adicción al uso de la morfina en privado pero delante de nosotros y de otros, de los cuales varios tenían, incluso, que conseguírsela, y del profundo y arraigado hábito de simulación y engaño por parte del padre Marcial Maciel Degollado tuvieron su origen desde las primeras décadas de la Legión de Cristo. Tenemos. conocimiento y convicción de que quienes hemos hablado o escrito acerca de estos males no representamos sino una muy pequeña parte de la totalidad de víctimas de los daños morales continuados durante largos años, almas adolescentes y jóvenes desprotegidas, antaño, por nuestra familias, desgraciadamente tan lejanas ¡y tan cristianamente confiadas!
Considerad también, por lo que toca a nuestra residencia y no supervisada minoría de edad en el extranjero, que México, la patria de la mayor parte de nosotros, no mantenía relaciones con el gobierno español durante aquellos años y que, en el caso de nuestra permanencia en Roma, no podía tratarse de la improcedente relación de un gobierno laico con una institución religiosa de un catolicismo escasamente reconocido oficialmente en nuestro propio país; por lo cual quedaba descartada toda posible vigilancia sobre nosotros de parte de nuestras autoridades civiles.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Y nos protegió la Iglesia?
¿Y la misma Iglesia? ¿Podría sospechar siquiera aquella nuestra situación de entonces el Cardenal Giuseppe Pizzardo, supuestamente tan amigo del padre Maciel Degollado, Secretario de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio, Prefecto de la Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios y Gran Canciller de la Pontificia Universidad Gregoriana, tan ocupado por las actividades de sus altos cargos? O, siendo entonces la Legión de Cristo reconocida sólo por derecho diocesano desde el 25 de mayo de 1948 hasta el 6 de febrero de 1965, por carecer aún de aprobación pontificia antes de esta fecha, podía monseñor Alfonso Espino, obispo de Cuernavaca, Morelos, México, darse cuenta de aquellas tropelías contra la moralidad e integridad nuestra, estando nosotros tan distantes, bajo el más absoluto régimen de censura y de "voto secreto" en toda clase de comunicación interna y externa y sin conocimiento del respaldo y protección debidos a nosotros por el Derecho Canónico? Aun hoy día, Santo Padre, ninguno de nosotros sabe en qué lugar del Vaticano o bajo el control de qué congregación o dicasterio romanos se conservan los testimonios transcritos en libreta de tipo notarial en que firmamos, en noviembre de 1956, ante los interrogadores vaticanos, el Superior General de la Orden Carmelita, padre Anastasio del Santísimo Rosario y de su asistente, el padre Bengiamino. Y nunca, como esperaría cualquier comisión de los Derechos Humanos, se nos dio copia alguna del documento en que en aquella ocasión tan seria, haya sido cual haya sido nuestro testimonio, asentamos nuestra firma.
Por su parte, el padre Marcial Maciel Degollado, al defenderse, respondiendo, por medio. de sus abogados de la firma Kirkland and Ellis, a los investigadores del diario Hartford Courant, de diciembre del año pasado a febrero de este año, y queriendo él retrotraer los cargos hacia los años 1956-1959 (tiempo en que fue obligado por el Vaticano a mantenerse alejado de la institución), no presentó, como, en cambio, sí sería lógico esperar, ningún documento exoneratorio de parte de las autoridades vaticanas de entonces, por ejemplo, del venerable y firme Valerio Valeri, miembro del Colegio Cardenalicio desde 1953 y Prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos, quien tuvo información y, desde abril de 1956, sorpresiva evidencia personal de la drogadicción del padre Marcial Maciel Degollado, o de Su Eminencia el Cardenal Alfredo Ottaviani, desde 1935 Asesor del Santo Oficio y, para 1956, Pro-Secretario del mismo Sacro Dicasterio, o de monseñor Arcadio Larraona, C.M.F., más tarde Cardenal, de quien parece que dependió inmediatamente la dirección de la, evidentemente frustrada, investigación del caso. No: los abogados laicos del padre Maciel Degollado solamente presentaron (diciembre de 1996) a los investigadores del Hartford Courant, Geral Renner y Jason Berry, una carta manuscrita, pero, y en materia tan grave, SIN fecha, de monseñor Polidoro Van Blieberghe, obispo belga franciscano ahora retirado en Illapel, Chile, y el cual NO nos interrogó a nosotros en Roma y quien de ningún modo ni tuvo ni tiene las atribuciones de juez, y menos ahora, siendo como fue sólo un "técnico" observador intermediario en la investigación. Es llamativo, por cierto, que los abogados del padre Maciel Degollado también presentaron a su favor otra carta, supuestamente exoneratoria de su vicio de drogadicción, hológrafa también y firmada por el doctor Riccardo Galeazzi Lissi, el arquiatra mismo de S.S. Pío XII, pero extrañamente también SIN fecha. Y es importante observar que aquellas difíciles circunstancias ocurrieron especialmente durante la coyuntura transicional de las postrimerías del glorioso Pontificado de S.S. Pío XII a los inicios del primer año del memorable Pontificado de S.S. Juan XXIII.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Por qué ha sido posible todo esto?
¿Por qué han sido posibles dentro de la Iglesia y tan cerca del Papa encubrimiento tan denso y silencio tan prolongado? Sabemos por la lógica simple y por la misma enseñanza evangélica que no puede ser una misma la raíz del trigo y la de la cizaña. ¿Cómo explicar, entonces, Santo Padre, aparentemente de una misma fuente los bienes manifiestos y, al mismo tiempo, el mal moral referido, de cuya existencia no podemos dudar, pues de él tantos fuimos víctimas y por tanto tiempo? ¿Se trata de una misma raíz y de un mismo tronco, o de un extraño, no cristiano arte, cuasidemoníaco, de ocultarse el mal real detrás de ciertos bienes objetivos, productos de distintas buenas voluntades, no negables del bien y el hacedor del mal? Reconocemos que por diversas razones no es una labor fácil establecer de modo inequívoco el deslinde (pues, en último término, la verdad de una cosa sólo puede ser el conjunto de todas las cosas: ¡y eso es parte del gravísimo problema!); pero afirmamos que sí es responsabilidad de la Iglesia Católica, organizadora de toda clase de encuentros nacionales e internacionales para tratar puntos fundamentalmente de doctrina y praxis cristianas y a la que no le faltan los medios oportunos para investigar la verdad, si firmemente así lo quiere e institucionalmente así lo decide.
Nosotros, como víctimas, pero adultos ya, reflexivos y obligados sólo a la verdad, basados en nuestra directa experiencia personal de muchos años muy cerca de la críptica vida íntima del fundador y general de la Legión de Cristo, el padre Marcial Maciel Degollado, afirmamos ante Vos, ante la Iglesia y ante la sociedad, sin negar el enigmático carisma que siempre lo ha acompañado y que, precisamente, no es privativo sólo de los espíritus buenos, que en gran parte su personalidad externamente conocida es un producto mítico de un esfuerzo institucional fabricadamente elaborado, más cercano en su esencia y modos, dirían algunos, a los procedimientos del nacionalista Joseph Goebbels que a la desnuda verdad de Evangelio de Cristo. Es cierto que, como muchos de los modernos mitos humanos, manifiesta aspectos a primera vista espectaculares y en varios sentidos hasta ventajosos. Mas no encontramos en la historia del Cristianismo ningún hombre de Dios que considerase a un mito como verdadero sólo porque resultara útil.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Qué es lo que está en riesgo?
¿Que con la investigación solicitada por nosotros se afectaría el prestigio y la respetabilidad públicas de la persona aquí acusada?: no más que el prestigio y la respetabilidad de cualquier hombre perteneciente a una sociedad bien constituida que posee leyes uniformes para todos, sin acepción de personas, y para la cual la Iglesia quiere ser modelo de doctrina y práctica de la justicia. Si lo que hemos dicho y estamos diciendo no es cierto, que esa misma justicia argumentadamente nos lo impute, que inflexiblemente nos lo pruebe y que seamos castigados duramente; y que ante Dios y ante los hombres brille íntegramente a favor del padre Marcial Maciel Degollado el esplendor de la verdad. Si, en cambio, sometidos todos, él y nosotros, al escrutinio. completamente imparcial de una comisión libre y capaz, formada por hombres y mujeres, laicos y eclesiásticos, especializados en las ciencias apropiadas para el caso, se reconociese que decimos lo cierto, como afirmamos, en las acusaciones que hemos presentado, que entonces también la verdad resplandezca y que igualmente se aplique la justicia. Que todos seamos tratados con la misma regla, como corresponde a hombres libres y adultos, miembros de la Asamblea Católica, en una sociedad y en una Iglesia dignas. Porque, de lo contrario, debería otorgarse a todo hombre y toda mujer el privilegio de deshacerse fácilmente de la responsabilidad moral de sus actos ante los grupos humanos legalmente constituidos, con el simple silencio o con declaraciones propias autónomamente exoneratorias, y con la facultad añadida de acusar de calumniadores, difamadores y falsarios a sus antiguas víctimas, reveladoras públicas ya de las injusticias infligidas contra ellas.
Santo Padre, en caso de reconocerse la culpabilidad del padre Marcial Maciel Degollado, ¿sería ello tan oneroso para la Iglesia? Más grandes errores ha reconocido en su historia. Permitidnos la osadía de decir que por razones múltiples lo oprobioso para la Iglesia sería dejar de aclarar cuál es la verdad y no hacerse la debida justicia, se extenderá un escándalo mayor y quedará siempre en duda para muchos la credibilidad misma al magisterio de la Iglesia, la cual, por una parte, ofrece en ocasiones disculpas generales por los delitos de sus clérigos y publica documentos hermosos y ricos en fuentes escriturísticas sobre la debida pureza del sacerdote, sobre la dignidad de la persona humana y sobre el respeto a ésta debido y, por otra parte, oculta y calla cuando la acusación se refiere a alguien encumbrado dentro de su propio sistema.
Ante lo que nos tocó presenciar directamente y sufrir en carne y espíritu propios, y después de lo que hemos observado y sabido durante largos años, nosotros nos preguntamos ahora, consternados: ¿cómo es posible que una sabiduría tan antigua como la de la Iglesia haya podido ser engañada tan fácilmente a tan altos niveles jerárquicos, por tanto tiempo, en tantos lugares, a pesar de tantas víctimas y de tantos insistentes reclamos? ¿Es la Iglesia eficaz en su voluntad de investigar y conocer los irregulares y destructivos hechos morales de sus altos miembros? ¿O teme conocerlos? ¿O teme el escándalo? ¿Pero qué mayor escándalo que ese extensísimo museo oculto de almas en diáspora espiritual, deformadas y dañadas de por vida en lo más íntimo de su sacralidad por "lobos vestidos con piel de oveja" y disfrazados de pastores, corruptos y corruptores, seductores y no conductores de almas, aunque obviamente poderosos por su influencia económica, social y eclesiástica, no personalmente por el ejercicio de los valores que pregona el verdadero Evangelio de Cristo?
Santo Padre, Vos, como nosotros, sabéis que "Deus non irridetur" y que la palabra traiciona a quien traiciona la Palabra. Todo es cuestión de tiempo. Porque, como recuerda un autor poco notorio, "pese a los clamores y vítores, la gran mentira nunca ha sido un éxito histórico permanente". Si la Iglesia quiere recuperar la perdurable fe íntima de tantos fieles desilusionados (dejando a un lado las estadísticas publicitarias de aglomeraciones cuantiosas, que olvidan que sólo "in interiore hominis habitat Spiritus" y de datos de cierto crecimiento institucional, que, en contraparte, no mencionan para nada las aún mayores deserciones ni sus causas), debe ser claro y manifiesto que Ella no teme imponer limpieza y orden en su propio recinto socioespiritual. Creemos firmemente que sólo un cristianismo justo, transparente y valiente ganará el respeto verdadero y activo de viejos y jóvenes, de hombres y mujeres valiosos e inteligentes y sanamente críticos en un mundo superficial, tan fácilmente impresionable por datos de manifestaciones masivas, de movimientos gregarios y de un poder de convocatoria bajo declaraciones válidas en sí mismas, pero tristemente, ¡y tantas veces!, sin consecuencia para el cumplimiento de la justicia.
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Una Iglesia santa?
Santidad, nos sorprende muchísimo ver cómo tantos eclesiásticos de nuestros días se resisten a conocer la existencia del mal y de la injusticia en el medio religioso católico, cuando, por otra parte, sabemos por la Sagrada Escritura, por los testimonios de los Santos Padres y por los documentos del no lejano Segundo Concilio Vaticano que la Iglesia acepta oficialmente que es no sólo una Institución para los pecadores sino también una Iglesia pecadora. Que, aunque por su divino origen sea "sine macula et ruga", "la Iglesia está constantemente amenazada desde dentro (Mateo, XXIV, 20) por maestros erróneos y por profetas mentirosos (...) por la tentación de hacer mal uso de su misión (...). Que Dios otorga sitio al mal en la Iglesia, que la cizaña puede crecer hasta el fin de la cosecha y que en la red del pescador hay peces malos y peces buenos (...) (Mateo, IV, 1; XIII, 24; XIII, 36; XIII, 47) " [Karl Rahner, Escritos de Teología, Madrid, Taurus Ed., 1969, tomo IV: "Escritos del tiempo conciliar", p. 317].
San Agustín, por su parte, nos advierte que hay hombres que permanecen ("in Ecclesiae sinu"...) "corpore quidem sed non corde"... [Ibid., p. 327, nota 24]; y el mismo santo nos recuerda con sus propias palabras, sin hacer excepción de persona alguna, que "...todos somos pecadores", declarando así, de hecho, a la Iglesia también pecadora, y prometiendo "su 'sin mancha ni arruga' sólo para la eternidad" [Ibid., p. 330]. "No se niega (...) una culpa de la Iglesia misma, toda vez que en orden a esa culpa entran en juego los portadores del ministerio eclesiástico, que obran jurídicamente en nombre de la Iglesia y cuya culpa la afecta muy empírica y perceptiblemente" [Ibid., p. 332]. Así pues, entendemos que "no solamente ha de confesarse cada uno en la Iglesia verdadera y humildemente como pecador (DS 229, 230, 1537), sino que también ha de hacerlo la Iglesia misma "[Ibid., p. 336]. Y perdonadnos, Santo Padre, continuar la cita del autor que tanto ha reflexionado sobre este tema: "Sólo cuando la Iglesia se sabe Iglesia de los pecadores, se convence real y perdurablemente -y entiende semejante imperativo en toda su hondura- de que necesita de purificación, de que ha de aspirar siempre a la penitencia y a la reforma (nº 8). De lo contrario, todas las exigencias reformadoras no son sino recetas de antigua prudencia, deseos sin fuerza que sí pueden perfeccionar el derecho de una institución y desarrollar una técnica y una táctica pastorales de grandes vuelos, pero que, con todo, no arraigan en el suelo de la vida, de la fe verdadera y de la Iglesia humana". [Ibid., p. 336].
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Una Iglesia justa?
Pensamos, Santo padre, que no pocos de los que leyeren esta carta también pública nos tildarán de atrevidos por razón de nuestra directa apertura y, sobre todo, por dirigirnos a Vos con estas referencias de doctrina; o quizá nos juzguen insensatos por parecerles que pretendemos llevar nuestra pobre agua al mar de Vuestra sabiduría y autoridad. Con todo, Santidad, nosotros no hemos sido precipitados. Y por haber dicho la verdad acerca del padre Marcial Maciel Degollado, algunos de nosotros hemos tenido que soportar durante meses ataques e insinuaciones humillantes, intimidación, desconocimiento, ofensas eclesiásticas, editoriales alevosos [por ejemplo, en El Norte, Monterrey, México, 26-05-97], pérdida de amistades y contactos sociales, penosos dolores familiares. Queremos que la Iglesia y la sociedad comprendan que lo único que deseamos es que se haga justicia; mas no sólo por legítimas reivindicaciones personales sino por el bien de la Iglesia y de la sociedad. Pensamos objetivamente que la confrontación de David contra Goliath se repite. Y por encima de todo y de todos, nuestra única confianza real está puesta en El Señor del que Vos sois Vicario. Y no nos avergonzamos. Sabemos que la verdad nos mantiene libres y deseamos esa misma fortuna, a tiempo, para quien todavía la necesita. Porque, como el padre Marcial Maciel Degollado solía repetir tantas veces: "la vida es una y se vive una sola vez". ¡Mas qué triste, después de haber adoptado cuasipublicitariamente el heideggeriano concepto de "autenticidad" casi como lema institucional, llegar a los últimos años de esa vida envuelto aún en irredentoras apariencias, con las manos personalmente vacías de la verdad y habiendo pecado tanto contra la luz! Que recuerde esta cita de una de sus propias Cartas... sobre la mentira: "... duramente anatematizada y sancionada por Dios en la Sagrada Escritura: Dios abomina los labios mentirosos, dice el autor de los Proverbios [II, 22] y por medio de San Juan [III, 44] llama a los mentirosos "hijos de Satanás": 'Vosotros tenéis por padre al Diablo'". [Mensaje..., p. 136].
Santidad, al concluir justamente Vuestra extensa entrevista con el periodista italiano Vittorio Messori, publicada en castellano bajo el titulo de En el umbral de la esperanza (Barcelona, Plaza y Janés), citabais con aprobación las palabras de André Malraux: "El siglo XXI será un siglo religioso, o no será". Nosotros nos atrevemos a imaginar, Santo Padre, que igualmente y con parecida convicción se les podrá ocurrir pensar a muchas mentes dubitantes y desesperanzadas algo similar con respecto a nuestra Madre: "La Iglesia Católica en los tiempos que avanzan habrá de ser verdaderamente coherente, o no será".
Y, Santo Padre, nosotros no hemos buscado el escándalo: es Cristo quien dijo: "Es inevitable que aparezcan escándalos, mas ¡ay de aquel a quien se debe el origen del escándalo!..." [Lucas, XVII, 1]. También Vos mismo, el domingo 23 de junio del ano pasado, en Berlín, criticasteis a los alemanes, porque, cincuenta años atrás, "... no se movieron en forma masiva..." contra la mentira del nacionalsocialismo hitleriano y porque "...hubo demasiados silencios..." [Crónica, México, 25-06-97]. Y, al recordar esos hechos y omisiones, Vos no preguntasteis "¿Por qué ahora?".
Es también la lectura de Vuestra Carta Encíclica Veritatis Splendor la que nos ha movido a manifestarnos privada y públicamente para que, dicho con Vuestras propias palabras, "... el esplendor de la verdad moral no sea ofuscado en las costumbres y en la mentalidad de las personas de la sociedad [...] a fin de que no sólo en la sociedad civil sino incluso dentro de las mismas comunidades eclesiales no se caiga en la crisis más peligrosa que puede afectar al hombre: la confusión del bien y del mal, que hace imposible conservar el orden moral en los individuos y en las comunidades". [op. cit., 93].
Si esta carta, como rogamos a Dios, llegare a Vuestras venerables manos y fuere leída, al menos en parte, por Vos, lamentaremos el inevitable dolor que nuestra queja y la exposición de nuestro mal indudablemente causarán en Vuestro atribulado espíritu. Bien sabemos cuán pesada es la carga de Vuestro laborioso pontificado. Mas, completamente frustradas ya otras instancias de recurso dentro de la Iglesia, y aconsejados nosotros por la fe y por la historia, no nos quedaba otra puerta legítima y segura a la cual intentar llamar directamente coram omnibus, ante todos, sino la puerta del Papa. Tal vez un día, ante el resultado de la investigación profunda de la triste verdad que hemos manifestado, alivien de alguna manera Vuestra pena las sabias palabras que San Juan Crisóstomo pronunció en su Homilía en defensa de Eutropio: "Son mejores las heridas causadas por los amigos que los falsos halagos de los enemigos".
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Juramento
Así pues, todos nosotros, católicos creyentes, los abajo firmantes, sin razón alguna de frustración en nuestros trabajos y esfuerzos personales, completamente libres de cualquier deseo de venganza por las ofensas corporales y espirituales antaño u hoy sufridas por nosotros de parte del padre Marcial Maciel Degollado, sin interés de medro de cualquier naturaleza, sin coacción alguna de nadie ni de ningún grupo de cualquier tipo de poder, mas conscientes de nuestra difícil pero ya impostergable obligación ante la Iglesia y la Sociedad, juramos solemnemente delante de Dios que nos ha de juzgar, delante de Vos, que tenéis también la gravísima responsabilidad de sopesar y conocer profundamente a los hombres que proponéis como guías y modelos de vida, delante de la Iglesia Católica entera de la Ciudad de Dios y, mientras, en la Ciudad del Hombre, y delante de toda autoridad divina y humana, religiosa y civil, que puede y debe, si quiere, someternos a duros y exhaustivos interrogatorios, juramos -repetimos- que en nuestras actuales declaraciones y revelaciones habladas y en nuestros testimonios individuales recientemente escritos acerca de la conducta inmoral del padre Marcial Maciel Degollado hemos dicho solamente la verdad. Y, bajo deber de conciencia eclesial y social, por lo que durante tantos años tan cercanamente presenciamos y tan personalmente experimentamos, y contradiciendo, muy a doloroso pesar nuestro, las palabras Vuestras acerca de la ejemplaridad moral del padre Marcial Maciel Degollado expresadas en Vuestra carta del 5 de diciembre de 1994, citada al inicio del presente documento, afirmamos virilmente, apoyados en la inequívoca doctrina del Evangelio de Cristo y en la tradición cristiana, que sería espiritual, psíquica y éticamente funesto en sumo grado para cualquier alma conducir su vida privada siguiendo el patrón de conducta íntima del padre Marcial Maciel Degollado con respecto al sexo, al placer del narcótico y a su negativa actitud ante la verdad y ante otros valores espirituales y humanos. Juramos esto por Cristo, por el ejemplo de los hombres dignos que en cualquier lugar y época del mundo han sufrido por defender la verdad, por la memoria de la engañada ilusión religiosa de nuestros padres, por el dolor del daño psíquico y moral de muchos de nuestros antiguos compañeros, por el deseo de una sociedad menos complaciente, más valiente e inquisitiva, por la esperanza de una juventud más crítica, por la necesidad de un gobierno civil más atento y supervisor, por el anhelo de una Iglesia justa, honesta y limpia.
Entendiendo cuán difícil será para Vos, Santo Padre, comprendernos mientras no se lleve a cabo la necesaria investigación y un juicio canónico, rogamos al Señor por Vuestra luz, salud, bienestar y paz. Y os expresamos que deseamos permanecer unidos a Vos, con nuestra esperanza puesta en el esplendor de la verdad y en el triunfo de la justicia.

Estados Unidos de Norteamérica/ México, Mes de noviembre de 1997.

Responsables de la publicación:
Félix Alarcón Hoyos
José de J. Barba Martín
Saúl Barrales Arellano
Alejandro Espinosa Alcalá
Arturo Jurado Guzmán
Fernando Pérez Olvera
José Antonio Pérez Olvera
Juan José Vaca Rodríguez
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Dirección para Vuestra respuesta, que rogamos
Nunciatura Apostólica de México
Juan Pablo II # 118
México D. F.
01020
(Esta carta fue publicada en la revista mexicana Milenio, el 8 de diciembre de 1997)
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[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif]Los firmantes de esta carta de denuncia contra Marcial Maciel --que también se materializó en forma de proceso judicial iniciado el 17 de octubre de 1998 ante el tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el mismo que lleva décadas encubriendo al poderoso sacerdote--, que confiesan haber sido abusados sexualmente por Maciel durante sus primeros años de adolescencia, cuando estaban bajo su cargo en seminarios de España e Italia, son todos hombres con una probada solvencia en sus vidas y profesiones. A saber:

-- Félix Alarcón Hoyos es un sacerdote español que ejerce en Estados Unidos;
-- José de J. Barba Martín es catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México;
-- Saúl Barrales Arellano es profesor de un colegio católico;
-- Alejandro Espinosa Alcalá es un importante ganadero;
-- Arturo Jurado Guzmán es catedrático de la Escuela de Lenguas del Departamento de Defensa de Estados Unidos;
-- Fernando Pérez Olvera es ingeniero químico;
-- José Antonio Pérez Olvera es abogado;
-- Juan José Vaca Rodríguez, ex sacerdote, estrecho colaborador de Maciel durante tres décadas y ex presidente de Legionarios de Cristo en Estados Unidos.
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Megachus

Bovino de alcurnia
#47
Me gusta ver como salen a flote el odio hacia los católicos, saquenlo aprovechen este foro para sacar todo, por otro lado, ojala y lleguen por acá para verlo, seria bueno
 

antonmance

Bovino adicto
#48
Pero a lo mejor por la misma burocracia del Vaticano, no llegaba la información como debiera, pero que tal la carta que le enviaron en 1997:



Ni yo lo hubiera podido justificar de mejor manera. Muchas gracias.

Pepe Rodriguez, mmmm! ¿Qué se puede esperar de él? Pero deja leer la extensa carta, tal vez ahi encuentre acuse de recibo del mismo Juan Pablo II, de lo contrario, todo quedará en simples especulaciones y falsas acusaciones.
 

tiburonxx

Bovino de alcurnia
#49
Me gusta ver como salen a flote el odio hacia los católicos, saquenlo aprovechen este foro para sacar todo, por otro lado, ojala y lleguen por acá para verlo, seria bueno
¿Y en que te sustentas para hacer semejante afirmación?
¿En donde ves odio?
¿Acaso sustentar datos duros es motivo para fomentar el odio?
Si tienes señalamientos, pues para eso existe el botón de reportar y espero que digas quienes son los que fomentan el odio hacia los miembros de la grey católica y no te quedes solo como un falso martir.

Dios existe y odia a los mentirosos, me cae:eolo:
 

DevIaNcE®

Bovino de la familia
#50
Me gusta ver como salen a flote el odio hacia los católicos, saquenlo aprovechen este foro para sacar todo, por otro lado, ojala y lleguen por acá para verlo, seria bueno
He leído todo el tema y no he visto que odien a los católicos... ¿Podrías citar comentarios que promuevan el odio hacia dicho grupo social?
 

tiburonxx

Bovino de alcurnia
#51
Ni yo lo hubiera podido justificar de mejor manera. Muchas gracias.



Pepe Rodriguez, mmmm! ¿Qué se puede esperar de él? Pero deja leer la extensa carta, tal vez ahi encuentre acuse de recibo del mismo Juan Pablo II, de lo contrario, todo quedará en simples especulaciones y falsas acusaciones.
:mota:
Por lo que se infiere, según tu afirmación, que Juan Pablo II lidereaba un grupo que solapaba la pederastía y la pedofília, lo que no lo exculpa de ignorar lo que pasaba en su grey. Creo que se llama pecado de omisión.
¿Y de lo demás, que opinas?

Pepe Rodríguez lo publicó en su página, pero la carta viene firmada por ex miembros de la Legión, no desvies el tema sobre el que lo publica.

Dios existe y no es omiso, me cae:eolo:
 

antonmance

Bovino adicto
#52
:mota:
Por lo que se infiere, según tu afirmación, que Juan Pablo II lidereaba un grupo que solapaba la pederastía y la pedofília, lo que no lo exculpa de ignorar lo que pasaba en su grey. Creo que se llama pecado de omisión.
¿Y de lo demás, que opinas?

Pepe Rodríguez lo publicó en su página, pero la carta viene firmada por ex miembros de la Legión, no desvies el tema sobre el que lo publica.

Dios existe y no es omiso, me cae:eolo:
No te confundas. Una cosa es la existencia del crimen y otra distinta que el Papa lo supiera en su momento (este es el punto). Tan fácil, mientras no exista un documento en el que el mismo Juan Pablo II reconozca estar enterado de lo que pasaba con los Legionarios todo serán especulaciones y falsas acusaciones.
 

JRO

Bovino de la familia
#53
No te confundas. Una cosa es la existencia del crimen y otra distinta que el Papa lo supiera en su momento (este es el punto). Tan fácil, mientras no exista un documento en el que el mismo Juan Pablo II reconozca estar enterado de lo que pasaba con los Legionarios todo serán especulaciones y falsas acusaciones.
pudieramos darle el beneficio de la duda, SIN EMBARGO, juan pablo fue una persona que tenia una excelente vision y apertura a los medios de comunicacion, inclusive, al manejo de los medios mediaticos.

si no le llego una carta, como comentas, donde el firma y acepta saber, sinceramente seria demasiado ingenuo pensar que no le llego la informacion de manera "informal", por lo que escudarse de que "yo no sabia porque no firme aceptando que no sabia", NO deberia ser.

al contrario, si hay medios de comunicacion (en ese entonces, television e internet), como cabeza de toda una congragacion, es ponerse a trabajar y hacer dos cosas
1.- investigar a fondo, TOTALMENTE, caiga quien caiga
y
2 (la mas importante), INVESTIGAR TOTALMENTE para poder demostrar CON PRUEBAS CONVINCENTES, que todos los que lo acusan, estan totalmante equivocados, y sacar la cara por la iglesia resurgiendo y demostrando que se es mas blanco que una paloma.

juan pablo (y ahora benedicto) NO tienen la justificacion que habia en paulo 6o para atras, que los medios de comuncacion no estaban tan masificados
 

silcharde2k

Bovino adolescente
#54
pudieramos darle el beneficio de la duda, SIN EMBARGO, juan pablo fue una persona que tenia una excelente vision y apertura a los medios de comunicacion, inclusive, al manejo de los medios mediaticos.

si no le llego una carta, como comentas, donde el firma y acepta saber, sinceramente seria demasiado ingenuo pensar que no le llego la informacion de manera "informal", por lo que escudarse de que "yo no sabia porque no firme aceptando que no sabia", NO deberia ser.

al contrario, si hay medios de comunicacion (en ese entonces, television e internet), como cabeza de toda una congragacion, es ponerse a trabajar y hacer dos cosas
1.- investigar a fondo, TOTALMENTE, caiga quien caiga
y
2 (la mas importante), INVESTIGAR TOTALMENTE para poder demostrar CON PRUEBAS CONVINCENTES, que todos los que lo acusan, estan totalmante equivocados, y sacar la cara por la iglesia resurgiendo y demostrando que se es mas blanco que una paloma.

juan pablo (y ahora benedicto) NO tienen la justificacion que habia en paulo 6o para atras, que los medios de comuncacion no estaban tan masificados
Desafortunadamente no podemos decir que les damos el beneficio de la duda, la jerarquía católica esta bastante bien enterada de lo que pasa en todas las comunidades, entre ellos mismos se cubren y protegen, ahí esta el caso de los curas con problemas de adicciones al alcohol o drogas, o los pederastas en su caso u homosexuales, cuando cometen un delito o los pescan de inmediato los desaparecen mandandolos a otras comunidades alejadas o si es muy fuerte el problema los esconden en pseudo casas de retiro ( en México hay como 3 de ellas) ahí pasan un buen tiempo mientras se calman las aguas y después salen otra vez a cometer sus fechorías en otros lugares alejados. Todo esto queda documentado en sus archivos.

Obviamente este tipo de casos ocurre en cualquier religión llamense mormones, Jehovas y demás, ninguna puede decir que esta libre de pecado.

Se acuerdan del caso del pederasta Nicolás Aguilar Rivera que hasta el propio Cavernal Perverto Rivera dijo "Ustedes olvidarán pronto lo que les hizo el padre Nicolás Aguilar Rivera. Al rato, ya ni se acordarán. Deben saber perdonarlo. El padre es un hombre enfermo" les dejo el link de la nota para que la lean:

Código:
http://www.jornada.unam.mx/2006/11/13/index.php?section=politica&article=012n1pol

Así que Juan Pablo II y todos los Jerarcas estan al tanto de todo.

Saludos

:starwars:

P:eek: despues les paso el link de Proceso en donde se mencionan estas "Casas de retiro y apoyo"
 
I

ime.joseramesp

Visitante
#55
Es increible que aún despues de muerto, los lideres del Catolicismo sigan Lucrando con la ignorancia de la gente !!! Espero que puedan darle una leida al Salmo 135, es solo un ejemplo de la Idolatria.

Alguien sabe como, cuando y donde surge el Catolicismo ? Pues Cristo dejo Establecida su Iglesia Universal !! y en ninguna parte de la Biblia dice que deberiamos ser Catolicos, simplemente seguir a Cristo y asi llegar al Padre (Dios).

Saludos, Dios les Bendiga !!!
 
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