El
amor es un concepto universal relativo a la
afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (
científico,
filosófico,
religioso,
artístico). Habitualmente, y fundamentalmente en
Occidente, se interpreta como un
sentimiento relacionado con el
afecto y el
apego, y resultante y productor de una serie de
emociones,
experiencias y
actitudes. En el contexto filosófico, el amor es una
virtud que representa toda la
bondad,
compasión y
afecto del
ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en la compasión,
[1] o bien como acciones dirigidas hacia otros y basadas en el afecto.
[2]
En
español, la palabra
amor (del
latín,
amor, -ōris) abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del
amor romántico hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar y el
amor platónico,
[3] y hasta la profunda
unidad o
devoción del amor religioso.
[4] En este último terreno, trasciende del
sentimiento y pasa a considerarse la manifestación de un
estado de la
mente o del
alma, identificada en algunas religiones con
Dios mismo y con la fuerza que mantiene unido el
universo.
Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador de las relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica central, es uno de los temas más frecuentes en las artes creativas (música, cine, literatura).
Desde el punto de vista de la
ciencia, lo que conocemos como amor parece ser un estado evolucionado del primitivo instinto de supervivencia, que mantenía a los
seres humanos unidos y
heroicos ante las amenazas y facilitaba la continuación de la
especie mediante la
reproducción.
[5]
La diversidad de usos y significados y la complejidad de los sentimientos que abarca hacen que el amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente, aunque, básicamente, el amor es interpretado de dos formas: bajo una concepción
altruista, basada en la compasión y la colaboración, y bajo otra
egoísta, basada en el interés individual y la rivalidad. El egoísmo suele estar relacionado con el cuerpo y el mundo material; el altruismo, con el alma y el mundo espiritual. Ambos son, según la ciencia actual, expresiones de procesos
cerebrales que la evolución proporcionó al ser humano; la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente apareció hace entre un millón y varios cientos de miles de años.
[6]
A menudo, sucede que individuos, grupos humanos o empresas disfrazan su comportamiento egoísta de altruismo; es lo que conocemos como
hipocresía, y encontramos numerosos ejemplos de dicho comportamiento en la
publicidad. Recíprocamente, también puede ocurrir que, en un ambiente egoísta, un comportamiento altruista se disfrace de egoísmo:
Oskar Schindler proporcionó un buen ejemplo.
A lo largo de la historia se han expresado, incluso en culturas sin ningún contacto conocido entre ellas, conceptos que, con algunas variaciones, incluyen la dualidad esencial del ser humano:
lo femenino y lo masculino,
el bien y el mal,
el yin y el yang, el
ápeiron de
Anaximandro.
fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Amor