Historias Sobrenaturales.

Andrés y Roberto avanzaron en medio de la madrugada con rumbo al cruce mencionado, una vez que llegaron al sitio encontraron todas las casas
cerradas como era normal por ser de madrugada, una que otra tenía algún
foco iluminando con un charquito el exterior.

La calle es la última de una colonia edificada de manera normal, casas dispuestas una junta a la otra patio con patio formando hileras,
sólo que en esta calle terminaban las casas, es una calle de dos sentidos
y comienza el cementerio local, que esta bardeado por un muro de aproximadamente tres metros de alto pintado de blanco.

Una vez llegaron al sitio, ambos bajaron a inspeccionar la zona,
una breve inspección arrojó que había un sonido como de algo escarbando
en la tierra, algo así como un perro grande escarbando en la tierra.
El sonido provenía del interior del cementerio, justo atrás de la barda.
-Hay alguien ahí!- gritó Andrés pegado a la barda, el sonido del supuesto perro escarbando no se detenía, así que Roberto dijo:

-Quiza es un perro, yo no escucho el ruido muy fuerte, pero debe ser molesto…- justo cuando recién había dicho eso, un sonido irrumpió la noche:

¡¡¡¡¡¡¡¡GUUUUUUAAAARRGGGGHHKKKKKK!!!!!!

Era como si un hipopótamo estuviera regresando el estómago, cómo si un animal mucho más grande que un perro estuviera enfermo y vomitando, un sonido a un tiempo asqueroso y escalofriante.

Andrés y Roberto se miraron extrañados.

-¿Será un oso?- dijo Roberto

-Pues no lo sé, pero debemos investigar-

Ambos se dirigieron al extremo este de la barda, donde estaba ubicada la entrada principal, ahí descendieron de la patrulla y comenzaron la caminata hacia el rincón sur del panteón. Caminar en un panteón de madrugada es toda una experiencia que los amantes de lo sobrenatural deberían probar, el aire de madrugada es mas helado en esos sitios y corre más difuso que en otros lados, las sombras se extienden alcánzandote, los nichos crujen, todos los cementerios tienen el mismo aspecto tétrico de las películas de terror, es imposible no sentirse perturbados por el entorno.

¿No me digas que tienes miedo? Le dijo Roberto a Andrés, más por disimular su propio miedo que por hacerse el valiente. Romper ese silencio sepulcral era bastante relajante, Andrés no contestó.

Cuando llegaron al rincón sur del cementerio, el cual estaba débilmente
alumbrado por las luminarias del exterior que alcanzaban a salpicar un poco de terreno sagrado, notaron un bulto que se revolvía en un pozo que ya tenía un buen avance, quizás 1 metro de profundidad, Andrés alcanzó a desabrochar el seguro de su arma de cargo, una viejísima calibre 44 Special y poner la palma de su mano en la culata, eso siempre le daba la sensación de seguridad. Roberto iba desarmado.

Lo que vieron dentro del pozo los dejó helados.
 
El pozo era un círculo mediano de un metro de profundidad.

Dentro había una señora de edad avanzada, algo gordita,
cabello completamente blanco lleno de tierra, cejas muy prominentes
y papada generosa, demasiado, aparentaba tener bocio, la señora estaba inclinada como un perro escarbando la tierra muy suelta, con las manos
echaba la tierra café atrás de ella, semejando un San Bernardo muy viejo.

Roberto encendió su lámpara, dirigió el haz de luz hacia ella y le llamó:

-¿Señora?- dijo…

Andrés acarició la culata de su arma

La señora dejó de escarbar al instante y se incorporó dentro del pozo,
mediría apenas un metro sesenta, pero se veía extrañamente corpulenta,
no vestía ropas extrañas, tan solo sandalias cafés, una falda floreada
roja y una blusa amarilla bastante sucia de manga larga, sus brazos
eran muy anchos, llenaba las mangas casi hasta desgarrar la tela.

Cuando la señora se enderezó, volteó lentamente hacia ambos y clavó
su mirada en ellos. Notaron que los ojos los tenía completamente
amarillentos y sin pupilas.

Era como ver un par de huevos duros bastante nejos en donde
deberían estar los ojos, dentro de esos huevos que eran sus
ojos algo se movía dentro de ellos, algo así como un gusano
reptando de lado a lado, lo que le daba un aspecto bastante
desagradable a su rostro.

Cómo si esto no fuera suficiente, la boca y los cachetes
de la señora (bruja?) estaban repletos de tierra café,
algo así como si estuviera escarbando con las manos y con la boca.
La cual tenía llena de tierra al parecer.

Casi adivinando lo que pensaban, la señora (bruja?) abrió la boca
y comenzó a dejar caer sobre sus amplios pechos caídos una cantidad considerable de tierra café, la blusa amarilla comenzó a tornarse
café oscura de la tierra y de la baba, la señora estaba vomitando
tierra café de su interior como si fuera un hámster desfogando
algunos trozos de zanahoria almacenados en su garganta,
la cual por cierto comenzó a perder su grosor.

-¡No se mueva!- Fue lo único que atinó a decir Roberto
sin poder evitar un tono de miedo en su voz…

Andrés soltó su arma y miró extrañado a su compañero Roberto
esbozando una sonrisa, ¡Sólo era una vieja por Dios!, y al
parecer afectada de sus facultades mentales. Abotonó su arma
de nuevo y se acercó al pozo para intentar ayudar a la dama del pozo,
Roberto le dijo:

-Ten cuidado Andrés!-

Andrés no dejaba de sonreír maravillado del miedo que ahora
parecía pánico pintado en el rostro de Roberto, avanzó unos
pasos y extendió la mano para ayudar a la señora a salir del pozo.

Para su sorpresa, la señora le pegó una mordida en plena palma
de la mano.

-¡AHHHHHHHHHH MIEEERRDDDDAAAAAAAA!- fue todo lo que alcanzó a decir Andrés antes de que la sangre comenzara a brotar de su mano y se perdiera en la tierra café del piso.

Roberto avanzó para ayudar a su compañero justo cuando la vieja pegó
un brincó para salir del pozo.

Andrés se olvidó de la sangre de su mano al ver a la vieja saltar.

La bruja dio un brinco de aproximadamente 4 metros hacia arriba y cayó 6 metros a su izquierda con un golpe muy pesado, no se reía como en las películas o caricaturas, más bien bufaba como un toro viejo y cansado,
la tierra se estremeció a sus pies cuando la bruja aterrizó, por lo menos
la señora debería pesar 90 kilos, asemejaba un chapulín bastante pasado de peso y arrugado surcando los aires.

Andrés y Roberto ya estaban hombro con hombro parpadeando y luchando
con su mente para dilucidar si estaban viendo lo que aparentemente
estaban viendo o era una ilusión óptica. ¡Eso! Quizás el cementerio
soltaba algún tipo de gas que provocaba alucinaciones...

Justo cuando Andrés pensaba eso la bruja dio otro salto,
esta vez un brinco suficiente para pasar la barda de tres metros
y aterrizar en el exterior, siempre acompañada de sus inconfundibles
bramidos-bufidos, otro brinco y se alejó un poco más.

Un perro ladró a lo lejos, un grito de una mujer se escuchó aún más lejos.
La bruja se estaba alejando poco a poco.

Roberto pensó en las historias que le habían contado de niño,
los nahuales, o nahualismo, la capacidad de algunas personas
que con brujería podían transformarse momentáneamente en animales.

Pero eso no era un animal, eso asemejaba más una bruja.
Una señora que practibaba brujería cerca del lugar y por lo visto era muy poderosa.

Ambos salieron a paso un poco más aprisa de lo que habían llegado, sólo al llegar a la patrulla Andrés notó que tenía la piel de carne de gallina en ambos brazos.

-¿Tú vas a llenar el informe?- dijo Andrés a Roberto.

Este se limitó a conducir en silencio rumbo a la comisaria y dijo:

-Hoy no pasó nada Andrés, Hoy no va a haber reporte-

Andrés sentía palpitar su mano justo donde la bruja le había mordido.
Era cierto, lo mejor era no decir nada. No quería un circo afuera de su casa, ni ser conocido como el tipo al que una bruja mordió.

Andrés se dio de baja un año después, se dedicó a la seguridad privada
y aún conserva una cicatriz de media luna en su mano,
siempre es la sensación en las cantinas de Platón Sánchez y Treviño del
centro de Monterrey, después de un par de cervezas está dispuesto
a contar la historia de la bruja que brincaba como sapo, que le mordió
en la mano y le dejo una cicatriz en forma de niño corriendo en la palma
de su mano.

Esa historia está muy bien en la cantina, ahí encaja en medio de todas las historias que flotan al calor del alcohol y la noche.

Fin.


Saludos hermanos, paz para todos @armandddo
 
Bueno igual que muchos de los miembros de este foro, en casa de mis padres también suceden cosas medias extrañas y pues nunca nos a pasado nada malo mas que uno que otro susto leve hasta cierto punto, como que se oye que habren la puerta principal y la cierran, cosa que nunca pasa por que la puerta se ve desde la cocina, normalmente pasa cuando estamos comiendo y simplemente estamos reunidos en el comedor de la cocina y nadie esta viendo hacia la puerta o cuando estamos en alguna de las recamaras se escucha que habren y preguntas quien es y no hay repuesta sabes que no fue alguien de la familia el que entro igual cuando se puede oír cuando se habren las puertas de la alacena cuando estamos en alguna de las recamaras, aclaro la casa de mis padres es pequeña y de un solo piso, estas son algunas de las cosas que suceden en otra oportunidad les platico mas, por cierto también me declaro fan de glenn , no sin olvidar a los demás b-kunos que contribuyen a nutrir a este foro
 
Tío Gleen.

En repetidas ocasiones he notado que le tienes algo de tirria a la Iglesia Católica, sin embargo en algunos de tus relatos resaltas que la participación de ésta en los casos es de mucha importancia, ¿No sería mejor apoyarse 100% con pastores de alguna secta protestante? tal vez tengan mejores resultados si la Fe de todo el equipo es uniforme.

También dices usar un Rosario, aún y cuando es evidente tu rechazo hacia la Virgen en cualquiera de sus advocaciones (María, Guadalupe, etc.) la sectas protestantes consideran al Rosario un amuleto, por lo tanto para ellos portarlo es pecado de idolatría, muy a pesar de que ha quedado demostrado teológicamente que la Virgen tiene poder sobre las fuerzas del mal.

Desde luego que creo en lo que haces y en tus relatos, se que son posibles. Desde el punto de vista teológico, el diablo (demonios), es como un perro bravo que se encuentra encadenado, éste no te va a morder si no te acercas demasiado, no obstante debido al desempeño de tu trabajo tienes que acercarte lo suficiente como para recibir una buena mordida. El punto es, que si no tienes una Fe bien cimentada, es decir, si no la practicas de acuerdo a los preceptos de tu religión, creo que corres un grave peligro.

No hace mucho comentabas sobre la desintegración de tu equipo por causas extrañas, pienso que esto se debió precisamente a la falta de Fe de tus compañeros, no se si en tu religión cuenten con algún tipo de protección espiritual, pero se de buena fuente que en la Iglesia Católica, existen equipos de trabajo como el tuyo y estos reciben protección espiritual, no es fácil, los involucrados se tienen que someter a un escrutinio hasta cierto punto largo y tedioso, así como jornadas de ayuno, confesión y comunión, en fin cada religión le presta la debida importancia a este tema, así como también hay religiones que ni siquiera tocan el tema.

Saludos y suerte.
 
hermano tienes algo acerca del hotel finistierre que esta en calzada de tlalpan ? ahi espantan tambien, lo digo por experiencia propia, subi lo que me acontecio a mi, busca hotel de la cuidad de mexico, me gustaria que complementaras mi relato, ah, por cierto, buna historia a tuya
 
Les voy a contar esta historia que me fue contada hace muchos años:

En una antigua casa en forma de Hacienda en el norte del país pasaban sucesos inexplicables.

En los años 80 se ofrecían fiestas y el dueño le apostaba a sus invitados una fuerte suma de dinero
a quien podía durar más de cinco minutos dentro de la habitación, ésta no tenía ventanas, en el centro colgaba de un hilo un avión a escala, viejos cuadros estaban en las paredes, algunos muebles y una silla, la persona que aceptó la apuesta entro a la habitación, cerró la puerta y al sentarse no dio crédito a lo que sus ojos veían, empezó a ver como el avión daba vueltas, los cuadros se empezaban a mover de un lado a otro escuchó voces susurrándole al oído, no se explicaba como sucedía aquello, no aguantó ni un minuto y salió corriendo.

Los sucesos se extendían por toda la casa, el pasillo principal medía aproximadamente unos diez metros de ancho el cual estaba en el centro de la casa, en él había un adorno de metal en forma de pájaro fijado sobre un clavo, al pasarlo, éste se caía y llegaba casi hasta el otro extremo, el dueño de la casa y un amigo empezaron a hacer pruebas, lo aventaban desde la pared, pero lo máximo que llegaba era a menos de la mitad del pasillo, lo hicieron varias veces obteniendo los mismos resultados.

En otra ocasión caminando por el pasillo lo jalaron del pelo y lo tumbaron, se levantó para pelear con quien supuestamente lo había tirado sin encontrar a nadie.

Uno de los amigos del dueño era escéptico, no creía en lo que pasaba, pero eso le duro poco, fue a la cocina a servirse un vaso con refresco y hielos, lo puso sobre la mesa para tomar una servilleta, al quererlo tomarlo nuevamente con su mano, éste se movió, al apagar la luz escucho palabras que le decían al oído, se quedó mudo y no pudo hablar hasta como media hora después.

En el bar había un baúl cerrado con un candado, el candado se movía de un lado a otro, las copas se movían como si un niño estuviera jugando con ellas, la televisión se cambiaba de canal hasta que alguien le gritaba que lo dejara en paz, que lo dejaran ver un canal.

No sabían que es lo que ocasionaba todos estos acontecimientos, la casa era cuidada por ocho perros Doberman, una mañana amanecieron todos muertos, la familia pensó que habían sido envenenados por lo que solicitaron que se les practicara la autopsia para saber la causa de su muerte, quedaron horrorizados al saber los resultados……

¡Infarto Fulminante!

¿Cómo es que ocho perros mueren por esa causa?, la familia se acercó a la iglesia y pidieron que se estudiara el caso, las investigaciones arrojaron que en el cuarto de la persona de servicio, había un pentagrama dibujado en el piso, velas, sangre, se practicaban misas negras, brujería o rituales.

Fue bendecida toda la casa y según sé finalizaron los extraños sucesos.

Una vez entre a esa casa, por unos minutos me dejaron solo, imaginándome todo lo que había sucedido en aquel lugar, a lo lejos veía algunas puertas, pensaba si alguna de ellas pertenecía a esa habitación donde el avión a escala giraba sin ninguna corriente de aire, un escalofrío recorría mi piel y al despedirme escuche el sonido del adorno en forma de pájaro cayendo por el suelo, era cierto o era mi imaginación…….

Espero la hayan disfrutado.
 
Saludos a todos.

¿Será que algunos estamos, por decirlo de algún modo, "tocados" para sentir o vivir más de cerca este tipo de fenómenos?

Lo menciono porque yo de niño vivía en una colonia en la ciudad de Monterrey llamada industrial, la calle se llama Justo Corro y el número de la casa era el 1408, catorce cero ocho, lo que sumado da el cabalístico número trece, me dí cuenta de eso mucho antes de que el célebre escritor Stephen King publicara su cuento corto del mismo nombre.

En fin.

En esa casa "espantaban", o dicho de manera más detallada, ocurrían eventos que desafiaban varias leyes de la física, matemáticas, química, entre otras.
Eso lo viví cuando era niño, así fui creciendo, viendo y viviendo esos fenómenos extraños.

Se podría decir que esa casa nos marcó a los que vivimos en ella, la casa ya no existe. Fue derruida hace mucho tiempo por cuestiones bastante macabras por cierto.

Luego tocaré ese tema, sólo quería saber si algunos de ustedes también se han sentido así, es decir, atraídos por el tema, sin sentir miedo, pero tomando todas las precauciones.


Saludos!
 
Saludos a todos… ya había andado por estos foros hace años, pero no me animaba a registrarme pero este post logró lo que otros no pudieron, por fin me registré.

Llevo leídas 140 páginas del post, ¡vaya que nos emociona y nos encandila este tema!

Primero me presento: XKobayashi, Koba pa los cuates, pues resulta que toda mi corta vida me han sucedido fenómenos que bien pueden caer en el rubro de lo “inexplicable” pero entre que soy algo despistado y que no creo a la primera en los fantasmas sino que después de que alguien me dice lo que sucedió desde su punto de vista, entonces me doy cuenta que estuve en contacto con algo que no tiene tanta explicación. Mi profesión aparte de ser noble, me exige una buena dosis de escepticismo y ciencia, a la vez también me pide mucho del espíritu humano. Ser médico te deja caminar entre la vida y la muerte en muchos aspectos.


Comenzaré contándoles que por allá del 2010 que salí de la facultad de medicina, me fui a San Luis Potosí a un curso de preparación para el ENARM y pues yo no conocía San Luis Potosí capital, muy bonito, muy colonial, todavía me tocó poder salir de noche y con antros funcionales por la noche, pues por allá no se nos hizo difícil hacernos de nuevos amigos, éramos 3 cuates: Jesús, Alfonso y yo. Allá conocimos a Nancy y Gaby de quien nos haríamos muy buenos amigos, y pues yo conocí a un chico llamado Daniel que me dijo que si quería que nos llevaba a un poblado cerca de SLP que era un pueblo fantasma, les comenté a mis cuates y nos fuimos en dos autos: el de Gaby que llevaba a Nancy, Gaby, Jesús y Alfonso, y el de Daniel que llevaba a Daniel, un amigo de él de quien no recuerdo el nombre y yo, el chiste es que manejó varios kilómetros y unos 20 minutos después de andar en carretera llegamos, San Pedro “algo” me parece que se llamaba el lugar, si alguien es de por allá que me de una orientada, o luego busco una foto porque nos tomamos la típica foto del recuerdo dentro de un carrito minero.

Bueno pues no me adelanto, resulta que al llegar a ese pueblito hay una rampa, ahí se dejaron los autos y comenzamos a avanzar por la rampa, y yo le preguntaba a Daniel que “qué se hacía ahí en la noche” vaya que si había un tour nocturno con leyendas de terror o si había algo. Daniel me dijo que pues no, que si queríamos recorrerlo “así”, su respuesta fue mas simple que un huevo sin sal, así que al fondo de la rampa ví una vivienda con la luz encendida y un chico en el umbral de la puerta, así que pensé “pues voy y le pregunto a este chico si hay alguna atracción por aquí o de plano cooperamos y le damos una lana y que nos de un tour”, y pues ahí iba decidido a hablarle, entre mas me acercaba yo distinguía su silueta, su ropa: traía jeans, unas botas, un cinturón de hebilla ovalada y camisa a cuadros, estaba joven como de unos 20-25 años, el cabello estaba peinado partido en medio pero medio largo y como tenía el rostro medio agachado no le podía ver el rostro, hasta ahí nada inusual. Yo iba a paso decidido cuando a unos 20 pasos de la casa siento que me jalan del brazo: era Alfonso, su rostro estaba desencajado, pocas veces lo había visto así, realmente se veía espantado, y me jaló y me preguntó “¿a dónde vas?”, a lo que le dije muy naturalmente “a esa casa, voy a preguntarle al chico…” y justo al voltear ya no ví al chico y la casa estaba apagada, “seguramente nos vio y se habrá espantado y se metió a su casa, ¡ranchero!” pensé yo, cuando en eso me vuelve a jalar Alfonso pero ahora mas fuerte que hasta me sacudió y yo me molesté le dije “¿qué te pasa?” y él me volvía a preguntar lo mismo “¿a donde vas?” y yo un poco irritado, me zafé el brazo y le dije “te dije que a aquella casa”, los demás apenas iban caminando comenzando la rampa así que estábamos a una distancia de 10-15 metros aproximadamente, no escuchaban lo que decíamos, y pues medio molesto le dije a Alfonso “ven acompáñame si quieres” y Alfonso con los ojos casi llorosos me decía que si yo estaba bien, eso me sacó de onda, y le dije que si que todo normal, y le expliqué que vi al chico y que le iba a preguntar por algún tour o que nos diera uno, cuando avanzamos a la casa ¡oh sorpresa! la casa estaba abandonada, no tenía puerta y la primera habitación no tenia piso y había una altura como de 2 metros del piso hacia abajo, como si fuera un sótano, tenía hierba crecida, después la segunda habitación no tenia techo pero conservaba el piso que se ve que le faltaba a la primera según pudimos observar mientras iluminábamos con los celulares y la cámara, tomé un par de fotos que seguramente ya no existen pero no salió nada.

Ya después le pregunté a Alfonso que porqué se había puesto así tan nervioso y me dijo que cuando estábamos en la rampa comencé a avanzar rápido, caminé mas rápido que de costumbre, parecía que alguien me hubiera llamado y que no le hice caso a nadie cuando me preguntaron que a donde iba. Yo le conté sobre el chico que había visto en esa casa y de cómo había visto la casa con luz y totalmente normal.

¿Qué fue? pues vayan ustedes a juzgar, pero bueno continuamos el tour por el pueblito, yo no dije nada ni Alfonso, al poco rato ya como si nada, durante nuestra estancia no vimos ni sentimos nada, aunque a decir verdad poco pudimos hacer mas que la foto en el carrito minero y recorrer algunas calles, según Daniel el pueblo está abandonado y nadie vive en él, sino que hay gente que va por el día a atender algún negocio tipo turístico y ya.


Así nos recibió San Luis Potosí…
 
Claro que si mi estimada Lilith Landázury hay muchas historias por aportar y no dudes que sigan generándose mas.

Les comentaré una rápida que me sucedió cuando era chaval, resulta que la casa donde viví en mi natal Orizaba es de dos pisos, la casa de mi vecina es de un solo piso con techo de teja y lámina, pues una ocasión lo recuerdo muy bien, era nochecita como a las 8 pm aproximadamente, cuando escucho que dan golpes en la pared que colinda con la casa de mi vecina, pero daban golpes al principio rítmicos como si estuvieran clavando algo “vaya hora para estar clavando cosas y haciendo ruido” pensé y comencé a pegar en la pared pero como me dolió la mano y ni ruido hice, bajé por un martillo y justo cuando pegaban yo les contestaba y pegaba mas fuerte para que se callaran, según mi tierna lógica, y así estuvimos en el juego de uno pega y el otro responde y viceversa hasta que unos minutos antes de que regresara mi madre los ruidos cesaron y le comenté el hecho, ninguno de los dos le dio importancia… Un par de días después al ver de frente mi casa y la de la vecina me doy cuenta que donde escuché los golpes del otro lado está arriba del techo de la vecina, es decir no pudo ser nadie clavando nada y mucho menos jugando a responder los golpes. La verdad me dio risa lo tonto que me habré visto pegándole a una pared. En esa casa también hace mucho tiempo se escuchaba que arrastraban algo muy pesado, si estabas en la sala se escuchaba como si en mi habitación arrastraran algo por todos lados, como si no hubiera muebles o algo por el estilo, lo que fuera que era arrastrado lo movían por todos lados e incluso se escuchaba cómo movían ese objeto de una habitación a otra. El fenómeno duró mucho tiempo, después justo en la pared que da a la casa de la vecina se escuchaba como ese objeto igualmente se arrastraba por toda la pared, al principio no le dí importancia pero había tardes que el ruido no me dejaba escuchar y cuando subía a mi habitación el ruido se escuchaba como si estuviera ahora en la azotea, igual mismos movimientos, después cuando un día pude subir a la azotea pude ver que no había ahí nada, como una piedra o algo que moviera el viento. Nunca supe que fue ese ruido, quien lo llegó a escuchar me decía que quizá era una piedra que movía el viento (ajá) o quizás las ondas de radio (doble ajá) o que era “el ruido de la casa” (triple ajá), yo no le pude dar explicación y al parecer nadie mas.


Pues esa fue una historia breve sobre las cosas que me pasaban cuando era niño...
 
Pues recién platicando con un amigo me acordé de un par de cosas que sucedieron mientras hacía mi servicio social.

En la carrera de medicina, después de estudiar en la facultad tienes que hacer un año de internado, es decir pasar un año en un hospital poniéndote en práctica los conocimientos adquiridos y aprendiendo cosas que en la facultad no ves, es como pulir al futuro médico, también hay anécdotas de este periodo, luego las pondré. Y terminada la facultad y el internado hay que hacer un año de servicio social que es como un limbo pues no eres médico titulado pero tienes todas las responsabilidades y por lo general a tu cargo una comunidad o más y por lo general eres el único acceso a los sistemas de salud que tienen alrededor y en la mayoría de ocasiones hay que vivir en la clínica de lunes a sábado como fue mi caso. En ese año se termina de forjar el médico general y es un año en el que desgraciadamente muchos compañeros y compañeras han perdido la vida (QEPD).

Bueno pues a mi me tocó realizar mi servicio en una comunidad llamada Boca de Lima, Veracruz, cerca de Gutiérrez Zamora, cerca de Papantla y no tan cerca de Poza Rica, ahí para que se den una idea. La comunidad era pequeña pero entre las 3 comunidades grandes las dos rancherías tenía bastante gente, por lo general todos los días la consulta era de 20-25 pacientes diarios y comenzando desde las 8 am hasta las 14:00-15:00 hrs era non-stop, y termina uno bastante exhausto.

La recepción en cuanto a lo sobrenatural fue uno de los primeros días que me quedé en la clínica a dormir, recuerdo que durante la capacitación nos dijeron que no debía haber muertes maternas por ningún motivo así que si alguien iba a tocarnos tenía que identificarse y si era una urgencia real y máxime si era algo obstétrico lo teníamos que atender, así que aunque a nadie le hace gracia que te despierten en la madrugada a atender un dolor de cabeza (que suelen ser sus “urgencias” en aquellos lugares) pues ni modo teníamos la indicación, así que un buen día estaba yo totalmente perdido cuando escuché que tocaron la puerta de mi habitación y la tocaron bastante fuerte como para despertarme, abrí los ojos y pensé que era un sueño cuando me volvieron a tocar fuertemente, así que grité pidiendo que se identificara la persona, no hubo respuesta, así que me tocaron de nuevo y me levanté, me puse algo para no salir en cueros, abrí la puerta de mi cuarto y salí a la recepción de la clínica, encendí y vi que no había nadie, abrí la puerta de la clínica y me asomé y me puse a gritar que si andaba alguien por ahí, que si alguien quería consulta, nadie me respondió y cerré la clínica y ahí me cayó el veinte: cómo me iban a tocar la puerta de mi cuarto si la clínica estaba cerrada y mi cuarto estaba dentro de la clínica, a lo mucho podían gritar hacia adentro de la clínica pero no tocar la puerta o al menos no tantas veces. En fin me fui a dormir refunfuñando y diciendo “ya me despertaste, ¿contento?”.

También recuerdo un día que después de tanta consulta y después de comer, ayudé a la enfermera a lavar instrumental ya que había habido suturas y tomas de papanicolau, así que había un buen para lavar, después de eso me fui a hacer reportes (papelería y más papelería) y pues para colmo no había mucho en qué entreternerse pues en el día no había señal celular, no había teléfono en la clínica (ni internet por supuesto) ni tenía yo vaya ni un ábaco para hacer cuentas, así que como no había nada interesante en la T. V. y el calor era bastante persuasivo para que uno se quedara en casa, pues después de que la enfermera se fue, en la nochecita me salí a captar la poca señal que llegaba Dior sabe de dónde, pero bueno había señal por lo menos y aprovechaba para reportarme con la reina Madre, con mis amigos y para compartir pequeñas historias con los compañeros en la misma situación que yo. En la clínica había una radio que por la noche utilizábamos para comunicarnos entre las clínicas y a veces para platicar y no sentirnos tan solos, a eso de las 21:00 hrs el pueblo se moría, hasta los animales que andaban en la calle e increíblemente todos tenían dueño, hasta esos los metían a sus respectivas casas y el pueblo sede donde estaba la clínica y yo vivía quedaba en silencio… Así que imagínense el aburrimiento, pues bien yo me fui a dormir cuando en eso ya que estaba conciliando el sueño escuché claramente cómo el material que había lavado junto con la enfermera se caía de la charola de instrumental, escuché rodar el estetoscopio de pinar, las pinzas caer una sobre otra e incluso “algo” que movía el instrumental en el piso, sin moverme seguí escuchando y claramente se escuchaba cómo se movía el material en el piso, lo primero que pensé fue “uy no esta mujer se va a enojar mañana porque de por si es floja y tener que lavar nuevamente el material, seguro le da algo” y después pensé en qué tipo de animal podría haber tirado las cosas, un gato, un sapo, etc hasta que pensé en una serpiente, muy común de por esa zona y ahí si me dio miedo, así que preventivamente puse una toalla debajo de la puerta y me dormí. Hasta ahí normal todo hasta que al día siguiente me debatía con mi conciencia si ir a recoger el material o esperar a la enfermera y escuchar sus gritos y ver su cara, al final pudo mas mi poca buena ondez y decidí ir a recoger el material, cual fue mi sorpresa que al buscar el material en el piso no había nada, todo estaba envuelto en papel destraza y esterilizado y en su vitrina, hasta el pinar. Todo en su lugar, busqué algún sapo o alguna serpiente y nada. No dije nada y el día transcurrió normal.

Ah que recuerdos…

¿Ustedes han experimentado un Jamais-vú? (se pronuncia shame-vú) lo opuesto al Déja vù, pues bien según la psiquiatría dice que es un “corto circuito” en nuestro cerebro, quizás por falta de irrigación sanguínea o alguna obstrucción, un coágulo quizás, en fin.

Resulta que una tarde, después de las 16:00 hrs me dieron ganas de ir a la playa, y como la tenía a 20 minutos caminando de la clínica, pues me aventé a ir para refrescarme un poco y olvidarme del día pesado de consulta, ya saben en una mochila de esas tipo bolsa metí toalla, bloqueador, mi ipod y nada más, me fui a la playa caminando con mi gorra y aunque el sol ya no estaba tan intenso si se sentía el calorcito bien fuerte. Llegué a la playa, en el camino me topé con gente que me saludaba y los que me reconocían me invitaban a comer a sus casas. Llegué a la playa y estuve tumbado en la arena cual iguana y después me fui a meter al mar, una playa que como casi nadie usa, podríamos decir que se encuentra libre de contaminación, así que realmente es un sitio muy agradable para estar toda la tarde, cabe mencionar que en otras ocasiones llegaba mas tarde tipo 18:30 o algo así y me quedaba hasta que anochecía y me regresaba a la clínica caminando bajo la luz de la luna y relajado. Pues en esa ocasión no sé porque pero no me quise quedar hasta tarde, así que recogí todo, medio me sequé y me fui por el único camino que iba de la playa a la “calle” principal del pueblo, pero al comenzar a avanzar me invadió una especie de miedo, miedo a lo desconocido. Fue una sensación muy singular ya que una parte de mi cerebro procesaba la información y me decía que el camino era el correcto y otra parte de mi mente tenía miedo porque sentía que era la primera vez que andaba por esa zona, daba unos pasos y el camino me era totalmente ajeno, así que daba unos pasos y me sentaba y nada, me invadía una especie de miedo a terminar perdido en quien sabe que lugar, así que caminaba un poco e iba dejando algún rastro por si tenía que regresar por el camino, de repente veía gente que pasaba y me saludaba muy natural y se iban a sus casas, yo con ganas de salir corriendo tras de ellos, pero por pena o lo que sea me aguantaba pero observaba en que punto los había visto y me iba caminando hacia ese lugar y así fue como logré terminar de caminar ese sendero, lo curioso fue cuando llegué a la secundaria que estaba en la esquina en el cruce que hacen ese sendero a la playa y la calle principal y a pesar de tocar la pared de la escuela con mi manos, sentía como si fuera algo irreal, no sé que pero se sentía como si estuviera en un sueño, así que me fui caminando a la clínica que estaba como a dos cuadras y saludando a quien me encontraba en el camino, cuando entré a la clínica la misma sensación de que todo me era ajeno, sentía como si fuera la primera vez que entraba a la clínica, todo me era ajeno y nuevo, aunque repito una parte de mi cerebro me decía que era el sitio donde había vivido por lo menos los últimos cuatro meses. Así que decidí entrar a mi cuarto y bañarme, quizás tenía un golpe de calor, al sentir el agua fresca y cerrar los ojos sentí como si estuviera yo como intruso en un lugar ajeno y en cualquier momento alguien vendría a sacarme del baño y correrme de la clínica. Decidí acostarme y al hacerlo vinieron a mi todas las sensaciones, así como si todo me cayera de golpe, sentí de nuevo esa cotidianidad de estar en un sitio conocido, me sentí bien y seguro nuevamente en la clínica, todo se sentía “normal” nuevamente. ¿Qué habrá sido? quien sabe… quien sabe.


Pues ahora los dejo descansar un rato, luego les pondré el día que si se puso medio denso ahí en la clínica…
 
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