El mañana... el mañana... y el mañana,
avanzan a pequeños pasos, de día en día,
hasta la última sílaba del tiempo recordable.
Y todos nuestros ayeres han alumbrado a locos,
el camino hacia el polvo de la muerte.
Extínguete, extínguete, fugaz antorcha.
La Vida no es más que una sombra que pasa,
un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena,
y después no se le oye...
Un cuento narrado por un idiota,
con gran aparato,
y que nada significa...