En la secundaria yo era el que ponía los apodos... no me enorgullezco de eso, pero me cae que se lo merecían.
A un cuate le apodé "El Alpiste", por enano y güero.
A una chava le apodé "El Chiste de Memo Ríos", porque no tenía nada de gracia la pobre.
Por esas épocas me pusieron el chiquito...
El que entendió, entendió.