Omicron
Bovino maduro
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No descrimina, ni tampoco anula a los Judios, si no que los judios le negaron a él cuando te digo a él me refiero al hijo de Dios que es el que murio en la cruz. Los Judios son el pueblo escojido de Dios desde el antiguo Testamento, y en el Nuevo Testamento lo siguen siendo y en cuanto a lo que no toma en cuenta a los que por ciertas razones fuera de su control como tu dices no creen en Cristo y lo ultimo que dices que parece ser que a Dios no le importa que crean o no en él porque la mayor parte de la humanidad cree en otro u otros dioses. Eso es por el libre Albedrio que el dejo y no solo para el pueblo de Israel si no para toda la humanidad, porque si has leido el antiguo Testamento te daras cuenta que en ese entonces todo era por la Ley, mas en el nuevo es por la Gracia o libre Albedrio.
Saludos... cuidate hora de dormir...
¿Qué razones motivaron a los Judíos para que no creyeran en Jesús? ¿Quizás porque lo consideraron un falso profeta? (entre otras muchas razones mas...)
"Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?" (Números 23,19)
"(…) el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta." (1 Samuel 15,29)
"Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él." (Deuteronomio 18,21-22)
Una de las evidencias más contundentes de errores históricos y ficciones en la Biblia son las falsas profecías. De acuerdo con la Sagrada Escritura, cualquier afirmación hecha en nombre de Dios que no ocurra tal como se expresa, no puede ser verdadera Palabra Suya porque, según la misma escritura, Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, y porque si dice, hace, y si habla, ejecuta.
En Mateo 12,39-40, Jesús, irritado ante la incredulidad de quienes le piden señales, responde así:
"Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez TRES DÍAS Y TRES NOCHES, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra TRES DÍAS Y TRES NOCHES."
El Nazareno profetizó un entierro de tres días y tres noches pero sólo estuvo un día y casi dos noches, si se ha de creer al mito. Sin importar cuán asombroso pueda ser un relato (bien dudoso) que afirme la resurrección de alguien, si se aplica el criterio bíblico a la profecía de Jesús sobre la DURACIÓN de su propia muerte, queda catalogado irremisiblemente como falso profeta: lo que predijo, no lo cumplió. Esta no sería su única falsa profecía. Tal vez la más impactante cuando se analiza sin prejuicios, es el pequeño apocalipsis sinóptico de Mateo 24 y paralelos. En éste, los discípulos le preguntan a Jesús por las señales de la llegada del Reino de Dios, y Jesús RESPONDE A QUIENES LE PREGUNTARON (Mt. 23,4) con una larga advertencia: habría falsos mesías, guerras, persecuciones, falsos profetas, predicación global, e inmediatamente después, se oscurecería el sol, la luna no daría su resplandor, las estrellas caerían del cielo y aparecería la señal del Hijo del Hombre en el cielo.
Entonces, Jesús cometió el error que todo adivino profesional evita: poner un límite de tiempo para TODOS estos sucesos. En los versículos 32 a 35, dijo:
"De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis TODAS estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará ESTA generación hasta que TODO esto acontezca."
La redacción no deja lugar a dudas. Jesús les estaba respondiendo a sus discípulos y les dijo a ellos que SU generación no pasaría hasta que OCURRIERAN TODAS y cada una de las situaciones mencionadas, incluyendo los signos astronómicos, la señal del Hijo del Hombre, y el fin. Cualquier interpretación que manipule unos textos tan claramente equivocados para tratar de justificar el fracaso, no es hermenéutica… es tergiversación amañada e inmoral.
En cuanto a lo del libre albedrío: se dice que Dios es padre amoroso; sabe lo que nos conviene, escucha nuestras oraciones, y nos colma de bendiciones si aceptamos su guía. De ser por Él, nos salvaría a todos. Pero también es perfectamente justo. Por eso nos habría creado libres para elegir entre el bien y el mal. Si hacemos su voluntad recibiremos vida eterna y si no, condenación. Esto sería parte del "Plan Divino" para la humanidad, establecido desde tiempos eternos, cuyo desarrollo ineludible no puede ser detenido por ningún mortal: "No se cae la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios".
Dios tiene un plan perfecto trazado desde la eternidad; cada uno de nosotros estaba en su mente antes de que fuéramos siquiera concebidos. Nuestras vidas tienen sentido porque formamos parte de ese Plan; Él quiere que todos nos salvemos porque ama incluso a los pecadores... pero como contraprestación tenemos libertad para elegir entre el bien y el mal, porque Él desea que lo amemos "libremente". Dios ama mucho la libertad humana, tanto, que permitió que un presidente bautista decidiera lanzar dos bombas atómicas sobre Japón en 1945. Dios respetó tanto la "libertad" de Harry Truman, que 90.000 personas en Hiroshima y 70.000 en Nagasaki fueron vaporizadas en milisegundos, y muchos más sufrieron meses y años de agonías prolongadas por quemaduras radiactivas cancerígenas, sin importar las decenas de miles de plegarias de las víctimas al despertarse en esa mañana fatídica. Ninguna fue escuchada. Al parecer, Dios ama más la libertad de un genocida estadounidense que la vida de más de 160.000 japoneses inocentes.
El 11 de septiembre de 2001, antes de ir a trabajar o antes de abordar sus respectivos aviones, numerosos cristianos oraron por su protección pero murieron aplastados entre toneladas de escombros y chatarra. Dios valoró más el libre albedrío de Osama Bin Laden al estrellar dos aviones contra las torres, que las plegarias de las víctimas y sus familiares desesperados que rogaban por sus seres queridos. Tal vez, como los japoneses, estaban orando al Dios equivocado; Bin Laden es musulmán y sus víctimas eran "asociadores" dignos de la Ira de Alá. ¿Qué padre, si sus hijos le piden salud, les arroja un avión a 900 km/h cargado de combustible? ¿Qué padre, si sus hijos le ruegan protección, los mata con una explosión atómica?
Si el hombre tiene libre albedrío, entonces no puede existir un plan de Dios, y viceversa. Dios valoró más la libertad de Hitler que la vida y ruegos de sus millones de víctimas. Por tanto, si el hombre tiene el poder de truncar cuando quiera la existencia de cualquier persona con una misión en la vida, entonces el plan de Dios es susceptible de ser truncado por el hombre y por tanto, no existe. El panorama para quien ora es desolador. Si al levantarse ora por la salud de su familia, pero un asesino decide masacrarla, Dios no intervendrá, como no intervino en Hiroshima, Nagasaki, Auschwitz, o las Torres Gemelas. Dios valora más el libre albedrío del psicópata.
¿Los creyentes insisten en la existencia del proyecto divino?. "Los caminos del Señor son inescrutables", ¿sugieren que las más de 160.000 muertes instantáneas, y las centenares de miles de agonías por cánceres y quemaduras radioactivas estarían previstos en su plan, un plan genocida que él considerará "infinitamente justo"? Como esto requiere que otras personas ejecuten genocidios, los autores sólo estarían siguiendo el derrotero de Dios; de lo contrario, el plan no se habría llevado a cabo. Los militares, ante la encrucijada de bombardear o no hacerlo, tendrían que haber optado por lo primero. Serían títeres de Dios. Piezas ciegas de un plan minucioso de exterminio. No habrían sido libres. El libre albedrío no existiría.
Si cada persona tiene una finalidad ineludible en el plan de Dios, entonces debe llevarlo a cabo. Entonces nadie podría decidir oponerse a las acciones de cumplimiento. Entonces nadie sería verdaderamente libre. Si Dios tiene un plan, somos autómatas que seguimos su antiguo derrotero planteado "antes del comienzo del tiempo". Más aún, orar no tendría sentido: sería pedir a Dios que cambiara su derrotero planteado desde la eternidad. Si lo hiciera, habría cambiando su plan al vaivén de nuestras peticiones y esto refutaría la mismísima existencia de dicho plan eterno. Si Dios todo lo puede, puede saberlo todo (la omnisciencia es un corolario de la omnipotencia); si todo lo sabe, sabe qué decisiones tomaremos desde milenios antes de nuestra existencia; si conoce de antemano nuestras decisiones, puede escribir todos y cada uno de nuestros actos de antemano, incluso nuestra aceptación o rechazo de su voluntad; si nuestra aceptación o rechazo de Dios está determinada de antemano, entonces nuestra salvación o condenación está predestinada.
Si nuestra condenación está predestinada, no importa cuánto deseemos aceptar a Cristo como Dios y Salvador Personal, o cuán fielmente recibamos la penitencia seguida de la eucaristía diariamente. Terminaríamos condenados; todo sería inútil. De la misma forma, si en el "Libreto Divino" estuviéramos destinados a la salvación, no importa cuánto robemos, cuántas personas desmembremos vivas, cuántos menores violemos, cuántas bombas atómicas detonemos sobre millones de inocentes. Si estamos predestinados, Dios sería un "Padre" creador de autómatas que seguirían su plan a rajatabla, y al final de su existencia preprogramada, recibirían un premio eterno o un castigo infinito por seguir su rol. Un verdadero modelo de justicia: crear autómatas con una tortura eterna preprogramada, y hacer que oren para salvarse a pesar de que serán ignorados.
Tendríamos que ser verdaderamente libres, o Dios no sería justo al premiarnos o castigarnos. Pero si eso es así, entonces nosotros decidiríamos nuestros actos sólo en el momento en el cual se dieran, y hasta ese momento, nada ni nadie podría saber la conclusión de lo que fuéramos a escoger. Si esto es así, Dios no podría saber de antemano nuestras decisiones y por tanto, otra vez, ni existiría plan de Dios, ni Dios sería omnisciente, y por consiguiente, tampoco sería omnipotente. Es un panorama opuesto al de la fe: si somos libres, Dios no es todopoderoso, y si Dios es todopoderoso, somos autómatas. No pueden ser las dos a la vez: o se elige la omnipotencia de Dios o se elige nuestra libertad.
- [FONT="]Si el Dios amoroso tiene un Plan, éste involucra la vaporización instantánea de decenas de miles de personas inocentes que oraron el mismo día por su protección. [/FONT]
- [FONT="]Si Dios es omnipotente, somos autómatas y nuestro castigo o premio eterno, es inmerecido. [/FONT]
- [FONT="]Si Dios es omnipotente, nuestro destino es ineludible sin importar nuestras decisiones. [/FONT]
- [FONT="]Si Dios tiene un plan ineludible, pedirle en oración es superfluo pues el desenlace no dependerá de ello. [/FONT]
- [FONT="]Si tenemos libre albedrío, entonces Dios no tiene un plan ineludible. [/FONT]
- [FONT="]Si tenemos libre albedrío, orar por protección es vano, pues Dios no interfiere con la libertad de los homicidas. [/FONT]
- [FONT="]Si tenemos libre albedrío, Dios valora más la libertad de un genocida en masa como Stalin o Hitler, que la vida y las oraciones de millones de personas. [/FONT]
- [FONT="]Si tenemos libre albedrío, Dios no es omnipotente. [/FONT]
- [FONT="]Si Dios es omnipotente, somos autómatas.
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