- Pepito, ¿tú no rezas ante de comer? - ¡No, mi mamá es muy buena cocinera!
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El domador de leones de un circo murió, por lo que empresario publicó un anuncio en el periódico solicitando sustituto. Al día siguiente, solamente dos aspirantes al puesto se presentaron: un individuo de unos 40 años sin ninguna cualidad visible y una despampanante y voluptuosa rubia de unos 25 años de edad. El director dijo que los podría a prueba.
Ésta consistía en enfrentar a cada uno de los aspirantes al puesto, al león más feroz del circo. La joven se dispuso a efectuar la demostración de sus habilidades de domadora sin vacilar… Entró en la jaula, y tan pronto tuvo al león enfrente, lo encaró sin haber tomado ningún tipo de protección como una silla, un látigo o una pistola. Sin darle tiempo al león de reaccionar, la muchacha, en un acto supremo de valor, se deshizo de su ligera ropa y expuso a su monumento cuerpo totalmente desnudo. El fiero león, al ver a la rubia, transformó su ferocidad en docilidad: se arrastró y se acercó a sus pies de la domadora y se puso a lamerlos sumisamente ronroneando como gatito juguetón.
El empresario, maravillado, se dirigió hacia el hombre y le preguntó: "¿Podrá usted hacer lo mismo?" … "Eso y más dice con arrogancia el individuo, pero primero ¡sáquenme al león de la jaula!".
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El domador de leones de un circo murió, por lo que empresario publicó un anuncio en el periódico solicitando sustituto. Al día siguiente, solamente dos aspirantes al puesto se presentaron: un individuo de unos 40 años sin ninguna cualidad visible y una despampanante y voluptuosa rubia de unos 25 años de edad. El director dijo que los podría a prueba.
Ésta consistía en enfrentar a cada uno de los aspirantes al puesto, al león más feroz del circo. La joven se dispuso a efectuar la demostración de sus habilidades de domadora sin vacilar… Entró en la jaula, y tan pronto tuvo al león enfrente, lo encaró sin haber tomado ningún tipo de protección como una silla, un látigo o una pistola. Sin darle tiempo al león de reaccionar, la muchacha, en un acto supremo de valor, se deshizo de su ligera ropa y expuso a su monumento cuerpo totalmente desnudo. El fiero león, al ver a la rubia, transformó su ferocidad en docilidad: se arrastró y se acercó a sus pies de la domadora y se puso a lamerlos sumisamente ronroneando como gatito juguetón.
El empresario, maravillado, se dirigió hacia el hombre y le preguntó: "¿Podrá usted hacer lo mismo?" … "Eso y más dice con arrogancia el individuo, pero primero ¡sáquenme al león de la jaula!".
