¿Sueño?

ozmodiar

Bovino adolescente
#1
Este relato está basado en lo que le ocurrió a una amiga hace unos cuantos años. De antemano les agradezco todos los comentarios que han hecho en mis publicaciones que siempre me animan a compartirles más. :vientos:

Llegué al trabajo como todos los lunes a las ocho y media de la mañana, el único día que entramos media hora más temprano para limpiar un poco y acomodar.
Voy hasta el mostrador y tras sacudir la delgada capa de polvo acumulada desde el sábado en la tarde, estornudo y trato de taparme la cara rápidamente, sin éxito.
-¡Salud! -Me dice el encargado desde atrás, donde está alistando la cubeta de agua con aromatizante para trapear.
-¡Gracias!
No hubo respuesta, lo que se me hizo muy raro, pues el encargado siempre es muy amable conmigo. Continué sacudiendo el resto del mostrador y después seguí con las ocho computadoras que tenemos para rentar. Cuando terminé, se me hizo raro que el encargado no hubiera llevado aún la cubeta y el trapeador, así que fuí a la parte trasera del local para buscarlo, pero cuando abrí la puerta, no ví nada. Y cuando me refiero a nada es exactamente a eso: NADA.
Frente a mí se encontraba una especie de oscuridad, como si se tratase de un pozo sin fondo, sin ninguna pared que la limitara. Pensé muchas cosas: que quizá la parte posterior del lugar se había derrumbado (poco probable, pues no estamos en una zona sísmica) o que quizá se hubiera ido la luz (menos probable aún, porque lo que estaba frente a mí no era la pequeña bodega de la papelería, sino un pozo sin fondo) así que, asustada, cerré la puerta y corrí hacia el frente del local para subir la cortina metálica (que se abre por dentro) y escapar de allí.
Cuando subí la cortina, no pude evitar gritar de miedo....allí afuera, en la calle (una de las calles principales del centro de la ciudad) todo se veía gris, sin color....desierto, sin una sola persona o automóvil que pasaran por allí. No me atreví a dar un paso afuera, paralizada como estaba de miedo. De pronto, sentí una mano sobre mi hombro y cuando volteé para ver quien era, todo se puso negro, aunque juro que antes de eso, alcanzé a ver una figura vestida de gris que era quien me había tocado.
Cuando desperté, estaba en la Cruz Roja. El encargado del local y mi hermana mayor estaban junto a la camilla donde estaba recostada, mirándome ambos aliviados como si algo muy malo me hubiera pasado.
Traté de incorporarme pero me sentí mareada y mi hermana me ayudó a sentarme en la orilla mientras el encargado me abría una botella de agua para que bebiera un trago.
-¿Qué pasó? ¿Y el hoyo?
-¿Cual hoyo, niña?
-¿Qué me pasó, Manuelito?
-No se. Estornudaste y cuando te dije "salud" escuché el ruido de la cortina que se abría, me asomé y estabas afuera del local, tirada en la banqueta. Le hablé a la ambulancia y a tu hermana para que viniera a verte.
-¿Que hora es?
-Las nueve y media. Ya hablé con la dueña y dijo que podía abrir a las diez. Supongo que es mejor que te tomes el día libre.
-¿Seguro?
-Seguro. No pasa nada.
Me sentí aliviada. No quería regresar a ese lugar nunca más, aunque luego pensé que quizá para el día siguiente me sentiría mejor y ya se me habría olvidado todo. Esa noche no pude dormir. Tuve que prender la luz del pasillo para poder conciliar el sueño, porque me sentía como si alguien me estuviera vigilando desde algún rincón. A la mañana siguiente llegué a mi trabajo, pero el local estaba cerrado. No supe que hacer así que llamé a Manuelito, el encargado, pero su celular me mandaba a buzón. Desesperada, llamé a la dueña, quien llegó en 15 minutos acompañada de su hijo, quien abrió el local. Nuestra sorpresa fue mayúscula: el lugar estaba solo. Las maquinas y las cosas estaban en su lugar, encendidas, pero no había ni rastro de Manuel por ningún lado. A un lado de la computadora principal encontramos un cenicero con varias colillas de cigarro y uno todavía encendido, a medias como si Manuel hubiera estado fumando allí hacía solo unos instantes.
La señora llamó a la policía y rato después estaba rindiendo mi declaración ante el Ministerio Público para que se formara el expediente por la desaparición de Manuel. La señora juró que no faltaba nada, ni dinero de la caja (según el registro, el último cliente había acudido el día anterior a las 9:30 de la noche y se había ido pasadas las 10 PM) ni un solo clip siquiera. Hasta el día de hoy nunca he sabido que pasó con Manuel ni que fue lo que soñé. No supe si habría sido una premonición o algo que me indicaba que algo malo ocurriría en ese lugar (que a la fecha sigue operando como papeleria y ciber café) pero todavía sigo durmiendo con una luz encendida, por si acaso.
 

ozmodiar

Bovino adolescente
#10
la chava a la que le pasó esto se llama Mónica y es amiga mía desde hace años, me contó esta historia en el cumpleaños de un amigo, de esas veces que uno se queda hasta tarde y no quiere irse porque la compañía esta muy buena y la plática mucho mejor
 

Remy Zero

Bovino Milenario
#14
Si es veridico, dinos donde está el ciber...habrá quien quiera ir a investigar y habremos quienes nos sirve el dato para no pararnos por ahí, jeje

Buen relato!
 
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