Creo que te puedo responder a eso porque yo estuve "loco".
Hace algún tiempo, andaba de fiesta con un grupo de amigos.
Resulta que en una ida al baño, me topé con una mujer que me dejó derramar un trago "accidentalmente" encima.
En adelante, los recuerdos son muy confusos y demoré mucho tiempo en lograr hilvanarlos de manera algo coherente.
Recuerdo perfectamente la cara de la mujer, la sensación de mojado en mi ropa, pero, de resto, son imágenes confusas, sin orden ni tiempo.
Me suministraron una ENORME dosis de escopolamina, que, según los médicos, era suficiente para matar un caballo y dicho por ellos mismos, es lo más parecido a un desorden mental (de hecho, algunos pacientes que han sido drogados de esa manera, nunca se recuperan totalmente).
Estuve en tratamiento siquiátrico por varios meses y tal vez por mi condición física de entonces (deportista de alto rendimiento), mi organismo reaccionó de manera positiva logrando eliminar la droga.
¿Qué se siente?
NADA!!!
Durante el tiempo que permanecí drogado, es como ver una película. La realidad cambia a tal punto que te parece que ESA es la vida real. Crees firmemente que estás bien (como cuando le dices a un amigo totalmente ebrio que no puede conducir, pero él insiste en que sí puede hacerlo. En serio, él lo cree así y no acepta de ninguna manera que sus capacidades están comprometidas por el alcohol).
Estar “loco” es estar en otra realidad, ni mala ni buena, simplemente muy distinta.
Priman los instintos, sobre todo el de supervivencia, hablas con un montón de extraños, algunos de los cuales NO ESTÁN AHÍ para los demás, pero son totalmente reales para ti.
No hay preceptos morales que te condicionen (verbigracia un niño), por lo que no te avergüenzas de nada; el tiempo no pasa (al menos no de la manera en que “normalmente” lo concibes: día-noche-día-noche…); No hay miedos (al no haber juicios morales, no hay manera de separar lo “bueno” de lo “malo”); No hay amigos ni familia, no piensas en nadie específicamente, es uno solo luchando por sobrevivir, pero sin ser consciente de esa lucha.
Recuerdo, por ejemplo, haber sentido mucha hambre y sed, pero si sobreviví 8 días, de seguro comí y bebí (no me pregunten qué, porque, en serio, me asusta pensar en ello).
Cuando me encontraron, en una ciudad que dista unos 450 Km de la mía, yo repetía únicamente un número: El teléfono de mi casa.
Un policía me vio deambular repitiendo ese número y se percató de que yo no parecía un “loco de la calle” (en sus propias palabras). A él, toda mi gratitud eternamente, porque se tomó la molestia de marcar el número que yo repetía, con varios indicativos, hasta atinarle al de mi ciudad.
Lo demás, la vuelta a la realidad, tardó algún tiempo, de manera paulatina, empezando por reconocer a mi hijo, mi madre… en fin.
Estar "loco" es vivir otra realidad, simplemente, entonces no te enteras de que estás loco.
En veces, viendo las cosas que hacen algunos "cuerdos", me pregunto si será cierto que los "locos" son los otros...