Que fácil es estereotiparse

#21
creo que estas mal , ya naces siendo alguien ok.. pero no naces ya con tu personalidad propia esa la adquieres con los años , vas adaptando de todo ciertos caracteres de varias endes sociales que te gusten y hay vas formando tu personalidad , eso de estereotiparse es un mal ..yo en lo personal me concidero como una persona universal , ya que e adquirido mucho de todo ,obvio que unas cosas me gustan mas que otras , estereotipar resulta bastante frustrante , es como decir que todos los mexicanos y mexicanas somos gorditos y traemos sombrero y decimos todo eld ia tacos , verdad que no?
 

Megachus

Bovino de alcurnia
#22
creo que estas mal , ya naces siendo alguien ok.. pero no naces ya con tu personalidad propia esa la adquieres con los años , vas adaptando de todo ciertos caracteres de varias endes sociales que te gusten y hay vas formando tu personalidad , eso de estereotiparse es un mal ..yo en lo personal me concidero como una persona universal , ya que e adquirido mucho de todo ,obvio que unas cosas me gustan mas que otras , estereotipar resulta bastante frustrante , es como decir que todos los mexicanos y mexicanas somos gorditos y traemos sombrero y decimos todo eld ia tacos , verdad que no?
Excelente, a lo que voy es la auto-estereotiparse, de como a la mayoría les (nos) gustan pertenecer a un grupo y mejor si el grupo tiene un nombre.
 

Heretic Elite

Bovino de alcurnia
#23
No me sorprende q personas ya mayores, pues,,, les sea dificil aceptar nuevas ideas; Lo sorprendente es q son los jovenes, los q ahora toman el papel de la momiza, y sean los q no acepten nuevos puntos de vista, nuevas propuestas, e ideas. y se encierren y se vuelvan tercos en lo q creen saber, ya sea por tradicion, costumbre, herencia o simple creencia. Antes era juventud versus maduros o ancianos, ahora es jovenes versus jovenes!!! Divide y venceras!!!
Jovenes con mentalidad de ancianos chochitos, q no aceptan, nada nuevo!!!
 

spanzzer

Bovino de alcurnia
#24
Como dicen las abuelitas... "Vive y deja vivir" yo por eso no etiqueto a nadie, cada quien hace lo que quiere hacia su persona.
 

cuderilso

Bovino maduro
#28


La pregunta es: "¿Porque la necesidad de pertenecer a un grupo?"
te tengo varias respuestas.

1. Citando a Adorno: Toda cultura de masas bajo el monopolio es idéntica [...] La industria cultural, en suma, absolutiza la imitación. Reducida al mero estilo, traiciona el secreto de este: la obediencia de la jerarquía social. La barbarie estética cumple la amenaza que pesa sobre las creaciones espirituales que comenzaron a ser reunidas y neutralizadas como cultura.”

2. Los medios de comunicación y las industrias culturales, así como las expresiones de la publicidad comercial, reproducen y socializan en los valores el sistema dominante y amenazan con eliminar el pensamiento y la crítica. Los efectos de esta orientación mediática crean un escenario de cultural cerrado, que propicia una especie de pensamiento único y determina la conducta del individuo en la sociedad. Los medios crean una estructura de dominación, bajo la apariencia de una 'conciencia feliz' que inhibe la posibilidad de cambio hacía la liberación. Los medios de comunicación, a través de un lenguaje informal, no dan explicaciones ni ofrece conceptos, sino que aporta imágenes. Descontextualiza, niega la referencia histórica. Lejos de moverse entre la verdad o la mentira, se limita a imponer un modelo.

3. El entretenimiento se convierte en una ideología, a la cual los consumidores se aferran hasta el punto de esclavizarse a ella, los consumidores se identifican con los productos que se publicitan, y con las personas que los promocionan. La industria se adapta a los deseos por ella misma evocados. Si las clases sometidas tuvieron por función al principio trabajar y producir, tienen simultáneamente por función hacer alarde del standing del Amo, es decir, demostrar la capacidad de consumo que se tiene, consumiendo no sólo para sí mismo sino para sus cercanos.
Los objetos tienen el compromiso fundamental de tener que significar, de conferir sentido social, el prestigio.Los objetos dicen mucho en cuanto al status de su poseedor; pero hay en esto un círculo vicioso: vuelve a encontrarse en los objetos la categoría social tal como en el fondo se ha definido ya basándose en los objetos.Es importante considerar los objetos en su elección, organización y su práctica, como el soporte de una estructura global del entorno, que es al mismo tiempo una estructura activa de comportamiento. Los objetos son portadores de significaciones sociales ajustadas a las variaciones económicas, jerarquía cultural y social. Bajo el signo de los objetos, y del sello de propiedad privada, lo que hay es un proceso continuo de valor. Y los objetos son el reconocimiento de este proceso social del valor.

4. La cultura nos hace tener una noción de lo que somos, de lo que es y debe ser una cultura, por esto los estereotipos se hacen importantes, la cultura se toma como algo que se tiene en común con otras personas (aunque sean arquetipos imaginarios) y se busca la forma de llegar hasta estos.
El consumismo es una de las características diferenciales más destacables de la postmodernidad. Este consumo se expresa a través de un universo simbólico concreto y representa una determinada estratificación social, por lo que los objetos se adquieren para usarse pero principalmente para exhibirse como identificadores de ciertas identidades sociales o como modo de opulencia. Así la necesidad se ha vuelto deseabilidad social y el consumo simbólico funciona como un sistema de comunicaciones altamente reproductivo de los valores y estilos de vida dominantes en la sociedad actual. Las mercancías son el gran vehículo de comunicación de la sociedad postmoderna. Por eso explica Baudrillard que el mensaje que los objetos transmiten por su mediación ya está simplificado en extremo y es siempre el mismo: su valor de intercambio. Así, en el fondo el mensaje ya no existe; es el medio el que se impone en su pura circulación.
Los estereotipos están favorablemente sesgados hacia los intereses de los grupos sociales que los originaron. Estas representaciones selectivas de los grupos son de uso cotidiano, de manera que están influyendo en la actitud hacia el grupo representado.
Y, son también una economía del conocimiento, pero pueden, por otro lado, perder su concepción relativa y subjetiva, es decir cuando se convierten en un objeto para manipular intencionadamente a la opinión pública. Esas imágenes convencionales son las que sustentan el mantenimiento de un cuadro de valores que sirve de modelo de referencia para el público de los medios.
Eso esta aun en el medio. Particularmente estoy mas de acuerdo con lo que psiquiatra Enrique Gonzáles Duro (Paranoia) esboza como raíz del problema de mercancía – estereotipo – consumo idealizado y sociedad competidora. (Literalmente, no lo encontraran)




[FONT=&quot]LA SOCIEDAD DE[/FONT][FONT=&quot] CONSUMO[/FONT][FONT=&quot] [/FONT]


Afortunadamente, las previsiones freudianas no resultaron del todo ciertas, pues, casi al contrario, en los últimos decenios parece existir una fuerte tendencia hacia la liberación del goce, hacia la consecución de una sociedad autosatisfecha. Aunque, como afirmara Marcuse, en la llamada sociedad del bienestar persistía una «represión sobrante», que excedía en mucho a la necesaria para la convivencia social y la acción cultural, mantenida por el denominado «principio de dominación» que el sistema social imponía como un método eficaz de control social. Pero, de otro modo, gran parte de la energía instintiva podría ser liberada y reorientada hacia el logro solidario del placer individual, lo que evidenciaría la gran discrepancia existente entre las formas socialmente establecidas de existencia y las posibilidades reales de la libertad humana, con el consiguiente riesgo de estallido social. Para evitarlo, el sistema social tenía que asegurarse el control de los individuos, tanto en sus dimensiones conscientes como en las inconscientes, a través de la manipulación y de acuerdo con las exigencias de la producción económica, la distribución y el consumo de los productos.

En la sociedad postindustrial, la represión –o el control social ha de adoptar nuevas formas, pues ya no puede fundamentarse en la coerción directa, en la idealización del trabajo y en el ascetismo purificador. Los avances tecnológicos han hecho innecesaria la grosera explotación del hombre trabajador quien sobre todo ha de ser un consumidor insaciable de las mercancías que la sobreproducción industria le ofrece insistentemente, para lo que ha de prescindir del viejo puritanismo y adherirse a la nueva ética del confort, en apariencia más tolerante y permisiva La publicidad y la cultura de masas han liberado la conciencia individual y colectiva de los sentimiento de culpabilidad tradicionalmente inherentes a toda forma de placer, para que el hombre actual se siente libre de desear todo cuanto de forma invasiva se presenta ante sus cinco sentidos y de tratar de conseguirlo como sea, al precio que sea y por encima de quien sea. Ya no es preciso que se sacrifique y renuncie a la felicidad, pues conviene más hacer que sienta con derecho y bien dispuesto para vivir su propia vida y disfrutar consumiendo. Por eso se ha con sentido una cierta liberación de la libido individual antes sublimada en fines idealizados y en objetivo colectivos, aunque de un modo selectivo y controlado para lograr una mejor adaptación del individuo a 1a sociedad del bienestar, haciendo innecesaria cualquier rebelión o revolución. Ahora el ideal de felicidad no se sitúa en la «otra vida» o en la consecución de excelsos bienes espirituales, ni tampoco precisa de la solidaridad de los demás o de la liberación social pues la felicidad está al alcance de la mano, al alcance de cualquier mano, mediante la adquisición controlada y manipulada de los bienes de consumo.

De este modo, el individuo se reconcilia con el tipo de existencia socialmente impuesta, erotizándole las mercancías que ha de comprar y haciéndole creer que comprándolas será feliz. Las necesidades sociales se convierten en necesidades individuales, masivamente estandarizadas y teledirigidas. Por eso, las clases sociales parecen haber desaparecido, encubiertas por la extensión generalizada y unidimensional del consumo mercantilizado, al que los individuos se someten dócilmente, inducidos con habilidad por los medios de comunicación de masas. El hombre actual ya no ha de preguntarse qué es la felicidad, porque la felicidad se le ofrece a diario, y consiste en adaptarse perfectamente a la cultura de masas; una adaptación que le impulsa constantemente a la adquisición de los productos que al parecer dan la felicidad, felicidad que nunca logrará del todo, pues el consumo ha de ser siempre insatisfactorio en sí mismo, para que no se frene y prosiga de forma indefinida. El consumismo no puede proporcionar otra cosa que la seudo-satisfacción de las necesidades básicas del individuo, meros placeres sustitutivos, fugaces e incompletos, que frustran las expectativas generadas por la oferta de productos. De ahí, su tendencia compulsiva a la repetición. Paradójicamente, la sociedad de consumo es una sociedad siempre insatisfecha, aunque no sea consciente de ello.

Es típico que el hombre contemporáneo se crea feliz, sin serlo realmente, y que piense que está libre de toda coacción interna o externa, cuando de hecho está sometida a intensos controles ya toda clase de manipulaciones. Persiste la represión de sus necesidades instintivas, lo que determina frecuentes contradicciones y conflictos mal resueltos, pese a que la sociedad actual se presenta con la brillante apariencia de la «satisfacción establecida». Sobre un fondo encubierto de infelicidad general, hay una conciencia colectiva de felicidad bastante débil, como una superficie que a duras penas «tapa» la ansiedad, la frustración y la depresión de muchísima gente. Es cierto que el desarrollo de la economía y de la tecnología han contribuido a que el individuo tenga más posibilidades de gozo que nunca. Pero, contradictoriamente, rara vez disfruta libre y plenamente de esas posibilidades, pues se lo impide su situación objetiva en la estructura socioeconómica –con infinidad de injusticias y desigualdades, que le condiciona mucho más de lo que él quiere creerse. Y constantes manipulaciones que le dirigen su vida, sus deseos y sus fantasías.

No es extraño que en la «sociedad autosatisfecha» surjan frecuentísimas tensiones y muy diversas formas de agresividad, unas ilícitas y perseguidas, y otras socialmente legitimadas y hasta fomentadas, tales como la competitividad y el autoritarismo. Sabido es que desde hace tiempo el principio de la competencia individual es el fundamento económico de nuestra cultura, lo que determina que las relaciones sociales sean parciales y fragmentarias, y que estén desprovistas de elementos afectivos o emocionales. Muy a menudo, el individuo ha de luchar y rivalizar con otros para superarlos y apartarlos de su camino hacia la promoción y el triunfo. Los otros cumplen funciones instrumentales y no deben ser emocionalmente fiables, pues son posibles competidores o enemigos potenciales. Los desconocidos se presentan casi siempre como figuras amenazadoras, de las que no es aconsejable esperar algo bueno. En consecuencia, es mejor, de entrada, temer y desconfiar de la gente, y en público es conveniente no decir abiertamente lo que se piensa, no expresar con sinceridad lo que se siente, no comportarse con espontaneidad, pues, de hacerlo, se corre el riesgo de mostrar debilidades, desnudarse frente a los demás y hacerse vulnerable a las agresiones de un medio potencialmente hostil.

[FONT=&quot]Por ello, aunque constantemente hemos de contactar y relacionarnos con otras personas, es difícil que nos encontremos emocionalmente con ellas. Vivimos socialmente en un vasto y generalizado coito interrumpido, en el que hemos de detener o abortar cualquier estímulo emotivo o personal procedente de los demás. Bajo una apariencia de tolerancia social, todos estamos en guerra contra todos, especialmente en el ámbito público, en cuestiones económicas, laborales o burocráticas, donde impera la rivalidad, falta cualquier contenido social o histórico y no existe la comunicación auténtica con los demás. Una comunicación que cada vez nos es más necesaria, pero también más difícil de establecer realmente. Por eso es deseable, al tiempo que temible y angustiosa. Y cuando más solos nos sentimos, más temerosos somos de los demás, más desconfiados y paranoicos[/FONT]
 

Lonemann

Bovino adicto
#31
No creo que sea "autoesterotipación" ( palabreja inventada por la necesidad) , es simplemente la búsqueda de integración e identificación con un grupo de gustos afines a los propios, lo cual en si no tiene nada de malo, el ser humano es un ser social por naturaleza y por ello busca la compañía de sus semejantes.
 

rustok

Bovino maduro
#32
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????
Homnre, para eso esta el muro.

Sobre los estereotipos, si has estudiado mercadotecnia te habras dado cuenta que la base de ella es la discriminiacion tecnica, separar gente por rasgos en comun, por raza, credo, razon social. El hombre se deshumaniza y s econvierte en numeros, en ese margen estadistico al pie de una nota de ventas.

Yo estoy en el 4to año de Ing Industrial y basicmaente nos enseñan a desmembrar la realidad en tasas, cifras, cuadros y tablas estadisticas. Un obrero muerto en el piso de una refineria es solo el que sufrio el 5% de margen de error del nuevo sistema de control de riesgos... nada comparado con el 20% del sistema anterior.

Como en el poema de Galeano, no tenoms cara, sino brazos, no tenemos nombres, sino cifras, no somos la nota estadistica en un caudro, sino la nota policial en algun periodico amarillista.


totalmente de acuerdo :p
 
#33
¿Por qué existen los estereotipos?

Porque está demostrado que el ser humano está hecho para vivir en grupo.
Nos juntamos con personas semejantes a nosotros en cuanto a costumbres y/o gustos.
Porque cuando haces algo, es más fácil si te ayudan, en lugar de hacerlo todo tú.
Sobre estereotiparse, todos lo hacemos. Antes lo llamaban racismo.
El bakuno que dice que hace lo que se le antoja, miente. Haces lo que aparentemente quieres, pero sujeto a lo que la sociedad aprueba.
Si no lo hicieras, estarías en la cárcel, o mendigando.
Conviene ser racista, cuando eres de la mayoría.
 

Alsinhue

Bovino Milenario
#34
A mi, realmente no me importa en qué estereotipo me pongan, voy a ser de muchos: si es por mi música, rockero, si es por mi forma de relacionarme, antisocial; si es por mi profesión... bueno, son muchos, y ni idea de cómo no pertenecer a ninguno.
Ahora, si lo que querías decir es que no nos quedemos en el contexto clásico del estereotipo donde te encasillaron, está bien, pero no creo que sea algo que uno pueda evitar, alguien te va a clasificar no importa lo que hagas o dejes de hacer....
Saludos
 
Arriba