¿Por qué nos gusta tanto el chisme?

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Bovino maduro
#1
No estás tú para saberlo ni yo para contarlo, pero...

Todos hemos escuchado esta frase (o alguna variación) con deleite.

Sí, seguramente nuestra posición *oficial* es que hablar a las espaldas de la gente está mal; pero aceptémoslo: de menor o mayor grado todos disfrutamos de un buen chisme.

Y no nos contentamos con saber los pormenores de nuestros conocidos, sino que mucha gente va más allá y consume ávidamente un sinnúmero de publicaciones que se dedican casi exclusivamente a difundir "los secretos de los famosos" :Ñ. Siempre me he preguntado a quién le importa si Quico mantuvo un romance incestuoso con Doña Florinda o si la Niurka le dijo "ballena" a Jenni Rivera (en serio, ¿qué pex?). Pero obviamente, dada la proliferación de este tipo de noticias, la respuesta es: a mucha, mucha gente. Y lo que es más, esta tendencia no es particular de ninguna raza o grupo en especial: en todos lados se cuecen habas.

¿Por qué será que nos gusta el chisme? ¿Será que, a pesar de su mala reputación, el chisme tiene o tuvo alguna función importante?

Estas preguntas han sido abordadas desde el punto de vista de la psicología evolutiva. Resulta fácil entender que nos sintamos atraídos a lugares con recursos naturales o seguros, que nos guste la comida que provee energía, o que prefiramos amantes saludables, pero ¿cómo es que el chisme ha sido favorecido por la selección natural?

En su libro, Grooming, Gossip, and the Evolution of Language (Harvard University Press, 1996), el psicólogo Robin Dunbar de la Universidad de Liverpool sugiere que el chisme es un mecanismo que ayuda a la integración social, análogo al acicalamiento entre los primates; además, Sarah R. Wert de la Universidad de Colorado en Boulder, y Peter Salovey de Yale han propuesto que el chisme es una de las herramientas más eficaces que tenemos para compararnos socialmente con los demás.

Según estos estudios, nuestros ancestros prehistóricos vivían en grupos relativamente pequeños en donde todo mundo se conocía personalmente. Encontrarse con un extraño eran probablemente algo raro e inusual. La dinámica social era compleja: por un lado nuestros ancestros tenían que cooperar con los individuos de su propio grupo para competir con los otros grupos, pero también tenían que competir entre ellos mismos para dividirse los limitados recursos. Así pues, era muy importante recordar en quién confiar, saber quién podría ser un buen prospecto p'al amors, y manejar sus amistades, alianzas, y relaciones familiares con cuidado.

La inteligencia social para tener éxito en este ambiente requiere de una habilidad para predecir e influenciar el comportamiento de los demás; claramente, un intenso interés en los asuntos ajenos privados habría sido bastante útil y fuertemente favorecido por la selección natural. En pocas palabras, las viejas verduleras de la época de las cavernas fueron más exitosas y fueron sus genes los que fueron transmitidos hasta ahora. Así pues, la selección natural formó en nosotros una sed insaciable por la información de ciertos individuos clave. Nos guste o no, nuestro intenso interés en el chisme es tan parte de nosotros como nuestro gusto por las donas o el sexo—y por las mismas razones.

A pesar de estos estudios, todos sabemos que el chisme puede resultar extremadamente perjudicial, tanto de manera personal como colectiva. Sin embargo, existe amplia evidencia que sugiere que cuando es controlado, el chisme puede de hecho favorecer los intereses comunitarios. Después de revisar la literatura existente, Roy F. Baumeister de la Universidad de Florida y sus colegas concluyeron que el chisme es una herramienta eficiente para recordarle a los integrantes del grupo la importancia de las normas y los valores aceptados. Por ejemplo, con respecto a las reglas de reciprocidad, varios estudios confirman que el chisme es usado con frecuencia para hacer cumplir normas cuando un individuo no se comporta de acuerdo con las expectativas del grupo. En varios grupos, los individuos que violaron las expectativas referentes a cómo compartir los recursos y al cumplimiento de sus responsabilidades fueron blancos frecuentes de chismes y rumores, lo cual puso presión en ellos para que mejoraran su conducta. Estudios antropológicos de grupos de cazadores-recolectores típicamente revelan resultados similares. Así pues, el chisme es una arma bastante eficiente para mantener a los abusivos del grupo bajo control.

¿Qué tipo de chisme es el más benéfico?

De acuerdo con uno de los pioneros sobre la investigación sobre el chisme (qué chusco se oye ñ_ñ), el antropólogo Jerome Barkow de la Universidad Dalhousie, el chisme que más nos interesa es aquel concerniente a la gente que más importa en nuestras vidas: rivales, parejas (o prospectos), parientes, colegas, y personas importantes cuya conducta podría afectarnos. Dada la creencia de que nuestro interés por el chisme evolucionó como una manera de mejorar nuestra situación, Barkow sugiere que la clase de información que buscamos típicamente es aquella que puede afectar nuestra posición o estatus social. Así pues, es natural que estemos más interesados en los infortunios de nuestros rivales o de las personas importantes en nuestras vidas porque podríamos utilizar esa información a nuestro favor. También es natural que nos concentremos en transmitir (y exagerar) las malas noticias de nuestros rivales y las buenas de nuestros aliados (familiares, amigos), ya que nos da un mejor estatus.

Se ha encontrado también que el interés sobre las personas del mismo sexo es especialmente fuerte entre las mujeres (¡sorpresa! jajaj). En un estudio publicado en 2002, se midió la frecuencia con la cual tanto hombres como mujeres seleccionaron a personas de su mismo sexo como los protagonistas más interesantes de cierto chisme. Cuando el chisme era que el protagonista había tenido una cita con alguien famoso, 43 de 44 mujeres seleccionaron a una mujer como la protagonista, comparado con 24 de 36 hombres que seleccionaron a un hombre. De manera similar, 40 de 42 mujeres (contra 22 de 37 hombres) estuvieron más interesadas en enterarse que alguien de su mismo sexo copia en los exámenes, y 39 de 43 estuvieron más interesadas en enterarse que alguien de su mismo sexo tiene leucemia (contra 18 de 37 hombres). De hecho, los únicos dos escenarios, de los 13 considerados, en donde los hombres expresaron más interés que las mujeres en un protagonista de su mismo sexo fueron enterarse de alguien con una adicción a las apuestas o un individuo con problemas de impotencia.

Me queda claro que chismear acerca de nuestros conocidos podría ser útil, pero ¿por qué tanto interés en las celebridades?

Una explicación potencial es que la noción de celebridad es relativamente nueva (en términos evolutivos). En un ambiente ancestral, cualquier persona de la que sabíamos detalles personales era automáticamente alguien importante para nosotros. La evolución no nos preparó para diferenciar entre la gente que tiene una importancia genuina en nuestras vidas y aquellas que sólo conocemos a través de los medios y la industria del entretenimiento. Si vemos a alguien frecuentemente, ya sea en la vida real o en un programa de televisión, poco a poco se convierte inadvertidamente en alguien importante para nosotros :S.

Por otro lado, las celebridades podrían jugar un papel importante con respecto a la convivencia social. En nuestra sociedad actual, en donde la gente cambia de ambiente frecuentemente (cambio de trabajo, viajes, mudanzas) bien podría ser que las celebridades sean los únicos "amigos" comunes entre nosotros y nuestros nuevos vecinos o colegas. El tener un tema de conversación interesante inmediato facilita la integración y la convivencia. Así pues, mantenerse al pendiente de la vida de políticos, atletas, y celebridades en general hace que una persona sea más adepta a la interacción social con extraños (Dios mío, ¡soy un desadaptado social!).

Parece ser que no sólo se trata de un placer malsano y pecaminoso, sino que el chisme es mucho más complicado e importante de lo que podríamos pensar. Espero entonces que todos le mostremos su debido respeto a nuestras respectivas estilistas y verduleras :).

http://pedazosdecarbono.blogspot.mx/2011/07/por-que-nos-encanta-el-chisme.html
 
#3
Si todos leyeran y fueran cientificos hablariamos de ciencia, lo malo es que la mayoria lee Tvynovelas, ven Heroes, y smallville superman XDD
Y su mente esta tan desocupada que haces popo o pipi, lo apuntan en su bitacora XDD
es un mal que aqueja a muchos, decendiente de las lavanderas XDD
 
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