Un tipo abre una tienda de comidas exóticas y le dice a un amigo que él tiene cualquier comida que se le ocurra.
El amigo le dice que es imposible y lo invita a apostar, por cada plato que le pida.
- Vamos a apostar a que te pido algo que no tienes.
- Acepto - dio el de la tienda.
- Pues tráeme un jamón de pierna de jirafa
El de la tienda se dirige a la cocina y trae de allá un tremendo jamón de pierna de jirafa, que casi no cabía por la puerta.
- Está bien, ganaste - aceptó el cliente - apostamos a que no tienes rabos de hipopótamos.
El vendedor se dirige rápidamente a la cocina y al rato trae un plato lleno de rabos de hipopótamos.
El cliente siguió pidiendo y perdiendo las apuestas, entre los platos que pidió se encontraban lengua de serpiente cascabel, pico de ornitorrinco australiano, nalga de mandril, testículos de cachalote, entre otras cosas.
Ya desencantado de tanto perder, el cliente le dice al vendedor:
- Por último, tráeme un sandwich de oreja de elefante africano.
El de la tienda sale hacia la cocina y al rato viene cabizbajo:
- Esta vez me ganaste, no tengo lo que me pediste.
- Yo sabía que eso era difícil, porque el elefante africano está en peligro de extinción - dijo el cliente contento.
El vendedor lo mira y le dice:
- De orejas de elefante africano tengo dos neveras repletas, lo que no tengo es pan.
El amigo le dice que es imposible y lo invita a apostar, por cada plato que le pida.
- Vamos a apostar a que te pido algo que no tienes.
- Acepto - dio el de la tienda.
- Pues tráeme un jamón de pierna de jirafa
El de la tienda se dirige a la cocina y trae de allá un tremendo jamón de pierna de jirafa, que casi no cabía por la puerta.
- Está bien, ganaste - aceptó el cliente - apostamos a que no tienes rabos de hipopótamos.
El vendedor se dirige rápidamente a la cocina y al rato trae un plato lleno de rabos de hipopótamos.
El cliente siguió pidiendo y perdiendo las apuestas, entre los platos que pidió se encontraban lengua de serpiente cascabel, pico de ornitorrinco australiano, nalga de mandril, testículos de cachalote, entre otras cosas.
Ya desencantado de tanto perder, el cliente le dice al vendedor:
- Por último, tráeme un sandwich de oreja de elefante africano.
El de la tienda sale hacia la cocina y al rato viene cabizbajo:
- Esta vez me ganaste, no tengo lo que me pediste.
- Yo sabía que eso era difícil, porque el elefante africano está en peligro de extinción - dijo el cliente contento.
El vendedor lo mira y le dice:
- De orejas de elefante africano tengo dos neveras repletas, lo que no tengo es pan.
