En su homilía dominical, el Arzobispo Primado de México también se pidió por el Jefe de Gobierno del DF, “Marcelo Luis Ebrard” y todos los gobiernos estatales, para que guíen a sus pueblos en amor, justicia y paz.
En la Catedral Metropolitana, el cardenal Norberto Rivera Carrera oró para que los gobernantes tengan acierto ante la situación de violencia y miedo que se vive en México y para que se conviertan quienes provocan la muerte entre sus “hermanos”.
En un mensaje en el semanario Desde La Fe, Rivera Carrera invitó a las autoridades civiles a que combatan la pobreza, vayan por el camino del diálogo y la participación, porque subrayó, “no es tiempo de caminos violentos”.
En la misa dominical que preside el Arzobispo Primado de México, se pidió por los integrantes de las fuerzas armadas para que protejan con honestidad y sabiduría la nación que les fue encomendada y puedan defenderla con la misma lealtad.
También se pidió por el Jefe de Gobierno del DF, “Marcelo Luis Ebrard” y todos los gobiernos estatales, para que guíen a sus pueblos en amor, justicia y paz, teniendo siempre en cuenta el bienestar social.
Además, se elevaron plegarias por le presidente “Felipe de Jesús Calderón” y por todos los encargados del Gobierno para que el Espíritu Santo los ilumine y los llene con sus dones.
Y por los poderes Legislativo y Judicial para que hagan posible la promulgación de leyes que son necesarias para vivir con equidad y fraternidad.
En una oración especial que realizó Rivera Carrera, señaló que la patria se encuentra dañada por la violencia, dispersa por el miedo y la injusticia, por eso pidió para que los gobernantes tengan aciertos y por aquellos que dañan a sus hermanos con muerte, para que se conviertan y especialmente para que se proteja a las familias, a los jóvenes y al pueblo para que tenga una vida de justicia y paz.
En su homilía, llamó a los católicos a rehacer el tejido social, ayudando a recobrar el sentido de culpa y motivando la conversión y el arrepentimiento.
A la misa asistió el embajador de El Salvador, Hugo Roberto Carrillo Corleto.
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