-No eres virgen- gritó él fúrico mientras con sus dedos le sacaba los ojos a su amante y ante los gritos de la insulsa le corta la yugular con una fuerte mordida…
Rodolfo vive en el departamento 704 del edificio en el 760 de la Adolfo López Mateos, es un chavo pacífico le gusta todos los días dar de comer a los perros callejeros, siempre una gran bolsa de comida.
Hoy ha llevado a su nueva conquista a su departamento, está nervioso, ansioso, con ganas de comérsela pronto… cuando llegan a su apartamento él la deposita en el sillón y la besa sin parar, ella solo se deja amar, pareciera que es la primera vez que su cuerpo siente unos labios que le besan en todas partes. Casi todas partes, los labios de Rodolfo aún no tocan los de ella, él espera…
Es morenita, gordita, pelo corto y pintado de rubio, ojos pequeños de color café, formas pronunciadas, Rodolfo le quita la blusa, deja al descubierto los grandes senos de su amante se los come a besos mientras que su amante gime de placer sin parar.
Después de un rato besándola en el sillón la conduce a su cuarto, abre la puerta y deja ver una habitación como cualquier otra, solo resalta el enorme cuadro de un ángel femenino: pelo negro, rasgos finos cual muñeca de porcelana, formas delicadas, piel de seda y blanca, ojos verdes, labios gruesos, vestía con un atuendo morado y parecía que su mirada se dirigía hacia la cama.
La chica estaba tan excitada que no notó nada, solo tiró a Rodolfo en la cama y se lo empezó a comer a besos, él evitaba que ella le besara la boca. Esperaba el momento adecuado.
03:00 de la mañana luego de cinco horas de estar desnudos solo besándose, solo tocándose y de evitar los besos en la boca, Rodolfo se separó de su amante, fue por unas velas, las colocó alrededor de la cama y las prendió.
-Qué sexy lo que haces amorcito, pero ya necesito tenerte en mí-
-Ten paciencia mi chica, ten paciencia, pronto cumpliré tus más oscuros deseos- dijo él, pero no la miraba, veía al suelo y colocaba la vela que acababa de prender, de pronto en el suelo se iluminó la imagen del ángel que estaba en el cuadro.
Pero la amante no lo notaba… no, ella solo quería que su “amorcito” la poseyera, sus ojos mostraban lujuria, deseo, impaciencia, ella sudaba toda mientras él sonreía, era el momento, la amarró a la cama, se montó en ella sin penetrarla, se acercó a su boca y antes de besarla…
-Amo te, amo te volo meus, veni, veni, proxima mea eu, ad stratum meum, ut diligamus nos invicem diligamus merge in corpore virginis et in secula seculorum-
Fue entonces cuando el cuerpo de su amante se empezó a transformar: su pelo crecía y se volvía de ébano, sus formas de toscas se volvieron finas y delicadas, sus ojos café se tornaron de un verde claro y su rostro empezaba a tornarse de una blancura angelical, se transformaba en ella. En ese ángel que se le había acercado a él cuando empezó a realizar este tipo de conjuros para traer al ser más perfecto al cual amar y la encontró en ese cuadro.
-Hoc modo osculum notae ambulant coram te in hac terra et a mensa capit-
Pero cuando iba a besarle la boca a su angel para sellar su existencia en el mundo, en este mundo, su figura se esfumó, las velas se apagaron y volvió a ser su amante gorda.
-No eres virgen- gritó él fúrico mientras con sus dedos le sacaba los ojos a su amante mancillada y ante los gritos de la insulsa le corta la yugular con una fuerte mordida, la chica con algo de fuerza apartó a Rodolfo y bajó de la cama, daba tumbos a la puerta tirando todo y llenando el piso con su sangre y la vida que se le escapaba, pero al llegar a la puerta del cuarto cayó al suelo muerta.
Rodolfo solo reía con la imagen tan deliciosa que para él se presentaba y mandaba un beso a su ángel amado, luego se comió los ojos que aún tenía en sus manos.
06:00 Rodolfo desayuna después de haber limpiado todo, es un plato tailandés que uno de sus vecinos le enseñó a preparar, luego de terminar de comer su plato salió a la calle como siempre con una bolsa de comida para los perros callejeros que vivían por el edificio, luego de servirles su alimento y de que los perros salieran de sus escondites gustosos se fue caminando a su trabajo pensando ¿Cuánto costará una bolsa de comida del tamaño que él les daba a los perros?
Rodolfo vive en el departamento 704 del edificio en el 760 de la Adolfo López Mateos, es un chavo pacífico le gusta todos los días dar de comer a los perros callejeros, siempre una gran bolsa de comida.
Hoy ha llevado a su nueva conquista a su departamento, está nervioso, ansioso, con ganas de comérsela pronto… cuando llegan a su apartamento él la deposita en el sillón y la besa sin parar, ella solo se deja amar, pareciera que es la primera vez que su cuerpo siente unos labios que le besan en todas partes. Casi todas partes, los labios de Rodolfo aún no tocan los de ella, él espera…
Es morenita, gordita, pelo corto y pintado de rubio, ojos pequeños de color café, formas pronunciadas, Rodolfo le quita la blusa, deja al descubierto los grandes senos de su amante se los come a besos mientras que su amante gime de placer sin parar.
Después de un rato besándola en el sillón la conduce a su cuarto, abre la puerta y deja ver una habitación como cualquier otra, solo resalta el enorme cuadro de un ángel femenino: pelo negro, rasgos finos cual muñeca de porcelana, formas delicadas, piel de seda y blanca, ojos verdes, labios gruesos, vestía con un atuendo morado y parecía que su mirada se dirigía hacia la cama.
La chica estaba tan excitada que no notó nada, solo tiró a Rodolfo en la cama y se lo empezó a comer a besos, él evitaba que ella le besara la boca. Esperaba el momento adecuado.
03:00 de la mañana luego de cinco horas de estar desnudos solo besándose, solo tocándose y de evitar los besos en la boca, Rodolfo se separó de su amante, fue por unas velas, las colocó alrededor de la cama y las prendió.
-Qué sexy lo que haces amorcito, pero ya necesito tenerte en mí-
-Ten paciencia mi chica, ten paciencia, pronto cumpliré tus más oscuros deseos- dijo él, pero no la miraba, veía al suelo y colocaba la vela que acababa de prender, de pronto en el suelo se iluminó la imagen del ángel que estaba en el cuadro.
Pero la amante no lo notaba… no, ella solo quería que su “amorcito” la poseyera, sus ojos mostraban lujuria, deseo, impaciencia, ella sudaba toda mientras él sonreía, era el momento, la amarró a la cama, se montó en ella sin penetrarla, se acercó a su boca y antes de besarla…
-Amo te, amo te volo meus, veni, veni, proxima mea eu, ad stratum meum, ut diligamus nos invicem diligamus merge in corpore virginis et in secula seculorum-
Fue entonces cuando el cuerpo de su amante se empezó a transformar: su pelo crecía y se volvía de ébano, sus formas de toscas se volvieron finas y delicadas, sus ojos café se tornaron de un verde claro y su rostro empezaba a tornarse de una blancura angelical, se transformaba en ella. En ese ángel que se le había acercado a él cuando empezó a realizar este tipo de conjuros para traer al ser más perfecto al cual amar y la encontró en ese cuadro.
-Hoc modo osculum notae ambulant coram te in hac terra et a mensa capit-
Pero cuando iba a besarle la boca a su angel para sellar su existencia en el mundo, en este mundo, su figura se esfumó, las velas se apagaron y volvió a ser su amante gorda.
-No eres virgen- gritó él fúrico mientras con sus dedos le sacaba los ojos a su amante mancillada y ante los gritos de la insulsa le corta la yugular con una fuerte mordida, la chica con algo de fuerza apartó a Rodolfo y bajó de la cama, daba tumbos a la puerta tirando todo y llenando el piso con su sangre y la vida que se le escapaba, pero al llegar a la puerta del cuarto cayó al suelo muerta.
Rodolfo solo reía con la imagen tan deliciosa que para él se presentaba y mandaba un beso a su ángel amado, luego se comió los ojos que aún tenía en sus manos.
06:00 Rodolfo desayuna después de haber limpiado todo, es un plato tailandés que uno de sus vecinos le enseñó a preparar, luego de terminar de comer su plato salió a la calle como siempre con una bolsa de comida para los perros callejeros que vivían por el edificio, luego de servirles su alimento y de que los perros salieran de sus escondites gustosos se fue caminando a su trabajo pensando ¿Cuánto costará una bolsa de comida del tamaño que él les daba a los perros?
unzadita:
