Hace unos días tuve la oportunidad de viajar a los Estados Unidos de Norte América, y de paso conocer la Capital Washington, por suerte, me tocó coincidir con el Presidente Barack Obama, en una de sus caminatas sorpresa, al ver tan interesante y desprendida actitud del hombre más poderoso del mundo, caminar con las personas de a pie y rodeado de una seguridad extrema, pude acercame, hablarle y tomarme una foto con él.
Mientras conversamos le dije: Hola Señor Presidente, vengo desde la República Dominicana y estoy muy emocionado y agradecido por su labor como mandatario pacificador y gran estratega, además de la oportunidad que me brinda de tomarme una foto con usted, a lo cual respondió: el honor es mío -más humilde no pudo ser-. Tomé mi cámara y el Presidente le pidió a uno de sus asistentes que tomara una foto para mí, y para el recuerdo imborrable.
Esta foto quedó tan extraordinaria, que a pesar que marcaban las seis de la mañana en mi reloj despertador y que debía prepararme para ir a trabajar; ese sueño quedó tan claro en mi mente que pude recrear la foto de mi sueño “Caminando con el Presidente de los Estados Unidos”.
Esta foto quedó tan extraordinaria, que a pesar que marcaban las seis de la mañana en mi reloj despertador y que debía prepararme para ir a trabajar; ese sueño quedó tan claro en mi mente que pude recrear la foto de mi sueño “Caminando con el Presidente de los Estados Unidos”.
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