Médicos eficientes

puga puga

Bovino Milenario
#1
Un médico ya anciano que siempre trabajó en el medio rural, pensó que ya había llegado la hora de jubilarse después de haber ejercido la medicina durante 50 años.

Encontró a un joven médico que quisiese ocupar su sitio y le sugirió que le acompañase en las visitas a domicilio, para que las personas se habituasen a él de manera gradual.

La primera visita se trataba de una mujer que se quejaba de dolores en el estómago.

El anciano le dijo a la señora:

-Sabe, la causa mas probable es que usted abusa de las frutas frescas… ¿Por qué no reduce un poco su consumo diario y selecciona las mejores?

Cuando salieron de la casa el joven le preguntó:

-Doctor usted ni siquiera examinó a la mujer… ¿Cómo consiguió hacer un diagnóstico tan rápido?

Bueno, no merecía la pena examinarla. -¿Usted se dio cuenta de que dejé caer el estetoscopio al suelo?, cuando me agaché para recogerlo, vi que había media docena de cáscaras de naranjas, manzanas y ciruelas verdes -inadecuadas para el consumo- en el cubo de la basura. Y eso es seguramente lo que le ocasionaba los dolores de estómago. En la próxima visita usted se encargará del examen.

-Humm, que astuto es, pensó el joven.

En la siguiente casa, se entretuvieron durante varios minutos hablando con una mujer bastante joven. Ella se quejaba de que se fatigaba mucho.

-Me siento totalmente sin fuerzas… dijo

El joven médico le respondió entonces:

-Usted, -quizás- se entrega demasiado a la iglesia. Si redujese esa actividad, tal vez recupere su energía.

Una vez que hubieron abandonado la casa, el médico viejo le dijo a su sustituto:

-Su diagnóstico me ha sorprendido… ¿Cómo fue que llegó a la conclusión de que aquella mujer se daba en cuerpo y alma a los trabajos religiosos?

Yo apliqué la misma técnica que usted me enseñó. Dejé caer mi estetoscopio al suelo, y cuando me agaché para recogerlo, vi al sacerdote debajo de la cama…
 
Arriba