Nadie está libre de que el mal aliento le juegue una mala pasada. Sin privarse de las comidas que nos gustan, es bueno tener en cuenta qué hacer para no sufrir luego las consecuencias de que a uno prefieran tenerlo lejos. Hay alimentos, como la cebolla, el ajo y especies que contienen gases muy fuertes, que
son absorbidos con el alimento y luego salen por el aliento. En estos casos, se aconseja tomar tres cucharadas de jugo de perejil.
El apio es apropiado para curar llagas de la boca o atacar problemas de las encías; hay que machacar la planta seca y realizar un enjuage bucal. El caroteno de la zanahoria
garantiza una buena salud de dientes y encías. Para evitar el mal aliento por sequedad de la boca (que puede ser inducida por el cigarrillo) hay que tomar suficientes líquidos. Quienes siguen dietas muy estrictas, puedan tener mal aliento debido a las cetonas (sustancias que producen por el ayuno); en este caso conviene comer cada 3 o 4 horas.
En general,
las halitosis o mal aliento se evita con un buena higiene bucal, cepillándose los dientes entre dos y tres veces al día, después de cada comida. También se puede reforzar el aseo con un enjuague saborizado, preferente de menta. Cuando existen problemas dentales o en las encías, enfermedades de garganta, nariz, pulmones, riñones e hígado, que pueden provocar el mal aliento, debe recurrirse al médico.