“Los Trampas” El fenómeno de la migración en Guadalajara

heavymeza

Bovino adicto
#1



Por: Julio Alejandro Ríos

El sol incandescente cae sobre las vías del tren y las hace arder casi al rojo vivo. Entre las piedras caminan cinco figuras que reflejan cansancio en su andar. Al acercarse, una niña grita: “Mamá, mamá ahí vienen los trampas”.
Es la confluencia de las avenidas Mariano Otero y Washington, en Guadalajara. Ahí vive Doña Adela, que al llamado de su pequeña sale a recibir a los “trampas”, como le llaman los vecinos a los migrantes centroamericanos que toman el tren rumbo a Estados Unidos. Una de sus escalas es precísamente Guadalajara.
Tres de ellos aún tienen rostro infantil. Apenas si llegan a los 16 años de edad. Otros dos, se nota que “están más vividos”. Jairo, es el líder natural. Viste con una gorra de béisbol hacía atrás y ropa holgada. El otro, Reinel, también moreno, lleva largas rastas, y se dice hincha del equipo de futbol Olimpia. Los cinco se tiran a descansar junto a un árbol afuera de una bodega.
Doña Adela, es una vecina de este barrio. Desde pequeña ha vivido cerca de los centroamericanos que buscan el sueño americano. No les teme. “Muchachos, no quieren un taquito”. Ellos contestan casi en automático: “Si señora”.
“Pobrecitos. Tienen hambre. Ellos vienen de paso. Vienen cansados”, dice Doña Adela, quien tiene 40 años auxiliando a los centroamericanos en Guadalajara.
La perla tapatía es paso obligado para los migrantes que quieren llegar a Estados Unidos y que eligen la ruta del Pacífico. Existen otras rutas, la de Piedras Negras Coahuila y la del Golfo, pero para llegar a California, hay que tomar la de Guadalajara.
Hasta el momento, Jairo y sus acompañantes han tenido suerte. Pues otros centroamericanos sufren la brutalidad policíaca en Guadalajara, los abusos de los vigilantes de las vías, o son asaltados por delincuentes mexicanos o por la “Mara” Salvatrucha.
Otros, se quedan a vivir en Guadalajara. No hay un número exacto. Quienes permanecen en Jalisco Son contratados para trabajar en fábricas con bajos sueldos y son víctima de discriminación tanto de compañeros de trabajo como de autoridades.
“A cada rato nos toca ver bien feo, cuando les mochan las patas el tren. O también llegan y los golpean bien feo los policías”, explica “La Chata”, vecina de la colonia Pueblo Quieto, ubicada también junto a las vías del tren.



Brutalidad policíaca

El calvario que viven los “trampas” inicia prácticamente desde el momento que cruzan la frontera de Chiapas. En el caso de Jairo y sus compañeros, salieron hace 14 días de Tegucigalpa. Específicamente del barrio del Campo Cielo, una de las colonias más pobres de la capital y en la que la delincuencia, la desnutrición y la miseria son cosa de todos los días. “Eramos 60 lo que veníamos. Ya nomás quedamos cinco”, dice Jairo.
Y el reportero pregunta: “¿Todos venían de Tegucigalpa?
- “No. Unos venían de Guatemala, otros de El Salvador. Pero se fueron quedando. No nos conocemos, ni siquiera conocía a ellos cuatro, pero en este camino se va haciendo uno hermano…¿Me entiendes?”
-¿Y qué le pasó a los demás?-
- “Pues a unos los agarró la policía. A otros los regresaron. Otro muchacho se le cortó un pie en Coatzacoalcos porque nos tenemos que bajar cuando el tren todavía va corriendo, antes de las estaciones. Unas mujeres se fueron a hablar por teléfono en Querétaro y ya ni volvieron. Y otros cuatro que eran también de Honduras se durmieron (en el vagón de carga) y rodaron y se cayeron y ya no supimos de ellos. Solo quedamos nosotros y vamos a llegar con la ayuda de Dios”.
Angustia, soledad, hambre, sed, frío extremo, ardiente calor y todos lo sufrimientos posibles son parte del calvario. Pero nada se compara, dicen a la brutalidad policíaca. Mientras muerde un pan dulce, uno de los adolescentes que les acompaña interviene: “Lo más feo es cuando golpean. A un primo lo dejaron bien malo de su espalda y se regresó a Tegucigalpa”, comenta Jorgito, de 16 años, quien dice que apenas terminó la primaria y a pesar de su corta edad trabaja de taxista allá en Tegucigalpa.

En el caso de Jairo, ya le han deportado en tres ocasiones a Honduras, desde diferentes puntos del país. En una de esas ocasiones lo golpearon salvajemente en Guadalajara, antes de regresarlo a su país. “Eran de migración y policías. Me tumbaron hasta estos dientes, mira- dice mientras muestra un hueco en su dentadura- Me insultaron”.
“La Chata”, una vecina de la zona narra la agresión que sufrieron el 15 de enero un grupo de migrantes: “Vimos que venía una camioneta y traían cámaras. Nosotros nos metimos porque no nos gusta salir en la tele”, dice.
Sin embargo, aquellas personas no eran de los medios de comunicación, como lo comprobarían minutos después. “Iban caminando unos trampas, y cuando vieron las cámaras algo les dijeron y quisieron correr. Pero salió de más adelantito una camioneta de los policías esos que andan de negro (elementos de la policía estatal) y otros que iban vestidos de civil y con gaffetes (agentes de migración). Les empezaron a decir malas palabras y los agarraron. Pero les decían feo, párense hijos de la chingada y cosas más feas”.
Según narran varios vecinos del barrio de Pueblo Quieto, los elementos sometieron a varios migrantes y a cachazos les hirieron el rostro. Rápidamente el alboroto hizo que salieran señoras, niños y jóvenes.
“Nos enojamos y les empezamos a decir que los dejaran en paz. Que ellos solo vienen de paso y decían que si seguíamos de argüenderas también a nosotros nos iban a llevar al bote. Como no hacían caso les empezamos a tirar piedras. Lo bueno que llegó El Kamala, un muchacho del barrio con una cámara para asustarlos, no grabó porque está bien menso y no supo como, pero de menos se asustaron y se fueron. Pero se llevaron a cuatro a sabe donde. Yo creo los regresaron. Los demás corrieron o los dejaron ahí”
Y dentro del sentido común de la gente humilde, “La chata” reflexiona: “Pero me da coraje que en la televisión o los periódicos no sacan eso. El otro día que un muchacho se mochó las patas rápido vinieron las cámaras a grabar y eso si lo sacaron. Pero estas cosas bien que no las pasan”, dice enérgicamente.




Aumento de violaciones

Por ser poco conocido como paso de los migrantes, Guadalajara es terreno propicio para violaciones de los derechos humanos. Y a pesar de que han aumentado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) no ha registrado quejas al respecto.
Según información proporcionada por la CEDHJ, la comisión sí tiene atribuciones legales para conocer de estos casos, pero a pesar de ello en la visitaduría número 1 no se ha presentado nadie a denunciar los abusos, ni mexicanos, ni mucho menos centroamericanos. “No solo los afectados pueden presentar quejas, sino cualquier persona que conozca de la violación. Y la comisión tiene atribuciones para iniciar investigaciones de oficio”, confirma el departamento de prensa de la CEDHJ. Tal es el caso del acta de investigación 19/2008 que hasta el momento no ha prosperado.
“El Estado de Jalisco y la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) se hallan en la ruta que conforma el corredor occidente. Es la ruta más larga y extenuante para llegar a la frontera. Esta ruta y esta zona es la que cuenta con menos albergues, grupos y organizaciones sociales de apoyo al migrante”, señala Fernando Gutiérrez Olmos, autor del estudio titulado La Zona Metropolitana de Guadalajara y la transmigración económica internacional”, publicado dentro del Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Jalisco, 2007 – 2008 que imprimió el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo AC (Cepad).
Gutiérrez Olmos considera que la ZMG ha observado en los últimos dos años una intensificación paulatina del flujo de transmigrantes. “Con ello aumenta el riesgo de que las violaciones a los derechos humanos de los migrantes y sus defensores se incrementen”, dice.
Por su parte, el investigador salvadoreño Jaime Rivas Castillo coincide con esta apreciación. El se encuentra en Guadalajara para estudiar el fenómeno de la transmigración en la capital tapatía. Es académico de la UCA (Universidad Centroamericana) en San Salvador, cuenta con una maestría en antropología social y especializado en migración estudia actualmente el doctorado en Ciencias Sociales por el CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social).
“Es cierto que esta ruta es la que menos peligro tiene para los migrantes, pero eso no quiere decir que sea fácil. Al contrario ese desconocimiento la hace también muy riesgosa”, dice.
En Guadalajara fueron repatriados 231 centroamericanos en el 2008, según cifras de la delegación Jalisco del Instituto Nacional de Migración, entre ellos 24 mujeres y 5 menores de 18 años.
En este contexto surge “FM4 Paso Libre”. Es un grupo integrado por estudiantes universitarios y profesionistas, quienes se dedican a reunir alimentos, bebida, medicamentos, ropa o calzado para entregarlo a los migrantes centroamericanos que pasan por Guadalajara. Incluso a una joven guatemalteca le consiguieron una prótesis pata sustituir la pierna que perdió en las vías del tren de Guadalajara.
Así mismo, imparten cursos de sexualidad y prevención del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), así como alertarles sobre los riesgos del viaje y les recomiendan como tratar a las autoridades, además de brindarles consejos para evitar ser asaltados. Asesoría jurídica y pláticas de sensibilización. Todo de manera gratuita y sin contar con albergue o instalaciones, solo el apoyo de vecinos como doña Adela, que ahora se han unido a este esfuerzo, explica Carlos Villalobos Villalobos, uno de los miembros de este grupo.
“Nos ha tocado enterarnos de historias muy tristes. Ver muchos heridos que pierden su pié. Quedan en la cruz verde o en el hospital civil. Si la historia de los mexicanos que se van allá son fuertes, las de los centroamericanos son todavía más duras”, añade Gonzalo Muñiz Alamilla, otro integrante de FM4.
A decir de los activistas de FM4, las agresiones a centroamericanos por parte de autoridades se han recrudecido en los últimos años. Muchos de estos viajeros son asaltados por policías municipales o estatales de Guadalajara. “Les quitan lo que traigan. Hasta monedas de dos pesos o de cincuenta centavos. Son voraces”, dicen.
Desde golpizas, abusos de los elementos de la policía municipal y estatal, extorsiones, y operativos sorpresas en los que los centroamericanos son golpeados a veces de manera inmisericorde.
Y es que pareciera que todo mundo quiere sacar ventaja de los indefensos migrantes. Los maquinistas les cobran peaje. Detienen a veces el tren y les amenazan con denunciarles ante los agentes de migración si no les dan dinero. Los vigilantes de las vías recurren a las mismas intimidaciones y chantajes. Y otros delincuentes están al pendiente de ver si algunos migrantes llaman a sus casas. Llegan y remarcan y extorsionan a los familiares para exigirles depósitos. “Parece que la vida se ensaña con ellos”, comenta Gonzalo Muñiz.


Un cambio de cultura

Los integrantes de FM4 Paso Libre, piden que los migrantes sean tratados con dignidad y derechos humanos; además de pedir a los medios de comunicación que se abstengan de pintarlos como conflictivos y revoltosos y no utilicen términos como ilegales o indocumentados, porque eso los estigmatiza y los denigra. “Ellos no son rateros ni delincuentes ni ponen en riesgo la seguridad nacional”, argumenta Gonzalo Muñiz, quien además llama a que los organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y sociedad jalisciense a mirar y atender lo que sucede en esta ruta.
Los integrantes de FM4 Paso Libre realizan sus actividades humanitarias sin ningún tipo de ayuda económica. Solamente particulares que donan ropa o alimentos o recursos económicos ayudan a sacar adelante este esfuerzo, explica Carlos Villallobos. “Quienes estén interesados en ayudar pueden escribir al correo electrónico: contacto@fm4pasolibre.org "
A su vez, el investigador salvadoreño Rivas Castillo sostiene que es urgente la creación de albergues y centros ciudadanos de derechos humanos en Guadalajara, para que atiendan a los migrantes. “Aunque la existencia de estas instituciones no es garantía para que no se den las violaciones a los derechos humanos, sí son un contrapeso, para monitorear la situación y alzar la voz en defensa de ellos”, comenta.
“Sin querer demeritar el trabajo de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la realidad los ha rebasado y no a alcanzan a atender la problemática. Es por ello que insisto en la necesidad de centros especializados e independientes y albergues. Es difícil pero no es imposible. Lo que pasa es que no se tiene idea de la dimensión del problema en Guadalajara, yo le apuesto a la toma de consciencia y cuando eso suceda avanzaremos al respecto”, añade.
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Ya anochece en la ciudad. Ahí junto a las vías del tren, Jairo y sus compañeros han descansado algunas horas y es hora de marcharse. “Ya nos vamos, porque ahorita en una hora pasa el tren y hay que caminar allá donde apenas pase la estación”, señala.
- Jairo…¿Porqué arriesgarte a tanto? ¿No tienes miedo de morir?
“Es peor ver a tu hijo morirse de hambre. Tengo un niño de dos años. Cuando me despierto lo veo en la pobreza. Eso es peor. En mi país nada más vale el que tiene dinero. Los pobres no valemos nada. Por eso me han regresado tres veces y sigo queriendo ir porque yo no quiero que mi niño sufra lo que yo sufrí”, explica.
Empieza a oscurecer. Jairo, Audilio y los otros jóvenes se despiden de doña Adela. Le agradecen el plato de arroz, las tortillas y el agua de jamaica que les regaló, además de los pantalones y suéteres que les entregó de parte de “FM4 Paso Libre”.
Luego se despiden del reportero, y comienzan a caminar. Las cinco figuras se pierden en el horizonte, rumbo a un futuro incierto….





http://julioalejandrorios.wordpress.com/los-trampas-el-fenomeno-de-la-migracion-en-guadalajara/
 

XrkH

Bovino adicto
#2
Para que vean que en todos lados se cuecen habas, Mexico pidiendo respeto para los migrantes en el norte y mostrándose igual de intolerante con los centroamericanos.

Aca en Querétaro también es paso obligado, en la comunidad del Ahorcado, muchos se animan a bajar a la ciudad, al centro, la neta te cuentan sus historias y se siente gacho por ellos.

Hace un tiempo acusaron a una doña de trafico de personas por el simple hecho de darles de comer, estuvo en la cárcel aunque ya fue liberada pero si fue una pasada, aún así, la gente del Ahorcado sigue ayudándolos con un poco de comida y ropa.
 

maybelline

Bovino maduro
#3
me toco ver algo parecido, en veracruz pasa el tren que viene de chiapas y viene lleno de inmigrantes , en tres valles se detiene y la gente corre a darles comida ,agua ,para ayudar esa pobre gente , vez, niños,mujeres embarazadas, abuelos, jovencitos ...te parte el sufrimiento.
 

OVERDEATH

Bovino de la familia
#4
es por eso que a pesar de haber nacido en Mexico y tener esta nacionalidad me resulta tan absurda la manera en que quieren exigir en el norte derechos para los inmigrantes, cuando aqui somos igual o peor que los americanos, es que acaso solo nosotros merecemos respeto e igualdad? por que no le damos eso a ellos tambien?

me da coraje leer notas asi, que no puedo ahcer nada para apoyarles :(
 

therapture

Bovino adolescente
#5
Yo voy a ir más allá aun que los comentarios que me precedieron, para señalar algo que me llama poderosamente la atención y que es evidencia de una realidad plural que siempre se discute por aquí.
Me congratula enormemente el saber que detrás de este fenómeno migratorio existe gente generosa que no duda, (pese a que como ya se ha comentado corren el riesgo de recibir represalias), en hacer una enorme labor social al apoyar de manera voluntaria a los muchos centroamericanos en su diario luchar para alcanzar un sueño, eso a mi parecer es esa parte de méxico que realmente enriquece y llena de orgullo, gente que da un poco de lo poquísimo que tiene para ayudar a quienes considera sus iguales, seres humanos al fin.

Es una verdad indiscutible la existencia de las enormes dificultades que muchos de nuestros hermanos centroamericanos tienen que pasar, entre de ellas las ya mencionadas muestras de abuso y violencia de "una parte" de la sociedad cobijada por la corrupción, la prepotencia, la colusión con las autoridades y la indeferencia hacia quienes les resultan desprotegidos, pero creo que es importantisimo visualizarlo desde un prisma objetivo, esos parásitos "no somos todos los mexicanos." por lo tanto una visión generalizada del fenómeno resulta falaz a todas luces, si se toma en cuenta que existen además "Adelas" que anonimamente y día con día hacen una labor impresionante, desinteresada y muy pocas pero muy pocas veces reconocida.

Mi punto escencial es reconocer precisamente esa labor que muchos mexicanos ejecutan, hacer que a travez de esa praxis resuene e invite a humanizarse más, a mostrar ese méxico que no pertenece al engranaje del estereotipo de videos de segunda que generalizan y con ello recalcan paradigmas; que no se sesgue la percepcion misma.

He tenido la posibilidad de trabajar de cerca con algunos migrantes que han sufrido las enormes dificultades que conlleva su búsqueda de una vida mejor y he de decir que no considero injusto exigir por nuestros paisanos mismos el respeto a aquellos derechos que exigimos de igual forma por los cientos de caminantes que cruzan méxico día a día, levantar la voz con exactamente la misma magnitud, ¿porque no habríamos de hacerlo de igual manera, cuando nos sentimos igualmente comprometidos? Finalmente, todos somos habitantes de un mismo planeta.

Y finalmente una excelente forma de ayudar es precisamente sensibilizandonos, reconociendo la labor de quienes son sensibles a este fenómeno y en el mejor de los casos adentrarnos a organizaciones como las que ya se mencionan en el articulo al menos durante un lapso de tiempo, personalmente lo digo, despues de ofrecer una mano de ayuda, la vida tiene mucho más sentido.
 
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