Leyenda de mi pueblo

#1
LA LEYENDA DE LA TIGRA.
Cuentan los ancianos de Xochipala, que hace muchos años, en el lugar llamado “Las Tejas” vivía Don Antonio de Adame, un señor de origen español quien al ver la fertilidad y la extensión de las Tierras de El Llano quiso apoderarse de ellas. Pero como la gente del pueblo no quiso venderle ni cederle la propiedad de los terrenos, entonces el español se valió de trampas legales para tratar de quedarse con las tierras. Dicen que por un tiempo, Don Antonio ganó el pleito y parecía que el Llano se iba a quedar bajo su posesión pero por suerte, el gobierno restituyó las tierras a sus propietarios originales es decir a la gente del pueblo de San Francisco Xochipala. Cuenta la leyenda que el español, al verse expulsado, consiguió los servicios de una bruja que se transformaba en un tigre hembra (Tigresa o Tigra). Dicen que la bruja era originaria, de un pueblo llamado Tecuanapa (“Arroyo o Lugar de Tigres”) en la Costa Chica de nuestro estado de Guerrero. La Tigra apareció poco después de que la gente corrió al español, y dicen que mataba a todo animalito que encontraba a su paso. Los rugidos de la fiera atemorizaban tanto a la gente del pueblo que al ponerse el sol, ya no salía de sus casas. Cuentan que los rugidos del animal se oían al lado norte del pueblo, el primero de ellos en el punto conocido como “La Cruz Chiquita”, cuando se escuchaba el segundo, en el lugar llamado “La Cruz Grande” significaba que ya nadie podía andar por las calles.
Refieren los abuelos que en esos tiempos nuestro pueblo era solo una cuadrillita como de 30 o 40 casas de lodo y palma, y que para protegerse se iban a meter en una casa grande que había en el centro del pueblo[8]. La tigra mataba animales domésticos como perros, puercos, caballos, vacas y gallinas, los despedazaba horriblemente, aunque no los comía y de este hecho pensaban que no era un animal bueno o normal pues según decían los animales siempre atacan cuando tienen hambre. Cuentan que una vez un anciano, fue a un aguaje ya por la tarde y aquí pudo ver como una mujer se convertía en tigra. Y así se supo que, de veras, no era un animal normal sino que era un nahual o bruja que tenia la virtud de convertirse en bestia. Algunos creían que era un castigo de Dios y de San Francisco por las cosas malas que había hecho la gente y creían que cuando acabara de matar a los animales empezaría a hacer lo mismo con las personas. Dicen que la mujer tigre se escondía en una cueva situada en lo alto de un peñasco ubicado al lado izquierdo de la Cueva de “Las Campanitas[9]”. Desde allí, se podía ver la orilla norte del pueblo y la bruja vigilaba a todos aquellos que iban al agua a los manantiales de Talinco, Zicapa y la barranca de Huacapa. Los pobladores se desesperaban porque no podían hacer nada contra los poderes de la hechicera, pero entonces llego un comerciante viajero, que dicen que era de Tepoztlán, Morelos, quien llevaba mercancía al puerto de Acapulco y siempre pasaba por el pueblo cada dos o tres meses. Como siempre que pasaba por Xochipala, la gente no le negaba los alimentos, se extrañó cuando un día a eso de las 7 u 8 de la noche las calles quedaban desiertas y las puertas de las casas cerradas a piedra y lodo por el miedo a la bruja. Al preguntar a algunos lo que ocurría, le informaron que una tigra atacaba al pueblo, y que ya sabían que era una maga que se transformaba en ese animal. El comerciante les dijo que el les podía ayudar pero tenían que confiar en él, pues era brujo de magia blanca. Les dijo que, para acabar con la hechicera, 30 personas debían ayunar durante 30 días para ganarle espiritualmente a la hechicera. Como no había otra manera de luchar contra los conjuros de la malvada mujer, la gente se aprestó a obedecer las indicaciones del chamán, ofreciéndose algunos voluntarios para la abstinencia alimenticia. Al término del ayuno[10], todos los habitantes hicieron una fila desde el centro del pueblo hasta la entrada de la cueva, al llegar a ésta, la encontraron durmiendo y completamente desnuda. Muchos se sorprendieron al ver a la hechicera pues era una mujer joven y muy bonita, los que la vieron sintieron lastima de ella pues algunos querían matarla allí mismo. Pero el señor les dijo que no hicieran eso, porque podría ser muy peligroso despertarla. Les comentó que el ayuno había sido para tener mas fuerza espiritual y de esta manera, la Tecuanicha no se dio cuenta de su llegada. Lo primero que les ordenó fue que tomaran la piel o cuero de tigre que estaba colgada en una de las paredes de la cueva, a un lado de la mujer. Luego, pasaron el cuero de persona en persona, hasta que lo hicieron llegar a la plaza del pueblo. Para entonces ya algunos vecinos habían hecho una gran hoguera bajo un árbol llamado El Capire (mismo que hasta la fecha aun se encuentra en el atrio de la iglesia). Mientras tanto la bruja no podía despertar porque el ayuno de las personas ayudó mucho en esto. Cuando finalmente despertó, al verse rodeada por los furiosos lugareños, quiso luchar contra ellos, pero no encontró su traje, por lo que al verse totalmente desnuda le dio vergüenza y se puso a llorar. Los lugareños aprovecharon el momento para atraparla, la amarraron y la llevaron al pueblo. Allí, la maga al verse acosada por los vecinos, confesó que lo que había hecho había sido por ordenes de Don Antonio de Adame, quien de esta manera quiso vengarse de ellos por no venderle las tierras del llano. La muchedumbre muy molesta, la castigó paseándola desnuda por las calles del poblado y la corrieron. Dicen que la familia de la mujer, supo muy pronto de la noticia de su aprehensión y se la llevaron a su aldea. La bruja murió de vergüenza al llegar a su lugar de origen[11]. Una versión diferente nos dice que lo que quemaron los pobladores no fue el cuero de tigre, sino que quemaron a la misma bruja, quien al momento de morir juró vengarse en los descendientes de sus verdugos[12].
Cuentan que, siguiendo el consejo del Comerciante, los más viejitos enterraron las cenizas de la bruja bajo el capire, pero otros dicen que las enterraron bajo el altar de San Francisco de Asís, pidiéndole a nuestro Santo Patrón su protección para siempre[13]. Con respecto a Don Antonio de Adame, la leyenda nos dice que cuando la gente acabó con la bruja, se fueron a buscarlo a su casa allá en “Las Tejas[14]” (situada a unos 4 kilómetros, al Sur del pueblo) pero que Don Antonio vio a lo lejos el polvo que hacía el grupo de personas y, temiendo algún atentado en su contra, escapó lo mas rápido posible abandonando todas sus pertenencias. La gente desquitó su coraje destruyendo la casa del español, sin dejar más que los arranques de piedra.[15] Todavía es posible ver en “Las Tejas” los restos de los cimientos de la morada de Don Antonio de Adame y cuentan que a veces, en las noches más oscuras, se llega a oír el rugido de un animal grande. De la Tigra no nos dice nada más la leyenda, pero los más ancianos recomiendan nunca olvidar que bajo el altar de San Francisco de Asís están las cenizas de la Hechicera que un día quiso acabar con el pueblo
comenten porfa ziiii
 

dani

Bovino adicto
#11
orale interesante.. tu relato.. me gusto mucho.. claro las leyendas de Edo. de Guerrero.. son bonitas jeje. tambien me saco de una Duda. sobre el ayuno.. no sabia.. si era para agarrar fuerza espiritual.... en fin.. .chido y gracias por el aporte.. .
te invito a que visites la pagina de mi pueblo...
www.acatlangro.galeon.com
 
Arriba