Que tal compañeros, ahora les traigo otro relato sobre la ouija y la última vez que la utilice, ojalá les sirva de algo a aquellos que tienen la inquietud de usarla y mi experiencia de perdido los haga pensar dos veces antes de meterse con esas cosas.
Estaba yo en mi casa solo, de hecho estaba en la siesta de la tarde. Mi madre andaba en la iglesia, mi padre en el trabajo y mis hermanos andaban en la calle y yo estaba dormido y me levante como a las 6:00 de la tarde y como no había nadie y yo tenía una ouija y a pesar de que tenía prohibido usarla dentro de la casa, de hecho tenía prohibido tenerla dentro de la casa, pero yo la tenia escondida en mi ropero y pues la saque para ponerme a contactar a Adela—una mujer que había muerto atropellada y que se comunicaba muy seguido en mi ouija—y pasar el rato.
Como las ouijas se cargan de tu energía, la mía estaba bien cargada y siempre que la agarraba de volada se empezaba a mover y esa vez no fue la excepción, pero, justo cuando pose mis dedos en el indicador, este empezó a dar vueltas muy rápido y yo de repente sentí que se me erizaba la parte de atrás del cuello y comencé a sentir un miedo de la chingada, un miedo de esos gachos que no puedes describir, en pocas palabras me cague todo, porque sentía una fuerza que me sostenía los dedos al indicador.
Fue una cosa muy intensa hasta que no sé cómo, pero pude decir: “eres tu Adela?” y muy rápido el indicador se movió entre las letras para decir: “ esa puta aquí no está” yo quise saber quién era con quien me comunicaba y solo me contesto:” quien te va a salvar ojete?”
Mi miedo se convirtió en pánico porque por más que quería no podía separar mis manos, luego, lo increíble, alguien me abofeteo y me jalaron los cabellos hacia atrás, fue cuando empecé a rezar y mis manos se movieron hacia arriba junto con el indicador, yo por fin pude quitar mis manos y el indicador quedo flotando en el aire por unos tres segundos, luego cayó y se movió solo por la tabla, hasta caer en el suelo. El miedo que sentía era muy cabrón, nunca he sentido ese tipo de miedo y salí hecho la chingada hasta la casa de un amigo y le platique todo y le pedí que me acompañara a quemar la pinche tabla y así lo hicimos, en el patio de mi casa le vaciamos todo el bote de alcohol a la tabla y al indicador y les prendimos fuego.
Cuando se apago la lumbre, metimos lo que quedo en una bolsa de soriana, la cerramos con nudo y fuimos a un monte que estaba cerca de ahí y le dimos vuelo a la bolsa y la tiramos.
Pero al volver a mi casa, en la puerta de entrada, ahí estaba el pinche indicador todo chamuscado, mi amigo y yo nos miramos desconcertados y preguntándonos cómo era posible eso, si veníamos precisamente de tirar la bolsa con la tabla y el indicador dentro, total que lo agarramos y fuimos a buscar la bolsa, la encontramos y estaba abierta con la tabla, dejamos otra vez el indicador con la tabla y la tuvimos que enterrar, cuando mi amigo vio eso al fin creyó lo que le había platicado y esa noche nadie en mi casa pudo dormir porque se la pasaron tocando la puerta y al abrirla no había nadie y así fue hasta muy entrada la madrugada, yo sabía que era la ouija queriendo volver.
Esa fue la última vez que use una ouija, y como los alcohólicos regenerados puedo decir que llevo ya 21 años sin tocar una madre de esas, y ni ganas me dan.
Si algunos de ustedes tienen esa inquietud yo les recomiendo que lo piensen dos veces, esas madres no son juego, son puertas que cuando se usan se abren y como puede entrar alguien benévolo o alguien como el que me toco a mí, yo dure 3 años con esa madre y nunca me había pasado nada hasta que paso y créanme, la definición que ustedes tengan de miedo no se compara ni tantito a lo que se siente cuando te toca alguien malévolo.
Una vez más dejo a su criterio el presente relato, por mi parte como siempre digo, fue todo real y nada es inventado, luego les cuento de cómo conocí a Adela y a otros con los que pude contactar y las cosas que esos entes sabían, pero bueno, otra vez será.
Saludos y que estén bien.
Estaba yo en mi casa solo, de hecho estaba en la siesta de la tarde. Mi madre andaba en la iglesia, mi padre en el trabajo y mis hermanos andaban en la calle y yo estaba dormido y me levante como a las 6:00 de la tarde y como no había nadie y yo tenía una ouija y a pesar de que tenía prohibido usarla dentro de la casa, de hecho tenía prohibido tenerla dentro de la casa, pero yo la tenia escondida en mi ropero y pues la saque para ponerme a contactar a Adela—una mujer que había muerto atropellada y que se comunicaba muy seguido en mi ouija—y pasar el rato.
Como las ouijas se cargan de tu energía, la mía estaba bien cargada y siempre que la agarraba de volada se empezaba a mover y esa vez no fue la excepción, pero, justo cuando pose mis dedos en el indicador, este empezó a dar vueltas muy rápido y yo de repente sentí que se me erizaba la parte de atrás del cuello y comencé a sentir un miedo de la chingada, un miedo de esos gachos que no puedes describir, en pocas palabras me cague todo, porque sentía una fuerza que me sostenía los dedos al indicador.
Fue una cosa muy intensa hasta que no sé cómo, pero pude decir: “eres tu Adela?” y muy rápido el indicador se movió entre las letras para decir: “ esa puta aquí no está” yo quise saber quién era con quien me comunicaba y solo me contesto:” quien te va a salvar ojete?”
Mi miedo se convirtió en pánico porque por más que quería no podía separar mis manos, luego, lo increíble, alguien me abofeteo y me jalaron los cabellos hacia atrás, fue cuando empecé a rezar y mis manos se movieron hacia arriba junto con el indicador, yo por fin pude quitar mis manos y el indicador quedo flotando en el aire por unos tres segundos, luego cayó y se movió solo por la tabla, hasta caer en el suelo. El miedo que sentía era muy cabrón, nunca he sentido ese tipo de miedo y salí hecho la chingada hasta la casa de un amigo y le platique todo y le pedí que me acompañara a quemar la pinche tabla y así lo hicimos, en el patio de mi casa le vaciamos todo el bote de alcohol a la tabla y al indicador y les prendimos fuego.
Cuando se apago la lumbre, metimos lo que quedo en una bolsa de soriana, la cerramos con nudo y fuimos a un monte que estaba cerca de ahí y le dimos vuelo a la bolsa y la tiramos.
Pero al volver a mi casa, en la puerta de entrada, ahí estaba el pinche indicador todo chamuscado, mi amigo y yo nos miramos desconcertados y preguntándonos cómo era posible eso, si veníamos precisamente de tirar la bolsa con la tabla y el indicador dentro, total que lo agarramos y fuimos a buscar la bolsa, la encontramos y estaba abierta con la tabla, dejamos otra vez el indicador con la tabla y la tuvimos que enterrar, cuando mi amigo vio eso al fin creyó lo que le había platicado y esa noche nadie en mi casa pudo dormir porque se la pasaron tocando la puerta y al abrirla no había nadie y así fue hasta muy entrada la madrugada, yo sabía que era la ouija queriendo volver.
Esa fue la última vez que use una ouija, y como los alcohólicos regenerados puedo decir que llevo ya 21 años sin tocar una madre de esas, y ni ganas me dan.
Si algunos de ustedes tienen esa inquietud yo les recomiendo que lo piensen dos veces, esas madres no son juego, son puertas que cuando se usan se abren y como puede entrar alguien benévolo o alguien como el que me toco a mí, yo dure 3 años con esa madre y nunca me había pasado nada hasta que paso y créanme, la definición que ustedes tengan de miedo no se compara ni tantito a lo que se siente cuando te toca alguien malévolo.
Una vez más dejo a su criterio el presente relato, por mi parte como siempre digo, fue todo real y nada es inventado, luego les cuento de cómo conocí a Adela y a otros con los que pude contactar y las cosas que esos entes sabían, pero bueno, otra vez será.
Saludos y que estén bien.
