Les comparto una historia o leyenda de mi lindo Oaxaca.
Hace muchos años en Zaachila durante las noches de luna llena, en la población se veía pasar una maraña que arrastraba unas enormes cadenas que bajaba del monte, en plena época de lluvias.
Algunos aldeanos ya se habían percataban de lo sucedido y lo comentaban entre ellos pero nadie se animaba a quererla atrapar, un escalofrió recorría su cuerpo a causa del miedo que sentían al escuchar los gruñidos del animal arrastrando las enormes cadenas.
El Sargento Ayón dijo que después de hacer el acostumbrado rondín, aquella víspera de Todos los Santos se dirigirían al municipio, que era su cuartel general, y que se organizaría un grupo para atrapar a ese animal.
Rápidamente se organizo el grupo de personas dirigidas por el sargento, el monumental reloj empezó a replicar alegremente marcando las horas: eran las tres de la madrugada cuando el grupo partió; pero al llegar a la esquina de un nogal, ya se escuchaba el canto de uno que otro gallo mañanero despertando a sus congéneres para anunciar a coro la llegada de un nuevo día.
Unos momentos antes había caído un fuerte aguacero, y todavía estaban unos charcos de agua, por tal motivo el camino estaba lleno de lodo, ramas y todo aquello que podía arrastrar el aguacero, pero eso no fue motivo para detenerlos. Al doblar la esquina del nogal para tomar la calle de Ocañaña, avistarón la aparición.
Agunos elementos, se dirigierón frente al objetivo, y al gritar con voz energética: ¡Alto ahí! ¿Quién vive?, como por arte de magia apareció un enorme “Marrana” con dos grandes cadenas que arrastraban en el suelo, y justo en ese momento la marrana gruñendo y resoplando se alejó velozmente. Cuando iba pasando por el mezquite donde había hombres escondidos, le sujetaron por la cadena, pensaron que la tenían segura.
De pronto la marrana dio un jalón muy fuerte y ahí van por los aires sus captores; cayendo en un charco de lodo. En esos momentos algunos obscuros nubarrones casi ocultaban la cara de la luna y el viento arreciaba amenazando tormenta. Cada vez se dificultaba más la búsqueda, tal cual la oscuridad y el clima ampararan su escape.
Los hombres siguieron al animal hasta un gigantesco y frondoso guanacastle. Algunos perros callejeros asustados por el alboroto que hacian, labraban a lo lejos. ¡Allá va! ¡Por aquí se metió! ¡Por aquí se fue!, gritaban los soldados.
En esos vierón que la marrana se metió por el mezquité, la siguierón, pensando que por ahí la íban a atrapar aunque testaban cansados, con toda seguridad augurarón que esta vez no se escaparía. Con una lámpara sorda buscarón afanosamente, pero todo fue inútil, no hayarón un solo rastro de la marrana encadenada, que como por arte de magia había desaparecido.
Cansados de la búsqueda regresón a casa. Al siguiente día era el comentario en algunas gentes del pueblo, no faltó quien no creyera la historia por ser inexplicable. Algunos grupos de muchachos inquietos en ocasiones se daban a la búsqueda del animal encadenado, sin tener algún resultado.
Relato de la vox populli.
Aclaro que no es mía, la eh leido y me a gustado compartirla con ustedes...
Hace muchos años en Zaachila durante las noches de luna llena, en la población se veía pasar una maraña que arrastraba unas enormes cadenas que bajaba del monte, en plena época de lluvias.
Algunos aldeanos ya se habían percataban de lo sucedido y lo comentaban entre ellos pero nadie se animaba a quererla atrapar, un escalofrió recorría su cuerpo a causa del miedo que sentían al escuchar los gruñidos del animal arrastrando las enormes cadenas.
El Sargento Ayón dijo que después de hacer el acostumbrado rondín, aquella víspera de Todos los Santos se dirigirían al municipio, que era su cuartel general, y que se organizaría un grupo para atrapar a ese animal.
Rápidamente se organizo el grupo de personas dirigidas por el sargento, el monumental reloj empezó a replicar alegremente marcando las horas: eran las tres de la madrugada cuando el grupo partió; pero al llegar a la esquina de un nogal, ya se escuchaba el canto de uno que otro gallo mañanero despertando a sus congéneres para anunciar a coro la llegada de un nuevo día.
Unos momentos antes había caído un fuerte aguacero, y todavía estaban unos charcos de agua, por tal motivo el camino estaba lleno de lodo, ramas y todo aquello que podía arrastrar el aguacero, pero eso no fue motivo para detenerlos. Al doblar la esquina del nogal para tomar la calle de Ocañaña, avistarón la aparición.
Agunos elementos, se dirigierón frente al objetivo, y al gritar con voz energética: ¡Alto ahí! ¿Quién vive?, como por arte de magia apareció un enorme “Marrana” con dos grandes cadenas que arrastraban en el suelo, y justo en ese momento la marrana gruñendo y resoplando se alejó velozmente. Cuando iba pasando por el mezquite donde había hombres escondidos, le sujetaron por la cadena, pensaron que la tenían segura.
De pronto la marrana dio un jalón muy fuerte y ahí van por los aires sus captores; cayendo en un charco de lodo. En esos momentos algunos obscuros nubarrones casi ocultaban la cara de la luna y el viento arreciaba amenazando tormenta. Cada vez se dificultaba más la búsqueda, tal cual la oscuridad y el clima ampararan su escape.
Los hombres siguieron al animal hasta un gigantesco y frondoso guanacastle. Algunos perros callejeros asustados por el alboroto que hacian, labraban a lo lejos. ¡Allá va! ¡Por aquí se metió! ¡Por aquí se fue!, gritaban los soldados.
En esos vierón que la marrana se metió por el mezquité, la siguierón, pensando que por ahí la íban a atrapar aunque testaban cansados, con toda seguridad augurarón que esta vez no se escaparía. Con una lámpara sorda buscarón afanosamente, pero todo fue inútil, no hayarón un solo rastro de la marrana encadenada, que como por arte de magia había desaparecido.
Cansados de la búsqueda regresón a casa. Al siguiente día era el comentario en algunas gentes del pueblo, no faltó quien no creyera la historia por ser inexplicable. Algunos grupos de muchachos inquietos en ocasiones se daban a la búsqueda del animal encadenado, sin tener algún resultado.
Relato de la vox populli.
Aclaro que no es mía, la eh leido y me a gustado compartirla con ustedes...
