El Cochiloco es uno de los personajes principales en la película El infierno, dirigida por el cineasta Luis Estrada, pero quieres saber ¿quién fue el verdadero Cochiloco? Aquí esta su historia:
(Joaquín Cosío interpreta a El Cochiloco en la cinta mexicana El infierno)
San Ignacio es una población de poco más de 20 mil habitantes, enclavado entre montañas y construido a orillas del río Piaxtla. Pocos kilómetros antes de llegar hay una señal en el camino que apunta a San Juan, es la desviación que conduce al pueblo donde en abril de 1947 nació el legendario. El Cochiloco es de los capos más célebres en Sinaloa en los años 80’s Nacido en San Juan.
Era conocido también con el apodo de “El Gallo de San Juan”, el primer apodo se dice que se lo puso su progenitora, quien encontraba similitud a su hiperactividad infantil en el comportamiento de un cerdo con fiebre. Fue un narcotraficante y asesino a sangre fría que lo mismo torturaba, descuartizaba y regaba los restos de sus enemigos por la ciudad en bolsas de polietileno como podía matar a sus contras riéndose.
Manuel Salcido Uzueta perteneció a la organización criminal de Miguel Ángel Félix Gallardo, el Padrino de la droga durante la década de los ochenta, El Cochiloco en un inicio había colaborado con Lamberto Quintero, otro célebre criminal. Fue otro de los hombres que garantizó la recepción y movimiento de la droga en Jalisco.
Manuel Salcido Uzueta, fue acribillado junto con su chofer el 10 de octubre de 1991, en pleno centro de Guadalajara. En torno a su cuerpo las autoridades levantaron 110 casquillos de bala de distinto calibre y una granada de fragmentación.
Comentan que la muerte de El Cochiloco está relacionada con el homicidio de El Chapo Caro, primo de Rafael Caro Quintero, y de Pedro Avilés, a quien Salcido le hizo una promesa de vengarlo y que cumplió cabalmente. Todas estas muertes fueron a consecuencia de un hurto de droga.
El Cochiloco fue muerto por narcotraficantes colombianos luego de robarse 4 de las 8 toneladas de cocaína que transportaba el barco Chingorazo en Colima y que iba con dirección a Baja California
El Chapo Caro fue asesinado a tiros cuando transitaba en una camioneta por la calle Nicolás Bravo, en Culiacán, rumbo a Cañadas. Fue a principios de la década de los ochenta. La unidad en que iba la víctima quedó incendiada y destrozada a tiros. Después de que lo ejecutaron, lo incendiaron, le echaron bombas caseras para borrarlo todo, pero fue consecuencia de ese barco Chingorazo que cayó en colima.
Uno de los antiguos socios de Manuel Salcido Uzueta, Dámaso N., cuenta la siguiente versión: “al Cochiloco lo anduvieron pastoreando como dos o tres años y lo chingó un motociclista de esos suicidas colombianos, en Guadalajara, junto con un teniente del ejército que andaba con él en carro, por la (Adolfo) López Mateos, por ahí antes de llegar a El Tucán, que era un restaurante y centro nocturno propiedad de Miguel Ángel Félix Gallardo.
Dámaso N. comentó en una entrevista a un medio de comunicación que sí, es cierto, “El Cochiloco era muy maldito, pero también lo eran sus hermanos, más nuevos, y Gabino, les decían Los Cochitos. Dámaso reconstruye la última vez que vio a Manuel Salcido, en un restaurante, en Guadalajara. Era el comandante Martínez, al frente de un operativo de revisión, rodeado de hombres armados y apoyado por efectivos de corporaciones policíacas y del Ejército Mexicano.
Su hermano Gabino Salcido Uzeta, fue asesinado y su muerte al igual la de su hermano está relacionada a éste mismo incidente, al igual que la de Pedro Avilés Pérez y Gil Caro Rodríguez.
Después de la muerte de Pedro Avilés, El Cochiloco juró en su sepelio que lo iba a vengar. Y lo hizo. “Una persona de apellido Alcalá era jefe de grupo de la policía federal y Pedrito le dio 20 mil pesos, porque él cooperaba mucho con el gobierno para que lo dejaran trabajar. Pedro era muy recio, capo grande, y ahí en la mafia también hay envidias”, recordó que fue el mismo Alcalá el que se encargó de asesinarlo. En Tepuche, cuando iba a Aguacalientita, lo detuvo la federal y se una zona conocida como la “i griega”, donde los abatieron a tiros junto con otras tres personas. “Eso fue lo que no le cayó al Cochiloco. Era una muerte tan gacha. Los habían matado como perros, después de desarmarlos”.
Por eso El Cochiloco, habiendo jurado vengar la muerte de Pedro Avilés, se trasladó a Michoacán acompañado por un grupo de hombres. Allá tumbó a El Huarache, un acople, balcón de la policía federal. El siguiente fue Alcalá, porque él tuvo qué ver en la muerte de Avilés. El grupo de sicarios se trasladó a Colima, donde El Cochiloco tenía una casa de “mantenimiento”, y luego a Guadalajara, ya que ahí Alcalá tenía una fábrica de bloques.
“Justo cuando intentaba abrir su carro, un Lebarón llegó hasta el jefe policíaco, “El Cochiloco” y le disparó con un fusil FAL. Y ya que lo tumbó se bajó, se hincó y lloró. Levantó el rifle en señal de triunfo y gritó ‘¡este es el otro que te prometí Pedrito!, ¡ya cumplí!, ¡ya no tengo compromisos, no me vayas a mandar un duende desde allá donde andas!’”.
El Cochiloco, Manuel Salcido, comandante Martínez. El mismo, todos y nadie. Se le atribuyeron más de 75 muertes. Le gustaban los palenques y lo mismo se le señalaba como bandido generoso que como matón sanguinario y extremadamente violento.
Fuente
http://www.periodismonayarita.com/2010-10-11%2004.htm
(Joaquín Cosío interpreta a El Cochiloco en la cinta mexicana El infierno)
San Ignacio es una población de poco más de 20 mil habitantes, enclavado entre montañas y construido a orillas del río Piaxtla. Pocos kilómetros antes de llegar hay una señal en el camino que apunta a San Juan, es la desviación que conduce al pueblo donde en abril de 1947 nació el legendario. El Cochiloco es de los capos más célebres en Sinaloa en los años 80’s Nacido en San Juan.
Era conocido también con el apodo de “El Gallo de San Juan”, el primer apodo se dice que se lo puso su progenitora, quien encontraba similitud a su hiperactividad infantil en el comportamiento de un cerdo con fiebre. Fue un narcotraficante y asesino a sangre fría que lo mismo torturaba, descuartizaba y regaba los restos de sus enemigos por la ciudad en bolsas de polietileno como podía matar a sus contras riéndose.
Manuel Salcido Uzueta perteneció a la organización criminal de Miguel Ángel Félix Gallardo, el Padrino de la droga durante la década de los ochenta, El Cochiloco en un inicio había colaborado con Lamberto Quintero, otro célebre criminal. Fue otro de los hombres que garantizó la recepción y movimiento de la droga en Jalisco.
Manuel Salcido Uzueta, fue acribillado junto con su chofer el 10 de octubre de 1991, en pleno centro de Guadalajara. En torno a su cuerpo las autoridades levantaron 110 casquillos de bala de distinto calibre y una granada de fragmentación.
Comentan que la muerte de El Cochiloco está relacionada con el homicidio de El Chapo Caro, primo de Rafael Caro Quintero, y de Pedro Avilés, a quien Salcido le hizo una promesa de vengarlo y que cumplió cabalmente. Todas estas muertes fueron a consecuencia de un hurto de droga.
El Cochiloco fue muerto por narcotraficantes colombianos luego de robarse 4 de las 8 toneladas de cocaína que transportaba el barco Chingorazo en Colima y que iba con dirección a Baja California
El Chapo Caro fue asesinado a tiros cuando transitaba en una camioneta por la calle Nicolás Bravo, en Culiacán, rumbo a Cañadas. Fue a principios de la década de los ochenta. La unidad en que iba la víctima quedó incendiada y destrozada a tiros. Después de que lo ejecutaron, lo incendiaron, le echaron bombas caseras para borrarlo todo, pero fue consecuencia de ese barco Chingorazo que cayó en colima.
Uno de los antiguos socios de Manuel Salcido Uzueta, Dámaso N., cuenta la siguiente versión: “al Cochiloco lo anduvieron pastoreando como dos o tres años y lo chingó un motociclista de esos suicidas colombianos, en Guadalajara, junto con un teniente del ejército que andaba con él en carro, por la (Adolfo) López Mateos, por ahí antes de llegar a El Tucán, que era un restaurante y centro nocturno propiedad de Miguel Ángel Félix Gallardo.
Dámaso N. comentó en una entrevista a un medio de comunicación que sí, es cierto, “El Cochiloco era muy maldito, pero también lo eran sus hermanos, más nuevos, y Gabino, les decían Los Cochitos. Dámaso reconstruye la última vez que vio a Manuel Salcido, en un restaurante, en Guadalajara. Era el comandante Martínez, al frente de un operativo de revisión, rodeado de hombres armados y apoyado por efectivos de corporaciones policíacas y del Ejército Mexicano.
Su hermano Gabino Salcido Uzeta, fue asesinado y su muerte al igual la de su hermano está relacionada a éste mismo incidente, al igual que la de Pedro Avilés Pérez y Gil Caro Rodríguez.
Después de la muerte de Pedro Avilés, El Cochiloco juró en su sepelio que lo iba a vengar. Y lo hizo. “Una persona de apellido Alcalá era jefe de grupo de la policía federal y Pedrito le dio 20 mil pesos, porque él cooperaba mucho con el gobierno para que lo dejaran trabajar. Pedro era muy recio, capo grande, y ahí en la mafia también hay envidias”, recordó que fue el mismo Alcalá el que se encargó de asesinarlo. En Tepuche, cuando iba a Aguacalientita, lo detuvo la federal y se una zona conocida como la “i griega”, donde los abatieron a tiros junto con otras tres personas. “Eso fue lo que no le cayó al Cochiloco. Era una muerte tan gacha. Los habían matado como perros, después de desarmarlos”.
Por eso El Cochiloco, habiendo jurado vengar la muerte de Pedro Avilés, se trasladó a Michoacán acompañado por un grupo de hombres. Allá tumbó a El Huarache, un acople, balcón de la policía federal. El siguiente fue Alcalá, porque él tuvo qué ver en la muerte de Avilés. El grupo de sicarios se trasladó a Colima, donde El Cochiloco tenía una casa de “mantenimiento”, y luego a Guadalajara, ya que ahí Alcalá tenía una fábrica de bloques.
“Justo cuando intentaba abrir su carro, un Lebarón llegó hasta el jefe policíaco, “El Cochiloco” y le disparó con un fusil FAL. Y ya que lo tumbó se bajó, se hincó y lloró. Levantó el rifle en señal de triunfo y gritó ‘¡este es el otro que te prometí Pedrito!, ¡ya cumplí!, ¡ya no tengo compromisos, no me vayas a mandar un duende desde allá donde andas!’”.
El Cochiloco, Manuel Salcido, comandante Martínez. El mismo, todos y nadie. Se le atribuyeron más de 75 muertes. Le gustaban los palenques y lo mismo se le señalaba como bandido generoso que como matón sanguinario y extremadamente violento.
Fuente
http://www.periodismonayarita.com/2010-10-11%2004.htm
