La exposición "Siameses" fue CANCELADA DOS DÍAS ANTES de su inaguración

#1

El Siguiente, es un texto del historiador Hugo A. Torres Sanchez, a raíz de los lamentables hechos ocurridos con la exposición "Siameses" del Artista Andrés Vázquez Gloria.

El efecto Sísifo.
Es preocupante saber -pero sobretodo reconocer- que nuestra sociedad atraviesa por una etapa de sumo desorden, donde no se tiene proyectos elaborados, donde la claridad de los pensamientos se ven opacados por la debilidad de nuestros caracteres. Donde la indiferencia, la abulia, la atroz marca de un pasado que se jacta de sus héroes, añora a los solitarios caudillos para que acaben con las carencias que golpean nuestra condición de seres humanos, provocando que un gran numero de individuos de la sociedad se deje seducir por patosos demagogos que ambicionan el poder y se mueven únicamente por intereses personales y no en bien del cuerpo social en general. Si bien es cierto que las condiciones de un país como el nuestro, donde casi la mitad de la población vive en pobreza extrema, donde la violencia, el desempleo, la falta de ideales, el rezago educativo entre otros muchos factores -que debo admitir me hacen sentir una especie de culpa y que por tanto el mencionarlos provoca un conflicto como enojo en mi- se pueden considerar como determinantes para tomar decisiones tan precipitadas, es todavía mas preocupante reconocer que la problemática tiene un factor visible: la indiferencia. Somos victimas de nuestros propios errores, somos en resumidas cuentas, los principales culpables de nuestro presente.
Es alarmante –y lo recalco- que haya todavía sectores de la población donde impere el oscurantismo de nuestras propias realidades, que aun cuando contamos con gente muy valiosa, sus esfuerzos no se concreticen a gran escala por que van en su lucha desde espacios reducidos tanto por su poca difusión como por el nulo apoyo que hay sobre sus meritos y logros. Existen mentes despiertas, comprometidas con su entorno, con el prójimo, con su sociedad, su país; en efecto los hay. Y es a ellos a quienes tenemos la obligación de escuchar, no por el simple motivo de llamarse “intelectuales” o por que sepan palabras rebuscadas que casi nadie conoce, pero que suenan profundas. No. Me parece que merecen la atención por el simple hecho de que son como nosotros, son gente realmente sensible, que sin otra condición mas que aquella que se aprende con la facultad de la filantropía, se levantan con el fuego de la palabra, de la razón, del valor; para hablar no solamente de ellos, sino de “aquellos”, de los otros, que en teoría debieran tener los mismos derechos de expresión y de libertad. Se podría decir que en ellos si existe el precepto de la pluralidad y de la unidad para con el prójimo, porque superan su círculo y se atreven a ver por encima de su ego. Aclaro, no siempre muchas de esos “intelectuales”, “lideres de opinión” e incluso artistas son de una calidad moral intachable, pero son los menos comparado con la lamentable clase política en la que hemos confiado. Sin caer en un pesimismo o relativismo en cuanto a esto, en mi opinión prefiero escuchar a un artista, a un académico, a un científico, e incluso a un transeúnte, a un ciudadano comprometido, que los hombres que se contradicen de sus principios en los recintos legislativos.
¿Por que prohibirle a alguien su derecho a crear? ¿Porque decirle a un artista por ejemplo, como exponer su obra, si su única arma contra la injusticia es su creatividad, su cerebro, su libertad? ¿Porque alguien que ejerce sus facultades para expresarse, pero también para denunciar, criticar y hablar sobre él y su entorno, de pronto se ve condicionado al punto de prácticamente anularle su forma de arte? El problema tiene mucho que ver con el escenario con que abrí este texto. No entendemos que nuestra obligación como ciudadanos libres es tener conciencia de que las decisiones corren a cuenta nuestra. No podemos dejarnos llevar por la empatia o el porte de un candidato que pretenda asumir un puesto publico porque eso no funcionara. La cúspide de la irresponsabilidad parte de hay. Seguramente (y en muchos de los casos sucede así), el grupo del que se rodea llego a un determinado puesto por viejas practicas antidemocráticas, y sin una preparación que le permita solventar las necesidades de su puesto y que por ende, no podrá solventar los menesteres de la sociedad. Planteemos el siguiente escenario:
Imagínese usted amigo lector, que en un ámbito como el de la cultura y las artes, con las enormes grietas y carencias con las que cuenta el sistema en México, se pongan como encargados y autoridades a gente sin la menor preparación o el mínimo conocimiento de lo que significa desenvolverse en aquel ambiento, sin la suficiente noción de lo que implica esa responsabilidad en cuanto a que es un tema de educación, de libertades, de la promoción del individuo por el individuo. Seguramente el resultado es catastrófico pues esas autoridades solo serán abismos, pozos inocuos en donde no se pueda y no se sepa aplicar proyectos coherentes que fomenten la emancipación y el desarrollo del individuo, pero no solo eso, sino que a parte de no contribuir, entorpecen a aquellos que pretenden aportar mediante la practica individual (por ejemplo artistas) o colectiva (proyectos independientes, colectivos, etc) el desarrollo de la cultura y las artes.
Entonces esta un elemento fundamental en la problemática, quizá hasta obvio: aquellos a quienes les compete el fomentar la cultura no tienen la suficiente preparación para ejercer su cargo. Si ya de por si es un tema muy discutible y apasionante cuando se habla del arte o incluso de la cultura para gente especializada, imaginemos para aquellos que no lo son, pero que están hay como encargados de promover el arte. Y no porque el arte sea un tema reservado a un puño de genios o de círculos académicos, sino porque es un tema inacabable, infinito; porque es un tema que requiere ante todo un sentido acercamiento, de compenetración. Pero las instituciones que se encargan de eso, desconocen en muchas de las veces sobre cual es el momento que vive el arte, el artista, la cultura, las manifestaciones, obviamente no saben transmitirlo debido a su poca preparación y porque el arte aparte de todo, también invita a pensar; y es entonces cuando se cae evidentemente y como un destino fatal, en la indiferencia, en la incomprensión e incluso en la intolerancia.
¿Hay que entender pues el arte? ¿Qué se requiere hacer primero? ¿Corregir las instituciones? Cuando Nietzsche decía: “Dios ha muerto” vociferaba inconforme contra las instituciones que reprimían a los individuos volviéndolos esclavos, entonces se abogaba realmente por el sentido de la libertad. Negarle a un artista (siguiendo el caso líneas arriba mencionado) su derecho a exponer según su necesidad de expresarse no solo es una falta total de respeto, sino algo sumamente grave, es atentar contra su libertad de pensar y sentir. Es atentar al sentido del arte, a los logros del individuo a través del arte, es indiscutiblemente no entenderlo a la vez que es un acto retrograda que socava el espíritu; pues si algo a proyectado el individuo a través del arte, (y particularizo para no irme siglos atrás, del arte moderno) es que este habla su propio lenguaje además de que confronta al ser humano a polemizar, a protestar, a replantar sobre su entorno.
Si un artista que en base a su trabajo y esfuerzo es considerado para exponer en un museo ve conveniente que su obra se exponga en el suelo o se exponga sin un marco, no concibo que algún director o encargado del museo (quien teóricamente esta hay para difundir y proveer a la sociedad de espacios donde interactuar y hasta de donde ejercer su intelecto), se atreva a condicionar al artista y lo rechace por la simple y llana razón de no entender los caminos del arte.(Problema de colocar gente sin preparación e incompetente en espacios donde debe reinar la pluralidad y la tolerancia)
Comprendamos para los que si nos interesa desarrollar nuestro lado humano, que en el arte muchos paradigmas han sido superados, debemos evolucionar en nuestras formas de pensar, debemos trascender esas categorías de pensamiento, debemos romper el cascaron y derogar el tradicionalismo que nos ata, pues eso mismo nos enfrenta a las realidades inmediatas de otras esferas culturales. Y como mensaje para los directores de museos incompetentes: El arte moderno evolucionó, y se desarrollo proyectándose mas allá de las formas clásicas de expresión, su logro es que habla con un nuevo lenguaje, con nuevas propuestas, con nuevos ejercicios de libertad, no se debe someter ni limitar por ningún motivo a trivialidades.
La búsqueda de expresión de un nuevo arte, fue la lucha del intelecto, de la locura, del inconciente, de la nada, ¿porque negar los procesos de desintegración que tanto costaron en la mente de un individuo? Es un insulto atroz para el arte y sus representantes. Es negar los logros del expresionismo, del cubismo, surrealismo, del Dadá, del arte conceptual, etc.
A ese grado se llega cuando se habla y se actúa solo por hacerlo. Si el artista desea no ponerle marco, ¿por que prohibírselo? eso es limitar el espacio de su obra. Es restringirle su propia proyección creativa. Es imponerle el yugo, es incluso no dejarnos expandirnos, pero ante todo es matar su arte. Y encajo en estas líneas la tan citada frase de El arte ha muerto. No me lo parece, pero lo que si creo es que existen asesinos de la mente, del espíritu, verdugos que cortan las cabezas de los artistas, pues para el artista, el arte es la raíz de la vida. Que sea en todo caso este quien se encargue de matar su obra, tal vez a la manera de Picasso quien argumentaba: “El arte es una suma de destrucciones. Hago un cuadro y luego lo destruyo”. Si Oteiza comprendió a la perfección de que el artista al finalizar una pieza artística ésta deja de ser una obra de arte para convertirse en sólo eso, una pieza, y que ello procura a algunos artistas a negarse en concluir su obra, como por ejemplo dejarlas sin un marco, pues así desea que esta permanezca viva. Negarle ese derecho es negarle la vida de la obra. El arte es algo que tiene la cualidad de regenerarse, de reconstruirse, es algo vivo e intenso en la cual su sentido se suscribe en su actualización y no reprimiéndola en el encasillamiento. El arte moderno es afortunadamente desconcertante, como nuestro ser, y sobre este desconcierto se despiertan experiencias estéticas productivas, placenteras y enriquecedora para la vida misma, paradójicamente, para ciertas personas esto no ocurre cuando no lo quieren entender.
Prohibir la manifestación artística es hacer un daño al espectador en potencia, al individuo. Y no se si se alcance a comprender la herida que hacen en el individuo, y no al artista, pues creo que al final de cuentas es subestimar nuestra inteligencia.
Se afirma y se comprueba pues, como en gran medida, muchas de las autoridades e instituciones encargadas de proveer el consumo del arte y de su difusión, no tienen la menor idea de su trabajo, no tienen la menor idea del arte. Lo lamentable es que estas indiferencias no se limitan únicamente al ámbito al cual aludo, se manifiesta en cada una de las esferas sociales: burócratas con cargos públicos que desempeñan con ineficiencia sin las aptitudes para el cargo asignado; sin una pizca de sensibilidad hacia las problemáticas reales de una sociedad. Solo lo puedo definir como un absurdo de tremendas dimensiones y no hayo su origen en otra cosa que en la hipocresía, la traición y la ignorancia. La consecuencia: la prohibición de nuestra libertad de pensar.
No se debe permitir que se determine los modos de apreciación del arte, las relaciones estéticas con esta; hay que dejar que se nos plantee de una forma diferente la obra de arte a fin de que seamos capaces de compenetrarnos en toda su ambigüedad, “mirémosla desde una postura polisémica” para entenderla diría alguna vez Eco, pues de esta manera es posible que se desarrolle un perspectiva critica mas abierta, de mayor claridad y de mayor alcance (y no solo para apreciar el arte, sino la realidad misma). Tenemos derecho a que el arte sea un agente de cambio social. George Kubler decía: “las innovaciones artísticas alteran la sensibilidad de la humanidad, y. por tanto, aumentan el conocimiento humano directamente con nuevos medios de experimentar el universo. Es la agudización del sentido de lo real”….
La consecuencias de nuestra indiferencia, de la mas minima indiferencia a lo que aparentemente es algo trivial, es que nuestros destinos no estén en nuestras manos, si no existe un despertar de esa conciencia, seremos esclavos. Negarle a cualquier persona su derecho a expresarse de experimentar una catarsis renovadora por medio del arte hiere en la mas profundo nuestra naturaleza y nuestro sentido de la libertad.
Asi es como el gobierno conservador se manifiesta de esta forma retrograda e ignorante de Queretaro.
 

alihanz

Bovino de la familia
#2
Pero señores como Jose Serrano Limon, el niño predicador y el hombre sin extremidades si tienen carta blanca para dar sus conferencias...

Vaya estado laico...
 
#3
Pero señores como Jose Serrano Limon, el niño predicador y el hombre sin extremidades si tienen carta blanca para dar sus conferencias...

Vaya estado laico...
Claro, la libertad de pensar y actuar no va con el reino de dios establecido en la tierra... es una verguenza que se pretenda un crecimiento artistico y que los planes educativos se inunden de objetivos vacios, cuando queda mas que claro que el estado no le interesa la libre expresion por la ignorancia que cubre a sus dirigentes. Ojala gente de Queretaro vea esto, pido de forma mas atenta que se comparta este tema entre la gente para que el pueblo de la bella ciudad de Queretaro, observe la forma en que sus politicos y dirigentes publicos hacen de las suyas para quebrar a la libertad y taparle los ojos a la sociedad.
 
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