La especie elegida

Dragut

Bovino Milenario
#1
La especie elegida

Acabo de terminar la obra divulgativa de Juan Luis Arsuaga “La especie elegida” cuya lectura recomiendo con vehemencia porque ofrece un apasionante recorrido, científico pero asequible, por la especie humana: desde la llamada “Eva Negra” o Eva Mitocondrial y su parejita el Adán Nuclear (aviso para creacionistas: NO LA LEAN. ¡Se trata de una obra científica!) y la separación de nuestro antepasado común, el chimpancé, hasta más o menos cómo hemos venido a quedar actualmente.



O lo que es lo mismo: por qué terminamos bajando de los árboles y caminando erguidos sobre dos patas. Y construyendo las pirámides, inventando la aspirina y llegando a la luna. Ya sé lo que piensan: cuesta creer tantos cientos de miles de años de evolución para terminar votando a Mariano Rajoy.
Pero no redundo en los aspectos evolutivos de la especie, siendo otro como saben el objetivo de este espacio, sino en un pasaje determinado de la obra que me ha resultado cuanto menos inquietante.
Parece que algunos etólogos, ciencia esta que estudia el comportamiento humano, afirman que existe una base genética en la conducta de cada persona. Es decir, que venimos programados genéticamente para comportarnos de una u otra forma. Vale que mis limitaciones en el campo de la biología, la paleontología y la antropología son casi tan grandes como mis ganas de aprender. Pero afirmar que nuestra conducta obedece a pautas genéticas me resulta un discurso de lo más peligroso.
Peligroso porque supone obviar las condiciones ambientales, sociales y económicas en las que un sujeto viene al mundo. Esta especie de determinismo genético implicaría afirmar que un tipo que golpea a su mujer lo hace porque porta el gen de la agresividad. O el que roba o explota a un millar de niños en una plantación, porque se encajaron el gen de la codicia. Supondría, pues, que agrietados monolitos culturales como el patriarcado o el capitalismo caníbal, factores como la miseria, el hambre, el analfabetismo o la falta de oportunidades laborales, pasan a un segundo plano frente a los genes en el actuar de las personas.
¿Dónde queda el libre albedrío del individuo, su capacidad de decisión, su ética, su equipaje vital?



Si te comportas de forma cruel no tienes culpa: son los genes.
Si te comportas de forma solidaria no tienes mérito: son los genes.
Cómo en la fábula del escorpión: yo es que soy así, es mi naturaleza.
¿Cuántas veces no hemos escuchado esa expresión en personas cuya conducta ha provocado un sufrimiento a otras, para de esa forma justificarse o incluso legitimarse?

Desde mi punto de vista, que reitero ignorante, somos lo que hacemos. No viceversa.
 

Motörheadbanger!!

Bovino de la familia
#2
Mi buen Dragut, después de tanto tiempo, trolls idiotas, un sub-foro que se está cayendo a pedazos; vienes y das un poco de descanso a el alma. Buen tema. Saludos.
 

Ayrton Senna

Bovino de la familia
#3
Es cierto que existe una influencia genética en el comportamiento de todo ser humano. La violencia es una de las razones por la que estamos aquí, no sólo por la lucha de grupos humanos, sino por la lucha en contra de los elementos de la naturaleza. La selección natural eligió a quienes tenían un grado de violencia tal, que eran capaces de sobrevivir en sociedad. Pero la violencia es cosa del pasado, los seres humanos cada vez necesitamos menos de la violencia en estos días para sobrevivir. La violencia ha sido una forma de entretenimiento desde hace mucho tiempo, pero ya dejó de ser un factor para sobrevivir desde hace mucho. Las sociedades más avanzadas tienen niveles de delincuencia muy bajos. Un asesinato es raro, sin embargo no los exenta de tener en algún momento a un terrible asesino y fue eso lo que pasó en Noruega con el caso del asesino de Oslo. Cuando se llega a un nivel de vida en el que la educación es de buena calidad, la violencia y el odio se vuelven cosas irracionales, absurdas. Pero hasta una sociedad como la noruega puede experimentar la aparición de un miembro que no es capaz de controlar sus emociones y las lleva al extremo.

Mi buen Dragut, después de tanto tiempo, trolls idiotas, un sub-foro que se está cayendo a pedazos; vienes y das un poco de descanso a el alma. Buen tema. Saludos.
Y para colmo son trolls que se ponen al tú por tú cuando ni siquiera saben escribir correctamente, menos argumentar. Se molestan por que alguien les haga señalamientos que les son incómodos. Se ponen a opinar tonterías como si no tuvieran responsabilidad alguna por lo que dicen...
 

Heretic Elite

Bovino de alcurnia
#4
Hace apenas 200 años, al publicar o leer esta clase de obra, era motivo de ser quemado, torturado, y demás linduras fanáticas. Viendo las cosas como van, involucionaremos y regresaremos en corto tiempo, a lo mismo? Es preciso leer, y leer, para q no repitamos la historia del oscurantismo.
La verdad si, el foro se esta cayendo, pues cayo, el nivel de los participantes. Puro troll, q apenas sabe articular dos ideas hilvanadas. Y ya no argumentan, se entercan en sus creencias cimentadas en arena.
 

Dragut

Bovino Milenario
#5
En realidad no, Ayrton. Tu punto de vista basado en un proceso evolutivo que tenía a la agresividad o la violencia como locomotora era la teoría predarwiniana de un tipo llamado Lamarck. Éste pensaba que las especies se desarrollaban y perfeccionaban gracias a su propio esfuerzo y tesón, un planteamiento muy en línea con la filosofía anglosajona protestante según la cual cada individuo gana lo que tiene porque lo gana a los demás. En realidad lo que Darwin vino después a demostrarnos es que las especies son sujetos pasivos de su propia evolución. Como que evolucionan casi sin querer. No son necesarios colmillos más duros ni garras más afiladas ni músculos más potentes sino a veces simplemente las escamas más impermeables, las plumas más densas o el pelo más tupido.
De hecho, una de las teorías que está tomando más peso para explicar por qué los sapiens terminamos desarrollando un cerebro más grande que los demás homínidos es la de que un cambio climático modificó las especies vegetales provocando un cambio en la alimentación entre los primates de determinada región de África. Ello llevó a aquellos primates a tener digestiones mucho más suaves y por lo tanto el oxígeno sobrante, empleado antes por el aparato digestivo en procesar los alimentos, fue a parar al cerebro.
Los genetistas lo que comentan afinando a Darwin no es ya la supervivencia de las especies más fuertes, sino de los genes más fuertes dentro de la misma especie. Entendiendo lo de "fuertes" en términos de fertilidad: esto es, que puedan generar más espermatozoides, que dispongan un útero más resistente o una pelvis más amplia. Y sobre todo, que esos genes sean compatibles con los genes de ramas diferentes dentro de la misma especie, que es lo que permitió las hibridaciones entre sapiens y neandertales, por ejemplo.
Curioso que hoy los racistas apuesten justo por lo contrario, como si la endogamia genética fuera algo bueno.

Saludos, Motörhead, un placer leerte. Ya veo que la comuna anda algo revuelta..!! Será cuestión de no echar de comer a los trolls aunque sí es cierto que a veces resulta difícil.
Abrazotes..!!
 

Ayrton Senna

Bovino de la familia
#6
En realidad no, Ayrton. Tu punto de vista basado en un proceso evolutivo que tenía a la agresividad o la violencia como locomotora era la teoría predarwiniana de un tipo llamado Lamarck.
Bueno, mi punto de vista no excluye otras ideas sobre la evolución del ser humano, como podría ser la del amor fraternal. El ser humano, dada la complejidad de su cerebro, nace poco desarrollado y poco apto para sobrevivir cuando se le compara con otras especies. Para que el ser humano pudiera sobrevivir el tiempo suficiente para valerse por sí mismo, necesitaba de la protección de sus padres. Si sus padres experimentaban amor hacia su recién nacido hijo, era más probable que sobreviviera hasta llegar a la madurez. La agresividad y la violencia fueron necesarias para que el hombre sobreviviera en un entorno que le era hostil, como lo era la tierra hace cientos de miles de años.
Éste pensaba que las especies se desarrollaban y perfeccionaban gracias a su propio esfuerzo y tesón, un planteamiento muy en línea con la filosofía anglosajona protestante según la cual cada individuo gana lo que tiene porque lo gana a los demás. En realidad lo que Darwin vino después a demostrarnos es que las especies son sujetos pasivos de su propia evolución.
Curioso que hayas mencionado a J.B. Lamarck, pues algunas de sus ideas han sido, de cierta forma, retomadas mediante un área de la genética denominada epigenética. Lamarck decía que una jirafa que realizaba un esfuerzo para alcanzar una rama alta le transmitía de alguna manera ese esfuerzo a su descendientes y por ello, tenían un cuello más largo. Esta idea en sí estaba equivocada, pero ahora sabemos que pueden existir cambios en los genes de las personas durante su vida que pueden heredarse a sus descendientes. Uno de estos mecamismos es la metilación, en donde un grupo metilo bloquea la acción de un gen. En algunos casos, la metilación trae cambios heredables.
Como que evolucionan casi sin querer. No son necesarios colmillos más duros ni garras más afiladas ni músculos más potentes sino a veces simplemente las escamas más impermeables, las plumas más densas o el pelo más tupido.
De hecho, una de las teorías que está tomando más peso para explicar por qué los sapiens terminamos desarrollando un cerebro más grande que los demás homínidos es la de que un cambio climático modificó las especies vegetales provocando un cambio en la alimentación entre los primates de determinada región de África. Ello llevó a aquellos primates a tener digestiones mucho más suaves y por lo tanto el oxígeno sobrante, empleado antes por el aparato digestivo en procesar los alimentos, fue a parar al cerebro.
La evolución no beneficia al más fuerte, sino al más apto, que no siempre es lo mismo. Debo decir que no conocía esa teoría que mencionas. Aunque no sólo fueron factores externos como el que mencionas los que llevaron a la humanidad a desarrollar un cerebro tan complejo. Ese cerebro le permitía obtener y aprovechar más fácilmente los recursos a su alcance, mejorando sus oportunidades de supervivencia. Los individuos que desarrollaron un cerebro ligeramente más grande que el de los demás, tenían más oportunidades de sobrevivir gracias a su capacidad intelectual superior.
Los genetistas lo que comentan afinando a Darwin no es ya la supervivencia de las especies más fuertes, sino de los genes más fuertes dentro de la misma especie. Entendiendo lo de "fuertes" en términos de fertilidad: esto es, que puedan generar más espermatozoides, que dispongan un útero más resistente o una pelvis más amplia. Y sobre todo, que esos genes sean compatibles con los genes de ramas diferentes dentro de la misma especie, que es lo que permitió las hibridaciones entre sapiens y neandertales, por ejemplo.
Curioso que hoy los racistas apuesten justo por lo contrario, como si la endogamia genética fuera algo bueno.
Eso es básicamente lo que decía José Vasconcelos, académico mexicano que en un ensayo llamado La raza cósmica, decía que la mezcla de varias razas daría como resultado una raza mejor. Los resultados para una especie son mejores mientras más alejada está la genética de los miembros de una pareja.
 
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