KATT

#1
Cuando niña solía caminar por las calles de noche.
Miraba como las ratas brotaban de las alcantarillas para buscar comida.

Generalmente me gustaba ir al cerro, ahí me encontraba todas las noches con un hombre, el cual me contaba historias y me subía a su espalda para recorrer las calles y mostrarme lo que callaban.

Cada noche conocía cosas diferentes.
Era común ver animales muertos o mutilados.

Tan común como ver a una persona caminando.

Mientras mis padres dormían, yo conocía lo que ocultaba la oscuridad.
Quería saber qué eran aquellas presencias que permanecían a mi alrededor y me buscaban cada noche.

Jamás supe el nombre de aquél individuo.

Sólo sé que me mostró muchas cosas, las cuales hicieron despegar a mi mente y pensar en la muerte desenfrenadamente.

Recuerdo que una de aquellas noches el me hizo permanecer callada y observando tras un muro...
Un hombre desconocido se acercó a él.
Parecía ebrio, lo cual me incomodó un poco.

Yo sólo tenía 6 años.
Lo recuerdo porqué a partir de ahí nada fué igual.

El hombre ebrio se lanzó sobre mi acompañante queriendo clavarle un cuchillo.
Según parecía.

Y el lo evitó cortando con unas cuchillas la mano de aquel borracho.

Quise gritar en ese mometo.
Pues ya había presenciado muertes de animales y sus torturas, pero no era lo mismo ver que le sucediera lo mismo a un humano.

Posiblemente yo era demaciado insensata con los animales, pues disfrutaba torturarlos, pero temía dañar a un ser humano.

El hombre se retorció y gritó del dolor.
Yo sólo apreté mis labios para no gritar y caí de rodillas al suelo.
Estaba impactada, asustada y lloraba desesperadamente en silencio.

El hombre se desangró por fin y dejó de gritar.

Mi acompañante estuvo inmovil todo el tiempo, como si sólo estuviera observando y disfrutando la agonía de aquél hombre.

Yo ,temblorosa ,corrí hacia el y le dije que quería ir a casa.

Me miró y me dijo:
Tranquila, Kathia, todo estará bien.
Éste era sólo un animal más, de esos que son molestos.

Su cara tenía una sonrisa que aterraba, pero al mismo tiempo se contagiaba.

Sentí su demencia y alo extraño me sucedía...
El olór de la sangre me envolvía...

Sólo 6 años.
Y una noche de aquellas bastó para que no sólo disfrutara de las torturas a los que creemos animales.

Ahora también disfrutaba el dolor ajeno de mis "iguales"

Desde entonces, por algún motivo me han dejado de afectar muchas cosas.

Muchas otras no me importan.

Y mi mente es un lío todo el tiempo.

La historia es totalmente real...
Una de mis humildes memorias.
 
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