No la pierdas de vista, no apartes los ojos de ella, no pestañees siquiera. No podrás creerlo pero en unos segundos
todo el dibujo alrededor de la cruz desaparecerá, se desvanecerá. Todo se volverá blanco y tan solo la cruz seguirá en su sitio. Una vez más, tus ojos te muestran algo que no se corresponde con la realidad, porque no los verás pero te garantizamos que
las manchas de colores siguen ahí aunque tú no las veas.
Conocido como el
desvanecimiento de Troxler (nada que ver con un desmayo, es otro tipo de desvanecimiento) esta es una más de las ilusiones ópticas que consiguen engañar a nuestra mente a través de nuestros ojos.
En este caso tiene que ver con la visión periférica y la circunstancia de que
cuando fijamos la vista sobre un punto fijo durante el tiempo necesario todo lo que hay en los márgenes de la visión desaparece. Esta es una de las razones por las que nuestros ojos están en constante movimiento además de la explicación al peligro que supone el
síndrome de la visión de túnel en tareas como conducir o pilotar.
Las neuronas necesitan un estímulo constante para no ignorar lo que tenemos alrededor. Por eso nada más ponerte los zapatos pareces sentir cómo aprisionan tu pie y pasado un tiempo esa sensación desaparece… salvo que sean de una talla inadecuada.
La imagen que se desdibuja ante ti hasta desparecer tiene esa combinación de colores suaves y poco definidos para no presentar un estímulo excesivo ante tus ojos y que resulte mucho más sencillo fijar la vista en la nítida cruz dibujada en el centro.
No deberían pasar más de 20 segundos hasta que te descubras mirando una cruz negra en medio de un fondo blanco.─
