Historias de la Cd de Mexico y un poco mas....3

#1
La leyenda de la momia que sigue con los ojos abiertos.

Caso verdaderamente extraño e interesante es el que van ustedes a leer, y de cuya veracidad, espero que su buen juicio lo considere y pondere.

Cuentan que hubo un fraile que vestía tosco sayal y calzaba humildes sandalias allá en los tiempos en que los religiosos cumplían más severamente con las obligaciones de su ministerio.

Además, se afirma que vivía una vida llena de austeridad y sacrificio, al grado de que usaba constantemente bajo sus ropas un cilicio alrededor de la cintura.

Este sacerdote, por sus virtudes, fue muy querido, pues gustaba de consolar a los pobres y fortalecer a los débiles, de modo que su caridad se hizo proverbial entre toda la gente que lo trataba, hasta de aquellos que gozaban de toda clase de comodidades.

Dicen, pues, que una vez al cruzar por la Plaza del Baratillo, tropezó con un sujeto que gozaba fama de incrédulo, quien le dio un empellón, al momento que lanzaba esta expresión al venerable anciano:-"Apuesto a que el Padre don(fulano), no se atreve a tomar una copa conmigo".

El ministro, con toda humildad contestó:-"Gracias, hijo, y que Dios te perdone"- y siguió su camino indiferente.

El sujeto aquél, a pesar de su embriaguez, pudo darse cuenta, con profundo asombro, que el sacerdote no tocaba con los pies el suelo, y que más bien se deslizaba a cierta altura del pavimento.

De momento lo atribuyó a la confusión de la bebida, pero viéndolo con más atención y fijeza, comprobó que más que una persona física era como una sombra, y su espanto cundió de pronto.

Pasó sin embargo esta impresión, y algunos días más tarde el personaje de este relato, siendo minero, sufrió un accidente en su trabajo, junto con otros compañeros.

Sintiéndose morir, se acobardó hasta el grado de implorar que le llevaran un padre porque iba a morir. Así lo hicieron los compañeros, y poco después ahí estaba a su lado el sacerdote.

-"Padre -le dijo con voz entrecortada y débil-, acúsome de haber faltado una vez a un sacerdote y de haberme burlado de él". _"Sí, -contestó el fraile-, ese soy yo".

El moribundo se estremeció de terror, y con los ojos desorbitados, viendo fijamente al religioso, exhaló el último suspiro.

Cuentan que entre las momias que hay en el panteón, está la que pertenece a aquél minero y que conserva la expresión de horror en su cara, con los ojos desmesuradamente abiertos, pues aseguran que nadie pudo cerrárselos después de su muerte.




La niña de las iglesias.

Siendo una noche como todas, pero en especial, ésta era una noche un poco más fría, más obscura, cerca de la 1 de la madrugada, un taxista regresaba a su casa después de todo un día de arduo trabajo, en la calle ya no había ni alma de gente, pero al pasar frente al cementerio general de la ciudad se percató que una chica le hacía la parada, éste se siguió pensando que ya estaba muy cansado y que era muy tarde para hacer otra dejada.

Sin embargo reflexionó y pensando en su sobrina de 17 años que fue violada y asesinada 3 años atrás, dijo, "pobre chica, no la puedo dejar ahí expuesta a no sé qué miserable".

Retrocedió su taxi y llegó hasta ella, tenía aproximadamente entre 18 - 19 años. Al contemplar su rostro, el taxista sintió un frío intenso y cierto sobresalto, al que no le dio importancia, pues la niña era dueña de un rostro angelical, inspiraba pureza, de piel blanca, muy blanca, cabello sumamente largo, era delgada, facciones finas, con unos ojos grandes, azules, pero infinitamente tristes, tenía un vestido blanco, de encaje, y en su cuello colgaba un relicario bellísimo de oro, que se veía de época.

El taxista acongojado le preguntó adónde la dejaba, y le dijo que quería que la llevara a visitar 7 iglesias de la ciudad, las que él quisiera, su voz era suave, muy triste, pero dejaba notar un timbre muy extraño, que le dejó una sensación de miedo y misterio.

Para no hacerla larga, el taxista la llevó a cada una de las siete iglesias sin replicar, en cada una pasaba cerca de 3 minutos y salía con una expresión de serenidad, de tranquilidad, pero sin abandonar de sus ojos esa mirada de infinita tristeza.

Al final del paseo, ella le pidió un favor. "Discúlpeme si he abusado mucho de su bondad, mi nombre es Alicia, no tengo dinero para pagarle ahora, sin embargo le dejaré éste relicario, y podría hacerme un último favor? Vaya a la colonia Jazmines # 245, ahí vive mi padre, entréguele mi relicario y pídale que le pague su servicio, ah, y dígale que lo quiero y que no se olvide de mí.

Déjeme donde me recogió por favor."

El taxista se sintió como en un trance, en donde actuaba automáticamente a la petición de la chica, y la dejó ahí, frente al cementerio. El hombre se fue a su casa, se sentía mareado, le dolía intensamente la cabeza, y su cuerpo le ardía por la fiebre que empezaba a tener, su esposa lo atendió de ese repentino mal, duró así casi 3 días.

Cuando al fin pudo reaccionar y se sintió mejor, recordó su última noche en el taxi, recordó a la niña angelical de las iglesias, y recordó su última petición, que le hizo sentir un escalofrío intenso que hizo que se cimbrará de pies a cabeza, aunque él no comprendía nada, pensó "que raro fue todo, seguro se fue de su casa, o tiene problemas, pero, ¿por qué en el cementerio? ¿Quién era?, ¡¡El relicario!!", sí ahí estaba, sobre su mesita de cama, el relicario de Alicia, que ahora tenía restos de tierra.

Se paró como un resorte, tomó su taxi y fue a la dirección que le diera la chica, pero no con la intención de cobrar, sino de descubrir, conocer, aclarar la verdad detrás de ese misterio que le inquietaba, que le estremecía, que no quería ni pensar.

Tocó, era una casa grande, estilo colonial, vieja, entonces abrió un hombre, de edad avanzada, alto, de aspecto extranjero, con unos ojos, si los ojos de Alicia, así de tristes. El taxista le dijo "Disculpe señor, vengo de parte de su hija Alicia, ella solicitó mis servicios, me pidió que la llevara a visitar siete iglesias, así lo hice y me dejó su relicario como penda para que usted me pagara". El hombre al ver la joya rompió en llanto incontrolable, hizo pasar al taxista y le mostró un retrato, el de Alicia, idéntica a la de hace 3 noches.

¿Es ella mi Alicia?, le dijo el hombre, "Sí ella, con ese mismo vestido".

"No puede ser, hace tres noches cumplió 7 años de muerta, murió en un accidente automovilístico, y este relicario que le dio fue enterrado con ella, y ese mismo vestido, su favorito... hija, perdón, debí hacerte una misa, debí haberme acordado de ti, debí...."

El hombre lloró como un niño, lloró y lloró, el taxista estaba pálido, pasmado de la impresión, “había convivido con una muerta" eso lo explicaba todo.

Volviendo de su estupor, le dijo al padre de Alicia, "señor, yo la vi, yo hablé y conviví con ella, me dijo que lo amaba, que lo amaba mucho, y que no se volviera a olvidar de ella, creo que eso le dolió mucho".

Se dice que el padre de Alicia recompensó al taxista, le regaló toda una flotilla de taxis para que iniciara un negocio, todo en agradecimiento por haber ayudado a su niña adorada a visitar las iglesias en su aniversario fúnebre.




La Leyenda del Niño enterrado en la Hacienda.


La Leyenda de la Hacienda de Sierra Hermosa

En México Lindo y Querido te vamos a contar una leyenda de Zacatecas que se cuenta de la Hacienda de Sierra Hermosa llamada “El niño enterrado en la hacienda”.

Se cuenta que en la Hacienda Sierra Hermosa en un área del interior de lo que era la casa grande de la hacienda se escuchan llantos de niño, llantos de ultratumba. Según se cree, son los llantos de un niño que fue asesinado por su tío y enterrado clandestinamente adentro de la casa.

Se dice que el llanto proviene del suelo, abajo del marco de una puerta entre un pasillo y el comedor. Cuentan que hace varios años, los inquilinos de la casa decidieron escarbar en ese punto no para buscar un tesoro, sino para tratar de encontrar los restos del niño y darle cristiana sepultura. Empezaron a escarbar y a menos de un metro de profundidad primero encontraron tubería, que es más reciente, y siguieron escarbando más abajo hasta que encontraron una piedra de cantera, tipo lápida. Todas las personas que estaban escarbando sintieron algo feo y decidieron ya no seguirle. Rociaron la lápida con agua bendita y la volvieron a cubrir.

Los llantos siempre salen de ahí. Por pláticas de antes se sabe que son los llantos de un niño chiquito que era el hijo de doña Manuela Moncada. Ella había fallecido tiempo antes y su hijo quedó bajo la tutela de su tío Francisco. Este niño iba a ser el heredero de Sierra Hermosa y de otras que habían sido propiedad de doña Manuela. Francisco era entonces el albacea y administrador de todos los bienes de su difunta hermana, y sabía que su sobrino iba a heredar todo esto. Como el niño estaba indefenso, entonces lo desapareció, lo mató a él o lo mandó matar y parece que sí lo sepultaron ahí. Todo hubiera quedado como un misterio sin resolver, pero los llantos de ese niño delatan que sí hubo un asesinato.



La leyenda del diablo.

“Se dice que aquí en nuestro Mexicali, el diablo hizo acto de presencia en una conocida discoteca por el año de 1960, causando el pánico entre todos los presentes, siendo algo que hasta en los medios se difundió, ocasionando que los jóvenes de esa época, la pensaran dos veces antes de ir a bailar ….”

Allá por los años 60’s por la calle 11, empezaron a propagarse los centros nocturnos, en donde había música, bebidas embriagantes de diversos tipos y en grandes cantidades; en donde la clientela de jóvenes de parranda aumentaba en consideración. Los chicos invitaban a las muchachas o a sus novias a esos lugares para bailar toda la noche, emborracharse y divertirse en grande.

Los más conocidos centros nocturnos de ese tiempo fueron La Ronda, el Waikiki y Los Cocos. Muchos de nuestros padres, cuando jóvenes, eran a los lugares a los que acostumbraban ir.

Una noche, resulta que en Los Cocos, mientras todos estaban pasándola bien, entró un muchacho, desesperado casi sofocado gritando:

-¡En La Ronda se apareció el diablo!-.

Naturalmente, nadie le creía (se pensaba que el tipo había tomado de más); pero al ver que de La Ronda salían histéricas las personas, se causó un gran alboroto.

Algunos se fueron rápidamente a sus casas, otros curiosos fueron a La Ronda a ver y oír de otras personas el suceso.

Lo que las personas que presenciaron, según dijeron, fue que una persona muy elegante y bien parecido, sacó a una muchacha a bailar, ella aceptó y duraron bailando muchas horas, y cuando dieron las 12 de la noche, esa persona comenzó a transformarse, saliéndole cuernos , cambiando su tono de piel y a oler a azufre, despidiendo humo; algunos dicen que se desató un gran llino ahí adentro saliendo y dejando a la muchacha desmayada, otros dicen que se la llevó.

Cuando sucedía todo esto, la histeria se dejó venir, toda la gente estaba aterrada huyendo de La Ronda, el lugar se quedó solo cuando todo eso pasó, pues todos entraron en pánico. El rumor se hizo general entre la población mexicalense, ocasionando que disminuyera demasiado el auge que tenían esos centros nocturnos, por la supuesta aparición del diablo…….

*Esta leyenda me la ha contado mucha gente que solía ir a esos lugares por los años 60’s, decidí investigar e informarme más al respecto, descubriendo algo muy interesante. Resulta que a esos lugares, siempre iba un muchacho que le gustaba tomar y bailar, era muy conocido y todos le decían “El diablo”. Esa noche en donde presuntamente el diablo se apareció, lo que en realidad pasó fue que hubo un gran pleito entre varias personas y ese muchacho “El diablo” fue quien encabezó todo el pleito, y todos dijeron que “el diablo” estaba en la ronda y causó un gran escándalo, lo malo es que lo que los demás entendieron, o quisieron entender… fue otra cosa…




La Leyenda de La Casa de Don Bartolo.

En México tenemos infinidad de leyendas en esta ocasión te vamos a contar una muy famosa de Querétaro, La Casa de Don Bartolo.

También conocida como "Casa de Espantos", donde la tradición oral a narrado un hecho escalofriante entre Don Bartolo y su hermana. Cuenta la leyenda que a mediados del siglo XVII, don Bartolo un hombre adinerado y cristiano que vivía con su hermana, a quien tenía como ama de llaves, pero con la que se dice sostenía relaciones incestuosas.

Cada año con motivo de su cumpleaños, celebraba el brindis con esta frase: "Brindo por la señora mi hermana, por mi ánima y por el 20 de mayo de 1701". Así paso el tiempo hasta llegar la sombría noche del día ya mencionado, cuando al sonar las doce de la noche se escuchó una fuerte detonación seguida de un extraño silencio que asustó a todos los vecinos. Al día siguiente, estos notaron con extrañeza que nadie salía de la casa del segoviano, por lo que llamaron al alcalde para que la abriera, descubriendo horrorizados el cadáver de la hermana de Don Bartolo que al parecer fue asesinada por él. Este estaba pegado al techo y totalmente carbonizado; su rostro reflejaba un gesto de horror. Se llamó entonces a un sacerdote para que lo exorcizara, logrando que el demonio soltara el cuerpo yacente. En el guardarropa de Don Bartolo se encontró un contrato de pacto con el diablo que a cambio de gloria, riquezas y honores en este mundo a costa de rapiña y negocios sucios, acumularía gran fortuna; pero a un plazo convenido que era medio siglo, le entregaría su alma; y este plazo se cumplió en la ya tantas veces citada por él... mayo 20 de 1701.

Durante mucho mucho tiempo esta casa quedó abandonada porque cada noche se escuchaban gritos de lamento y arrepentimiento.



saludos!!
 
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