"Hijo recuerda el refrán: el que en gastos va muy lejos, no irá lejos, ni hará casa..

esoj03

Bovino adicto
#1


Uno de los mitos cuenta que Don Luis fue un joven de vida disipada, ocupado en dilapidar la fortuna de su padre , Don Rodrigo, quien le había reprochado por largo tiempo su vida mundana entregada a los placeres y una vez que se le hubo acabado la paciencia solamente le dijo: "Hijo recuerda el refrán: el que en gastos va muy lejos, no irá lejos, ni hará casa de azulejos". Eventualmente, el orgullo maltrecho de Don Luis lo obligó a corregir el camino y, trabajando con ahínco, logró reunir una fortuna y con la casa que había comprado a Diego Suárez de Peredo se dio a la tarea de probar la frase su padre. La mandó reconstruir y la revistió completamente de azulejos de colores blanco, amarillo y azul (algunos dicen que provenían de China).

Fue construido en el siglo XVI, junto a la plazuela de la Guardiola, en terrenos que anteriormente habían pertenecido a Hernando de Ávila, después a Damián Martínez, que se la compró en 1550 en 5.000 pesos oro y luego a Diego Suárez de Peredo a quien se adjudicó la finca en 6.500 pesos oro tomando posesión de la casa y de la Plaza Guardiola el 2 de diciembre de 1596. Posteriormente Don Diego habría de heredarla a su hija Graciana Suárez de Peredo y Acuña quién contrajo matrimonio con Don Luis de Vivero y Luna Ircio, segundo Conde del Valle de Orizaba, en una condición deteriorada.

Eso dice el mito, pero la historia da noticia de cómo la quinta Condesa del Valle de Orizaba, que durante su matrimonio vivió en Puebla, al morir su esposo en 1708, regresó a la Ciudad de México y para 1737 ordenó la reparación de su palacio, digna obra del barroco en la que el artista logró combinar los azulejos de manufactura poblana con el fino labrado de cantera de Chiluca (Estado de México).

A partir de esta remodelación y hasta nuestros días, el edificio es conocido como "La casa de los azulejos". Uno de los bellos trabajos que mandó hacer en azulejo la Condesa Graciana Suárez de Peredo fue el Escudo de Armas de su familia el cual se encuentra en el descanso de la escalinata que conduce al segundo piso y que reza el siguiente texto "Fuerza ajena ni le toca ni le sorprende solo su virtud le ofende". El resultado fue una casa de estilo único además de ser la más rica y hermosa de la ciudad. A partir de entonces los Condes vivieron allí.





La Casa de los Azulejos, edificio Guardiola, Torre Latinoamericana y al fondo Secretaría de Relaciones Exteriores.

Saludos.
 
Y

YREN

Visitante
#2
Un refrán hecho realidad, gracias por compartir, excelente esto narrado...

Aunque no recuerdo haberla visto al pasar :(
 
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