Hermosos Lugares Abandonados
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Investigué sobre el hotel de mi país, Colombia, el Hotel del Salto. Primero aclarar que se llama así pues se encuentra en cercanías a la cascada de nombre Salto del Tequendama, sitio de leyendas indígenas, especulaciones e historias.
Se encuentra ubicado al occidente de la ciudad de Bogotá a unos 40 Km. lineales, en jurisdicción del municipio de Soacha.
Entonces bien, la edificación inició construcciones en el año de 1923 y fue inaugurada para el año 1927 como estación de ferrocarril en una ruta que pasaba por el Salto. Gracias a la maravillosa vista, la gente de la élite capitalina y diferentes personalidades que por allí transitaban lo convirtieron en parada obligatoria, tanto así que se adecuó un mirador hacia el Salto.
De por sí es una locación atractiva ya que no solo era una construcción de ensueño, ideada por una firma alemana pero de exquisito estilo francés sino también poseía una ubicación interesante y curiosa, cimentada sobre las laderas de un profundo abismo y que para la época de los veinte no era algo fácil de lograr debido a técnicas de construcción y tecnologías menos avanzadas sin contar con la falta de carreteras constituidas. Por éstas y otras razones, fue lugar de regocijo de la aristocracia y élite de la época.
Como mencioné anteriormente, la estación del ferrocarril se convirtió en un sitio altamente concurrido motivo por el cual decidieron convertirlo en hotel, es que el sitio sí que era mágico y así mismo, enigmático. Funcionó como hotel hasta mediados de los años 50, cuando el Ministerio de Obras Públicas decidió vender todas sus estaciones del tren, incluyendo esta que fue vendida a un particular. Desde este momento, cambió de dueño frecuentemente lo cual conllevó a su degeneramiento y aunado a esto, también se presentó la fuerte contaminación del Río Bogotá, adyacente a la construcción y situación que generaba olores desagradables y mala sensación.
Hacia 1979, el Señor Roberto Arias adquirió aquel viejo hotel para convertirlo en un próspero restaurante pero fue hacia 1986 cuando tuvo que abandonar el país por motivos personales y por enésima vez, el lugar quedó desolado.
Pues bien, ni el Gobierno Nacional, ni el Distrito, ni la Gobernación de Cundinamarca, ni el Municipio de Soacha han tomado cartas en el asunto; ni tan siquiera ha sido declarado Patrimonio Arquitectónico.
A día de hoy, el lugar es o espera convertirse en un Museo, La Casa Museo Salto del Tequendama según leí mas no doy por sentado que esta información es correcta.
Para finalizar, quiero comentar que el Salto del Tequendama es un sitio bastante conocido por ser lugar de numerosos suicidios, almas desdichadas que deciden poner punto final a sus penurias arrojándose por los 157 metros que tiene la cascada hacia un rocoso, fatídico y mortal final, dicen que algunos se emborrachan primero, eso yo no lo sé pero lo cierto es que esto le agrega un tinte fantasmagórico al antiguo hotel pues se comenta que allí se escuchan llantos, quejidos, lloriqueos y se sienten presencias que no son de este mundo, dicen que rondan el Hotel y que es común que permanezcan allí.
Bien, ésta fue la breve reseña que pude hacer del lugar, sitio que me gustaría conocer, ¡de día, por supuesto! Espero que sea de su agrado y comentar que me he basado en un artículo del periódico El Tiempo.
Se encuentra ubicado al occidente de la ciudad de Bogotá a unos 40 Km. lineales, en jurisdicción del municipio de Soacha.
Entonces bien, la edificación inició construcciones en el año de 1923 y fue inaugurada para el año 1927 como estación de ferrocarril en una ruta que pasaba por el Salto. Gracias a la maravillosa vista, la gente de la élite capitalina y diferentes personalidades que por allí transitaban lo convirtieron en parada obligatoria, tanto así que se adecuó un mirador hacia el Salto.
De por sí es una locación atractiva ya que no solo era una construcción de ensueño, ideada por una firma alemana pero de exquisito estilo francés sino también poseía una ubicación interesante y curiosa, cimentada sobre las laderas de un profundo abismo y que para la época de los veinte no era algo fácil de lograr debido a técnicas de construcción y tecnologías menos avanzadas sin contar con la falta de carreteras constituidas. Por éstas y otras razones, fue lugar de regocijo de la aristocracia y élite de la época.
Como mencioné anteriormente, la estación del ferrocarril se convirtió en un sitio altamente concurrido motivo por el cual decidieron convertirlo en hotel, es que el sitio sí que era mágico y así mismo, enigmático. Funcionó como hotel hasta mediados de los años 50, cuando el Ministerio de Obras Públicas decidió vender todas sus estaciones del tren, incluyendo esta que fue vendida a un particular. Desde este momento, cambió de dueño frecuentemente lo cual conllevó a su degeneramiento y aunado a esto, también se presentó la fuerte contaminación del Río Bogotá, adyacente a la construcción y situación que generaba olores desagradables y mala sensación.
Hacia 1979, el Señor Roberto Arias adquirió aquel viejo hotel para convertirlo en un próspero restaurante pero fue hacia 1986 cuando tuvo que abandonar el país por motivos personales y por enésima vez, el lugar quedó desolado.
Pues bien, ni el Gobierno Nacional, ni el Distrito, ni la Gobernación de Cundinamarca, ni el Municipio de Soacha han tomado cartas en el asunto; ni tan siquiera ha sido declarado Patrimonio Arquitectónico.
A día de hoy, el lugar es o espera convertirse en un Museo, La Casa Museo Salto del Tequendama según leí mas no doy por sentado que esta información es correcta.
Para finalizar, quiero comentar que el Salto del Tequendama es un sitio bastante conocido por ser lugar de numerosos suicidios, almas desdichadas que deciden poner punto final a sus penurias arrojándose por los 157 metros que tiene la cascada hacia un rocoso, fatídico y mortal final, dicen que algunos se emborrachan primero, eso yo no lo sé pero lo cierto es que esto le agrega un tinte fantasmagórico al antiguo hotel pues se comenta que allí se escuchan llantos, quejidos, lloriqueos y se sienten presencias que no son de este mundo, dicen que rondan el Hotel y que es común que permanezcan allí.
Bien, ésta fue la breve reseña que pude hacer del lugar, sitio que me gustaría conocer, ¡de día, por supuesto! Espero que sea de su agrado y comentar que me he basado en un artículo del periódico El Tiempo.
