Focos rojos en Sedena ante posible intervención de EU

Christian01

Bovino adicto
#1


Militares en activo, generales y coroneles –que ocupan cargos operativos en el Ejército Mexicano– manifiestan su preocupación ante la posible intervención militar de Estados Unidos en México. Se muestran frustrados por la política de Felipe Calderón, obsequiosa ante los duros del Pentágono, y advierten que se construye el “escenario” para el ingreso de tropas estadunidenses a territorio nacional. Señalan que una parte del caos y la violencia en ciudades mexicanas es inducida desde el exterior con la anuencia del gobierno federal. Especialistas en seguridad nacional coinciden en que se generan las condiciones que justifiquen una “cooperación más estrecha” en el plano militar entre ambos países.



El pasado 18 de junio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó como “superpotencia” a las bandas del narcotráfico que operan en México. El hecho apenas mereció unas líneas en páginas interiores de algunos medios impresos. Pero militares de la Segunda Sección del Ejército Mexicano (encargada de las labores de inteligencia) terminaron por desesperarse: observan como inminente la llegada de tropas estadunidenses al país, una demanda de los sectores castrenses más duros de la Defensa Nacional de Estados Unidos.

“Institucionales”, acostumbrados a callar sus diferencias con los civiles y renuentes a comentar las discrepancias al interior de las Fuerzas Armadas, esta vez los militares prefieren hablar. Señalan que parte de la violencia que se ha desatado en las últimas semanas podría ser “inducida”. Y acusan al gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa de preparar el “escenario” para una intervención estadunidense abierta.

Aseguran contar con información de que los atentados con carros bomba (uno realizado en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 16 de julio, y dos más en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el 26 de agosto de 2010) pudieron no ser obra de las bandas de narcotraficantes. Incluso, es probable que no hayan sido realizados por mexicanos.

“No es el modus operandi de los cárteles ni de los grupos armados con reivindicaciones políticas”, dice uno de los divisionarios que solicita mantener bajo reserva su identidad. Agrega que en círculos castrenses existe inquietud ante la desestabilización del país y las acciones del gobierno federal que, más que contenerla, parecen propiciarla.

Las declaraciones a Contralínea de militares en activo del Ejército son válvulas de escape y señales de lo que ocurre en el ámbito castrense. A decir de Guillermo Garduño –especialista en Fuerzas Armadas e investigador adscrito a la Universidad Autónoma Metropolitana y conferencista en el Colegio de la Defensa Nacional–, los militares están desesperados porque los comanda un grupo de civiles que “ni idea tiene de lo que son las Fuerzas Armadas”. México no ha creado una elite civil que conozca al Ejército Mexicano, a la Marina Armada de México ni a la Fuerza Aérea.

De acuerdo con los generales y coroneles que solicitan no revelar sus nombres, la supuesta “estrategia” para permitir el ingreso de tropas estadunidenses a territorio mexicano con los menores costos sociales contaría con dos vertientes: al interior, donde se buscaría que la propia sociedad mexicana demande más “seguridad” sin importar el origen de la “ayuda”; y al exterior, en el que los países consideren que la intervención sería “humanitaria”, ante bandas criminales que han superado al Estado mexicano.



Las presiones, en ascenso

En el estudio La globalización del delito: evaluación de la amenaza del crimen organizado trasnacional, presentado el pasado 18 de julio, la Oficina de la Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito señala que la “superpotencia” mundial de criminales organizados “ha generado una guerra por territorios y nuevas rutas entre bandas de traficantes, particularmente en México”.

Ya antes, el informe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, aprobado para su publicación el 25 de noviembre de 2008 y dado a conocer en enero de 2009, Joint Operating Environment. Challenges and implications for the future Joint Force (JOE) –título cuya traducción sería Contexto de la Operación Conjunta. Desafíos e implicaciones para el futuro de las operaciones de las Fuerzas Conjuntas– advirtió que el Estado mexicano podría ser incapaz de mantener la estabilidad en los próximos años. Y colocó al país como un Estado fallido con características similares a Afganistán. En el mismo documento, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos “recuerda” que “un México inestable podría representar un problema de seguridad de enormes proporciones” para ese país.

Las presiones estadunidenses fueron subiendo de tono y de número. El 10 de marzo de 2009, el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis Blair, señaló que México no controlaba todo su territorio. Para julio de ese mismo año, el informe La narcoinsurgencia de México y la política antidrogas de Estados Unidos –del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército, dependiente del Pentágono– planteó que México vivía “una transición del gangsterismo tradicional de asesinos a sueldo a terrorismo paramilitar con tácticas de guerrilla”. Además, el 17 de ese mes Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, declaró que el Ejército Mexicano había fracasado en su lucha contra el narcotráfico en la fronteriza Ciudad Juárez.

Sin embargo, a partir de la segunda mitad de este 2010, el discurso de las autoridades estadunidenses y de la ONU ha sido cada vez más contundente: México es incapaz de controlar a las bandas del narcotráfico y su ineficiencia es una amenaza a la seguridad de varias regiones del mundo, incluyendo Estados Unidos.

“Todo se va acomodando”

El embajador Henry A Crumpton, exoficial de operaciones clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia y excoordinador de la lucha contra el terrorismo en el Departamento de Estado, aseguró que México vive una “narcoinsurgencia”. A principios de septiembre pasado, en una entrevista con Wall Street Journal, Crumpton reconoció que ese concepto es “particularmente incendiario” para los mexicanos por su temor histórico a que el ejército de Estados Unidos se ponga al frente de la lucha antinarcóticos.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, retomó el concepto vertido por Crumpton y, el 8 de septiembre, agregó que México “se está pareciendo más a como se veía Colombia hace 20 años”. En esa misma declaración, defendió el Plan Colombia, del que, aseguró, sí dio resultados en la lucha contra el narcotráfico.

“Todo se va acomodando”, dice a Contralínea un general que solicita mantener bajo reserva su nombre. Llamar “superpotencia” al narcotráfico es considerar que las Fuerzas Armadas de México no son suficientes para combatir a una “amenaza mundial”. El “peligro” de una intervención es real, agrega.

En efecto, oficiales estadunidenses consultados por Wall Street Journal explicaron que “el gobierno mexicano parece estar cada vez más abierto a una mayor cooperación, debido a que la situación de seguridad está empeorando”. En declaraciones publicadas el mismo 10 de septiembre, el embajador mexicano en Washington, Arturo Sarukhán, dijo: “Hemos alentado a Estados Unidos a mejorar y profundizar la cooperación con México”.

A los agentes de la Oficina Binacional de Inteligencia –establecida en agosto pasado y anunciada en marzo de este año, luego de las reuniones de “alto nivel” celebradas en México entre la plana mayor de seguridad nacional de Estados Unidos y sus pares mexicanos– se suman los “Cuerpos de Paz”.

Tan sólo durante la semana del 7 de noviembre llegaron 39 “voluntarios”, como informó la embajada estadunidense en México. Estos nuevos voluntarios se integran a trabajos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional de Áreas Protegidas.

Previamente, a lo largo del año, habían llegado 33, que estarían integrados a la propia Semarnat en programas de manejo de áreas protegidas, ecoturismo, educación ambiental y desarrollo de negocios sostenibles; y 12 más, en los programas del Conacyt en transferencia tecnológica, tecnologías de la información, desarrollo de negocios y organizaciones y enseñanza del idioma inglés.



La intervención blanda

Especialistas consideran que, como nunca desde la Revolución Mexicana, el país se encuentra al borde de una intervención militar estadunidense. Coinciden en que mientras más desestabilizado se encuentre el país, mayores serán las posibilidades de que marines “colaboren” en territorio mexicano.

“Ése [el de la intervención] es el tema en los círculos de la inteligencia en México”, señala Abelardo Rodríguez Sumano, investigador del Centro de Estudios sobre América del Norte de la Universidad de Guadalajara.

El especialista en temas de seguridad nacional de México y Estados Unidos señala que la intervención estadunidense tendría como origen el “vacío” que han dejado las autoridades mexicanas.

“No hay un consenso en el sistema de seguridad nacional en cuanto a la relación con Estados Unidos. Estamos desarticulados en el aspecto de la ‘colaboración’. Hay sectores, como el de la Marina [Armada de México], que la quieren. Y otros, como el del Ejército [Mexicano], que se resisten. Y mientras no haya acuerdo y se generen estos vacíos estratégicos, los estadunidenses los van a ocupar. Ellos sí tienen claro qué quieren respecto de nosotros.”

Para el doctor Guillermo Garduño Valero, la intervención no es un hecho del futuro inmediato: “Ya está ocurriendo”. Agrega que los propios estadunidenses consideran que no son necesarias en este momento las tropas de ellos en el país.

“Se trata de una guerra de ellos; pero que la libran, como la mayoría de ellas, a lo largo de su historia, fuera de su territorio. Ellos ya están aquí. Ya intervienen, pero los que ponen las vidas son los mexicanos”, asegura.

Al final, concede: “Cuando las instituciones mexicanas se agoten, entonces sí tendrán que responder ellos directamente… Y va a ocurrir”.

Para Jorge Luis Sierra, especialista en seguridad nacional y Fuerzas Armadas, la preocupación de los sectores militares mexicanos ante una posible intervención estadunidense no es nueva. El egresado del Centro de Estudios de la Defensa Nacional, de la Universidad de la Defensa Nacional en Washington, explica que después del ataque a las torres gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, la inteligencia militar mexicana advirtió que Estados Unidos querría instalar bases militares en México.

La advertencia habría quedado plasmada en un documento elaborado en 2003: la minuta de la reunión de las dos generaciones de maestría en seguridad nacional que las Fuerzas Armadas mexicanas imparten. Se trataría de la elite castrense egresada del Colegio de la Defensa Nacional (a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional) y la del Centro de Estudios Superiores Navales (a cargo de la Secretaría de Marina).

Para el senador René Arce, integrante de la Comisión Bicamaral de Seguridad Nacional, Estados Unidos “siempre ha intervenido en México en cuestiones de inteligencia”. Arce cuestiona: “Ahora sí nos quieren parecer muy patriotas y marcar su línea, cuando lo que les ha molestado [a las Fuerzas Armadas mexicanas] es que les digan que violan los derechos humanos; ése es el problema. La presencia de militares y gente de inteligencia sí existe, pero es discreta”.

Abelardo Rodríguez señala que incluso para el sector militar más duro de Estados Unidos, el Departamento de Defensa, los marines debieron desplegarse en México desde hace meses.

“Pero históricamente está visto que una vez que Estados Unidos se instala en algún país, es muy difícil que salga”, advierte.

EPR, también en alerta ante posible intervención



La posible intervención estadunidense en México no sólo ha sido advertida por las Fuerzas Armadas Mexicanas, sino también por los grupos guerrilleros. El Ejército Popular Revolucionario (EPR), considerada la guerrilla con mayor capacidad de fuego en México, señaló que cuando Estados Unidos utiliza los conceptos narcoinsurgencia y narcoguerrilla, está señalando que intervendrá militarmente.

En su órgano de difusión El Insurgente, correspondiente a septiembre y octubre de 2010, el EPR y su organización política, el Partido Democrático Popular Revolucionario, señalan que el “gendarme del mundo” es el que acuña los términos narcoinsurgencia, narcoguerrilla y narcoterrorismo con el fin de intervenir en México, y también con el de relacionar a la lucha de reivindicaciones políticas y sociales con el crimen organizado.

El EPR rechaza que la delincuencia organizada, principalmente los cárteles del narcotráfico, sea “insurgencia”. Equipararlos equivaldría a criminalizar la pobreza. Se trata, asegura, de un ardid de la guerra de baja intensidad diseñada por los militares estadunidenses.

El narcotráfico es una empresa capitalista; nada tiene que ver con la guerrilla en México, concluye el EPR.

FUENTE


Relaciones ocultas entre Fuerzas Armadas de México y Estados Unidos

Como parte de la cooperación en seguridad entre Estados Unidos y México, mandos castrenses mexicanos se han capacitado en instituciones militares estadunidenses desde hace décadas. Con la Iniciativa Mérida, esa relación militar se fortaleció y amplió



Cuando el Ejército y la Marina asumieron la misión de combatir el crimen organizado y el tráfico de drogas, experimentaron una profunda transformación, tanto interna como en sus relaciones con las autoridades civiles y militares de Estados Unidos, afirma el especialista Roderic Camp. Al asumir misiones de seguridad interior, los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de la Fuerza Aérea y de la Secretaría de la Marina (Semar) fueron obligados a interactuar muy de cerca con las Fuerzas Armadas y agentes de las agencias de seguridad estadunidenses.

Aunque predomina la percepción sobre el carácter “nacionalista” del Ejército y más “liberal” de la Marina, su relación con los institutos armados estadunidenses y con otras agencias de seguridad era, hasta hace poco, “fría pero cordial”. Camp, mexicanólogo del Colegio Claremont McKenna de California, comenta que se trata de “una larga historia de sospecha y desconfianza”.

No obstante ese recelo mutuo, el número de militares mexicanos (especialmente de la Marina) que ha recibido entrenamiento en Estados Unidos en las pasadas dos décadas fue tan significativo que preparó el escenario para el fortalecimiento de los lazos institucionales. Así lo asegura Roderic Camp en su análisis Fuerzas Armadas y drogas: percepciones públicas y retos institucionales, publicado en octubre pasado.

Ahí describe que, desde 2006, el Ejército Mexicano colocó a oficiales de enlace en instalaciones militares estadunidenses. Al mismo tiempo, aumentó significativamente la cantidad de oficiales mexicanos que ha recibido capacitación en aquel país.

Para el especialista en Fuerzas Armadas mexicanas, varios elementos contribuyeron a cambiar la naturaleza de la cooperación bilateral civil o militar en seguridad, pero el fundamental fue la Iniciativa Mérida. Entonces aumentó la cooperación bilateral en seguridad y, a la par, proliferaron los lazos institucionales entre militares de las dos naciones y “un gran apoyo público” para aceptar la asistencia estadunidense en la lucha contra el tráfico de drogas.

Camp señala que esos elementos “se combinaron para cambiar profundamente la naturaleza de la cooperación bilateral en seguridad”. Además, dice, el expansivo rol de los militares en seguridad interior genera críticas. Es notable que en la gestión de Calderón Hinojosa aumentaran dramáticamente las denuncias contra militares por violaciones a los derechos humanos.

En 2006, hubo 182 denuncias por ese motivo; en 2009 se incrementaron a 1 mil 500. De acuerdo con el especialista, la mayoría de esas denuncias procede de zonas en las que son altas la presencia militar y la violencia relacionada con las drogas. El analista encontró que sólo 10 militares fueron sentenciados por crímenes contra civiles entre 2000 y 2009, y ninguno recibió sentencia mayor a 12 años de prisión.​


Vínculos cercanos

Consecuencia de la creciente participación antidrogas de los soldados mexicanos es la posibilidad de que los militares estadunidenses se involucren en México, advierte Camp, también miembro del Programa México del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, DC.​
Desde la década de 1990, la relación entre las Fuerzas Armadas estadunidenses y las mexicanas había sido cordial pero formal. Los cuerpos castrenses mexicanos nunca han colaborado con el liderazgo militar estadunidense para extenderse en la región, aunque comparten intereses de seguridad similares.​

Ese patrón se atribuye a la histórica relación entre los dos países y al éxito de los militares en mantener su autonomía interna de la intervención política y civil. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas sostienen una postura cercana, “incluso secreta”, aunque en el pasado la fuente primaria de colaboración se limitó a la experiencia de los numerosos oficiales mexicanos entrenados en Estados Unidos.​

Roderic Camp constató que el número de personal capacitado fue elevado durante muchas décadas. Cita, como ejemplo, que el oficial mayor del secretariado de la Defensa Nacional (en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari) ocupaba la tercera posición y recibió entrenamiento adicional en recopilación de inteligencia, contrainsurgencia y guerra sicológica en Estados Unidos.​

A mediados de 1990, Estados Unidos comenzó a entrenar a unos 1 mil oficiales mexicanos y más de una docena de elementos básicos en tácticas de intercepción de drogas. La Agencia Central de Inteligencia impartió cursos extensivos de inteligencia para unos 90 oficiales mexicanos que formaron la nueva fuerza antidrogas.​

A fines del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, los soldados y oficiales mexicanos representaban el 34 por ciento de todo el personal que fue capacitado en la antigua Escuela de las Américas del Instituto para la Cooperación en Seguridad del Hemisferio Occidental, en Fort Benning, Georgia.​

En la base de la Fuerza Aérea de Lackland, los mexicanos constituían el 30 por ciento del personal entrenado en esa instalación, según el artículo de Stanley Meisler publicado en The Washington Post (15 de julio de 1998). Ese autor describe que las estadísticas sobre la capacitación de mexicanos por estadunidenses revelan una “sorprendente y cercana” relación entre los dos sistemas militares.​

Entre 1961 y 1998, estudiaron en la antigua Escuela de las Américas 1 mil 327 oficiales mexicanos. Existen antecedentes de cursos de corta duración desde 1956 –entre cuatro y ocho semanas?. Según Camp, los soldados mexicanos y de otros países de América Latina eran entrenados “por docenas” en bases y programas militares de Estados Unidos, no sólo en el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad.​


Los vínculos personales más fuertes se establecieron entre William Perry, secretario de la Defensa estadunidense y su contraparte mexicano, el general Enrique Cervantes Aguirre, entre 1995 y 1997. El hecho de que la mayoría de los niveles más altos en el Departamento de la Defensa de Estados Unidos sea civil niega los vínculos que podrían ocurrir durante el entrenamiento militar.

Así lo describe Craig A Deare en su análisis Relaciones de defensa EU-México: una interfase incompatible (Foro Estratégico número 243, julio 2009).​

Más de 1 mil 900 mexicanos fueron entrenados en Estados Unidos durante el gobierno de Vicente Fox Quesada, según el documento Borrando las líneas. Tendencias en los programas militares de Estados Unidos con América Latina, de la Oficina de Washington sobre América Latina (2004).​

Desde 2000 hasta fines de 2009, estudiaron en Estados Unidos 1 mil 76 elementos del Ejército y la Fuerza Área; 68 por ciento de ellos viajó y se capacitó durante la administración de Fox. Las cifras cambiaron en el gobierno de Calderón y fueron al alza con un promedio anual de 76.​

En 2005, la Marina informó que 82 de sus elementos habían estudiado en el extranjero, confirmando el amplio y desproporcionado radio de estudios extranjeros entre los dos servicios: con la Armada, que tiene un promedio de cuatro veces más que los del Ejército.​

Camp refiere que, entre 1965 y 1985, México alojó a 225 militares de diferentes países. La mayoría de ellos (46) estudió en el Heroico Colegio Militar; 45, en la Escuela Superior de Guerra, y 63, en la Escuela Médico Militar. Casi todos los estudiantes extranjeros provenían de Centroamérica, además de un puñado de elementos de El Caribe y de los países andinos.​

De acuerdo con la respuesta a la solicitud de información pública 00007001408089, del 26 de octubre de 2009, en ese recuento figuran 17 estadunidenses y dos coreanos que asistieron a la Escuela Superior de Guerra.​

El símbolo más pronunciado de esa “indirecta y potencial influencia estadunidense” es el secretario de la Defensa en el gobierno de Vicente Fox, el general Clemente Vega. Él se graduó en el curso de contrainsurgencia en Fort Gulick, situado en la zona del Canal en Panamá, y es un militar experto en seguridad nacional, autor de un manual de seguridad sobre el tema utilizado en la Escuela Superior de Guerra.​

Vega recibió entrenamiento “de y en contacto con oficiales del Ejército estadunidense”, aunque esto no produjo cambios significativos en la relación entre las dos Fuerzas Armadas durante el gobierno de Fox.​

Refiere Roderic Camp que en la entrevista que sostuvo en febrero de 2004 con el general Clemente Vega, “me informó personalmente que sintió que su cooperación con el ejército de Estados Unidos había mejorado, comparado con lo que hizo su predecesor, cuando se pensó que México no estaba interesado en participar activamente en el Comando Norte.​
El Ejército canadiense informó las mismas dificultades a fines de 2006 en el desarrollo de vínculos más cercanos con militares mexicanos.

La Marina, más liberal

Algunos de los asignados de Calderón, y sus colaboradores más influyentes, ofrecieron similares puntos de contacto sobre la posibilidad de aumentar la colaboración entre las Fuerzas Armadas de los dos países. El presidente nombró al almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza como su nuevo secretario de la Marina.​

El secretario de la Marina de Calderón Hinojosa permaneció más de un año en Estados Unidos, donde sirvió como asistente naval agregado a la embajada mexicana en Washington, DC. Durante ese tiempo, concluyó el curso en defensa intercontinental. El almirante Saynez también tiene un dominio del idioma inglés.​

Sin dar el nombre del oficial, Roderic Camp describe que el actual asistente del secretario de Marina ?que previamente fue el oficial mayor entre 2006 y 2008? también fue asistente naval agregado en Washington, DC. Finalmente, apunta que el actual oficial mayor, almirante Moisés Gómez Cabrera, exjefe de la Inteligencia Naval y el oficial más condecorado de la Marina en 2008, habla un inglés fluido y estudió el currículum marítimo internacional en el Colegio de Guerra Naval en Estados Unidos.​

Explica el especialista que “los avances más significativos en la colaboración entre las Fuerzas Armadas de ambos países han ocurrido entre las marinas”, por lo que no es accidental que “los tres más altos administradores navales compartan estas tres experiencias curriculares”.​

Camp cita la solicitud de información pública gubernamental 0001300001406, del 24 de febrero de 2006, que contiene una lista detallada de intercambios académicos “regulares, pero dinámicos”, que mantuvo la Armada con varios países.​
La información que se intercambia entre la 4 Flota en Mayport, Florida, y la Secretaría de Marina es “excelente”. Roderic Camp afirma que la Marina mexicana activó “otra nueva posición” en Norfolk con el Comando de las Fuerzas Navales.​

Cita que sus fuentes le informan de una creciente cooperación entre la Guardia Costera estadunidense y la Marina mexicana, que se evidencia en los recientes decomisos a narcotraficantes de barcos y minisubmarinos en aguas mexicanas.​

De hecho, el oficial de enlace de la Marina mexicana en el Comando Norte (asignado en 2007) mencionó que trabajaba cercano al guardacostas estadunidense para desarrollar sus propias escuelas de búsqueda y rescate. También, el jefe de Staff de la Marina mexicana informó que “estaba feliz” con el nivel de inteligencia que se compartía en tiempo real con la Guardia Costera estadunidense.​

Otras fuentes ven más intensa la cooperación a futuro entre las Armadas mexicana y estadunidense por el tráfico (de personas y drogas) en aguas internacionales. Ahí destaca que la Marina mexicana participó en los ejercicios Unitas Gold 2009 en abril y mayo de ese año.​

La capacitación en el extranjero de las Fuerzas Armadas mexicanas no se limita a Estados Unidos. Personal mexicano ha estudiado en otros 28 países: en 2000, viajaron a Rusia 37 elementos militares para recibir capacitación; en 2003 estudiaron en Francia 23 elementos, y en 2004 estudiaron 16 oficiales en Suecia.​

En 2007, estudiaron 15 en Colombia. “Grandes contingentes han ido a diferentes países”, como ocurrió en 2008 cuando 32 oficiales estudiaron en Alemania y 14 más, en Israel, durante 2009. Contrario a ciertas afirmaciones, sólo algunos han estudiado en Guatemala (20, en nueve años), según la respuesta a la solicitud de información pública gubernamental 0000700168209, del 19 de noviembre de 2009.​

De 2006 a 2010

Roderic Camp apunta que, en contraste con el fogueo internacionalde la Marina, el más alto cargo de la Defensa del presidente Felipe Calderón es el general Guillermo Galván Galván. Este militar, salvo por su asignación como agregado militar en España, nunca ha servido o recibido entrenamiento en el exterior.

Galván fue el primer asistente del secretario de la Defensa Nacional en recibir ese puesto desde 1945. Ésta fue la primera vez en medio siglo que alguien que tuvo ese cargo se convirtió en secretario de la Defensa; además, Galván fue tutelado por el general Vega y, aunque tuvo más experiencia como comandante de tropa en el terreno que su antiguo jefe, también dirigió el sistema universitario militar, como su mentor.

Galván era general de División en el Ejército y, al mismo tiempo, comandó siete zonas y regiones entre 1988 y 2002. Su actual asistente secretario también sirvió en un país de habla hispana (Argentina) y no tiene experiencia en Estados Unidos.
Entre los cinco generales que han ocupado los puestos más altos de la Sedena desde diciembre de 2006, destaca Tomás Ángeles Dauahare, que fue agregado de la Defensa Militar y Aéreo en la embajada de México en Estados Unidos. Salvo esa excepción, los otros líderes de la Sedena, junto con el secretario, se jactan de haber hecho su extensa carrera como comandantes de tropa y no como administradores.
Afirma Camp, autor del estudio Fuerzas Armadas y drogas: percepciones públicas y retos institucionales, que tanto los oficiales del Pentágono como los del Comando Norte han confirmado que existe una creciente cooperación entre los militares de ambos países.

Señala que algunas de sus fuentes informaron de un “dramático cambio” hacia una mayor apertura en el secretariado de la Defensa Nacional; eso, creen, ha facilitado la nueva cooperación. Otras fuentes también informan de un “colosal aumento” en interacciones entre los militares de México y Canadá, que complementa lo que sucede entre Estados Unidos y México.

La reflexión más significativa en esa colaboración es el reciente aumento en la capacitación de militares mexicanos en Estados Unidos. Dice Camp: “Todas las fuentes con las que me comuniqué en ambos lados de la frontera coincidieron en que estos crecientes programas de capacitación han contribuido a mejorar la relación”.

Desde 2006, la cantidad de oficiales mexicanos en escuelas estadunidenses ha aumentado notablemente. Los mexicanos tienen a la mayoría de oficiales en el Departamento de Defensa entre los asistentes latinoamericanos. Una fuente informó a Camp que ese número de tenientes y coroneles que asisten a la Escuela Naval de Posgraduados era impensable apenas hace unos años.

Describe Roderic Camp que, en julio de 2009, el Ejército Mexicano asignó a un oficial en el Comando Norte, además de que el general Galván visitó el cuartel de ese mando y sostuvo una reunión con el secretario de Defensa Robert Gates.

El pronunciado énfasis en la misión antidrogas de los militares durante el gobierno de Felipe Calderón aumentó los puntos de contacto entre los dos ejércitos. Institucionalmente, al entrar en vigor la Iniciativa Mérida –que incluye mayor capacitación como parte de los fondos que aporta esa estrategia?, mejoraron los contactos castrenses de ambos países.
Las fuentes creen que es demasiado pronto para afirmar si el diálogo entre la Sedena y el Pentágono producirá esos resultados. Camp señala que el secretario de la Marina manifestó su desacuerdo con los apoyos de la Iniciativa Mérida a principios de 2009 cuando dijo que no quería una pequeña flota de aviones en la segunda fase del programa, sino más helicópteros.

El futuro de la relación entre las Fuerzas Armadas mexicanas y estadunidenses no puede pensarse sin el resultado, cuando menos formal, de la Iniciativa Mérida, concluye Roderic Camp en esta investigación.

FUENTE
 

Zikz

Bovino de alcurnia
#3
Emm... siento que ya no es sorpresa esto, desde que supe qué era el Plan Mérida, no me imaginé otro destino. Esto es inminente.
 

HvGoXxX

Bovino de la familia
#4
Emm... siento que ya no es sorpresa esto, desde que supe qué era el Plan Mérida, no me imaginé otro destino. Esto es inminente.
tambien se me vino a la mente el plan Merida ya que hace poco nos ''regalaron'' un par de Helicopteros de casi 50 millones de Dolares
 
#5
no pos si esta cabron pero tambien depende de nosotros el permitir que esos gueyes vendan asi el pais llamese narco o gobierno para eso estamos el pueblo no?
 
#6
De acuerdo con los generales y coroneles que solicitan no revelar sus nombres, la supuesta “estrategia” para permitir el ingreso de tropas estadunidenses a territorio mexicano con los menores costos sociales contaría con dos vertientes: al interior, donde se buscaría que la propia sociedad mexicana demande más “seguridad” sin importar el origen de la “ayuda”; y al exterior, en el que los países consideren que la intervención sería “humanitaria”, ante bandas criminales que han superado al Estado mexicano.
De hecho ya en un tema de este subforo se hablo de ello, en el que unas señoras le pedían ayuda al presidente Obama.

La verdad es que USA lo que quiere es intervenir en territorio nacional y asi poder tomar todos los recursos naturales que gusten sin engorrosos tramites, simplemente el sobornar y hacer teatros cada sexenio ya no les conviene, mejor que sus marines vengan a controlar la situación.

Pobre de México, tan lejos de Dios pero tan cerca de Estados Unidos.
 

main_man5

Bovino de alcurnia
#7
Como mexicanos no hay que dejar entrar militares extrangeros a nuestro pais.!!.
Nuestro pais es sangre guerrera desde ase mucho tiempo.
No. a los extrangeros. que pueden adueñarse de nuestros pocos recursos que aunu tenemos y no an vendido los puts. politicos
 
#9
Si esto llegara a suceder, es preferible unirse a los narcos y tratar de expulsar a los extranjeros del pais, mil veces muerto antes que pisoteen la tierra que me vio nacer, no queremos otro irka en mexico, si el narco es tan grande es por esos gringos marihuanos
 

Anteroz

Bovino Milenario
#10
Como mexicanos no hay que dejar entrar militares extrangeros a nuestro pais.!!.
Nuestro pais es sangre guerrera desde ase mucho tiempo.
No. a los extrangeros. que pueden adueñarse de nuestros pocos recursos que aunu tenemos y no an vendido los puts. politicos
Call of duty power...

Lo mas preocupante no es en si que entren militares a nuestras fronteras, ya las tenemos comoquiera en las calles, y EU debería de ayudar a combatir el narco, ya que ellos mismos son los principales consumidores de droga y exportadores de armas, lo preocupante en si son sus políticas de intervención, no quiero que se repita la historia y entren a invadir porque los narcos poseen armas nucleares y a los 5 años después de que seamos una colonia gringa digan que siempre no las encontraron...

Hay que estar muy al pendientes de esto.
 
#11
Pues si los altos mandos de la SEDENA estan preocupados, me gustaría que estubiesen pensando en un "Golpe de Estado"... (es un comentario muy vago, aunque soñado)
 

main_man5

Bovino de alcurnia
#12
Yo si apoyaria el golpe de estado. y mandar a chingr s madr. a toda la pinche bola de narcos politicos. vendidos.. o politicos comprados. por el govierno de paices en potencia. ya vasta de tanta pinche mmda. hay que pelear. si el ejercito da un golpe de estado. yo me les uno a la causa.!!
 

L T .

Baneado :(
#13
esta misma situacion esta explicada a detalle en el documental ZEITGEIST .. el plan de crear a un enemigo comun y hacerlo poderoso y aun mas hacerlo malo!! esto conla finalidad de que el pueblo acceda a la ayuda bajo cualquier costo...
 

ingmaoshingown

Bovino de la familia
#17


Es una pena.

La nota es de 2010, y aqui vienen a tirar pestes del presidente constitucional.


Saludos
Ya decía yo que era un Deja vú. La verdad el tema de que el ejercito gabacho llegue aquí a echar pleitos ya es viejo y hasta ahora, no veo nada. Ya ni sé ni creer al gobierno, pero a veces siento que menos le creo a las redes sociales causando psicosis.
 
#20
no pos si esta cabron pero tambien depende de nosotros el permitir que esos gueyes vendan asi el pais llamese narco o gobierno para eso estamos el pueblo no?
pues si lo compraron por 100 pesos en dinero electronico cachuchas y saleros asi que es logico que la quieran revender

Si esto llegara a suceder, es preferible unirse a los narcos y tratar de expulsar a los extranjeros del pais, mil veces muerto antes que pisoteen la tierra que me vio nacer, no queremos otro irka en mexico, si el narco es tan grande es por esos gringos marihuanos
pues si chihuahua sola es considarada la ciudad mas peligrosa del mundo superando a irak ahora juntala con sinaloa, nuevo leon, tamaulipas, coahuila, los estados del golfo de mexico etc que cres que pasaria
lo que probable mente no quieran es que si logran capturar capos importantes salgan a la luz sus conecciones con los politicos y empresarios que estan ligados a ellos
 
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