Enrique Peña Nieto no tiene huevos… Josefina menos.
¿Debate si o debate no?, ésa no es la discusión. Los candidatos de los partidos políticos en México rara vez le entran al debate así lo podemos constatar históricamente, incluso López Obrador rehuyó en 2006 a asistir a uno y le salió caro según algunos.
Como en todo, hay sus honrosas excepciones como el caso de Diego Fernández de Cevallos polemista de siempre, bueno para la polémica, bueno para el debate pero siempre al servicio de sus causas muy personales y de dudosa honorabilidad. Los candidatos de hoy día la verdad le sacan al debate y sólo acuden a éste cuando las encuestas no les favorecen. Más que no querer contrastar sus ideas lo que no quieren es ver se exhibidos en sus fallas y carencias que es el nivel en el que se manejan los debates en México y en buena parte del mundo. No hay políticos en México como para que se de un buen debate a la altura de los retos que tenemos por resolver como país, como comunidad de comunidades, como sociedad de sociedades, como cultura de culturas. A lo más que podemos aspirar es a asistir a un espectáculo mórbido de descalificaciones y aportación de motes y epítetos para la regodeo popular.
He aquí que Carmen Aristegui ha invitado a los cuatro candidatos presidenciales de México a su espacio noticioso –el más escuchado de México- a debatir pero no todos aceptaron. Por ejemplo Enrique Peña Nieto –de quien dicen las televisoras es el que va punteando las preferencias electorales- ya manifestó que “dijo su partido que siempre no” y Josefina siempre oportunista aprovecha esto para ella tampoco asistir al debate propuesto por la periodista más prestigiosa de México hoy por hoy.
No es de extrañárse la negativa de Peña Nieto porque si de algo lo cuidan en su partid es de dejarlo a campo abierto por que simplemente no sabe moverse fuera de un ambiente controlado y planeado y cual bebito hay que cuidarlo de lo más peligroso que le pueda pasar al niño Peña Nieto que es que lo cuestionen y tenga que responder lo que realmente pasa por su cabeza y no eso nunca va a pasar, ¡ni diosito santo lo quiera! .Dije que su partido cuida a Peña Nieto cual bebito y no es despreciativo mi comentario y más bien es descriptivito -igual que el título de esta entrada- ahora me explico.
Vayamos a un intento de mirada psicoanalítica del asunto. Para Freud la fuerza pulsiva, la fuerza vital, la fuerza más poderosa y expansiva que habita en el ser humano es la fuerza libidinal, la fuerza sexual, pues representa la vida y su eterno fragor por reproducirse y auto preservarse. Por excelencia –y más en sociedades como la mexicana- el símbolo de tal poderío son los genitales masculinos de ahí que incluso Josefina Vázquez Mota recurra a esta simbología del poder masculino cuando dice que “seré una presidenta con falda pero con muchos PANTALONES” con todo y que dice que el tiempo de las mujeres ha llegado… ¿las mujeres con pene entonces Josefina? O ¿por qué aludir a representaciones de poder masculino como “los pantalones” para demostrar poder? ¿No cree Josefina acaso que con las meras faldas basta para gobernar? Veo contradicciones e inconsistencias internas en el discurso de Vásquez Mota.
En fin, volvamos con lo que estábamos. Al replegarse Peña Nieto a sólo hacer campaña desde la comodidad de su partido, que en éste caso viene a representar a la madre, es que digo que Peña Nieto no tiene huevos, no tiene fuerza real, carece de ella y por lo tanto no quiere enfrentarse a nadie abiertamente pues cual si fuese un bebe, un niño sobre-protegido –aquí la frase tiene el sentido de sobre= encima, es decir protegido por encimita nada más- al que hay que cuidar del exterior como si se encontrara todavía dentro del útero materno. Por ende, por representar a un infante, es que Peña Nieto es incapaz de manifestar su verdadera fuerza vital al exterior –a debatir- y prefiere guardársela para él (de ahí que buena parte de esa fuerza la use en mantener su impecable imagen de galán) como si de un repliegue narcisista estuviéramos hablando donde vemos un ser incapaz de enfrentar los retos y las fuerzas reales de la vida por propio pie y requiere que siempre esté su madre –el partido- ahí para cuidarlo y “guiarlo”.
Sería para tratarlo en otra entrada pero entonces habría que analizar el supuesto atractivo que ejerce en buena parte del sector femenino Peña ¿ven en Peña Nieto a un hijo estas mueres que supuestamente se sienten atraídas por Enrique? Ahí dejo esa pregunta para regresar sobre ella en otra ocasión. Por ser tratado, por moverse como un bebito sobre-protegido pero sobre todo por mostrarse incapaz de enfrentar la vida real es que podemos decir que Enrique Peña Nieto no tiene la fuerza y el poder vital para gobernar México, es decir Enrique Peña Nieto no tiene huevos.
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