EL PATIO LA PALOMA
Hace aproximadamente 12 años, en la ciudad de Agua Prieta, Sonora sucedió un caso inexplicable e inaudito para quienes fueron testigos de tan espeluznante suceso.
El “Patio La Paloma” era un centro social de cierta tradición en la ciudad, al que acudían las personas a divertirse y a bailar. Representaba la añoranza de la vida social iniciada décadas atrás en la zona fronteriza, opacada quizá por la modernidad de antros de moda a donde acuden la mayoría de los jóvenes Aguapretences a divertirse.
En una noche del mes de Agosto del año 2001, la gente acudió a este centro nocturno como acostumbraba cada fin de semana. El tumulto, el ruido de la música norteña en vivo y el humo de cigarro daban el toque perfecto del ambiente propio de centro popular de baile. Pasaba de la medianoche, faltando pocos minutos para que el local cerrara sus puertas, cuando de pronto entró en el local una pareja. Dicen los asistentes que atestiguan el caso, que lo inusual de la pareja consistía en que sobrepasaban los dos metros de altura, además de que la mujer llevaba un vestido de novia, mientras que el muchacho iba vestido de smoking, como si vinieran de una boda. Apenas arribaron al lugar comenzaron a bailar, demostrando que tenían gran habilidad para el baile. La gente siguió en su algarabía, hasta que dio por terminado el baile. Al salir del centro nocturno, la mayoría de los asistentes se percataron que a las afueras del salón se encontraba estacionada una carroza. Cual fue la sorpresa de la mayoría de los asistentes al ver que la pareja abordaba este vehículo, y más aún la terrorífica escena que presenciaron: la carroza se elevó por los aires, dejando tras de sí una espesa neblina y un insoportable olor a azufre.
Desde este día, el “Patio la Paloma” cerró sus puertas al publico.
Cabe mencionar que a mí me contaron este relato, yo solo interpreto los hechos verídicos que sucedieron en esta frontera.
Hace aproximadamente 12 años, en la ciudad de Agua Prieta, Sonora sucedió un caso inexplicable e inaudito para quienes fueron testigos de tan espeluznante suceso.
El “Patio La Paloma” era un centro social de cierta tradición en la ciudad, al que acudían las personas a divertirse y a bailar. Representaba la añoranza de la vida social iniciada décadas atrás en la zona fronteriza, opacada quizá por la modernidad de antros de moda a donde acuden la mayoría de los jóvenes Aguapretences a divertirse.
En una noche del mes de Agosto del año 2001, la gente acudió a este centro nocturno como acostumbraba cada fin de semana. El tumulto, el ruido de la música norteña en vivo y el humo de cigarro daban el toque perfecto del ambiente propio de centro popular de baile. Pasaba de la medianoche, faltando pocos minutos para que el local cerrara sus puertas, cuando de pronto entró en el local una pareja. Dicen los asistentes que atestiguan el caso, que lo inusual de la pareja consistía en que sobrepasaban los dos metros de altura, además de que la mujer llevaba un vestido de novia, mientras que el muchacho iba vestido de smoking, como si vinieran de una boda. Apenas arribaron al lugar comenzaron a bailar, demostrando que tenían gran habilidad para el baile. La gente siguió en su algarabía, hasta que dio por terminado el baile. Al salir del centro nocturno, la mayoría de los asistentes se percataron que a las afueras del salón se encontraba estacionada una carroza. Cual fue la sorpresa de la mayoría de los asistentes al ver que la pareja abordaba este vehículo, y más aún la terrorífica escena que presenciaron: la carroza se elevó por los aires, dejando tras de sí una espesa neblina y un insoportable olor a azufre.
Desde este día, el “Patio la Paloma” cerró sus puertas al publico.
Cabe mencionar que a mí me contaron este relato, yo solo interpreto los hechos verídicos que sucedieron en esta frontera.
