El Cuatlacas del Bosque

GAROU_WOLVES

Bovino adicto
#1
El Cuatlacas del Bosque

Dentro de los grandes mitos que se cuentan en los
poblados, los montes y valles de todo el mundo, se
hablan de criaturas salvajes, ocultas entre la maleza,
que viven alejadas de la humanidad debido a su
deformidad o gran tamaño. En algun tiempo se
hablaba de gigantes que poblaron la Tierra.

Uno de estos eslabones perdidos, el mas famoso,
es una eriatura conocida como Pie Grande o el Yeti,
El abominable Hombre de las Nieves. Se dice que
este gran animal o semihumano vive en las alturas
nevadas del Himalaya. En el Tibet se cuentan
historias asombrosas sobre este ser. Aunque, a decir
verdad, esta leyenda ha servido solo como atraccion
turitica, pues no ha habido prueba alguna de su
existencia.

Mexico no se queda atras en leyendas dc este tipo
y tambien cuenta con relatos de seres abominables
ocultos en las montañas y los bosques de nuestro
pais.

Una historia fascinante que se cuenta surgié en:
los tupidos y espesos bosques del norte de la Sierra
de Puebla. Se dice que ahi habita un extraño ser al
que los habitantes de la region llaman El Cuatlacas
dc los Bosques. Mucha gente dice haberlo visto y
nos han contado lo que atestiguaron.

Las personas que han podido ver a esta criatura la
describen como una especie de hombre de las
cavernas, de gran tamano, aspecto salvaje y cubierto
totalmente de pelo oscuro y enmaranado. Su esta—
tura —segun se dice— rebasa los tres metros y su
comportamiento es sumamente hostil contra todos
los intrusos que van a los bosques con la finalidad
de talar arboles para el comercio de madera.

Esta leyenda comenzé a circular después de que
unos leñadores partieran, como cada ocasion, hacia
las espesuras de la sierra a bordo de un camion
Era de noche, la luna llena iluminaba los arboles
con un tenue tono plateado. Se dirigian al sitio para
talar arboles cuando, de pronto, escucharon fuertes
rugidos que no parecian de felinos o de algun otro
animal salvaje de los que comunmente andan en
los bosques y los montes; mas bien parecian ser
como de un gorila o algun otro animal similar. No
obstante, continuaron con su viaje, pues ya estaban
Acostumbrados a lidiar con los animales salvajes.
Poco a poco se fueron internando mas y mas en la
espesura del bosque.

llegar al lugar donde iniciarian su labor, descen-
dieron del camion con grandes sierras y cortadoras
de motor para talar los gruesos troncos. Los
temibles grunidos aun se escuchaban.

No solamente se cuidaban de los anirnales. La
operacion que llevaban a cabo era ilegal, asi que
debian estar alertas también de los guardias fores-
tales, pues sabian que estaban arriesgandose al talar
madera en esa Zona. Esta era la razon de que se
encontrararan trabajando de noche, protegidos por
las sombras.

Después de una ardua jornada que duro casi toda
la noche, aseguraron los troncos recién cortados al
enorme camion y encendieron una fogata. A rnanera
de campamento, se instalaron en la zona para des-
cansar un poco y esperar a que amaneciera, lo que
facilitaria el regreso a la ciudad con la preciada carga.

Al cabo de unos minutos, en rnedio del silencio, se
escucharon de nuevo los rugidos, pero esta vez
pudieron oirlos mas cerca y con mas fuerza que
antes. Una ligera lluvia comenzo, confundiendo aun
mas a los talabosques, que ya se sentian un poco
atenorizados.

Algunos de ellos trataron de averiguar de donde
provenian los rugidos, asf que se armaron de valor
y se alejaron un poco de la fogata que habian encen-
dido para acampar. Comenzaron a escucharse fuer—
tes ruidos, señal de que “algo” estaba derribando
los arboles, haciendo un gran estruendo. No era
nada facil saber de donde venian los ruidos, debido
a la lluvia y la oscuridad.

Tal como en una pelicula de terror, un relampago
ilumino el cielo mostrando la imponente figura del
Cuatlacas. El monstruo aparecio enfurecido,
derribando todo a su paso. A unos diez metros de
distancia de donde se hallaban los asustados leña-
dores, se detuvo, mirandolos de una forma enigma—
tica, tal como si les reclamara el haber profanado
sus dominios. Con impresionante fuerza, el extraño
ser solo con sus manos arranco un enorme arbol,
mismo que levanté sobre su cabeza para después
arrojarlo sobre el camion, dejando totalmente
aplastada la cabina. Volvio a rugir con toda la fuerza
que le era posible y trato de arrancar otro arbol.

Apesar de estar estupefactos con el aterrador espec-
taculo que estaban presenciando, algunos leñadores
comenzaron a dispararle al cuerpo, pero parecia no
sentir nada con las balas. Otros optaron por correr,
dejando abandonada la carga. Al final, mirando que
no podian dañar al monstruo, todos salieron
despavoridos, mientras que a lo lejos se escuchaban
estruendosos rugidos del Cuatlacas y también los
y tambien los golpes que propinaba al ya aplastado camion.

Corrieron casi hasta perder el sentido, hacia la
carretera, donde encontraron a los guardabosques,
quienes al pedir explicaciones no creyeron en la
historia, y arrestaron a los taladores clandestinos,
que se hallaban sumamente asustados.

Cuando los guardias llegaron a1 lugar a corroborar
los hechos, no encontraron rastro alguno de la
bestia. El camion se hallaba totalmente destruido
pero no habia un solo tronco en el, tal como si nunca
hubiese cortado ningon arbol. jamas creyeron la
historia del monstruo que los habia atacado.

Al haber prueba alguna de sus actividades, los
leeñadores fueron liberados; sin embargo, nadie cree
aun que de verdad fueron atacados por el temible
Cuatlacas, aunque hay gente que dice haber escu—
chado sus potentes rugidos en medio de la espesura
del bosque.

La verdad detras de este misterio tampoco sera
revelada facilmente. Quiza se trate de un guardian
que celosamente protege el entorno donde se halla
oculto. Se dice que solo la gente que ha tratado de
cortar arboles ha sido atacada por esta bestia, y que
pocos han sobrevivido para contarlo. Es solo una
leyenda mas.
 
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