Había un barbero que siempre duraba largo tiempo en cortarle el cabello al cliente porque hablaba bastante y lo peor era que...¡le apestaba el aliento!
Un día llega un pistolero más famoso por su mal caracter que por su puntería y al sentarse en el antiguo sillón del barbero, éste le pregunta:
- ¿Cómo desea el caballero que le corte el cabello?
El pistolero saca su histórica arma, se la pone en el segundo agujero de la nariz y arrugando más la frente, lo sentencia:
- ¡Quiero que me lo cortes...¡con la trompa cerrada!
Un día llega un pistolero más famoso por su mal caracter que por su puntería y al sentarse en el antiguo sillón del barbero, éste le pregunta:
- ¿Cómo desea el caballero que le corte el cabello?
El pistolero saca su histórica arma, se la pone en el segundo agujero de la nariz y arrugando más la frente, lo sentencia:
- ¡Quiero que me lo cortes...¡con la trompa cerrada!
