El aprendiz de adivino
Llega al consultorio de un adivino un tipo que deseaba a toda costa ser un practicante de las artes oscuras y adivinatorias por eso del dinero extra que se gana en ese bussines.
Le pregunta al adivino -Disculpe pero, es posible que Usted me pueda enseñar a ser un verdadero adivino?- a lo que el aludido respondió con una sonrisa de oreja a oreja: Claro mijo. Vaya hasta aquel cuarto donde tengo aquella mesita que ya llego.
Entró el tipo al cuarto y vio una pequeña mesita y espero al adivino. Al poco tiempo llegó el tipo con un ramo de hojas y un tambor. Ensendió una pequeña fogata y le dijo al "aprendiz" que se quitara la ropa.
El hombre se sorprendió por la petición pero ni modo, él quería aprender. Luego de lanzar algunos conjuros, el adivino le dijo al hombre que se acostara boca abajo en la mesita una vez que se quitó la ropa.
Extrañado el hombre se encogió de hombros y se acostó como le indicó el brujo. En ese instante el futuro maestro entró en un supuesto trance y comenzó a danzar al rededor de la mesa y tocando el tambor. Por cada vuelta que daba al rededor de la mesa le tocaba las nalgas al desafortunado (o afortunado dependiendo del punto de vista de cada quien) y así hizo 1, 2, 3...6 vueltas hasta que el hombre no soportó más y le dijo con voz valiente - A mi me parece que lo que quieres es violarme verdad?- a lo que el adivino le contestó:
Vez como ya estás aprendiendo a adivinar?
Llega al consultorio de un adivino un tipo que deseaba a toda costa ser un practicante de las artes oscuras y adivinatorias por eso del dinero extra que se gana en ese bussines.
Le pregunta al adivino -Disculpe pero, es posible que Usted me pueda enseñar a ser un verdadero adivino?- a lo que el aludido respondió con una sonrisa de oreja a oreja: Claro mijo. Vaya hasta aquel cuarto donde tengo aquella mesita que ya llego.
Entró el tipo al cuarto y vio una pequeña mesita y espero al adivino. Al poco tiempo llegó el tipo con un ramo de hojas y un tambor. Ensendió una pequeña fogata y le dijo al "aprendiz" que se quitara la ropa.
El hombre se sorprendió por la petición pero ni modo, él quería aprender. Luego de lanzar algunos conjuros, el adivino le dijo al hombre que se acostara boca abajo en la mesita una vez que se quitó la ropa.
Extrañado el hombre se encogió de hombros y se acostó como le indicó el brujo. En ese instante el futuro maestro entró en un supuesto trance y comenzó a danzar al rededor de la mesa y tocando el tambor. Por cada vuelta que daba al rededor de la mesa le tocaba las nalgas al desafortunado (o afortunado dependiendo del punto de vista de cada quien) y así hizo 1, 2, 3...6 vueltas hasta que el hombre no soportó más y le dijo con voz valiente - A mi me parece que lo que quieres es violarme verdad?- a lo que el adivino le contestó:
Vez como ya estás aprendiendo a adivinar?
graciassssss
