De ciberculturas, cibercultur@s y un pasito para atrás (parte 1)

jarochilandio

Bovino de la familia
#1
Jorge A. González
Blog COMECSO
7 marzo, 2013


Desde hace tiempo[1], he venido defendido la idea de entender la cibercultur@ con esa “@” agregada que tiene un sentido particular, mismo que pensé de manera deliberadamente polémica para balancear un poco la tendencia de muchos autores que han estado concentrados en el relevante tema de volver inteligible qué está sucediendo hoy en día con estas cuestiones entre la tecnología y la sociedad, pero algunos de ellos mucho más fascinados por la tecnología que por el vínculo con los procesos sociales. Esta es un área que me parece políticamente estratégica y científicamente pertinente, pero que quizás por la misma novedad, a veces sin mayor control, ha tomado “prestadas” nociones y metáforas tanto de la literatura como del periodismo. Son conceptos atrayentes que, sin embargo, tienen poco rigor diferenciador, aunque eso sí, son muy sexys, muy atractivos. Palabras como “cyborg” y “cyberspace” y otras del llamado género Cyberpunk, las inventan en sus novelas Martin Caidin (Cyborg) y Willian Gibson (Neuromante)[2]. Obras del género de ciencia ficción que en nuestros tiempos, es mucho más probable que las personas se hayan enterado de su anécdota por haberlas visto en la televisión o en la película The Matrix[3], que por haber efectivamente leído aquella famosa novela. Es Gibson quien retoma la noción de un organismo cibernéticamente modificado[4] e inventa ahí mismo la definición de cyberspace, traducido al español como “ciberespacio”: “…una alucinación colectiva que sucede entre dos máquinas que se conectan”.

Esta idea de ciberespacio también viene pegada a la de cibercultura (sin arroba), cuyo estudio del universo de la red de Internet ha venido cobrando importancia en buena parte del mundo. Por ejemplo, en Brasil hay una numerosa asociación (ABCiber) para su estudio científico; en México existen programas académicos sobre ese tema, como el Proyecto Internet[5] y a principios del año 2000 se formó una red de investigación en cibercultura (RECIBER), precisamente para estudiar eso “que sucede entre las máquinas”. Cada vez más las asociaciones científicas de muy diversas disciplinas están abordando esta relación como una de las claves para comprender las dinámicas del mundo contemporáneo. Quizás por el título de esta colaboración el amable lector pensará que el tema es sobre esa red mundial de computadoras. Siento desilusionarlos pues no será así. Esa temática es en realidad muy importante y precisamente por ello, justo como en el danzón, mi comentario dará un pasito para atrás.

Gracias a su emergencia y a su enorme importancia en la sociedad actual, me parece muy bien estudiar la cibercultura, el cibermundo, el cibersexo, y todo lo que está pasando con la Internet. Sin embargo, dada nuestra condición geopolítica y algunos rasgos característicos comunes (y otros no tan comunes) que tenemos en esta región del mundo donde vivimos, me parece relevante dar ese pasito atrás para ayudarnos a entender otras dimensiones de la vida social y simbólica, que no se concentran solamente en las máquinas, las redes y su contundente circunstancia. Por ahí va el sentido polémico de terminar la palabra con arroba.

Cibernética y computadoras

Una buena parte de los estudios sobre cibercultura se realizan usando aquellas sugerentes metáforas literarias, probablemente inspiradas, ellas también, en un ensayo de Norbert Wiener[6] concebido y escrito en México durante sus años de colaboración con Arturo Rosenblueth, editado inicialmente en Francia y finalmente publicado en inglés en el año de 1948, en el que este autor lanza la palabra cibernética. Es bien sabido que con la difusión y discusión internacional de este libro se genera un movimiento que acompaña la creación de las primeras computadoras digitales. Una lectura apresurada de ese texto podría hacernos creer que la cibernética es solamente una “ciencia del control”, y si ese fuera el caso, los humanistas tendrían toda la razón en rechazar la idea como reductora de la experiencia de vida y políticamente sospechosa de vocaciones controladoras. Sin embargo ese autor no cierra su concepto solo a esta dimensión y sus ideas inauguran una apertura de reflexión clave sobre un fenómeno que desde el fin de la segunda guerra mundial ya se perfilaba como crucial para el futuro. 30 años después se da la fundación de lo que se llama la segunda cibernética, que surge cuando, Heinz Von Foerster[7] plantea la importancia de entender no solo lo que se observa, sino la relación entre el observador y lo observado y plantea hacer cibernética de la cibernética en un juego de circularidad recursiva fundamental para entender muchos procesos que hasta entonces no habían sido bien comprendidos[8]. Mi utilización de la palabra cibercultur@ (con @) puede expresarse de acuerdo a estos tres posicionamientos:

1. Ciber, desde luego, no quiere simplemente decir “computadora”, a pesar de que hoy en día aparece como obvio y evidente en las palabras “cibernauta”, “cibercafé”, “ciberespacio”, que remiten directa e inequívocamente al mundo de las computadoras. Pero la palabra original que usa Wiener, (la usa también Platón), κψβερνετεσ, el kybernetes, significa timonel, el piloto, el que gobierna, el que es capaz de conducir una nave a un derrotero particular. Nada que ver con una I-Pad. Así, para mí, el vocablo ciber indica procesos de autodeterminación.​

Flash informativo:

“Tres jóvenes pescadores mexicanos estuvieron nueve meses a la deriva en el océano Pacífico. Sobrevivieron a base de agua de lluvia y gaviotas o peces crudos, hasta que fueron rescatados la semana pasada por un barco atunero taiwanés, a 8 000 kilómetros de México. Los temerarios pescadores de tiburón salieron de Nayarit, noroeste de México, en octubre de 2005, en una barca de tres metros de ancho por nueve de largo que naufragó poco después, cuando se rompieron los motores y la gasolina se acabó, dejándolos a la voluntad de los fuertes vientos del Pacífico y de una corriente marina que desemboca en las costas de Australia”[9].

¿Qué pasó? Al perder estos pescadores la capacidad de conducir su navegación fue la corriente de Humboldt, y no ellos, la que determinó su rumbo. Quedaron a la deriva.

Ciber, significa para mí, esa capacidad de autodeterminación, el kybernetes decide hacia dónde ir, y además como timonel, tiene que aprender a escuchar muy atentamente el entorno porque no se puede navegar contra el mar, hay que navegar con el mar. Para poder hacerlo, hay que ceder y aprovechar y procesar mucha información importante para lograrlo. Es Wiener también el que inventa, (casi de manera coordinada con Bertalanffy) el que innova los conceptos de retroalimentación positiva y negativa que subyacen al término.

2. Cultur(a): utilizo el término en el elemental sentido latín de “desarrollo”, de cultivo. La gente sabe que a la tierra hay que darle para que nos de algo: a las plantas hay que cultivarlas para que crezcan, mantenerlas para que se desarrollen. Empleo la palabra “desarrollo” en el sentido de que algo, esa capacidad “Kyber” por ejemplo, se puede cultivar, cuidar, acrecentar. Esta capacidad de autodeterminación, que no tiene que ver nada con las computadoras, se puede generar, se puede aprender, se puede desarrollar: Podemos cultivar y desarrollar capacidades de autodeterminación, que no ejercitamos cotidianamente o que hemos perdido o descuidado hace tiempo.​

3. Y por último, al neologismo decidí agregarle la “@” para discutir, para marcar una toma de posición dentro del campo científico. Si bien a primera vista parece que la @ tiene algo que ver con la red de Internet, pues la noticia es que no. Al agregar este signo al final de la palabra, lo hago con el mismo criterio que usó Tomlinson, aquel ingeniero de la IBM que inventa el correo electrónico y utiliza “la tecla menos usada” del teclado que es la “@” y como esta grafía en inglés se lee “at”, la usó para denotar la red de computadoras en la que está conectado el buzón del correo​

Yo utilizo la “@” porque es el grafo que en dos dimensiones puede asemejarse más a un bucle de retroalimentación positiva, a un círculo virtuoso que no se cierra en sí mismo, una especie de helicoide semejante al proceso de la inteligencia, es decir, a nuestra capacidad para resolver problemas concretos utilizando el intelecto, que nos ayuda a resolver situaciones que son vividas como bucles de retroalimentación negativa, aquellas de las que no vemos la forma de cómo salir.

Con la inteligencia, con el conocimiento que genera, construimos una solución posible, no de lo que está de hecho pasando, sino de qué es aquello que no sabemos sobre lo que está pasando. Y con ese conocimiento podemos actuar frente a lo que pasa.

Esta concepción de cibercultur@ (con @) se distancia del común entendimiento de la original, no es la “cibercultura” (sin @) de lo que pasa entre las máquinas, sino designa una forma de cultivar y desarrollar nuestras capacidades elementalmente humanas[10] Una manera potenciada por la inteligencia, para lograr grados de autodeterminación.

Si existe algo que siempre es y ha sido colectiva, es justo la inteligencia, que está distribuida por partida triple en: a) los objetos y artefactos culturales que somos capaces de manipular, b) en las interacciones lingüísticas que generamos, y c) está distribuida y enmarcada por las relaciones sociales que mantenemos.

A la cibercultur@ la entendemos como un objeto de estudio cuando nos preguntamos sobre las relaciones entre nuestras ecologías simbólicas y las tecnologías, entendidas como un vector. Al mismo tiempo, por sus propias características de autodeterminación, también la podemos entender como un valor de desarrollo constructivo del tejido social.

Nota de COMECSO: La parte 2 de esta colaboración se publicó aquí.

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[1] González, Jorge (2012). Entre cultura(s) e cibercultur@(s). Incursões e outras rotas não lineares, São Paulo, UMESP.

[2] Gibson, William (2007). Neuromante. Colección: Kronos. Barcelona: Ediciones Minotauro.

[3] http://es.wikipedia.org/wiki/The_Matrix, dirigida y producida por Andy y Larry Wachowski en 1999.

[4] Recordemos en la televisión de los 70, “El hombre nuclear” http://es.wikipedia.org/wiki/The_Six_Million_Dollar_Man

[5] Iniciativa coordinada desde 1995 en el ITESM, Estado de México por Octavio Islas. http://www.proyectointernet.org/

[6] Cibernética o el control y comunicación en animales y máquinas, Barcelona, Tusquets, 1985.

[7] Para una presentación de la obra de Von Foerster ver: http://www.youtube.com/watch?v=htkzDvcsR8k

[8] Es el objetivo del RC-51 de la Asociación Internacional de Sociología http://www.isa-sociology.org/rc51.htm

[9] http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/nueve-meses-perdidos-en-el-mar-242947-242947.html

[10] Cirese, A.M. Segnicitá fabrilitá procreazione. Appunti etnoantropologici. Roma, CISU, 1984.


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