De campañas sucias y sociópatas en el gobierno.
Hay que admitirlo en México la campaña y guerra sucia del pan en 2006 nos tomó por sorpresa, nos quedamos sin saberla responder. Esos mismos panistas han querido replicarla en este 2012 ante el fracaso de su candidata Josefina Vázquez, la diferencia ahora es que miles de ciudadanos, sobre todo en las redes sociales, les tomaron la medida y responden todas y cada una de sus acciones en los mismos términos de ahí que la misma Josefina se queje ahora de que le hacen la guerra sucia. Pero la pregunta es ¿qué hay detrás de las campañas sucias? ¿Por qué se han vuelto así de sucias las campañas?
Puede haber muchas explicaciones sin duda, la nuestra es que los que han propuesto éste tipo y nivel de campañas buscan el poder a toda costa y eso implica romper todas las reglas que se puedan incumplir sin consecuencia alguna incluídas, por supuesto pero sobre todo, las mínimas reglas de convivencia y de respeto social. De las reglamentaciones legales mejor ni hablamos. Los que hacen campaña sucia no buscan el poder para servir a la gente –si de verdad quisieran ayudar a la gente no serían políticos- buscan el poder simplemente para seguir en el o bien para otros propósitos raros, sucios igual que su campañas pero no para servir a la gente. La gente es lo que menos les interesa, les importan si acaso en la medida en que en con ellos –nosotros- se descargan sus impulsos de suciedad y hacer daño.
Eso nos debería poner en estado de alerta ante éste tipo de personajes pues se infiere que para ellos los ciudadanos son meras cosas de ahí que una sana convivencia social no esté dentro de sus objetivos pues no está en sus motivaciones para hacer política. ¿Qué tipo de personalidades son las que promueven el rompimiento de las reglas? –sean éstas escritas o no como son la mayoría de las reglas de convivencia social sana- La personalidad que externan con sus actos estos personajes es una del tipo de los sociópatas donde no importa otra cosa que los propios y más bajos motivos personales sin importar el prójimo o el resto de la sociedad ¿qué tipo de gobierno puede surgir de este tipo de personalidades? Pues tampoco hay que ser erudito en cuestiones de salud mental para verificar el tipo de gobierno que surge de éstos personajes tan dados a hacer de la suciedad y lo irrespetuoso su forma de vida. Baste ver la situación social actual de México sumido en una guerra real con más de 60 mil muertos, miles de desplazados, miles de huérfanos, las muejres muriendo asesinadas sólo por el hecho de ser mujeres.
También están los miles de desempleados, miles de personas trabajando en el subempleo o en el mejor de los casos en la informalidad en tianguis regados a lo largo y ancho del país. Estos son sólo algunos de los ejemplos de lo que puede resultar de gobiernos que surgen de este tipo de campañas, de seguro usted caro lector encontrará otros y más puntuales ejemplos. Otro rasgo característico de éstos personajes es que luego de cometer sus fechorías desde el gobierno y ante cualquier reclamo o cuestionamiento contestan evadiendo toda responsabilidad y achacan sus problemas a los gobernados incluso se atreven a decir que “no hay que esperarlo todo del gobierno” sin darse cuenta que en su trampa verbal llevan la penitencia de su pecado. Si no hay que “esperar todo del gobierno” ¿por qué quieren que aceptemos el estado de cosas que ellos desde el gobierno han generado con su irresponsabilidad y sociopatía? Es importante que como ciudadanos pongamos un alto a estas campañas sucias, por nuestro propio bien, porque las campañas sucias son contra contrincantes políticos-electorales específicos pero el precio de dicho desaseo lo paga toda la sociedad en su conjunto, es decir, lo pagamos todos y no, ya no se vale que nos distraigamos de tan fea manera, hay que “pararles bola”.
Es hora de hacerle saber, sobre todo al pan, que no, que los mexicanos queremos que las campañas suban de nivel porque no queremos otros seis años de sociópatas en el gobierno vengándose contra los mexicanos sus propios traumas, complejos y daños mentales que nosotros no les hemos causado. Si tantas ganas tienen de hacer éste tipo de campañas sería mejor irlos identificando y retarlos a que se sometan a tratamiento profesional antes de que nos contagien de sus neurosis y malestar mental y de alma.
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