.::Casos de 'espanto' relacionados con la ciencia::.
Carne humana en el menú Hace 800,000 años, el Homo antecessor, u hombre de Atapuerca, practicaba el canibalismo de forma habitual. No era por escasez de alimento ni se trataba de una exquisitez ritual. Simplemente, la carne humana formaba parte de su 'gastronomía'. Quizá era una forma de eliminar a posibles competidores, aunque las principales víctimas eran niños y adolescentes, así lo demuestran las huellas de herramientas en huesos humanos encontrados.
Clavos para la bruja En Toscana, Italia, hace poco más de un mes arqueólogos se encontraron con los restos mortales de una mujer enterrada hace 800 años que, se supone, era una bruja medieval. El esqueleto no tenía mortaja ni ataúd, pero sí siete clavos en su mandíbula y otros más enterrados en el suelo a su alrededor, que tal vez fueron incrustados en su ropa. Los investigadores señalaron que, conforme a la creencia medieval, los clavos impedían que la bruja pudiera resucitar. También encontraron el esqueleto de otra mujer rodeado de 17 dados, número de la mala suerte en Italia, además durante mucho tiempo las mujeres tuvieron prohibido jugar a los dados. Basándose en esos indicios, los arqueólogos llegaron a la conclusión de que los entierros podrían haber tenido relación con algún tipo de exorcismo, por lo pronto intentan aclarar las causas de la muerte de ambas mujeres.
El hongo que convierte a las hormigas en zombies En Brasil existen cuatro especies de hongos del género 'Ophiocordyceps' que infectan a las hormigas y manipulan su comportamiento para obligarlas a dispersar sus esporas y poder reproducirse ellos en los lugares que consideran idóneos. Las hormigas se comportan como zombies; dejan la colonia, encuentra un arbusto pequeño y empieza a trepar. El hongo siempre dirige a las hormigas a las mismas hojas: tienen que estar 25 centimetros por encima del suelo y en un cierto ángulo con respecto al sol, que varia de hongo a hongo. El último acto de la hormiga zombie es atorar con firmeza sus mandíbulas a la hoja del arbusto. Luego, el hongo termina con la vida de ella y la convierte en una incubadora para fabricar más esporas.
Los ratones sin cabeza La actividad eléctrica en el cerebro de las ratas concluye 17 segundos después de ser decapitadas. Pero un minuto después, aparece una onda eléctrica lenta y prolongada. Algunos investigadores lo interpretan como una señal de muerte cerebral irreversible, el último 'suspiro' del cerebro. Sin embargo, otros creen que, incluso después de esta última oleada, las células del cerebro podrían ser reanimadas.
Monstruos en el agua El cráneo fosilizado de un gigantesco monstruo marino que vivió en los océanos hace unos 150 millones de años, apareció hace un par de años en costas del suroeste de Inglaterra. Se trató de un pliosaurio que, según los cálculos de los científicos, medía entre 10 y 16 metros de la cabeza a la cola, y pesaba entre 7 y 12 toneladas. No es el único animal extraño encontrado en los últimos tiempos. Hace unos meses la revista Science dio a conocer el descubrimiento en Brasil de parte del cráneo y otros restos de un animal que la ciencia no había descrito jamás, una criatura que vivió hace 260 millones de años, antes incluso de que aparecieran los dinosaurios. Tenía el tamaño de un perro grande, muelas en el paladar y un par de caninos de 12 centímetros que salían de su boca.
Sucesos apocalípticos Aunque lejanas, la ciencia reconoce varias posibilidades del apocalipsis, que 'enchinarían' la piel de cualquier espectador. Entre ellas, un enorme asteroide que impacte contra la Tierra provocando terremotos y tsunamis en todo el planeta; el cambio climático (la ONU calcula que los glaciares podrían desaparecer en el año 2350), la transformación del Sol en una estrella gigante roja, la autodestrucción humana, la rebelión de los robots...
Una luz al final del túnel Quienes han estado en el umbral de la muerte dicen haber sentido cómo el alma abandona al cuerpo, visto pasar, como en una película rápida, su vida ante sus ojos, o haberse encontrado con una brillante luz al final de un túnel. Para la ciencia se trata de una respuesta del cerebro ante un suceso traumático, con sustancias involucradas como la serotonina (en el caso de la luz brillante al parecer hay una 'inundación' de ella en el cerebro), la dopamina y del flujo sanguíneo.
Vampiros devoradores de sudarios Arqueólogos y antropólogos encontraron en 2009, en una fosa común de la isla veneciana de Lazzaretto Nuovo, el esqueleto de una mujer, víctima de la peste, cuyo cadáver fue profanado ante el miedo de que regresara de la muerte. La 'vampira' tenía una piedra en la boca, para que no pudiera morder. En aquella época se creía que la peste era transmitida por vampiros conocidos como 'devoradores de sudarios'. Según la leyenda, estos cadáveres reanimados se alimentaban de sus propias mortajas, luego chupaban la sangre de los demás muertos, salían de la tumba y atacaban a los vivos. A a luz de la ciencia, los temerosos vecinos confundieron algunos procesos normales del cuerpo (vientre hinchado por la descomposición o un agujero en la mortaja por el efecto corrosivo de los gases y líquidos de la boca) con las señales de un vampiro.
Espero sea de su agrado!!
