Análisis al mensaje de Calderón

Christian01

Bovino adicto
#1


A primera vista, el desplegado de Felipe Calderón del pasado lunes 14 de junio podría parecer una respuesta a aquellos analistas, políticos o incluso narcotraficantes que se hayan atrevido a sugerirle “pactar” con el crimen organizado. “Mi gobierno está absolutamente decidido a seguir combatiendo sin tregua a la criminalidad hasta poner un alto a este enemigo común y conseguir el México que queremos”.

Sin embargo, el texto también puede ser leído como un velado intento de establecer nuevos “arreglos” con los narcotraficantes. Plantea que el nuevo objetivo “no es única ni principalmente combatir al narcotráfico”, sino “lograr la seguridad pública de los ciudadanos”. De acuerdo con el presidente, “el punto clave es reducir la acción del crimen organizado contra la población”.


Existen contradicciones evidentes en su discurso. Por un lado, Calderón señala que las alternativas “eran muy claras: ignorar ese problema y administrarlo para tratar de evitar los costos de su solución (...) o hacerle frente con toda la fuerza del Estado y resolverlo”. Por otro lado, sugiere que ya no busca “resolver” el problema del narcotráfico o derrotar a los delincuentes, sino simplemente “reducir” sus acciones y minimizar su impacto en la sociedad en general. En otras palabras, tal parece que se hará precisamente lo que supuestamente se rechaza: “administrar” el problema del narcotráfico.



Este contexto es lo que nos permite entender por qué Calderón tan inesperadamente ha repudiado el concepto de “guerra” que él mismo había venido utilizando con tanta frecuencia. Las guerras necesariamente tienen un principio y un fin, así como ganadores y perdedores. Hoy el presidente busca que su batalla sea permanente y se ha dado cuenta de que hasta la fecha los narcotraficantes van ganando en su confrontación con el gobierno. Tanto la escalada de violencia de los últimos días como el secuestro de Diego Fernández de Cevallos han influido de manera contundente en esta reevaluación de la coyuntura.


Pero en lugar de aceptar su derrota táctica y cambiar de estrategia, el primer mandatario prefiere simplemente cambiar el juego. Ya no se trata de ganarle a los narcotraficantes, sino únicamente de controlarlos y ponerles límites.


También es de notar la preocupante nostalgia percibida en la misiva de Calderón por aquellos tiempos en que, según él, el narcotráfico mantenía “un bajo perfil” y “no se metía con nadie”. Ante el rotundo fracaso de su “guerra”, parece que hoy el presidente estaría listo para llegar a un acuerdo similar a los que existían en el pasado, en que los delincuentes se comprometen a respetar a la población y el gobierno acepta permitir el tránsito de drogas por el país.


El problema, sin embargo, es que los mismos narcotraficantes aparentemente ya no quieren llegar a un arreglo. De acuerdo con Calderón, hoy los delincuentes cuentan con tanto poder y control territorial que la única opción que le queda al gobierno es una confrontación directa. “Se plantea como si la acción del gobierno fuera la que provocó la violencia y la criminalidad, cuando es completamente al revés. Han sido la violencia y la delincuencia las que han motivado la acción decidida del gobierno”.


En pocas palabras, es el narco, y no el gobierno, quien tiene la iniciativa y pone la agenda en la “lucha por la seguridad pública”. Según el presidente, si los narcotraficantes no hubieran “provocado” al gobierno desde un principio, éste no hubiera tenido que actuar de manera tan “decidida”.



El mensaje subliminal es claro. Si los narcotraficantes quieren que el gobierno no se meta con ellos, tendrán que organizarse mejor para no generar tanta violencia. Así como los delincuentes fueron los responsables de generar la confrontación actual con el gobierno, ellos también serían los únicos capaces de poner fin a la violencia. Con su desplegado, Calderón parecería tender la mano a los capos y proponer un pacto de caballeros a los principales cárteles mexicanos.
El abandono del discurso de la “guerra” teóricamente podría tener efectos positivos si es que implicara una reducción de las violaciones a los derechos humanos, una desmilitarización del país, o un fortalecimiento de la rendición de cuentas de las “fuerzas del orden”. Pero la comunicación de Calderón no menciona absolutamente nada al respecto. No habla del retiro de los soldados de las calles, ni de la responsabilidad de las fuerzas militares para rendir cuentas. Tampoco ofrece alguna propuesta novedosa de combate a la corrupción en las tareas de seguridad pública ni cuestiona la opacidad reinante en la Procuraduría General de la República.



Una vez más, el mensaje de Calderón injustamente culpabiliza a las víctimas del delito. “En general, el gobierno puede detectar razonablemente indicios sobre las causas de los homicidios cometidos en aproximadamente 70% de los casos. Alrededor del 90% de estos casos de homicidio con algún indicio en su causa corresponde a personas muy probablemente vinculadas a organizaciones criminales, que caen durante enfrentamientos o ejecuciones entre bandas”. En primer lugar, destaca el lenguaje dudoso y tambaleante que utiliza el presidente: “en general”, “detectar razonablemente”, “indicios”, “aproximadamente”, “alrededor”, “muy probablemente”, etcétera. También llama la atención que ahora el famoso 90% resulta ser no en relación con todos los muertos, sino únicamente con respecto a 70% de los mismos. De un plumazo, Calderón ha confesado que hay unas 5 mil “bajas civiles” adicionales a las que originalmente había informado.



El desplegado de Calderón no refleja la fortaleza de su lucha contra la delincuencia organizada, sino la derrota de su gobierno a manos del narcotráfico y su disposición para encontrar una salida negociada. En lugar de corregir el rumbo y atender las raíces del problema, el presidente recurre una vez más al típicamente artificial despliegue publicitario para esconder el tamaño de su fracaso.


FUENTE
 

eoz

<marquee style="border-width:0px; border-style:non
#2
Zas! me lo ganaste! :D

Parafraseando a Lennon.

La guerra se acabó (pero la impunidad impera)
 

eoz

<marquee style="border-width:0px; border-style:non
#3
¿Así de fácil ?



¿Así de fácil acaba Calderón su “guerra”?

Según el especialista en sociología política John M. Ackerman, en su disección que hiciera para la revista proceso del largo comunicado de Calderón del 14 de junio de 2010 , luego de una lectura detenida de dicho comunicado se puede deducir que el discurso guerrista, inflado y autocomplaciente del ocupante de Los Pinos ya no da más y con esto anuncia el fin a la trágica y asesina mascarada con que Calderón quiso legitimarse para despistar a la nación sobre la sombra de ilegitimidad que lo acompañará toda su vida por la forma en que se hizo con la posición de más alta responsabilidad pública en nuestro país. Sin embargo y aun con la tácita claudicación calderonista ante el crimen organizado, la impunidad impera, el ejército mexicano operador y brazo armado de este régimen no tiene visos de revisión alguna mucho menos de rendición de cuentas.

Son Calderón y su círculo más cercano de colaboradores como el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont y sus socios y patrocinadores, responsables históricos de más de 23,000 muertes en solo 3 años y por tal hecho deben rendir cuentas. Deben ser sometidos al juicio que le negaron a muchos civiles muertos en retenes y enfrentamientos en el cual sin más en cuestión de minutos fueron juzgados, sentenciados y sancionados como “enemigos” y pagaron con la vida el hecho de transitar por los caminos y calles de nuestro país en tiempos de la esquizofrenia calderoniana.

Ahora resulta que Calderón pretende pactar con los capos y hacer como si nada hubiera pasado. Sin embargo la sangre de los muertos inocentes que sin ser parte de conflicto o conflagración perecieron en esta loca odisea de Felipe no puede, no debe ser olvidada.

Con la misma facilidad con que los efectivos de las fuerzas federales contaminan y modifican las diferentes escenas donde han caído civiles que a la primera y a la fácil fueron calificados todos, sin excepción de “delincuentes”, “pandilleros” o en el mejor de los casos “daños colaterales” con esa facilidad ahora Calderón buscar evadir el bulto de la responsabilidad tal cual lo ha venido haciendo en estos 3 años donde todos los demás tienen la culpa de lo que pasa menos él y sus incompetentes incondicionales que le sirven de gabinete.

Incluso la iglesia católica pidiendo perdón por los hechos cometidos por algunos de sus miembros le gana ahora a Calderón, al ejército y la marina quienes por ningún motivo se someten al escrutinio público y escudándose en un fuero rancio que más huele a impunidad que a otra cosa, buscan pasar de largo y hacernos creer que todo queda arreglado si ellos, capos y asesinos todos, se arreglan y se reparten las rutas y el territorio nacional para seguir operando sin intervenir unos en los negocios y asuntos de los otros.

No debemos permitir tal cosa.

Debemos mantenernos atentos y reclamar responsabilidades ante tanta muerte.

Que sean sometidos a juicio y que no quede impune este sexenio de la muerte.

Ni perdón ni olvido.

http://blogdelempleo.com/2010/06/22/¿asi-de-facil-acaba-calderon-su-“guerra”/
 

Zikz

Bovino de alcurnia
#4
Oh yeah, pero hay dos problemas: Primero, que los capos ya no se amansarán otra vez, y segundo, que Calderón no piensa desmilitarizar el país de aquí a varios años, cuando la fiebre del bicentenario haya evitado una rebelión.
 

WingLess

Bovino de alcurnia
#5
Ni soñando retira el calderas al ejército; sería tanto como aceptar que perdió su 'guerra' y podría además -en caso de que se diera un pacto- jactarse de haber reducido los índices de criminalidad o las operaciones del narco o como le quieran ustedes llamar.
 

Joker

Moderador risitas
#6
Eso pasa cuando ante un problema complejo (la falta de legitimidad social) se emplea una solución simplista y reduccionista (la guerra a las drogas).

Calderón en su autocomplacencia, creyó que los padres de familia (especialmente las de la clase alta), les brindarían todos los honores por acabar con las drogas (o al menos hacerlas menos visibles) y le rendirían pleitesía. Eso funcionó parcialmente, hasta el fatídico día en que murieron los estudiantes del TEC y todos se dieron cuenta de que nadie era intocable... ni las clases altas a las que tan servilmente se acercaba Calderón. Es curioso como a partir de ahí, hay un antes y un después en el discurso del chaparrito.
 

ToroEon

Bovino Milenario
#7
Desgraciadamente seguimos dejando que un chaparrito de los pies nos siga gobernando mal, y que 3 años antes de que termine su ciclo; quiere hacer el año de Hídalgo, hay q sacarlo de los hue.os a ese k de los pinos, no merece estar ahí.. Fuera, Fuera, Fuera!!!!
 

manchitasrules

Bovino Milenario
#8
Ninguna guerra contra el narco, ese es el pretexto perfecto para meter a la milicia, ya que no pudieron meter muy bien a la PFP(que son militares disfrazados), así mata 2 pájaros de un tiro: mete a la milicia y queda como un presidente preocupado por la seguridad del pueblo. Es lo que sigo comentando: ellos crean los problemas y luego los resuelven públicamente, obvio que no los resuelven al 100%, solamente los atenuan por una temporada y cuando hagan falta nuevamente los invocan.
 

cirilo

Bovino adicto
#9
Ninguna guerra contra el narco, ese es el pretexto perfecto para meter a la milicia, ya que no pudieron meter muy bien a la PFP(que son militares disfrazados), así mata 2 pájaros de un tiro: mete a la milicia y queda como un presidente preocupado por la seguridad del pueblo. Es lo que sigo comentando: ellos crean los problemas y luego los resuelven públicamente, obvio que no los resuelven al 100%, solamente los atenuan por una temporada y cuando hagan falta nuevamente los invocan.
Tal pareciera que el proceder que señalas lo aprendieron de George W. Bush (¿por eso le ofrecerán a tan bajos precios las "nachas"?
 
Arriba