AMORIOS DE SANGRE

#1
Ella esperó en la rama de un árbol frente a la casa de sus próximas víctimas.
Las luces se apagaron y ella se aproximó lentamente a la ventana del living y la abrió con facilidad. Esa era una de las ventajas de atacar en un barrio seguro, nadie trababa las ventanas. Se deslizó en la oscuridad
Él miraba por detrás, fue buscando una puerta para usar, forzó un rato y adentro está. No sabía que adentro de ahí, su futura amante encontraría para si
Ella escuchó la puerta abrirse forzosamente.
De inmediato sacó su navaja y, a ciegas buscó un lugar donde esconderse.
No podía ser. Miles de casas en la ciudad y justo en la que ella estaba... Bah, no había nada de qué preocuparse. Hasta que sintió los ojos del intruso posarse en ella.
Un sentimiento cálido, de pertenencia y deseo la abrumó.
¿Qué le estaba pasando?
Él sabía que se encontraba en un lugar no solitario, pero en sus ojos había notado como su cuerpo se iba soltando.
-Hola- dijo él
-¿Quien eres?- respondió ella
-Quien te viene a ayudar- cortó moviéndose detrás de ella para su cuello sujetar
Ella no se resistió. Esa especie de control que él tenía sobre ella en ese momento la excitaba.
Le dirigió una mirada ardiente y él sonrió.
Ella estiró una mano para acariciarle la barbilla y atraerlo hacia ella.
Él cayó directo en su red, y dejó su oído frente a sus rojos labios:

-Tenemos algo que hacer. Después podremos pasar un buen rato juntos.-

Y le guiñó un ojo a quién sería el amor de su vida.
Él por un momento lo dudó, sería tan fácil encontrarse a su muerte a sabiendas del dueño que pronto aparece girando el pomo de la puerta y mirando asombrado la reunión que en su casa tenía acordado. Le tomó el cuello, casi sin instrucción y ella con su navaja su corta vida apagó
El cuerpo del dueño cae con un ruido sordo en el piso de la silenciosa casa.
Él la mira y le levanta una ceja, y mirando un sillón de aspecto bastante cómodo que se encontraba a su lado.
Ella esbozó una sonrisa cómplice y caminó lentamente hacia él, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Él la tomó de cintura desnudándola de cuerpo hacia arriba,
-Hoy serás mía de pies a cabeza; no te resistas que no dolerá... tanto-
Y continuaba quitando a gusto y placer el sostén que guardaba el regalo oculto y ansiado
Ella desabrochó la camisa de su compañero y lo besó. Ah, ese beso fue... Fue como iniciar un incendio. Él la apretó contra su cuerpo con todas sus fuerzas y ella suspiró, rogando por más.
Él la apoyo en el sillón y ella terminó de sacarle la camisa.
Los ojos de su compañero ardían y ella estaba segura de que los suyos también.
La arrojó entonces al sillón, como esperando una respuesta de ella que yacía mirándolo fijamente
Ella le acarició el pecho.

-¿Me deseas?- Preguntó.

-Ya te lo he dicho. Esta noche serás mía.-
Eso hizo que ella se descontrole por un momento.
Prácticamente saltó sobre él y comenzó a besarlo, mientras él le susurraba que ella era suya, suya y de nadie más.
Él, con las manos puestas en sus caderas comenzó a lamer su cuello, llevándola un paso más allá del placer, ella descontrolada solo halló consuelo en morder sus labios mientras con sus manos locas comenzaba a explorar más abajo de lo que ella podía dar
Entonces él se desnudó y ayudó a su compañera a seguir sus pasos.
Él se puso sobre ella y la miró directamente a los ojos.
Ella no podía más, y siguió mordiendo y besando el cuello y los hombros de su acompañante, que estaba cada vez más fuera de control.
Esa noche eterna se volvió, una y otra vez no paraban el descontrol, con una vez no bastaba, quedaban arduos de pasión.
-Tu nunca serás de nadie, solo a alguien podrás matar- dijo él
-Si yo he de morir a la tumba te vendrás conmigo-
Él se rió y ella se recostó en su pecho.
Él la tomó por la cintura y le preguntó en qué pensaba.
-En ti. Ni siquiera sé tu nombre, pero siento como si estuviéramos hechos el uno para el otro desde que me miraste por primera vez.-
El sol empezaba a filtrarse por la ventana rota, y los débiles rayos del amanecer iluminaron los ojos de ella, que lo miró por primera vez con dulzura.
-¿Matarías conmigo a los habitantes de esta ciudad? ¿Morirías conmigo, o por mí?-
Te acompañaré hasta después que llegues a la tumba...
 
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