Slgfrid
Bovino maduro
- Desde
- 11 May 2007
- Mensajes
- 281
- Tema Autor
- #1
VIOLENCIA PRODUCIDA POR EL NARCOTRÁFICO: UNA PREGUNTA SIN RESPUESTAS CLARAS ENTRE LOS CANDIDATOS
http://www.piensatuvoto.com/blog/vi...a-sin-respuestas-claras-entre-los-candidatos/
Miguel Guajardo Mendoza es economista por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). También realizó una Maestría en Administración y Políticas Públicas en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Actualmente, está por finalizar el Doctorado en Políticas Públicas en está misma institución.
Casi todos los candidatos han señalado que la estrategia del gobierno federal para combatir el narcotráfico está equivocada. Para los ciudadanos que debemos enfrentar las terribles noticias diarias sobre asesinatos múltiples, secuestros o enfrentamientos en diferentes puntos del país, esta afirmación parece ser innegable. En este momento de campañas políticas muchos esperábamos con enorme ansiedad escuchar las propuestas que tienen los candidatos para implementar estrategias más efectivas.
Conviene realizar un repaso sobre lo que se ha dicho hasta ahora acerca de este tema. En primer lugar, casi todas las propuestas de los candidatos del PRI y del PAN se han concentrado en atacar a la oferta de drogas. Entre estas propuestas se tienen: la conformación de una policía nacional profesional militarizada y honesta; la consolidación de las policías estatales únicas; la creación de una entidad de coordinación que articule los esfuerzos ahora dispersos; el fortalecimiento de las unidades de inteligencia; el combate al lavado de dinero; el incremento en los presupuestos para las dependencias vinculadas al combate contra el narcotráfico; así como la mejora en las instituciones de procuración de justicia.
Debo señalar que el argumento detrás de estas propuestas me parece desconcertante. Si el problema es que el ejército ha desatado una espiral de violencia al matar a muchos delincuentes, e incluso a muchos inocentes, así como al provocar muchos más enfrentamientos entre delincuentes, ¿por qué se supone que una policía más capaz u honesta no provocaría lo mismo? Si se manda un destacamento de policías honestos y capaces a las regiones más penetradas por el crimen organizado, la consecuencia inevitable serán los enfrentamientos.
Otro argumento es que con trabajo de inteligencia se podrían tener golpes de precisión, casi quirúrgicos, que puedan capturar a los altos mandos de las organizaciones criminales con menos bajas. Lo cierto es que los líderes pueden ser fácilmente reemplazados, algunos cárteles han sido descabezados más de 4 veces en este sexenio, sin que la organización criminal desaparezca, al contrario se han vuelto más violenta que cuando se rompió su estructura interna de mando.
El combate al lavado de dinero también ha sido un lugar común en los discursos de los candidatos. Se supone que al cortar el flujo de recursos monetarios de los grupos criminales éstos verán mermado su poder. Lo cierto es que las estructura del gobierno nacional no tienen poder directo sobre instituciones financieras de otros países. Los protocolos hasta ahora establecidos no permiten una rápida reacción ante los flujos de dinero ilegal. Pero aun suponiendo que se pudieran congelar de forma inmediata los activos financieros que se relacionaran con actividades del narcotráfico, es posible que los grupos afectados tuvieran que incrementar sus ingresos de otras actividades, como el secuestro, extorsión o tráfico de personas, para reponer estos recursos, con lo cual se incrementaría la violencia.
Por su parte, las propuestas de los partidos de izquierda señalan que si se generan empleos, se amplía el gasto social y se reduce la pobreza, entonces se reducirá el problema del crimen organizado. Este argumento también es desconcertante porque, hasta ahora la política social, ni siquiera ha logrado acabar con la pobreza y ahora se le quiere asignar un nuevo objetivo que es acabar con el crimen organizado.
Pero analicemos este argumento por partes. En primer lugar, cuando México ha conseguido abatir la pobreza a gran escala, ha sido cuando logramos tener periodos de alto crecimiento económico. Estos períodos, como el del “milagro mexicano”, generalmente son el producto de condiciones externas favorables que impulsan la demanda mundial de nuestros productos. No importa cuanta política social hagamos, ni siquiera cuánto estimulemos el mercado interno, si el mercado externo está en una franca contracción, como sucede en estos momentos, no se podrá crecer aceleradamente.
El 30% de nuestro PIB depende de las exportaciones, por lo que las tasas de crecimiento negativas en Europa, la desaceleración económica en China, así como la débil recuperación económica en Estados Unidos, hacen difícil pensar en una un crecimiento acelerado en el corto plazo. Tomará algunos años realizar las reformas necesarias para impulsar a nuestra economía, y la violencia necesita soluciones de corto plazo. Afirmar que se tiene una varita mágica para impulsar el crecimiento económico en el corto plazo y, por consecuencia, disminuir la violencia del crimen organizado suena demagógico.
Pero supongamos que se lograra abatir la pobreza y se lograra generar empleos para los jóvenes. El argumento de la izquierda es que con empleos los jóvenes no serán reclutados por las bandas del crimen organizado. Este argumento suena inconsistente por varias razones. En primer lugar si esto fuera cierto, las entidades con mayores niveles de pobreza serían las que presentaran niveles de violencia superiores, atribuible al crimen organizado. Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa y Coahuila, no son las entidades más pobres pero si son el asiento de grandes grupos criminales. Si el problema del crimen organizado fuera un problema de pobreza y desempleo, entonces, el fenómeno sería más grave en Oaxaca o Chiapas, en donde sí existe violencia por el narcotráfico pero no al nivel de otros estados del norte del país más prósperos.
El crimen organizado en México es mucho más complejo que lo que no sugiere la simple explicación de la pobreza o falta de empleo. Existen factores históricos, geográficos, económicos e incluso culturales que favorecen su auge en ciertas regiones. Cuesta trabajo pensar que el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado se detenga por la simple existencia de empleos en los que se ofrezcan salarios de 6 mil pesos al mes.
Los seres humanos nunca hemos podido contra los mercados, menos contra los de sustancias adictivas. Es paradójico, porque los mercados reflejan nuestros propios deseos, así que estamos luchando contra nuestros propios impulsos. Duele la falta de propuestas serias entre los candidatos que recurren a lugares comunes para tratar de convencernos de que saben cómo resolver este problema, cuando la verdad es que no lo saben.
En la siguiente entrega esbozaré algunas posibles propuestas hasta ahora ausentes en las plataformas políticas de todos los candidatos.
Miguel Guajardo Mendoza
@miguelguajardom
http://www.piensatuvoto.com/blog/vi...a-sin-respuestas-claras-entre-los-candidatos/
Miguel Guajardo Mendoza es economista por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). También realizó una Maestría en Administración y Políticas Públicas en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Actualmente, está por finalizar el Doctorado en Políticas Públicas en está misma institución.
Casi todos los candidatos han señalado que la estrategia del gobierno federal para combatir el narcotráfico está equivocada. Para los ciudadanos que debemos enfrentar las terribles noticias diarias sobre asesinatos múltiples, secuestros o enfrentamientos en diferentes puntos del país, esta afirmación parece ser innegable. En este momento de campañas políticas muchos esperábamos con enorme ansiedad escuchar las propuestas que tienen los candidatos para implementar estrategias más efectivas.
Conviene realizar un repaso sobre lo que se ha dicho hasta ahora acerca de este tema. En primer lugar, casi todas las propuestas de los candidatos del PRI y del PAN se han concentrado en atacar a la oferta de drogas. Entre estas propuestas se tienen: la conformación de una policía nacional profesional militarizada y honesta; la consolidación de las policías estatales únicas; la creación de una entidad de coordinación que articule los esfuerzos ahora dispersos; el fortalecimiento de las unidades de inteligencia; el combate al lavado de dinero; el incremento en los presupuestos para las dependencias vinculadas al combate contra el narcotráfico; así como la mejora en las instituciones de procuración de justicia.
Debo señalar que el argumento detrás de estas propuestas me parece desconcertante. Si el problema es que el ejército ha desatado una espiral de violencia al matar a muchos delincuentes, e incluso a muchos inocentes, así como al provocar muchos más enfrentamientos entre delincuentes, ¿por qué se supone que una policía más capaz u honesta no provocaría lo mismo? Si se manda un destacamento de policías honestos y capaces a las regiones más penetradas por el crimen organizado, la consecuencia inevitable serán los enfrentamientos.
Otro argumento es que con trabajo de inteligencia se podrían tener golpes de precisión, casi quirúrgicos, que puedan capturar a los altos mandos de las organizaciones criminales con menos bajas. Lo cierto es que los líderes pueden ser fácilmente reemplazados, algunos cárteles han sido descabezados más de 4 veces en este sexenio, sin que la organización criminal desaparezca, al contrario se han vuelto más violenta que cuando se rompió su estructura interna de mando.
El combate al lavado de dinero también ha sido un lugar común en los discursos de los candidatos. Se supone que al cortar el flujo de recursos monetarios de los grupos criminales éstos verán mermado su poder. Lo cierto es que las estructura del gobierno nacional no tienen poder directo sobre instituciones financieras de otros países. Los protocolos hasta ahora establecidos no permiten una rápida reacción ante los flujos de dinero ilegal. Pero aun suponiendo que se pudieran congelar de forma inmediata los activos financieros que se relacionaran con actividades del narcotráfico, es posible que los grupos afectados tuvieran que incrementar sus ingresos de otras actividades, como el secuestro, extorsión o tráfico de personas, para reponer estos recursos, con lo cual se incrementaría la violencia.
Por su parte, las propuestas de los partidos de izquierda señalan que si se generan empleos, se amplía el gasto social y se reduce la pobreza, entonces se reducirá el problema del crimen organizado. Este argumento también es desconcertante porque, hasta ahora la política social, ni siquiera ha logrado acabar con la pobreza y ahora se le quiere asignar un nuevo objetivo que es acabar con el crimen organizado.
Pero analicemos este argumento por partes. En primer lugar, cuando México ha conseguido abatir la pobreza a gran escala, ha sido cuando logramos tener periodos de alto crecimiento económico. Estos períodos, como el del “milagro mexicano”, generalmente son el producto de condiciones externas favorables que impulsan la demanda mundial de nuestros productos. No importa cuanta política social hagamos, ni siquiera cuánto estimulemos el mercado interno, si el mercado externo está en una franca contracción, como sucede en estos momentos, no se podrá crecer aceleradamente.
El 30% de nuestro PIB depende de las exportaciones, por lo que las tasas de crecimiento negativas en Europa, la desaceleración económica en China, así como la débil recuperación económica en Estados Unidos, hacen difícil pensar en una un crecimiento acelerado en el corto plazo. Tomará algunos años realizar las reformas necesarias para impulsar a nuestra economía, y la violencia necesita soluciones de corto plazo. Afirmar que se tiene una varita mágica para impulsar el crecimiento económico en el corto plazo y, por consecuencia, disminuir la violencia del crimen organizado suena demagógico.
Pero supongamos que se lograra abatir la pobreza y se lograra generar empleos para los jóvenes. El argumento de la izquierda es que con empleos los jóvenes no serán reclutados por las bandas del crimen organizado. Este argumento suena inconsistente por varias razones. En primer lugar si esto fuera cierto, las entidades con mayores niveles de pobreza serían las que presentaran niveles de violencia superiores, atribuible al crimen organizado. Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa y Coahuila, no son las entidades más pobres pero si son el asiento de grandes grupos criminales. Si el problema del crimen organizado fuera un problema de pobreza y desempleo, entonces, el fenómeno sería más grave en Oaxaca o Chiapas, en donde sí existe violencia por el narcotráfico pero no al nivel de otros estados del norte del país más prósperos.
El crimen organizado en México es mucho más complejo que lo que no sugiere la simple explicación de la pobreza o falta de empleo. Existen factores históricos, geográficos, económicos e incluso culturales que favorecen su auge en ciertas regiones. Cuesta trabajo pensar que el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado se detenga por la simple existencia de empleos en los que se ofrezcan salarios de 6 mil pesos al mes.
Los seres humanos nunca hemos podido contra los mercados, menos contra los de sustancias adictivas. Es paradójico, porque los mercados reflejan nuestros propios deseos, así que estamos luchando contra nuestros propios impulsos. Duele la falta de propuestas serias entre los candidatos que recurren a lugares comunes para tratar de convencernos de que saben cómo resolver este problema, cuando la verdad es que no lo saben.
En la siguiente entrega esbozaré algunas posibles propuestas hasta ahora ausentes en las plataformas políticas de todos los candidatos.
Miguel Guajardo Mendoza
@miguelguajardom