gothaniak
Bovino de alcurnia
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fuente:Cronica de hoy--José Contreras
Los panistas más cercanos a la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, pretenden convertir al ex presidente Vicente Fox en un chivo expiatorio.
Con su ofensiva en contra del ex primer mandatario, los panistas vazquezmotistas –por decirles de alguna manera— suponen que Fox es el responsable de la estrepitosa derrota que sufrió el PAN el domingo pasado en las elecciones federales y estatales.
Al hacerlo evaden su propia responsabilidad, la de algunos liderazgos dentro de Acción Nacional y la de la propia candidata presidencial.
El presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Arce, —cercano a Vázquez Mota— presentó ayer ante la Comisión de Orden del CEN del PAN una solicitud de expulsión del ex presidente Fox.
Promover la expulsión del ex presidente por hacer declaraciones que pudieron afectar la imagen del PAN en plena campaña es una actitud inquisitoria.
El pecado que los vazquezmotistas le atribuyen a Fox es supuestamente haber apoyado al candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, de las declaraciones que Fox hizo a la prensa el pasado 3 de junio no se desprende que haya sido así, pues ni siquiera mencionó ni al PRI ni al candidato por sus nombres.
Ese día, Fox dijo a los reporteros: “Yo invito al pueblo de México a esta reflexión, tenemos que alcanzar la unidad, estamos perdiendo mucho terreno como país frente a otros países, no podemos seguir así, no debemos de seguir así, debemos de cerrar filas atrás de quien vaya a ganar, no sé en este momento quién vaya a ganar, pero ya es claro que se perfila un ganador y debemos de apoyar para que podamos resolver los problemas”.
Fundamentar jurídicamente una sanción en contra de Fox con estas declaraciones será muy difícil, pues en ningún momento llamó a votar por Peña Nieto, como decían las cabezas de la inmensa mayoría de las notas publicadas ese día en los medios.
Otro pecado atribuido a Fox es la declaración del pasado 12 de abril, cuando dijo: “Mi parte racional me dice que sólo un milagro hará que el PAN no pierda la presidencia, pero mi corazón y mis deseos están con Vázquez Mota”.
Las declaraciones de Fox en plena campaña presidencial de Vázquez Mota no fueron, ciertamente, las más afortunadas, pero tampoco fueron tan graves como para provocar el desastre electoral del PAN.
La dirigencia formal del PAN, los distintos liderazgos, los integrantes del equipo de campaña y la propia Josefina Vázquez Mota deberían hacer un ejercicio de autocrítica para encontrar las causas de esa debacle, en lugar de irse por el camino fácil de buscar chivos expiatorios.
Uno de los principales responsables del naufragio es quien fue coordinador general de la campaña, Roberto Gil Zuarth.
Pero en lugar de asumir su responsabilidad, Gil prefirió declarar ayer que con sus actitudes, Vicente Fox ya quedó automáticamente fuera del PAN.
Alguien debe decirle a Gil que en realidad, Fox nunca ha estado del todo adentro del PAN.
Se destapó como precandidato a la Presidencia de la República varios años antes de la elección del 2000 al margen de la institucionalidad del PAN y luego creó una estructura paralela, denominada Amigos de Fox, de la cual se valió para ganar las elecciones.
Durante su gobierno desdeñó a los militantes del PAN. Prefirió reclutar a varios miembros de su gabinete a través de hud hunters e incluso dejó el manejo de las finanzas en manos de un militante del PRI.
Durante la reciente campaña presidencial Fox cometió un par de imprudencias verbales, de esas a las que nos acostumbró durante su gobierno.
Podría en todo caso hacerse acreedor a un exhorto, incluso a una amonestación pública.
Pero expulsarlo, y hacerlo con ello responsable de la derrota, sólo confirmaría la decadencia moral del PAN.
Los panistas más cercanos a la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, pretenden convertir al ex presidente Vicente Fox en un chivo expiatorio.
Con su ofensiva en contra del ex primer mandatario, los panistas vazquezmotistas –por decirles de alguna manera— suponen que Fox es el responsable de la estrepitosa derrota que sufrió el PAN el domingo pasado en las elecciones federales y estatales.
Al hacerlo evaden su propia responsabilidad, la de algunos liderazgos dentro de Acción Nacional y la de la propia candidata presidencial.
El presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Arce, —cercano a Vázquez Mota— presentó ayer ante la Comisión de Orden del CEN del PAN una solicitud de expulsión del ex presidente Fox.
Promover la expulsión del ex presidente por hacer declaraciones que pudieron afectar la imagen del PAN en plena campaña es una actitud inquisitoria.
El pecado que los vazquezmotistas le atribuyen a Fox es supuestamente haber apoyado al candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, de las declaraciones que Fox hizo a la prensa el pasado 3 de junio no se desprende que haya sido así, pues ni siquiera mencionó ni al PRI ni al candidato por sus nombres.
Ese día, Fox dijo a los reporteros: “Yo invito al pueblo de México a esta reflexión, tenemos que alcanzar la unidad, estamos perdiendo mucho terreno como país frente a otros países, no podemos seguir así, no debemos de seguir así, debemos de cerrar filas atrás de quien vaya a ganar, no sé en este momento quién vaya a ganar, pero ya es claro que se perfila un ganador y debemos de apoyar para que podamos resolver los problemas”.
Fundamentar jurídicamente una sanción en contra de Fox con estas declaraciones será muy difícil, pues en ningún momento llamó a votar por Peña Nieto, como decían las cabezas de la inmensa mayoría de las notas publicadas ese día en los medios.
Otro pecado atribuido a Fox es la declaración del pasado 12 de abril, cuando dijo: “Mi parte racional me dice que sólo un milagro hará que el PAN no pierda la presidencia, pero mi corazón y mis deseos están con Vázquez Mota”.
Las declaraciones de Fox en plena campaña presidencial de Vázquez Mota no fueron, ciertamente, las más afortunadas, pero tampoco fueron tan graves como para provocar el desastre electoral del PAN.
La dirigencia formal del PAN, los distintos liderazgos, los integrantes del equipo de campaña y la propia Josefina Vázquez Mota deberían hacer un ejercicio de autocrítica para encontrar las causas de esa debacle, en lugar de irse por el camino fácil de buscar chivos expiatorios.
Uno de los principales responsables del naufragio es quien fue coordinador general de la campaña, Roberto Gil Zuarth.
Pero en lugar de asumir su responsabilidad, Gil prefirió declarar ayer que con sus actitudes, Vicente Fox ya quedó automáticamente fuera del PAN.
Alguien debe decirle a Gil que en realidad, Fox nunca ha estado del todo adentro del PAN.
Se destapó como precandidato a la Presidencia de la República varios años antes de la elección del 2000 al margen de la institucionalidad del PAN y luego creó una estructura paralela, denominada Amigos de Fox, de la cual se valió para ganar las elecciones.
Durante su gobierno desdeñó a los militantes del PAN. Prefirió reclutar a varios miembros de su gabinete a través de hud hunters e incluso dejó el manejo de las finanzas en manos de un militante del PRI.
Durante la reciente campaña presidencial Fox cometió un par de imprudencias verbales, de esas a las que nos acostumbró durante su gobierno.
Podría en todo caso hacerse acreedor a un exhorto, incluso a una amonestación pública.
Pero expulsarlo, y hacerlo con ello responsable de la derrota, sólo confirmaría la decadencia moral del PAN.