Una pareja de esposos estaba de vacaciones en Río de Janeiro, hospedada en un hotel de lujo y se encontraban en el bar tomando una bebida, cuando entra una mujer exuberante, fantástica, encantadora, hermosa, hecha a mano. La esposa se dirige al marido y le dice:

- ¡Qué mujer más linda!... ¿Será que es una artista?

- No. ¿No ves que es una prostituta de lujo?

- No es posible que una mujer con ese aspecto sea una prostituta.

- ¿Querés ver? Voy allá hablar con ella, vos quédate cerca y escucha la conversación.

El marido se aproxima a la chica en el bar y pregunta:

- ¿Te puedo pagar una copa?
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- Sí, claro, acepto...
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- ¿A qué te dedicás?, tu figura es fantástica.
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- Soy “modelo”… pero estoy disponible para otras tareas, si no tenés nada que hacer podría demostrártelo haciendo lo que quieras.
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- ¿Cuánto costaría esa demostración?
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- 500 dólares.
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- ¡Caramba! Es un precio muy alto, ¿Qué harías por 100 dólares?
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- Por 100 dólares no haga nada, papito, eso es lo que pago a diario en el salón de belleza.
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El hombre se retira de la barra y se dirige hacia su mujer y le pregunta:

- ¿Viste cuál era la profesión de esta chica?
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- Si, querido, ya me di cuenta.

El día siguiente, la pareja está bajando para el desayuno, cuando el ascensor para en un piso y la chica exuberante del día anterior entra.
Ella reconoce al hombre, mira a la esposa de arriba a abajo, y le dice a él:

- ¿Ves lo que conseguiste por US$ 100?