Hermandad Xtrema
Bovino adicto
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Tras el bello rostro enmascarado de esta mujer de lucha
http://ba-k.com/next.php?id=7061510A tres años y medio del día en que ingresó al mundo de las patadas, llaves y lances, Mireya Góngora Caballero, actualmente de 22 años de edad, recuerda sonriente ese período, el cual, dice, le resultó más duro que las peleas donde ya perdió lo rectilíneo de su nariz.
Ese tiempo fue difícil porque los luchadores no la aceptaban y en su casa no estaban del todo a gusto con su decisión.
Con una máscara rosada y plata y bajo el nombre profesional de “Furia Maya”, la joven ya se presentó en varias peleas, la mayoría contra varones.
—Debido a que Yucatán tiene pocas luchadoras mis peleas son mixtas, mis oponentes son varones —explica la joven—. Actualmente sólo hay otras seis mujeres en la lucha libre local.
Mireya cursó la carrera técnica de Trabajadora Social y actualmente combina su horario entre un empleo, sus estudios universitarios de psicología y sus pocas peleas en el ring.
Es vecina de la colonia Chichén Itzá e hija del matrimonio formado por una paciente ama de casa originaria de Baca y un tornero a quien le gustan el boxeo y la lucha libre, pero que casi se desmaya cuando la menor de sus tres hijas le reveló su deseo de subir al cuadrilátero.
—Mi afición por la lucha libre surgió cuando yo tenía siete años de edad y toda la familia se reunía frente al televisor para ver las peleas —relata “Furia Maya”, quien de niña no jugaba en el recreo para no manchar su ropa, como pedía su madre.
—Yo cursaba la secundaria cuando hice el primer intento de lograr ese propósito, me inscribí temporalmente a un grupo de lucha grecorromana y olímpica.
—Inicialmente mis padres no aceptaron mi decisión de ingresar a la lucha libre. Me retiraron la gastada, exigieron que primero terminara mis estudios y cumpliera mis labores en la casa —recuerda la joven.
Con sus ahorros compró sus primeros pantalones y zapatos tenis de entrenamiento; combinó sus horarios para tener tiempo de entrenar en el gimnasio.
Al ver esa determinación, sus padres, resignados, la apoyaron en su propósito.
—A los 18 años entré al gimnasio León Negro, en la colonia Santa Rosa. Una de mis hermanas fue conmigo a presentar mi solicitud. Se asustó al ver las condiciones y el ambiente del lugar y me pidió que desistiera.
—Mi primer día en el gimnasio fue terrible, mi novatada fue hacer 100 abdominales y 100 sentadillas. Creyeron que ya no regresaría, pero al día siguiente me presenté de nuevo y empecé con mi primer entrenador, el luchador Kukulcán.
—Mi horario era de seis de la tarde a ocho de la noche —dice.
En ese tiempo ella trabajaba en el Consejo Tutelar de Menores y tenía un horario complicado. Al ver esa determinación, sus compañeros luchadores le tomaron aprecio y le revelaron secretos del oficio.
—Para ellos era incómoda mi presencia en el gimnasio, sentían invadido su espacio. Yo también estaba incómoda ante tantos varones luchadores.
Mireya Góngora Caballero, de 22 años de edad, se dice preocupada por la pobreza en Yucatán, con la cual chocó de frente cuando estudiaba para Trabajadora Social y visitó poblados del interior del Estado. Escuchó y vio tragedias derivadas de esas condiciones.
—Me gustaría ser una luchadora famosa y tener mucho dinero para crear una fundación de apoyo a esas familias —expresó Mireya, quien como informamos ayer, con una máscara rosada y plata y bajo el nombre profesional de “Furia Maya”, ha sostenido varias peleas, la mayoría contra varones.
La luchadora rechaza el machismo, quien se case con ella tendrá que resignarse a verla trepada en los encordados para lanzarse contra un enemigo y aplicarle la “desmembradora” o la “duplex”, dos de sus llaves favoritas.
Sólo a uno de sus pretendientes le reveló que es luchadora, lo hizo porque aquel le desagradaba y esa era la forma de hacerlo huir. “Cuando formalice un noviazgo no le ocultaré a mi pareja mi afición, él tiene que saber la verdad”.
El matrimonio y la maternidad son las principales razones por las que desisten las mujeres en ese duro y mal pagado oficio. Es más alta la renta del ring que la nómina completa de todos los luchadores que intervienen en una presentación.
“Furia Maya” está en el grupo de los luchadores “técnicos”, aquellos que pelean limpio para ganarse aplausos. En el otro extremo están los “rudos”, quienes buscan el abucheo del público.
Ella debutó en una presentación mixta en el parque de Cinco Colonias, haciendo pareja con “Eterno”. Enfrentaron a “Kukulcán”, su antiguo profesor, y “Angelus”, otra luchadora.
—Eso no me preocupaba, mis nervios eran porque quería ofrecer un buen espectáculo al público, entre los que estaban mis padres, mis hermanas y otros conocidos portando carteles con mi nombre y dando gritos de ánimo.
—En esa pelea me sangró la nariz, me la limpié inmediatamente para que mi madre no lo viera y se asustara.
—Lo mejor de esa noche fue que el ring estaba frente a la secundaria donde años atrás me hice el propósito de ser luchadora, y confirmé que si tienes un objetivo claro y luchas por alcanzarlo, entonces lo conseguirás
Furia Maya nunca se quita la máscara en público, siempre se la coloca cuando sale de su casa.
"Realmente se siente muy satisfactorio andar enmascarada por las calles, la gente te queda viendo y le llama la atencion que cubro mi bello rostro con una linda y detallada máscara de lucha mexicana. Es un orgullo para mi portarla y no mostrar mi cara "
“Furia Maya” se rehusa a ser fotografiada sin máscara. Es morena, delgada, de ojos negros y blanca sonrisa
Les dejo un video de ella, en una pequeña entrevista:
http://www.yucatan.com.mx/multimedia/videos/DVideos.asp?f=20100801&tipo_vi=2&tdv=2&id_video=4672&seccion_vid=10
http://ba-k.com/next.php?id=7061510A tres años y medio del día en que ingresó al mundo de las patadas, llaves y lances, Mireya Góngora Caballero, actualmente de 22 años de edad, recuerda sonriente ese período, el cual, dice, le resultó más duro que las peleas donde ya perdió lo rectilíneo de su nariz.
Ese tiempo fue difícil porque los luchadores no la aceptaban y en su casa no estaban del todo a gusto con su decisión.
Con una máscara rosada y plata y bajo el nombre profesional de “Furia Maya”, la joven ya se presentó en varias peleas, la mayoría contra varones.
—Debido a que Yucatán tiene pocas luchadoras mis peleas son mixtas, mis oponentes son varones —explica la joven—. Actualmente sólo hay otras seis mujeres en la lucha libre local.
Mireya cursó la carrera técnica de Trabajadora Social y actualmente combina su horario entre un empleo, sus estudios universitarios de psicología y sus pocas peleas en el ring.
Es vecina de la colonia Chichén Itzá e hija del matrimonio formado por una paciente ama de casa originaria de Baca y un tornero a quien le gustan el boxeo y la lucha libre, pero que casi se desmaya cuando la menor de sus tres hijas le reveló su deseo de subir al cuadrilátero.
—Mi afición por la lucha libre surgió cuando yo tenía siete años de edad y toda la familia se reunía frente al televisor para ver las peleas —relata “Furia Maya”, quien de niña no jugaba en el recreo para no manchar su ropa, como pedía su madre.
—Yo cursaba la secundaria cuando hice el primer intento de lograr ese propósito, me inscribí temporalmente a un grupo de lucha grecorromana y olímpica.
—Inicialmente mis padres no aceptaron mi decisión de ingresar a la lucha libre. Me retiraron la gastada, exigieron que primero terminara mis estudios y cumpliera mis labores en la casa —recuerda la joven.
Con sus ahorros compró sus primeros pantalones y zapatos tenis de entrenamiento; combinó sus horarios para tener tiempo de entrenar en el gimnasio.
Al ver esa determinación, sus padres, resignados, la apoyaron en su propósito.
—A los 18 años entré al gimnasio León Negro, en la colonia Santa Rosa. Una de mis hermanas fue conmigo a presentar mi solicitud. Se asustó al ver las condiciones y el ambiente del lugar y me pidió que desistiera.
—Mi primer día en el gimnasio fue terrible, mi novatada fue hacer 100 abdominales y 100 sentadillas. Creyeron que ya no regresaría, pero al día siguiente me presenté de nuevo y empecé con mi primer entrenador, el luchador Kukulcán.
—Mi horario era de seis de la tarde a ocho de la noche —dice.
En ese tiempo ella trabajaba en el Consejo Tutelar de Menores y tenía un horario complicado. Al ver esa determinación, sus compañeros luchadores le tomaron aprecio y le revelaron secretos del oficio.
—Para ellos era incómoda mi presencia en el gimnasio, sentían invadido su espacio. Yo también estaba incómoda ante tantos varones luchadores.
Mireya Góngora Caballero, de 22 años de edad, se dice preocupada por la pobreza en Yucatán, con la cual chocó de frente cuando estudiaba para Trabajadora Social y visitó poblados del interior del Estado. Escuchó y vio tragedias derivadas de esas condiciones.
—Me gustaría ser una luchadora famosa y tener mucho dinero para crear una fundación de apoyo a esas familias —expresó Mireya, quien como informamos ayer, con una máscara rosada y plata y bajo el nombre profesional de “Furia Maya”, ha sostenido varias peleas, la mayoría contra varones.
La luchadora rechaza el machismo, quien se case con ella tendrá que resignarse a verla trepada en los encordados para lanzarse contra un enemigo y aplicarle la “desmembradora” o la “duplex”, dos de sus llaves favoritas.
Sólo a uno de sus pretendientes le reveló que es luchadora, lo hizo porque aquel le desagradaba y esa era la forma de hacerlo huir. “Cuando formalice un noviazgo no le ocultaré a mi pareja mi afición, él tiene que saber la verdad”.
El matrimonio y la maternidad son las principales razones por las que desisten las mujeres en ese duro y mal pagado oficio. Es más alta la renta del ring que la nómina completa de todos los luchadores que intervienen en una presentación.
“Furia Maya” está en el grupo de los luchadores “técnicos”, aquellos que pelean limpio para ganarse aplausos. En el otro extremo están los “rudos”, quienes buscan el abucheo del público.
Ella debutó en una presentación mixta en el parque de Cinco Colonias, haciendo pareja con “Eterno”. Enfrentaron a “Kukulcán”, su antiguo profesor, y “Angelus”, otra luchadora.
—Eso no me preocupaba, mis nervios eran porque quería ofrecer un buen espectáculo al público, entre los que estaban mis padres, mis hermanas y otros conocidos portando carteles con mi nombre y dando gritos de ánimo.
—En esa pelea me sangró la nariz, me la limpié inmediatamente para que mi madre no lo viera y se asustara.
—Lo mejor de esa noche fue que el ring estaba frente a la secundaria donde años atrás me hice el propósito de ser luchadora, y confirmé que si tienes un objetivo claro y luchas por alcanzarlo, entonces lo conseguirás
Furia Maya nunca se quita la máscara en público, siempre se la coloca cuando sale de su casa.
"Realmente se siente muy satisfactorio andar enmascarada por las calles, la gente te queda viendo y le llama la atencion que cubro mi bello rostro con una linda y detallada máscara de lucha mexicana. Es un orgullo para mi portarla y no mostrar mi cara "
“Furia Maya” se rehusa a ser fotografiada sin máscara. Es morena, delgada, de ojos negros y blanca sonrisa
Les dejo un video de ella, en una pequeña entrevista:
http://www.yucatan.com.mx/multimedia/videos/DVideos.asp?f=20100801&tipo_vi=2&tdv=2&id_video=4672&seccion_vid=10